Pninei Halajá

09- «Recordarás» (Zajor): los fundamentos de la fe.

En el precepto «Recordarás el Shabat para santificarlo» (Shemot 20:7) se nos ordenó recordar los fundamentos de la fe. Por lo tanto el precepto del Shabat aparece como cuarto de los diez mandamientos. En el primero se nos ordena creer en HaShem, tal como está escrito (Shemot 20:2): «Yo soy el Eterno tu Dios que te sacó de la tierra de Egipto y de la casa de la esclavitud«. En el segundo nos prohíbe la adoración de ídolos, tal como está escrito «No tendrás otros dioses delante de mí. No harás para tí ninguna imagen… no te postrarás ante ellas ni las servirás«. En el tercer mandamiento se nos ordena honrar Su nombre y no jurar por éste falsos juramentos. En el cuarto mandamiento se nos ordena el Shabat que es el día que expresa en la práctica los fundamentos de la fe (Najmánides a Shemot 20:7). Dijeron nuestros sabios en el Zohar que todas las reglas de la fe israelita así como sus secretos están  vinculados al Shabat (II 92:1, III 94:2, 288:2).

En Shabat recordamos dos fundamentos. El primero es la creación del mundo, ya que el Shabat es el testimonio de que Hashem creó el mundo en seis días y cesó el día séptimo y desde entonces vivifica y sostiene al mundo. El segundo es que HaShem sacó a Su pueblo de Egipto y entonces fue revelado que el Eterno no solo creó el mundo, sino que además es providente y lo dirige, castiga a los malvados, premia a los justos y eligió al Pueblo de Israel  para que sea Su pueblo, para que por su intermedio se manifieste Su providencia en el mundo.

Dijeron nuestros sabios (Mejilta) que en el precepto «Recordarás el Shabat para santificarlo» se nos ordenó recordar el séptimo día durante todos los días de la semana, mediante los diferentes preparativos para su celebración. Asimismo, cuando los levitas cantaban en el Templo de Jerusalém el salmo del día, lo comenzaban recitando la fórmula «hoy es el primer día para el Shabat» (domingo), «hoy es el segundo día de Shabat» (lunes) y así el resto de los días. Esto implica que los días hábiles no tienen importancia intrínseca sino que adquieren su relevancia y significado a partir del Shabat. Es un hecho que en la lengua hebrea, que es la lengua sagrada, los seis días de la semana se denominan en relación a su cercanía con el Shabat (primero, segundo etc.). Esto no es así en el idioma inglés, francés y en otras lenguas, en las que cada día tiene un nombre propio, generalmente rememorando diferentes deidades paganas sin conexión alguna con el Shabat (Rambán a Shemot 20:7)[1].

El precepto de «Recordar» lo cumplimos principalmente mediante el kidush en el cual recordamos sintéticamente el tema del Shabat. Nuestros sabios ordenaron recitarlo con una copa de vino contiguo a la comida para que así el Shabat sea recordado alegre y placenteramente, tal como está escrito (Ishaiahu 58:13): «Y llamarás al Shabat día de deleite» (ver adelante capítulo 6 incisos 3 y 10).

Si bien el precepto de «Recordar» lo cumplimos fundamentalmente mediante el Kidush, el precepto indica que todo el Shabat sea santificado tal como está escrito: «Recordarás el Shabat para santificarlo» de modo tal que todo el día esté dedicado a cuestiones de santidad, al estudio de la Torá y aprender de las palabras de los sabios (Rambán a Shemot 20:7, más adelante capítulo 5 incisos 1-5).


[1]. La lengua portuguesa es una interesante excepción a esta generalidad (n. de t.)

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