Pninei Halajá

12 – Lo que está permitido y prohibido leer.

Está prohibido leer contratos de compra-venta o documentos en Shabat, estados de cuenta del banco, cuentas de electricidad o agua, precios que figuran en un anuncio o junto a los artículos en el escaparate. Todo aquel que lee estas cosas se ocupa de cuestiones mundanas en Shabat (Rosh). Además, se teme que leer estas cuestiones lleve a la persona a escribir o borrar (Rambám).

En opinión de Rambám, en Shabat sólo se pueden leer cuestiones relativas a la santidad y se prohíbe leer cuestiones mundanas inclusive estudiar ciencias, para no actuar en Shabat como en un día de la semana y que al final por distracción se termine escribiendo. Empero, en la práctica se acostumbra a actuar conforme a la opinión mayoritaria de los juristas (Rashí, Rabí Itzjak Hazakén, Rosh) quienes consideran que lo que está prohibido es lo relativo a cuentas y cuestiones comerciales y a los efectos de que no se lean prohibieron también leer cuestiones mundanas carentes de importancia. Empero se permite leer cuestiones mundanas de importancia, por ejemplo, aquellas relativas al cuidado corporal tales como dietas saludables o los contenidos nutritivos impresos en las cajas de los alimentos. Asimismo, se permite también estudiar ciencias y otras áreas del saber.

Está prohibido leer cuestiones mundanas cualesquiera o cuentos sin importancia; mas quien se deleita en ello podrá hacerlo pero de modo casual, pues los sabios no decretaron sobre lecturas placenteras. Empero, cuentos de ficción que generan pesar o preocupación no se deben leer en Shabat (Mishná Berurá 306:38, 307:3). En principio los relatos tristes de la historia judía o de la biografía de grandes justos se pueden leer ya que implican estudio de Torá y ética, aunque es preferible reservar para Shabat cosas más alegres.

Por la base de la ley se permite leer cuestiones de sabiduría en los periódicos y quien se deleita leyendo noticias y comentarios periodísticos puede hacerlo de modo casual, pero se prohíbe leer noticias que producen pesar. Se permite leer artículos generales sobre la economía que no son guías prácticas respecto de qué hacer, pero se prohíbe leer artículos que indican cómo debe procederse en los negocios o inversiones. Se prohíbe también leer propagandas de artículos que quizás se adquieran en el futuro.

Si bien tal como aprendimos se permite leer partes del periódico, es correcto abstenerse de hacerlo en Shabat por estar llenos de propagandas y noticias que afligen por lo que es difícil diferenciar lo permitido de lo prohibido. Además, la lectura de periódicos consume el tiempo destinado al estudio sabático de Torá. Solamente se permite leer las cuestiones de sabiduría y noticias que no afligen en el excusado.

Se permite publicar y leer propagandas de objetos para el cumplimiento de preceptos en los boletines de Shabat, por ejemplo, libros de temas sagrados o casas en los ishuvim o hitnajaluiot (asentamientos). Cuando el precio de estos artículos es barato y su publicación puede estimular al lector a cumplir un precepto, se permite tanto publicar el precio como leerlo en Shabat (ver Mishná Berurá 306:55, 307:1, 323:20).

Los sabios prohibieron leer en Shabat la lista de invitados a un banquete o el menú a ser servido pues esta lectura se asemeja a la de documentos, y además, se teme que la persona corrija la lista escribiendo o borrando a los efectos de no equivocarse a la hora de conciliar el número de comensales y la cantidad de comida (Talmud Babilonio Tratado de Shabat 149(A), Shulján Aruj 307:12-13). Empero, cuando la conciliación es muy necesaria  a los efectos de servir una comida sabática o para evitar ofensas personales, se nos permite servirnos de esa lista ya que hoy en día disponemos de abundantes alimentos y no se preparan números exactos de porciones sino que siempre se hace de más; por lo tanto la tensión en torno a la lista es menor y no se teme que las personas terminen escribiendo. Empero, si el encargado de la comida está muy tenso, es correcto que revise la lista junto a otra persona para quedar a salvo de escribir por error.

El encargado («Gabai») de la sinagoga tiene permitido llamar a la Torá de una libreta o manojo de tarjetas por cuanto que es con el fin de cumplir con un precepto. No se debe temer que la persona borre o escriba pues se encuentra en un sitio público y si por olvido llegase a escribir – las personas a su alrededor le recordarán que es Shabat. Asimismo, el encargado de la sinagoga puede leer los nombres de las personas que suben a la Torá de una lista confeccionada por la familia que celebra ese sábado una alegría. Empero, si estos quieren cambiar la lista, no se habrá de revisar sin que medie la presencia de al menos otra persona, de modo tal que si por error se procede a anotar algo – la otra persona presente recordará que se está en sábado.

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