Pninei Halajá

13. Los tres pasos hacia atrás.

Tras finalizar el rezo hay que inclinarse hasta que todas las vértebras de la columna vertebral sobresalgan y en esa postura retroceder tres pasos. Luego, mientras se está inclinado se gira levemente a la izquierda y se dice «Osé Shalom Bimromav«, luego se gira levemente a la derecha y se dice «Hú Iaasé Shalom Aleinu«, luego aún inclinado se orienta hacia adelante y se dice «Veal Kol Israel Veimrú Amén» y luego se endereza. Muchos acostumbran a decir después «Iehí Ratzón» para la pronta reconstrucción del Templo, pues el rezo sustituye la ofrenda diaria permanente que allí se sacrificaba y entonces pedimos poder nuevamente realizarlo como antaño (Shulján Aruj Ramá 123:1).

Nuestros sabios dijeron que quien no concluye su rezo correctamente, esto es, retrocediendo tres pasos y recitando «Osé Shalom«, merecería no haber  rezado (Talmud Babilonio Iomá 53(B)). Esto se debe a que si no se retira de modo correcto significa que no entendió cabalmente que estuvo parado ante el Rey de Reyes, El Santo Bendito Sea y por lo tanto faltó el respeto a la plegaria.

Al retroceder se debe levantar primeramente el pie izquierdo que es el débil y de esa manera demuestra que le es difícil separarse del rezo. Cada paso debe ser de la longitud del pie, tal que quede el dedo gordo de un pie junto al talón del otro. Este es el orden de los pasos a dar: primero se da un paso corto hacia atrás con el pie izquierdo, tal que quede detrás del pie derecho. Luego, con el pie derecho se da un paso más largo hacia atrás tal que el pie derecho quede detrás del izquierdo. Para finalizar, se da un paso corto hacia atrás con el pie izquierdo tal que ambos pies queden en la misma línea. Con los pies juntos y a la misma altura comenzará a recitar «Osé Shalom«.

Es importante no dar pasos menores que «dedo gordo con talón» pues hay opiniones que sostienen que menos que eso no se consideran pasos (Maguén Abraham). Si el orante no tiene espacio para dar tres pasos hacia atrás, podrá hacerlo hacia los costados, tal que cada paso pueda ser de la longitud de dedo gordo (de un pie) con el talón (del otro) (Aruj Hashulján 123:5). En caso de necesidad o premura, si no hay espacio para retroceder o ir hacia los costados, se puede confiar en la opinión de aquellos que sostienen que los pasos pueden ser más pequeños. Empero, estos no serán menos de tres, pues por su intermedio el orante se separa o se despide de su presencia ante el Rey (Bait Jadash, ver Mishná Berurá 123:14). Asimismo es conveniente que los pasos no sean demasiado largos para que no parezca que desea alejarse del Rey (Ramá 123:3, ver Mishná Berurá 16).

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