Pninei Halajá

01. La ablución de manos («Netilat Iadaim»)

Una mujer que se dispone a rezar la oración individual silenciosa («Amidá») debe purificarse, por lo tanto es preceptivo que haga «netilat iadaim» antes del servicio. Empero existe una diferencia entre quien tiene la certeza de que sus manos están sucias y quien ignora si sus manos se ensuciaron.

Quien tiene la certeza de que sus manos están sucias, como en el caso de quien fue al baño o tocó partes habitualmente cubiertas del cuerpo que suelen estar sucias por efectos del sudor, debe lavarse las manos antes de rezar. A priori, es bueno lavarlas con un recipiente («kelí») tal como se lavan antes de comer, empero a posteriori si las lavó con agua y sin recipiente cumplió igualmente con el deber de preparación previa al rezo ya que lo principal del precepto es que las manos estén limpias de cara a la oración.

Si no hay agua en las inmediaciones, la mujer en cuestión  deberá esforzarse y caminar hasta una distancia equivalente a un «mil» (912 mts.) para hacer la ablución anterior al rezo. Si a esa distancia tampoco hay agua o si la hay mas  por hacerlo se le puede hacer tarde para rezar, es decir pasará la hora establecida para el rezo, habrá de frotar sus manos en la arena o sobre su ropa para quitar de éstas todo resquicio de suciedad y así habrá de rezar (Shulján Aruj 92:4, Mishná Berurá 92:20, Peninei Halajá 5:2).

Los juristas debatieron si debe o no lavarse las manos en un caso neutro, en el que por un lado la mujer que se dispone a rezar no lavó sus manos últimamente, y por el otro no recuerda si tocó cosas sucias o partes cubiertas del cuerpo. Por lo tanto, si hay agua en las cercanías, que se las lave, de no haberla no precisa lavárselas y puede respaldarse en aquellos juristas que entienden que manos en estado normal no requieren ablución antes de rezar. Para mayor seguridad es bueno que frote sus manos sobre su ropa (Shulján Aruj 92:5, 233:2, Mishná Berurá 92:26, Beur Halajá «ואם «).

En el caso de una mujer que salió del baño, se lavó las manos y después tuvo el cuidado de no tocar ninguna parte cubierta del cuerpo, no precisa hacer la ablución para rezar. Empero si no prestó atención debe volver a hacerla y de no haber agua en ese lugar, dado que no tiene la certeza de que sus manos estén sucias puede rezar sin ablución de por medio.

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