Pninei Halajá

05. Las inclinaciones durante el rezo.

Los sabios establecieron que debemos inclinarnos en cinco lugares del rezo, primeramente en el inicio y finalización de la bendición de los patriarcas («Maguén Abraham«); al inicio y final de la bendición del agradecimiento («Modim«) y al finalizar el rezo cuando se retroceden los tres pasos. Nuestros sabios instituyeron inclinarse en estas dos bendiciones pues son las más importantes y aquellas en las que resulta más necesario concentrarse (ver Shulján Aruj 101:1, Mishná Berurá 3). Quien se inclina al principio o final de otras bendiciones se le enseña a no hacerlo para no quitarle sentido al decreto de los sabios y no parecer como quien se jacta de ser más pío que los demás orantes. Sin embargo, en el medio de cada una de las bendiciones, está permitido inclinarse (Shulján Aruj 113(A), Mishná Berurá 2, ver Peninei Halajá Tefilá 17:3).

El orante se debe inclinar al recitar el inicio de la bendición, «Baruj Atá«, y se debe enderezar al pronunciar el Nombre de D´s. En la bendición de «Modim» se debe inclinar al recitar «Modim Anajnu Laj» y enderezar al pronunciar el Nombre de D´s (Shulján Aruj 113:7, Mishná Berurá 12. Respecto de la inclinación al final del rezo ver adelante halajá 11).

La inclinación debe ser tal que todas las vértebras de la columna vertebral sobresalgan en la espalda de la orante. Se debe inclinar también la cabeza y la espalda hasta que lleguen a la altura que está entre su corazón y sus caderas más no inclinará su cabeza hasta la de su cinturón pues se vería jactancioso.

La inclinación debe ser rápida para mostrar así disposición y diligencia ante D´s mientras que al incorporarse el enderezamiento debe ser lento, mostrando así voluntad de permanecer inclinado (Shulján Aruj 113:6).

Una anciana o enferma a quienes les resulta difícil inclinarse habrán de inclinar sus cabezas en la medida de lo posible (Shulján Aruj 113:5).

Hay dos costumbres respecto de la manera de inclinarse: según la usanza ashkenazí, al decir «Baruj» se flexionan las rodillas y al decir «Atá» la persona se inclina hasta que sobresalen todas las vértebras de la espalda. En «Modim«, que no se dice primeramente «Baruj«, hay que inclinar la espalda sin flexionar primeramente las rodillas (Mishná Berurá 113:12, ver Kitzur Shulján Aruj 18:1).

La usanza sefaradí se basa en las enseñanzas del Arí z´´l según las cuales la inclinación debe proceder en dos etapas: en la primera inclinando el cuerpo (sin flexionar las rodillas) y luego la cabeza e igualmente  al enderezarse, primero el cuerpo y luego la cabeza (Kaf HaJaím 113:21).

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