Pninei Halajá

05.  Haftará (la porción de lectura de los profetas).

Nuestros sabios dispusieron que además de la Torá, se lea también un pasaje de los profetas que esté vinculado a lo que se leyó de la ley de Moshé, recitándose una bendición antes y cuatro bendiciones después de la lectura.

Esta lectura fue instituida en virtud de una medida persecutoria que prohibía a los judíos leer la Torá en días del segundo Templo. Dado que este decreto no incluía la prohibición de la lectura de los profetas, los sabios de esa generación ordenaron sustituir la lectura original de la Torá de Moshé por los de los libros proféticos de un modo semejante a la de la primera, con siete personas que pasan a leer y con el recitado de bendiciones antes y después. Una vez que el decreto persecutorio fue derogado y los judíos volvieron a leer la Torá, se estableció que se continúe leyendo a los profetas cada sábado e inclusive se instituyeron bendiciones a recitar antes y después de la lectura. Dado que en días de la persecución pasaban a leer al profeta siete personas y cada uno leía como mínimo tres versículos, en esta nueva etapa se definió que la Haftará no podía consistir de menos de veintiún versículos. En caso de que el pasaje a ser leído contenga un número de versículos menor al mínimo se lee de todas maneras hasta concluir con el mismo (Shulján Aruj 284:1, Mishná Berurá 2).

A los efectos de que la lectura de la Haftará no parezca similar en jerarquía a la de la Torá, nuestros sabios dispusieron que quien pasa a leer a los profetas debe primeramente leer algunos versículos de la Torá («maftir»), para que de esa manera quede claro que la segunda lectura no es una unidad independiente y equivalente a la primera, sino que en virtud de lo que leyó primeramente puede luego adicionar la lectura de los profetas.

Hay quienes opinan que la lectura de la Haftará debe ser llevada a cabo de un libro de los profetas escrito con tinta y sobre un pergamino, similar al de un rollo kasher de la Torá (Levush). Muchos juristas de las últimas generaciones escribieron que también se puede leer la Haftará de un libro impreso y bueno es leerla de uno en el cual están impresos todos los capítulos del profeta en cuestión. Empero si no hay disponible semejante tomo, se puede leer la Haftará de un libro en el cual figuran únicamente los versículos a leer como es el caso de nuestros «jumashim» (Mishná Berurá 284:1).

Quien sube a la Torá como «Maftir» debe ser quien lea la Haftará y el público debe prestar atención a su lectura. Aquél que quiera leer en voz baja junto al «Maftir» puede hacerlo siempre y cuando no impida a quienes están sentados junto a él escuchar la Haftará en voz alta (Mishná Berurá 284:11 y Beur Halajá).

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