Pninei Halajá

2 – Las cuatro porciones de lectura de la Torá

Nuestros sabios dispusieron que leamos cuatro porciones de la Torá, a saber: «Shkalim» (Siclos), «Zajor» (Recuerda), «Pará» (Vaca Roja) y «Hajodesh» (El mes). Estas son leídas durante los sábados del mes de Adar mientras que la primera específicamente suele leerse el sábado previo al inicio de este mes (Adar).

En los sábados en cuestión, se retiran del arca de la sinagoga dos rollos de la Torá, en el primer Rollo se lee la porción semanal y siete personas son invitadas a esa lectura, mientras que en el segundo Rollo se lee a modo de «Maftir» (pasaje previo a la Haftará), una de las cuatro porciones ante mencionadas. Dado que la Haftará o pasaje de los profetas que se lee, debe estar relacionada temáticamente con el pasaje de la Torá que leyó el «Maftir«, en estos cuatro sábados el tema de la lectura de los profetas, está vinculado al de la porción especial de ese sábado, que se leyó en el segundo Sefer Torá y no a la porción semanal que se leyó en el primero.

En el primero de los cuatro sábados, se lee la porción de “Shekalím” (Números 28:9-15). Esta lectura fue establecida a los efectos de recordar a la grey, el aporte o donación del medio siclo de plata anual, destinado a la adquisición de los animales necesarios para las ofrendas públicas, que tenían lugar en el Templo de Jerusalém. Dado que a partir del mes de Nisán la compra de animales debía efectuarse de los nuevos aportes, se dispuso la lectura de esta porción un mes antes, a fin de recordarle al público que traiga su donativo en fecha. Si bien hoy en día el Templo está destruido y no tenemos el mérito de efectuar en él ofrendas, leemos la porción de «Shkalim» como forma de preservar su recuerdo (ver Mishná Berurá 685:1, Mikraei Kodesh 3).

La segunda porción es la de «Zajor» (Deuteronomio 25:17-9). Al leerla cumplimos con el precepto de la Torá, de recordar lo que nos infligió el pueblo de Amalek. Nuestros sabios dispusieron leer este pasaje previo a Purim, pues en esta fiesta celebramos el cumplimiento del precepto de eliminar al malvado Hamán, quien era de descendencia amalecita.

La tercera porción es la de «Pará» (Números 19:1-22), en la que aprendemos el método de purificación de toda impureza, lo que habría de permitir ingresar al sagrado recinto del Santuario y elevar sacrificios. Nuestros sabios dispusieron que este pasaje se lea próximo al inicio del mes de Nisán, para que nos purifiquemos y preparemos para ofrendar el sacrificio de Pesaj. Si bien hoy no tenemos el Templo en pie, leemos esta porción para preservar su recuerdo.

La cuarta porción es la de «Hajodesh» (Éxodo 12:1-20), en la que se recuerdan los temas de la consagración del novilunio y leyes relativas a Pesaj. Esta porción se debe leer en vísperas del inicio del mes de Nisán, pues este es el primero del conteo de los meses del año y además, al leerla, estimula e incentiva nuestra preparación para cumplir con la fiesta de Pesaj y sus distintos preceptos.

Cuando Rosh Jodesh (el novilunio de) Adar o Nisán cae en Shabat, se retiran del arca de la sinagoga tres rollos de la Torá, en el primero se lee la porción de la semana, en el segundo se lee respecto de las leyes del novilunio (lectura especial de Rosh Jodesh) y en el tercero la porción especial, «Shkalim» en el novilunio de Adar y «Hajodesh» en el novilunio de Nisán.

Según la mayoría de los juristas, la lectura de «Zajor» es un precepto de la Torá y por lo tanto requiere de mayor esmero que las otras tres (tal como veremos más adelante en el inciso 6). Hay quienes opinan que también la lectura de la porción de «Pará» es precepto de la Torá, por lo que su lectura es también llevada a cabo con mayor meticulosidad.

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