Pninei Halajá

02. Los preparativos previos al Shabat.

01- Preparando el Shabat.

Los seis días hábiles y el Shabat están conectados entre sí, pues así como en el hombre encontramos cuerpo y alma, de la misma forma la semana posee cuerpo y alma. Los días laborables son el cuerpo y el Shabat es el alma. Así como en el hombre completo, cuerpo y alma actúan conjuntamente en armonía, de modo tal que el cuerpo recibe su inspiración del alma y le posibilita a ésta manifestarse en el mundo físico; de la misma forma el nexo entre los seis días hábiles y el Shabat es estrecho. Durante los seis días hábiles preparamos todo lo necesario para el Shabat y de esa forma ellos se elevan y santifican, abrevando de éste su valor.

Nuestros sabios dijeron (Tratado de Beitzá 16(A)) respecto del anciano Shamai, que todos los días de la semana «comía en honor al Shabat». Si veía en el mercado un animal bueno decía «para Shabat»; si veía otro en mejor estado comía el primero durante la semana y dejaba el mejor para Shabat. Por lo tanto, todos los días de la semana comía el alimento menos bueno pues el mejor lo guardaba para Shabat. Esto implica que todos los días de la semana comía en honor al Shabat, procurando siempre la mejor forma de honrar el séptimo día y consagrarlo. En cambio, el anciano Hilel actuaba de modo diferente ya que su máxima era que todos los actos se deben realizar por amor a HaShem («Leshem Shamaim»). Él tenía por costumbre honrar y consagrar todos los días de la semana, tal como está escrito (Salmos 68:20): «Bendito sea Hashem día a día». Por esta razón, cada vez que se le presentaba un alimento sabroso en un día hábil lo ingería pues confiaba en Hashem en cuanto a que así como le dio la posibilidad de comer un platillo sabroso en la semana, de la misma forma ya le presentará la oportunidad de comer otro aún mejor para el Shabat. De esa manera honraba y valoraba acertadamente cada día de la semana (Rashí ahí, Rambán a Shemot 20:8).

Los juristas escribieron que también en opinión de Hilel, normalmente es correcto actuar como Shamai y guardar el mejor alimento para Shabat, empero él era especial en cuanto a lo firme de su confianza o «Bitajón» en HaShem y estaba seguro que el Eterno le proveería del mejor platillo para Shabat. Sin embargo, una persona que no tiene igual grado de confianza en la Divina Providencia, debe honrar el Shabat guardando el mejor alimento para ese día (Mishná Berurá 250:2).

En nuestros días, esta práctica no tiene mayor sentido pues en las tiendas hay alimentos en abundancia durante todos los días de la semana; y no hay razón para temer que si ingerimos algo sabroso durante la semana no lo podremos encontrar nuevamente previo al Shabat. Por lo tanto, lo correcto es planificar las compras de manera tal que  los alimentos sabáticos sean los mejores.

Durante la realización de las compras es bueno recitar «Lijvod Shabat Kodesh» (en honor al sagrado Shabat) ya que es parte del precepto de «Recordarás» (Rambán ídem), y es bueno probar los alimentos durante su preparación  para asegurarse que alcancen su mejor sabor  y de esa manera deleitar el Shabat (Maguén Abraham 250:1, citando al Arízal, Mishná Berurá 2).

02- El viernes.

Si bien es menester preparar el Shabat todos los días de la semana, lo principal de los preparativos debe realizarse el día viernes, tal como está escrito (Shemot 16:5): «El día sexto prepararán lo que trajeren». Así como los hijos de Israel durante los cuarenta años en el desierto se alimentaban del «man» que caía por la noche y recolectaban por la mañana, asimismo es preceptivo apurarse a realizar los preparativos del Shabat en la mañana del viernes (Shulján Aruj Oraj Jaím 250:1). Es buena costumbre que la mujer hornee «jalot» (panes trenzados) en la mañana del viernes y cumpla con el precepto de la separación del «jalá» (Ramá 242:1).

Si bien es preceptivo realizar las compras el viernes temprano por la mañana, de todos modos no se deben anticipar al servicio de Shajarit. Quien tiene el hábito de estudiar después del servicio matutino que lo haga como de costumbre, y luego que se apresure a hacer las compras necesarias y preparar todo lo necesario para el Shabat. Solamente en caso de que se tenga la sospecha que de asistir al servicio de Shajarit puede quedarse sin productos en las tiendas, tendrá permitido primero comprar y recién después rezar (Mishná Berurá 250:1).

Los juristas de las últimas generaciones sostienen que es mejor realizar las compras de Shabat el día viernes y no el jueves, pues al hacerlo el viernes queda más manifiesta la intención de que las compras son en honor al Shabat. Otra razón es que en la antigüedad no existían los refrigeradores y no había forma de mantener frescos los alimentos, por lo que a los efectos de que el sabor de los platillos de Shabat sea optimal era necesario comprar los ingredientes y cocinarlos el mismo día viernes. Empero en aquellos días y con mucha mayor razón en la actualidad, cualquier alimento que se sospeche que el viernes pueda ser difícil encontrar en el mercado o cuya preparación insuma gran cantidad de tiempo, es mejor comprarlo el día jueves.

Cuando se presentan dos posibilidades: cocinar los alimentos el viernes y estar cansados por la noche cuando se recibe Shabat, o cocinarlos el día jueves, mantenerlos en la heladera y llegar a Shabat descansados y tranquilos, es mejor que se prepare la mayor parte de los platillos el jueves y se deje unos pocos preparativos para el día viernes. Esto se debe a que el mayor precepto es honrar el Shabat y deleitarlo y para eso lo mejor es estar descansados y relajados.

Hay familias en las que por causa de la tensión que genera alcanzar a completar los preparativos sabáticos a tiempo, el viernes se transforma para ellos en un día de impaciencia  y discusiones. El Satán y la inclinación al mal están involucrados en esta situación, de modo tal que hasta el momento del inicio del «Shabat Shalom» se desatan las fuerzas que despiertan enojos y peleas para evitar que el Pueblo de Israel reciba el Shabat como corresponde. El Talmud nos relata (Tratado de Guitín 52 (A)) que había una pareja que cada víspera de Shabat a poco de comenzar el sagrado día discutían espantosamente. Rabí Meir pasaba por allí, y durante tres semanas se quedaba con ellos el viernes por la noche en su casa hasta que logró apaciguar a las partes. Escuchó la voz celestial de un ángel acusador que decía: «Ay de mí, que Rabí Meir me echó de esa casa». A los efectos de no brindarle espacio al ángel acusador, es necesario planificar correctamente los preparativos del Shabat para recibirlo con tranquilidad y alegría (esto también se desprende del decreto de Ezra que se menciona en el inciso 4).

Existe una sagrada costumbre y es la de culminar todos los preparativos  hasta el viernes al mediodía,  para posteriormente descansar y estudiar Torá de cara al Shabat. Todo aquél que así actúa, tiene el mérito de recibir el Shabat con tranquilidad y alegría y puede percibir el alma suplementaria que se le agrega en Shabat.

03- La compra de alimentos para Shabat.

Es preceptivo deleitar al Shabat con alimentos, platillos suculentos y bebidas distinguidas de acuerdo con las posibilidades económicas de cada persona, y cuanto más se invierte en la comida sabática para que esta sea variada y exquisita, más digno de alabanza se es (Rambám Shabat 30:7). A esto es a lo que se refiere el profeta Ishaiahu (58:13): «Y llamarás al Shabat día de deleite». Dijeron nuestros sabios en el Tratado de Shabat (119(A)) que todo aquél que deleita al Shabat recibe una gran recompensa: heredad sin límites, se cumplen sus anhelos, se salva de los sufrimientos asociados al arribo del Mashíaj así como de la guerra de Gog contra Magog, se salva del Guehinom y hasta se enriquece. Esto se debe a que tanto la vida como la bendición están vinculadas a la relación entre el mundo material y el mundo espiritual. Un hombre con vida es aquél cuya alma reposa en su cuerpo, mientras que la muerte implica la separación de ambos. Cuando el mundo material está vinculado al mundo superior se vivifica y es bendecido por su origen, mientras que cuando se aleja de su raíz vital que son la fe y los valores espirituales, su vitalidad disminuye degenerándose y sumiéndose en la maldición. La cuestión esencial del Shabat es que posee una santidad suplementaria que se revela simultáneamente en cuerpo y alma, tanto en los rezos como en las comidas sabáticas. De esta manera, se genera una gran unión entre materia y espíritu, cuerpo y alma, que potencian la vida y emanan bendición al mundo. Por lo tanto, dijeron nuestros sabios que quien deleita al Shabat como corresponde recibe innumerables bendiciones y se salva de los percances (ver adelante capítulo 7 inciso 1).

Cada quien debe invertir en los alimentos del Shabat de acuerdo con sus posibilidades y en concomitancia con sus hábitos alimentarios de la semana. Esto implica que no es necesario comprar para Shabat los alimentos más costosos del mercado, sino simplemente mejores que los que se consumen habitualmente en los días laborables; cada familia conforme a sus costumbres.  Se puede afirmar que corresponde que el valor de los alimentos que se sirven en Shabat sea el doble que el de los alimentos de la semana. Quienes cumplen este precepto con excelencia gastan aún más en los preparativos del Shabat, y de esto ven una gran recompensa.

Para quien su situación económica es ajustada y no puede adquirir alimentos de especial calidad para Shabat, debe reducir sus gastos alimentarios durante la semana para, por lo menos, poder agregar unos pequeños pescados a la mesa sabática (Tratado de Shabat 118(B)). Hay personas que acostumbran gastar dinero en productos suntuarios y sólo cuando se trata de gastos relacionados con el cumplimiento de un precepto se ponen ahorrativos. Empero, en verdad, es mejor ahorrar en gastos suntuarios para poder aumentar los gastos relativos a mitzvot. Dijeron nuestros sabios en el Tratado de Beitzá (16(A)) que el sustento del hombre está determinado de un Rosh Hashaná a otro y por lo tanto debe cuidarse de no malgastar, no sea que vaya a incurrir en gastos excesivos y se quede sin lo establecido en su presupuesto. Este principio rige sobre todos los gastos salvo los de Shabat, Yom Tov y la educación religiosa de sus hijos; de modo tal que si gasta de menos en estos rubros, la diferencia se descuenta de su presupuesto anual decretado y si gasta de más se le agrega un suplemento equivalente al mismo (Tur Zahav 242:1).

Quien carece de dinero en efectivo para adquirir alimentos para deleitar el Shabat, ha de pedir prestado y no debe de preocuparse de la eventualidad de que ocurra un imprevisto y no pueda devolver la suma, ya que Hashem le dijo al Pueblo de Israel: «Tomen prestado a Mi Nombre,  consagren el día  y confíen en Mí que Yo saldaré la cuenta». Esto es a condición de que las personas confíen en milagros, esto es, cuando tienen un negocio establecido, un empleo fijo o un ahorro en el cual pueden respaldarse. A estas personas los sabios les dicen que no teman en tomar un préstamo, pues si hacen todo como corresponde, trabajarán duro y no malgastarán, HaShem estará en su ayuda de modo tal que podrán devolver el préstamo.

Empero, quien no sabe cómo podrá de devolver el préstamo no debe contraer una deuda  para deleitar el Shabat, no sea cosa que termine comportándose inmoralmente por no cumplir con sus obligaciones. Asimismo, no se deben pedir dádivas para deleitar el Shabat, limitándose a ingerir alimentos sencillos, tal como indicó Rabí Akiva (Tratado de Pesajim 112(A)): «Come en tus Shabatot como en los días comunes y no dependas del prójimo». En mérito a que no recurrió a las dádivas del prójimo se enriquecerá (Tratado de Peá 8:9). Sin embargo en el caso de un indigente que pide habitualmente limosna para sus necesidades corrientes, pedirá también para deleitar al Shabat (Mishná Berurá 242:1).

04- Honrando al Shabat con la indumentaria.

Es mitzvá honrar al Shabat tal como está escrito (Ishaiahu 58:13): «Y llamarás al Shabat día de deleite y honroso, el día sagrado del Eterno». Es en honor al Shabat que no nos vistamos de la misma manera que en los días de la semana (Tratado de Shabat 113(A)), sino que la indumentaria sabática sea más elegante y pulcra. Los juristas escribieron, citando al Arizal, que es bueno no vestir en Shabat ninguna de las prendas que se usan habitualmente en la semana (Maguén Abraham 262:2). Esto significa que la ropa exterior debe ser especial para Shabat y fiestas, al tiempo que la ropa interior debe estar limpia y recién lavada. Hay quienes se esmeran al punto de adquirir calzado especial para Shabat (ver Shomer Shabat Kehiljatá 42 observación 206). Quien pasa el Shabat solo, debe también honrar al Shabat vistiéndose adecuadamente, pues la indumentaria no es en honor de quien ve a la persona sino en honor al Shabat (Mishná Berurá 262:6).

Una persona que se encuentra en un sitio en el cual carece de vestimentas especiales para Shabat, o un indigente que solo posee una muda de ropa, debe procurar embellecer su prenda lo más posible en honor al Shabat. El Talmud Jerosolimitano nos relata (Tratado de Peá 8:7) que Rabí Samlai enseñaba al público que una persona debe poseer dos mudas de ropa, una para la semana y otra para Shabat. Los alumnos al escucharlo lloraron frente a él diciéndole que eran pobres y solo tienen una muda. Rabí Simlai les respondió que a pesar de todo, debían embellecer esa única prenda en honor al Shabat. Es así que soldados en Shabat deben vestir uniforme «Alef» y de no ser posible, deben limpiar y acondicionar sus uniformes lo más posible.

Uno de los diez decretos que promulgó Ezra el escriba, fue que se lave la ropa el día jueves (Talmud Babilonio Tratado de Baba Kama 2:1). Este decreto tiene dos implicancias: a) que no se deben vestir en Shabat prendas que no estén limpias, razón por la cual el decreto obliga a lavar la ropa con anterioridad; b) dado que en la antigüedad el lavado de ropa era muy difícil y cansador, el hacerlo el jueves permitía dejar el viernes libre para cocinar y limpiar. Empero, hoy en día que el lavado de ropa se hace a máquina, está permitido lavar ropa el viernes ya que no implica un esfuerzo que pueda interferir con los demás preparativos. Sin embargo las prendas específicas que se han de vestir en Shabat es bueno lavarlas el día jueves tal como lo estableció Ezra.

En términos generales, del decreto de Ezra podemos aprender que es bueno ser precavido y no transformar al viernes en un día cargado con labores pesadas, sino que conviene dejarlo relativamente libre para así poder prepararnos para el Shabat con tranquilidad (Tal como lo vimos en el inciso 2).

05- Honrando al Shabat mediante los preparativos corporales y hogareños.

Así como es necesario preparar vestimenta limpia y elegante para Shabat, de la misma manera es menester preparar el cuerpo para el sagrado día y esto se incluye en el precepto de «honrar al Shabat». Por lo tanto, nuestros sabios dijeron (Tratado de Shabat 25(B)) que es preceptivo bañarse para el Shabat con agua caliente que limpia el cuerpo adecuadamente, y quien lo hace con agua fría o tibia no cumple con el precepto (Shulján Aruj 260:1). En el pasado, era difícil cargar agua para bañarse por lo que el precepto incluía el lavado de rostro, manos, piernas y cabeza, al tiempo que los más rigurosos se bañaban con agua caliente de cuerpo completo. Hoy día tenemos duchas y calentadores de agua  en cada hogar, por lo que es preceptivo bañarse completamente con agua caliente de cara al Shabat. Además, si antes de eventos sociales tomamos un baño caliente, obviamente que antes de que arribe la reina, el Shabat, es nuestro deber bañarnos meticulosamente.

No es bueno bañarse contiguo al horario de inicio de Shabat, no sea cosa que termine profanándolo al encender o apagar la luz o el calentador de agua a destiempo, lo que le ocasionará más perjuicios que beneficios.

Quien necesita de un corte de cabello y/o cortarse las uñas, es preceptivo que lo haga el viernes en honor al Shabat. Quien acostumbra a afeitarse, es preceptivo que lo haga el viernes de cara al Shabat. Tanto el corte de uñas como el afeitado es mejor realizarlos el viernes pasado el mediodía, ya que así es más claro que lo hizo para honrar al Shabat, aunque antes del mediodía también es un horario correcto para preparativos. Quien sabe que estará muy ocupado el viernes, puede cortarse el cabello y las uñas el día jueves (Shulján Aruj 260:1, Aruj Hashulján 260:6).

También es preceptivo preparar el hogar en honor al Shabat, limpiarlo, poner sobre la mesa un mantel bonito y acomodar las sillas alrededor de la misma. Hay que poner atención durante todo el transcurso del Shabat que la casa y la mesa estén ordenadas como corresponde (Shulján Aruj 262:1). Asimismo, corresponde poner la mesa de Shabat con vajilla, cubiertos y vasos bonitos.

Normalmente, las personas creen que la santidad se manifiesta únicamente en el ámbito de lo espiritual en actividades tales como el estudio y el rezo, mientras que la dedicación a las necesidades corporales tales como comer, dormir, el cultivo de la estética o el maquillaje  son sus opuestos y perturban las posibilidades de elevación espiritual. Estas personas suelen pensar que es preferible afligir al cuerpo, pues el origen de la mala inclinación está en las pasiones corporales. Es así que llega el Shabat y nos enseña que es posible consagrar lo físico, que la santidad puede manifestarse en una comida placentera, en una vestimenta elegante y en un hogar ordenado. Más aún, la completitud se alcanza cuando la santidad se manifiesta en todos los ámbitos de la vida, tanto el espiritual como el material.  Por esta razón nos saludamos unos a otros con el tradicional saludo «Shabat Shalom» («Sábado en paz»), pues el Shabat logra hacer las paces entre el espíritu y la materia, y por este intermedio entre el marido y su esposa así como entre el hombre y su prójimo (ver arriba capítulo primero inciso 15).

A esto se referían nuestros sabios en el Tratado de Shabat (119(B)): «Dos ángeles acompañan a cada persona al retornar de la sinagoga camino a su casa, uno bueno y otro malo. Cuando llega a su hogar y ve las velas encendidas, la mesa arreglada y la cama tendida, el ángel del bien exclama: ojalá que el próximo Shabat sea así y el ángel malo responde «¡Amén!»  contra su voluntad. Pero de ocurrir lo contrario, el ángel del mal expresa: ¡Sea Su voluntad que el próximo Shabat sea así!, y el ángel del bien debe responder ¡Amén! en contra de su voluntad».

En Shabat se pueden revelar los valores de la santidad de manera completa tanto en lo espiritual como en lo corporal, y por lo tanto si la casa y la mesa están correctamente arregladas, hasta el ángel malo debe responder «amén» mal que le pese.

Empero, cuando la casa y la mesa no fueron ordenadas como corresponde y los alimentos de Shabat se estropearon, es muy importante cuidar de no enojarse y no discutir, pues el mayor honor para el Shabat es que los miembros de la familia estén en paz y armonía unos con otros. Ya lo dijo el Rey Shlomó (Proverbios 15:17): «Mejor es comida de legumbres donde hay amor que un buey engordado donde hay discordia» y «Más vale un bocado de pan seco con tranquilidad que una casa llena de festines con reyertas» (ídem 17:9). El autor del Sefer Hajasidim (863) nos legó que: «Es mejor una comida de legumbres en Shabat con amor hacia su mujer e hijos, a un buey engordado donde hay odio, esto es, que no se preocupe una persona de comprar exquisiteces para Shabat sabiendo que va a discutir con su mujer o con sus padres o con sus parientes. Por eso está escrito en Ishaiahu (58:13): «y lo honrarás», honrar al Shabat implica no pelearse en su transcurso.»

06- El precepto de participar de los preparativos del Shabat.

Dice la Torá (Shemot 16:5): «Empero será que en el día sexto habrán de preparar lo que ellos traigan», por lo que es preceptivo preparar el viernes lo necesario para el Shabat. Incluso si una persona es rica e importante y dispone de servicio doméstico que cubre todas sus necesidades, por lo que durante la semana no realiza labor alguna en su hogar, debe esforzarse y preparar algo él mismo en honor al Shabat. Y no ha de pensar: «¿cómo he de rebajarme a realizar tareas domésticas?», sino que debe de saber que su honor es hacer preparativos previos al Shabat para honrar al sagrado día. Incluso quien estudia Torá día y noche y tiene quien le prepare lo necesario para el Shabat, es preceptivo que participe en alguno de los aprontes (Shulján Aruj 250:1, Ramá 251:2).

El Talmud nos relata (Tratado de Shabat 119(A)) de grandes sabios que participaban de los preparativos domésticos previos al Shabat. Raba salaba pescados, Rav Jisda picaba las verduras en trozos pequeños, Raba y Rav Iosef cortaban leña para la estufa, Rabí Abahu y Rabí Zeira encendían el fuego para cocinar los alimentos sabáticos, Rav Huna y Rav Papa preparaban las velas, Rav Najman limpiaba la casa, quitaba los muebles de la semana y los cambiaba por los de Shabat.

No es este el lugar para explayarnos respecto de la jerarquía e importancia de cada uno de los sabios que hemos mencionado, empero, conformémonos con resaltar que se trataba de figuras destacadísimas que lideraron cada quien a su generación. Por ejemplo, Raba y Rav Iosef eran los jefes de las Ieshivot de Sura y Pumbedita en Babilonia y junto al exilarca dirigían a toda la diáspora judía. En el área de influencia de la Yeshivá nadie podía ser nombrado a puesto público alguno sin la avenencia del jefe de la Yeshivá (Rosh Yeshivá) ni se podía tomar decisiones respecto a la recaudación de impuestos sin su consentimiento. Estas personas, si bien se encontraban en la cúspide de la pirámide jerárquica judía, cortaban leña para que arda la estufa en Shabat. Asimismo, Rav Huna, Rav Jisda, Rav Papa y Raba fueron jefes de Yeshivá en Babilonia y Rabí Abahu era el líder de la comunidad judía de Eretz Israel.

Nuestros sabios dijeron (Tratado de Shabat 34(A)): «Una persona debe recitar tres cosas en su hogar en víspera del Shabat, previo a la puesta del sol»: a) debe preguntar si se ha separado el diezmo de las frutas, pues de no haberse hecho – debe hacerlo él; b) debe preguntar si fue colocado el «Eruv de Patios» (Eruv Jatzerot) pues si no fue colocado – debe hacerlo; c) debe hacer recordar que se enciendan las velas a tiempo.

Hoy día, las frutas que nosotros normalmente compramos ya fueron diezmadas y los encargados de la comunidad se ocupan de colocar el «Eruv», por lo que no es necesario formular estas preguntas. Empero, se debe revisar que la casa esté preparada para Shabat: que los «timers» de la luz y el aire acondicionado estén conectados,  que los alimentos hayan sido colocados sobre la plata eléctrica, que la luz del refrigerador haya sido apagada y en el caso de los refrigeradores más modernos que están ya en modo de Shabat (ver más adelante capítulo 17 incisos 8 y 9). Asimismo, es bueno separar los envases plásticos de los postres lácteos (ver adelante capítulo 15 inciso 14), abrir las botellas que tienen tapa metálica (cap. 15 inciso 13) y también abrir antes de Shabat todas las latas de conservas y las envolturas de los distintos alimentos (cap. 15 incisos 11 y 12).

07- La prohibición de ingerir una comida importante en vísperas de Shabat.

El viernes es el día indicado para los preparativos de Shabat, y por lo tanto los sabios prohibieron en este día fijar comidas importantes o banquetes que superen, en envergadura, a lo habitual durante la semana. Esto se debe a que si uno se excede en la comida del viernes  al mediodía, no tendrá apetito para la comida del viernes por la noche (Shulján Aruj Oraj Jaím 249:2). Más aún, comer abundantemente el viernes a mediodía implicaría menospreciar el Shabat, en cuanto a que se estaría equiparando sus comidas con las  de un día hábil (Prí Megadim). Además, estar ocupado con un banquete o comida importante el día viernes viene en detrimento de los preparativos para  el Shabat (Maguén Abraham citando a Rabenu Jananel). Incluso tratándose de una comida preceptiva, como el caso de la celebración de la conclusión del estudio de un Tratado del Talmud, no debe fijarse para el viernes. Sin embargo, antes del mediodía está permitido realizar una comida común en honor a la conclusión del Tratado.

El Talmud nos relata (Tratado de Guitín 38(B)) sobre una familia jerosolimitana que acostumbraba a celebrar banquetes el día viernes, y a consecuencia de ello se empobreció y tuvo que abandonar la ciudad.

Cuando la fecha de un banquete preceptivo es fija, como en el caso de un Brit Milá (ceremonia de circuncisión) al octavo día o un Pidión Haben (el rescate de un primogénito) en el trigésimo, está permitido celebrarlo un viernes. Esto se debe a que el día es fijo de acuerdo con la Torá y es preceptivo honrar el cumplimiento de la mitzvá con una comida, y por lo tanto su celebración no afecta el honor del Shabat. De todas maneras, lo correcto es celebrar el banquete antes del mediodía  para no afectar los preparativos sabáticos, y para que los asistentes coman la cena del viernes con apetito (Shulján Aruj 249:3, Mishná Berurá 13, 695:10, Beur Halajá que se inicia con la palabra מותר).

Lo que nuestros sabios prohibieron es un gran banquete, empero está permitido ingerir a lo largo de todo el día viernes una comida corriente. De todas maneras los sabios dijeron que es preceptivo no ingerir una comida acompañada de pan en las tres horas anteriores al inicio del Shabat, para llegar a la cena sabática apetentes. Algo de pasteles y frutas  está permitido ingerir hasta el mero inicio del Shabat, a condición de que su ingesta no venga en detrimento del apetito en la cena.

Algunos piadosos acostumbraban a no ingerir alimento alguno durante el día viernes pues sentían que de hacerlo su apetito se vería disminuido por la noche. A quien el ayuno le moleste o haga sufrir no es correcto que lo practique, para no llegar al Shabat sufriendo (Shulján Aruj 249:2-3, Mishná Berurá 18). De todas maneras es bueno que cada quien administre sus ingestas durante el día viernes, a los efectos de llegar con apetito a la cena de Shabat y así disfrutar de la misma.

08- La prohibición de realizar labores en la víspera de Shabat.

Los sabios prohibieron realizar labores a partir del horario de Minjá del viernes y quien trabaja a partir de esa hora no verá bendición en su esfuerzo. El horario de la prohibición es a partir de la «Minjá Menor» («Minjá Ktaná»), o sea, dos horas y media (temporales halájicas) antes de la puesta del sol (Rashi).

Algunos juristas más rigurosos consideran que la prohibición entra en efecto a partir del horario de la «Minjá Mayor» («Minjá Guedolá») que es media hora temporal halájica posterior al mediodía (Maharam). Empero, como se trata de una regla rabínica se puede aplicar a priori la opinión menos rigurosa y trabajar hasta dos horas y media antes del inicio del Shabat (Shulján Aruj Oraj Jaím 251:1, Mishná Berurá 3). Inclusive quien ya terminó todos sus preparativos para el Shabat no debe de trabajar en ese momento pues no es honroso para éste, que contiguo a su inicio un judío se ocupe de una labor ajena a sus aprontes previos.

Los sabios prohibieron la realización de una labor permanente en esas horas, empero, una labor temporaria está permitida. Por lo tanto en esas horas está prohibido realizar trabajos de carpintería, sastrería, electricidad, labores importantes de jardinería, trabajo en el computador, escritura ritual de sifrei Torá, tefilín y mezuzot o revisación a sueldo de libros, pues todas estas, son labores permanentes. En cambio un especialista tiene permitido realizar una labor breve como, por ejemplo, instalar una trampa para cazar animales, poner en remojo materiales a los efectos de fabricar tinta o dar una orden al computador para que realice una tarea compleja, pues todas estas son labores temporarias.

Asimismo, está permitido en esas horas realizar labores que no requieren especialización, como por ejemplo, el riego de un jardín, la limpieza de una habitación, la costura de un botón, el lavado de ropa en la máquina y la escritura de una idea original de Torá («jidush») tanto sobre un papel como en la computadora. Está permitido recibir paga por estas labores temporarias, empero si se recibe un salario fijo para realizarlas cada víspera de Shabat, aunque no requieren especialización, está prohibido hacerlas pues la remuneración y la continuidad en el tiempo las transforman en labores fijas (ver Ramá 251:1, Beur Halajá en el párrafo que se inicia con la palabra אגרת, Shmirat Shabat Kehiljatá 42:38-39 y allí nota 133).

Está permitido realizar una labor fija e inclusive recibir pago por la misma, a condición que esta se lleva a cabo como preparativo para el Shabat. Por ejemplo, está permitido cortar el cabello a otros por dinero pues es claro que la gente viene al peluquero en honor al Shabat. Asimismo, está permitido manejar una remise o un taxi y llevar pasajeros antes de Shabat porque es evidente que el viaje es parte de los aprontes para el sagrado día. El electricista tiene permitido realizar reparaciones remuneradas antes de Shabat. Empero el sastre, tiene prohibido reparar vestimenta aunque vaya a ser usada en Shabat, pues a quien lo ve no le queda claro que sea para el sábado y puede pensar que es para ser usado cualquier otro día. En cambio, una persona que cose y  realiza el trabajo gratuitamente, le está permitido  coser para sí o para otros una prenda a ser vestida en Shabat. De esto se deduce que quien no es sastre profesional tiene permitido coser o reparar prendas para ser usadas en Shabat en esas dos horas y media previas al encendido de velas (Shulján Aruj 251:2, Mishná Berurá 7, Beur Halajá en la palabra לתקן).

Los sabios flexibilizaron su prohibición en dos casos más: a) un indigente que carece de lo necesario para recibir el Shabat  puede continuar trabajando en esas horas (Mishná Berurá 251:5); b) se puede trabajar a los efectos de evitar un daño económico importante. Por esta razón, quien practica un oficio, puede terminar su labor en esas horas, si se teme que dejarla inconclusa le llevará a perder el cliente (Beur Halajá 251:2 en la palabra ואינו, asimismo todo lo que está permitido hacer en los días de Jol Hamoed está permitido en esas horas, Mishná Berurá 5).

En cuanto  a la actividad comercial, la mayoría de los juristas es de la opinión que no está incluida en la prohibición de realización de labores, por lo que las tiendas pueden continuar vendiendo en esas horas. De todas maneras, se deben cerrar los comercios al menos media hora antes del inicio del Shabat para alcanzar así a bañarse y vestirse con vestimenta sabática. Hoy día acostumbramos a ser más rigurosos y cerramos las tiendas unas horas antes del inicio Shabat, salvo aquellas que venden artículos necesarios para los preparativos de ese día, que se mantienen abiertas hasta poco antes del encendido de velas (Mishná Berurá 251:1 y 4, Beur Halajá en los párrafos que se inician con las palabras העושה y ואינו).

Quienes viajan para Shabat deben planificar su viaje de manera tal que puedan arribar a  destino al menos media hora antes del encendido de velas, para poder aprontarse. Si el viaje es largo se debe tomar en cuenta la posibilidad de que sucedan desperfectos que retrasen la llegada. El Rav Mordejai Eliahu, de bendita memoria, recomendó, tomar por precaución, el doble del tiempo del viaje de manera tal que si se trata de un viaje de dos horas hay que partir cuatro horas antes del inicio del Shabat.

09- Labores que se inician antes y se acaban por si mismas después de  entrado el  Shabat.

El viernes está permitido empezar labores que se acaban por sí mismas una vez entrado el Shabat. Por ejemplo, está permitido colocar sobre una plata caliente una olla que contiene alimentos que aún no están cocidos para que se sigan cocinando durante el Shabat, con la condición de que desde el momento en que se inicia el Shabat y hasta que el platillo esté completamente pronto, la olla no sea tocada ni la intensidad del calor de la plata sea alterada (ver adelante capítulo 10 inciso 16). Está permitido colocar telas en remojo con tintura para que absorban el color durante el Shabat. Esto se debe a que las prohibiciones sabáticas recaen sobre labores que realiza la persona misma en Shabat y no sobre labores que se hacen solas. Según la escuela de Shamai, así como la persona debe poner a descansar a su bestia en Shabat, también sus utensilios deben hacerlo. Empero la halajá final es de acuerdo a la opinión de la escuela de Hilel que considera que no hay prohibición de que los utensilios estén activos en Shabat, por lo que se puede iniciar el viernes una labor que se concluya sola durante el sábado (Shulján Aruj 252:1).

Por lo tanto, está permitido preparar el viernes el «timer» de manera tal que las luces se apaguen y prendan durante el Shabat de acuerdo con las necesidades de cada uno (ver cap. 17 inciso 6). Asimismo, está permitido  activar antes de iniciarse el Shabat mangueras de riego, y si bien está prohibido regar en Shabat (cap. 19 inciso 4), dado que la activación del equipo se llevó a cabo antes de iniciarse el Shabat – no hay prohibición. Esta regla se aplica también para maquinaria industrial que funciona de continuo por muchos días y mientras no se tema que un judío tenga que operarlas o repararlas, no es necesario desactivarlas antes de  Shabat (Heijal Itzjak 19).

Sin embargo, en el caso de una labor sumamente ruidosa, como por ejemplo el caso de las piedras de un molino, las opiniones se dividieron: hay quienes son más rigurosos y entienden que esta labor no debe continuar realizándose en Shabat en honor al día sagrado, mientras otros opinan que dado que el mecanismo se activa antes de Shabat y durante el día de descanso no se realiza ninguna labor – no está prohibido. Así se sentenció en el Shulján Aruj (252:5). En opinión de Ramá, a priori corresponde ser más riguroso y no iniciar una labor que genere ruido en Shabat, empero en caso de pérdida económica o gran necesidad se puede ser más flexible (ver más adelante cap. 22 inciso 19 que está prohibido escuchar radio o ver televisión  en Shabat).

10- Un viaje en barco que incluye el día sábado.

Las prohibiciones de Shabat se aplican única y exclusivamente al día sábado. De acuerdo a esto podríamos pensar que una persona tiene permitido salir de paseo el día viernes a una zona peligrosa, y prolongar el paseo hasta un minuto antes de iniciarse el Shabat y una vez iniciado éste, argüir que está en zona de peligro y como el riesgo de vida («pikuaj nefesh«) se antepone al Shabat, para salvarse debe continuar su camino hasta llegar al poblado más cercano. En la práctica, si ya se encuentra en zona de peligro en Shabat – tiene permitido profanarlo para salvarse. Empero, a priori, un judío tiene prohibido ponerse a sí mismo en una situación que lo obligue a profanar el Shabat más tarde. Por lo tanto, nuestros sabios dijeron que desde el día miércoles el judío debe planificar sus acciones de manera tal de no verse en la necesidad de profanar el Shabat.

Por lo tanto, a partir del miércoles, nuestros sabios prohibieron embarcarse tanto por trabajo como por paseo y esta prohibición se aplica también en el caso de que los marineros no sean judíos (Tratado de Shabat 19(A)).

Esto se debe a varias razones: se teme que se pueda producir una circunstancia de peligro de vida y el judío se vea en la necesidad de realizar labores náuticas prohibidas por la Torá (Rabi Zerajiá Halevi de Gerona). Incluso en el caso que no haya probabilidad de que los marineros les pidieran ayuda, pero si la mitad de los pasajeros son judíos, resulta que la tripulación gentil está realizando en Shabat labores para judíos, lo cual fue prohibido por los rabinos (Rambán). En el caso de que la mayoría de los pasajeros sean gentiles, si el barco ha de navegar en aguas poco profundas, allí donde no alcancen a haber diez palmos entre el casco de la nave y el fondo del mar, se está trasgrediendo la prohibición de salir fuera del área de Shabat (Rabenu Jananel). Incluso si el barco navega en aguas profundas o ancla durante Shabat en altamar, aún estamos ante una prohibición, pues hay gente que sufre de mareos y pasar el sábado a bordo priva del placer o deleite sabático a algunas personas (Rif).

En caso de que no se tema de que alguna de estas situaciones pueda darse, como cuando la tripulación y la mayor parte de los pasajeros son gentiles, sin que medie la posibilidad de que se le pueda pedir ayuda en tareas náuticas a un judío, la travesía es por aguas profundas en una embarcación grande y estable por lo que no es probable que se provoquen mareos y podrá cumplirse con el deber del deleite sabático, en ese caso se podrá abordar un minuto antes de iniciarse Shabat aunque se trate de una travesía de placer.

Los tres primeros días de la semana está permitido embarcar en una travesía de placer o turística aunque exista el temor de que en Shabat pueda llegarse a ver forzado a trasgredir alguna prohibición. Esto se debe a que en esos días el hombre no está obligado a limitar sus acciones bajo sospecha de que pueda verse forzado posteriormente a trasgredir el Shabat o privarse del deleite sabático. (En el caso de que con total seguridad va a tener que profanar el Shabat según Rabí Zerajiá Halevi de Gerona, el Ribash y el Shulján Aruj 248:4 puede embarcarse los tres primeros días y en opinión de Rabí Iosef ben David Ibn Lev y el Ridbaz está prohibido).

11- Una travesía en barco para cumplir con un precepto y la travesía en un barco de judíos.

Lo que aprendimos respecto de la prohibición  de embarcarse en los tres días anteriores al Shabat para no encontrarse en una situación que forzosamente implique profanarlo o privarse de su deleite,  se aplica a una travesía que no tiene por objeto cumplir con un precepto. Empero, si la travesía tiene como meta el cumplir con un precepto y la nave es propiedad de gentiles, está permitido embarcar hasta en vísperas de Shabat. Hay quienes opinan que es necesario convenir con el dueño de la embarcación que tire anclas en Shabat, y en caso que éste se niegue a la petición el viaje estaría prohibido. Sin embargo, la mayoría de los juristas sostiene que aunque el gentil no esté de acuerdo en comprometerse a anclar en Shabat está permitido zarpar en su nave, si se trata de un viaje que tiene por objetivo cumplir con un precepto.

Si la embarcación es de gentiles, aunque el viaje tenga por objetivo cumplir con un precepto, igualmente está prohibido embarcarse en Shabat, ya que nuestros sabios prohibieron navegar ese día, no vaya a pasar que el judío se vea obligado a reparar la embarcación (Tratado de Beitzá 36(B), Shulján Aruj 339:2). Si la fecha fijada para zarpar es un día sábado, se puede abordar  antes de que entre el Shabat y quedarse a bordo hasta que leve anclas. Hay quienes permiten recibir el Shabat a bordo, para luego volver a la casa en tierra firme y nuevamente abordar el día sábado y así zarpar. Quien así proceda no debe ser observado o criticado (Shulján Aruj y Ramá 248:3).

Hasta aquí nos referimos a naves de propiedad gentil, empero en el caso de embarcaciones cuyos dueños son judíos no observantes del Shabat, los juristas han expresado diferentes opiniones respecto de si es permitido o no abordarlas. Hay quienes opinan que en los primeros tres días de la semana está permitido zarpar en sus naves, pues en estos no es obligatorio planificar dónde se ha de pernoctar en Shabat (Tzitz Eliezer 5:7). Sin embargo, en la práctica, está prohibido cooperar con la profanación del Shabat, por lo que en los primeros tres días de la semana tampoco se permite abordar naves de judíos no observantes (Rabí Menajem Mendel Schneerson, Minjat Itzjak 3:39, Iejavé Daát 6:16).

12- Viajando en tren o en avión en vísperas de Shabat.

Está prohibido subirse a un tren o un avión en vísperas de Shabat si sabemos que la travesía ha de prolongarse durante el Shabat. Aunque el piloto o el chofer no sean judíos, esto está prohibido por varias razones: a) la prohibición de salir fuera del área de Shabat (Tjum), ya que nuestros sabios prohibieron alejarse del poblado que se habita más de dos mil codos (unos 912 metros) y en caso de alejarse más de doce «mil» se estaría trasgrediendo de acuerdo a la Torá (ver más adelante capítulo 30 inciso 1); b) por privar al pasajero del deleite sabático, pues al viajar hay sacudidas y los asientos suelen no ser del todo confortables; c) los sabios prohibieron viajar en una carreta manejada por un no judío, no vaya a ser que el judío, sin querer, durante la travesía arranque una rama de árbol para ayudar a guiar a la bestia y aunque en el caso de un tren o avión esto no ha de ocurrir, la prohibición sigue en pie; d) en el mero acto del viaje hay implícita una falta de respeto al Shabat pues viajar es una actividad típica de día laboral (Ovadín de Jol). Sobre esto dijo Jatam Sofer (VI: 97) siguiendo lo dicho por Rambán, que todo aquél que no cesa sus labores y se comporta en Shabat como en un día hábil, deja sin efecto el precepto de reposar en Shabat (ver más adelante cap. 22 inciso 1). (Ver más adelante cap. 30 inciso 11, respecto  de la regla referente al área de Shabat en el caso de quien aterrizó o arribó a puerto en ese día).

11- Una travesía en barco para cumplir con un precepto y la travesía en un barco de judíos.

Lo que aprendimos respecto de la prohibición  de embarcarse en los tres días anteriores al Shabat para no encontrarse en una situación que forzosamente implique profanarlo o privarse de su deleite,  se aplica a una travesía que no tiene por objeto cumplir con un precepto. Empero, si la travesía tiene como meta el cumplir con un precepto y la nave es propiedad de gentiles, está permitido embarcar hasta en vísperas de Shabat. Hay quienes opinan que es necesario convenir con el dueño de la embarcación que tire anclas en Shabat, y en caso que éste se niegue a la petición el viaje estaría prohibido. Sin embargo, la mayoría de los juristas sostiene que aunque el gentil no esté de acuerdo en comprometerse a anclar en Shabat está permitido zarpar en su nave, si se trata de un viaje que tiene por objetivo cumplir con un precepto.

Si la embarcación es de gentiles, aunque el viaje tenga por objetivo cumplir con un precepto, igualmente está prohibido embarcarse en Shabat, ya que nuestros sabios prohibieron navegar ese día, no vaya a pasar que el judío se vea obligado a reparar la embarcación (Tratado de Beitzá 36(B), Shulján Aruj 339:2). Si la fecha fijada para zarpar es un día sábado, se puede abordar  antes de que entre el Shabat y quedarse a bordo hasta que leve anclas. Hay quienes permiten recibir el Shabat a bordo, para luego volver a la casa en tierra firme y nuevamente abordar el día sábado y así zarpar. Quien así proceda no debe ser observado o criticado (Shulján Aruj y Ramá 248:3).

Hasta aquí nos referimos a naves de propiedad gentil, empero en el caso de embarcaciones cuyos dueños son judíos no observantes del Shabat, los juristas han expresado diferentes opiniones respecto de si es permitido o no abordarlas. Hay quienes opinan que en los primeros tres días de la semana está permitido zarpar en sus naves, pues en estos no es obligatorio planificar dónde se ha de pernoctar en Shabat (Tzitz Eliezer 5:7). Sin embargo, en la práctica, está prohibido cooperar con la profanación del Shabat, por lo que en los primeros tres días de la semana tampoco se permite abordar naves de judíos no observantes (Rabí Menajem Mendel Schneerson, Minjat Itzjak 3:39, Iejavé Daát 6:16).

12- Viajando en tren o en avión en vísperas de Shabat.

Está prohibido subirse a un tren o un avión en vísperas de Shabat si sabemos que la travesía ha de prolongarse durante el Shabat. Aunque el piloto o el chofer no sean judíos, esto está prohibido por varias razones: a) la prohibición de salir fuera del área de Shabat (Tjum), ya que nuestros sabios prohibieron alejarse del poblado que se habita más de dos mil codos (unos 912 metros) y en caso de alejarse más de doce «mil» se estaría trasgrediendo de acuerdo a la Torá (ver más adelante capítulo 30 inciso 1); b) por privar al pasajero del deleite sabático, pues al viajar hay sacudidas y los asientos suelen no ser del todo confortables; c) los sabios prohibieron viajar en una carreta manejada por un no judío, no vaya a ser que el judío, sin querer, durante la travesía arranque una rama de árbol para ayudar a guiar a la bestia y aunque en el caso de un tren o avión esto no ha de ocurrir, la prohibición sigue en pie; d) en el mero acto del viaje hay implícita una falta de respeto al Shabat pues viajar es una actividad típica de día laboral (Ovadín de Jol). Sobre esto dijo Jatam Sofer (VI: 97) siguiendo lo dicho por Rambán, que todo aquél que no cesa sus labores y se comporta en Shabat como en un día hábil, deja sin efecto el precepto de reposar en Shabat (ver más adelante cap. 22 inciso 1). (Ver más adelante cap. 30 inciso 11, respecto  de la regla referente al área de Shabat en el caso de quien aterrizó o arribó a puerto en ese día).

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