Pninei Halajá

06. Las bendiciones matinales («Birkot Hashajar»)

01. Bendiciones de agradecimiento.

Nuestros sabios instituyeron numerosas oraciones para recitar ni bien nos levantamos cada mañana, para así agradecer al Creador por el bien que nos dispensa a diario. El Talmud Babilonio nos dice (Tratado de Berajot 60(B)) que al despertarnos por la mañana debemos agradecer a D´s y decir: «D´s mío, el alma que me otorgaste es pura, Tú la creaste… Bendito eres Tú que devuelves las almas a los cuerpos muertos»; al escuchar el canto del gallo que anuncia una nueva jornada debemos recitar: «Bendito eres Tú D´s nuestro Rey del universo que diste al gallo discernimiento para diferenciar el día de la noche»; al abrir los ojos debemos recitar: «que da visión a los ciegos»; al tensar nuestras extremidades e incorporarnos, sentándonos sobre la cama tras habernos liberado de las amarras del sueño recitamos: «que libera a los prisioneros»; al vestirnos recitamos el agradecimiento por «que viste a los desnudos»; al ponernos de pie agradecemos porque D´s «yergue a los encorvados»; al apoyar nuestros pies sobre el suelo agradecemos a D´s que «establece la tierra sobre las aguas»; al calzar nuestros zapatos agradecemos a D´s por «haberme provisto de todas mis necesidades»; al comenzar a caminar debemos agradecer a D´s porque «dispone el andar del hombre»; al ajustar el cinturón alrededor de la cintura debemos recitar: «que ciñe al pueblo de Israel con Su poder»: al cubrirnos la cabeza debemos agradecer porque D´s «corona al pueblo de Israel con Su gloria»; al lavarnos las manos debemos recitar «que nos ordenaste el lavado de manos (al netilat iadaim)» y tras lavarnos la cara debemos agradecer porque D´s «retira la pesadez del sueño de mis ojos» etc.

La rutina diaria de la vida tiende a hacer perder al hombre su sensibilidad para con todas las bondades que D´s le prodiga y en virtud de esa falta de agradecimiento, las bendiciones recibidas no lo hacen feliz, tornándose así su vida en monótona y vacía. Es así que comienza a buscar todo tipo de nuevas y negativas sensaciones y se deja llevar tras satisfacciones temporales que disipen ese dolor existencial. A los efectos de no ser desagradecidos, nuestros sabios de bendita memoria, instituyeron las bendiciones matinales por medio de las cuales le agradecemos a nuestro Creador por todas las grandes y pequeñas cosas que hacen posible nuestra vida en el mundo. Mediante la conciencia y el agradecimiento a D´s por el bien recibido, tenemos el mérito de contemplar el mundo desde una perspectiva valiosa y completa, aprendemos que cada detalle de nuestra vida posee un valor Divino intrínseco y se despierta en nosotros la voluntad de actuar correctamente en la nueva jornada.

Las mujeres están preceptuadas de recitar las bendiciones matinales al igual que los hombres para así agradecer al Creador por las bondades que se renuevan a diario.

02. Que me creó conforme a Su voluntad.

Nuestros sabios dispusieron que en el marco de las bendiciones matinales se reciten tres de especial agradecimiento que son: «que no me hizo gentil», «que no me hizo siervo» y la tercera «que no me hizo mujer». Las mujeres recitan «que me hizo conforme a Su voluntad»

La bendición especial de las mujeres tiene dos interpretaciones. La primera sostiene que la bendición implica una justificación de la justicia Divina ante el adverso designio de la condición femenina y a pesar de que las mujeres recibieron menos mandamientos para cumplir, alaban a D´s con la convicción de que todo es para bien y recitan «que me hizo conforme a Su voluntad» (Tur Oraj Jaím 46:4). Por otra parte, otros comentaristas interpretan que en esta precisa bendición se manifiesta la cualidad excelsa de la mujer por sobre el hombre, y que justamente ella fue creada «conforme a Su voluntad».

El hecho de que las mujeres tienen menos preceptos para cumplir se debe a que naturalmente son más completas y por ende requieren de menos acciones correctivas. Esta diferencia entre los géneros en favor del sexo femenino se manifiesta en el hecho de que el hombre fue creado a partir del polvo de la tierra, mientras que la mujer fue creada a partir de un material más depurado, la costilla o costado del hombre. Esto implica que la mujer expresa un desarrollo adicional por sobre el nivel del hombre (Sijot Haratzia Bereshit pág. 77-78, Shemot pág. 380, Olat Reaiá I pág. 71-72).

No es mera casualidad que la interpretación simple le da preferencia a los hombres, mientras que la más profunda le da preferencia a las mujeres. Esto se debe a que en una mirada superficial, los hombres aparentan tener un mayor grado de elevación mientras que para percibir la elevación femenina es necesario mirar en profundidad. Por lo tanto, el recato (tzniut) pone énfasis en la cualidad o virtud interior que es más importante en la mujer (ver arriba 3:6-7).

En la práctica, las mujeres ashkenazíes acostumbran a recitar «Baruj Atá Hashem Eloheinu Melej Haolam Sheasani Kirtzonó», mientras que la mayoría de las mujeres sefaradíes acostumbran a recitar la bendición sin pronunciar el Nombre Divino (HaShem) ni Su reino (Melej Haolam) y dicen solamente «Baruj Sheasani Kirtzonó». Si bien el Shulján Aruj (46:4) sentenció que esta bendición se recite con Nombre Divino y Su reino, de todas maneras la mayoría de las mujeres sefaradíes acostumbró siempre a recitarla sin estos agregados por temor a que se trate de una bendición en vano ya que no es mencionada en el Talmud (Kaf HaJaím 46:41).

En el caso de las bendiciones de agradecimiento por no haber sido creado gentil o siervo, «Shelo Asani Goi» y «Shelo Asani Aved», las mujeres sefaradíes sustituyen «Goi» por «Goiá» y «Aved» por «Shifjá» mientras que las mujeres ashkenazíes pronuncian la bendición con igual redacción que la de los hombres ya que las palabras «Goi» y «Aved» incluyen a ambos géneros.

03. El orden de las bendiciones matinales.

Tal como aprendimos, la disposición original de nuestros sabios implicaba que las bendiciones acompañen el orden natural de la incorporación por la mañana, y cada movimiento diferente o satisfacción lograda en este proceso fuera acompañada del recitado de una bendición. Por lo tanto, la mujer al despertarse del sueño debe agradecer a D´s por el alma que le fue concedida recitando «Elohai Neshamá» («D´s mío, el alma que me concediste…»), al abrir los ojos deberá bendecir «Pokeaj Ivrim» («que da la vista al ciego»), al extender sus extremidades deberá bendecir «Matir Asurim» («Que liberas a los prisioneros») y así sucesivamente con todas las bendiciones. Sin embargo hoy en día cambió la costumbre y se recitan todas las bendiciones de corrido.

Aparentemente podríamos decir que es mejor agradecer a D´s a continuación de la acción física, de manera tal que el proceso de levantarse adquiera una mayor significación espiritual. Efectivamente, el Rambám sentenció que el orden fuese tal como lo indica el Talmud, en el cual cada bendición sea recitada al momento de realizar cada una de las acciones y hay entre quienes llegaron del Yemen que así lo hacen hasta el día de hoy.

Sin embargo, hace ya cientos de años que los judíos acostumbran recitar todas las bendiciones matinales de una vez. Esto se debe a que si se recitan durante el acto mismo del despertar y la incorporación, se teme que por la somnolencia de la mañana se olviden de recitar una o más bendiciones, por lo que al recitarlas todas juntas de manera ordenada es más fácil que recuerden completarlas todas. Además, se procuró dar un status más encumbrado a las bendiciones matinales, esto es, recitarlas con las manos limpias y ya vestidos adecuadamente y por esta razón se pospuso su recitado hasta que la persona haya culminado sus preparativos previos al rezo. Más aún, existen personas a las que les resulta muy difícil concentrarse a poco de haberse levantado, y solamente después que se vistieron y lavaron la cara pueden recitar las bendiciones matinales correctamente (Según el Shulján Aruj 46:2 y Seder Haiom).

04. Bendiciones matinales en el caso de quien no es beneficiario de un bien determinado.

Los grandes sabios medievales (rishonim) debatieron respecto del siguiente dilema: una persona que no disfruta de una de las bondades mencionadas en la bendición matinal correspondiente, ¿puede igualmente recitarla? Por ejemplo, ¿un no vidente puede bendecir «que das visión a los ciegos»?

En opinión del Rambám (Tefilá 7:9) solamente quien disfruta de una bondad puede agradecer por ella. Por lo tanto, una señora que durmió vestida por la noche, por cuanto que no se viste por la mañana no habrá de bendecir «que viste a los desnudos». Una discapacitada que no puede caminar no habrá de bendecir «que dispone el andar del hombre». Una lisiada que no puede mover sus miembros no habrá de bendecir «que libera a los prisioneros» o que «yergue a los encorvados». Esta es, asimismo, la costumbre de algunos de los judíos provenientes del Yemen. El autor del Shulján Aruj (Oraj Jaím 46:8) tomó en cuenta la opinión de Rambám y sentenció que no se ha de recitar bendiciones por bondades de las que la persona no disfruta.

Por otra parte, según la opinión de los Gaonitas tales como Rabí Natronai Gaón y Rabí Amram Gaón se deben recitar todas las bendiciones según el orden establecido, aunque la persona concretamente no disfrute específicamente de alguna de las bondades mencionadas en las mismas, ya que fueron instituidas como agradecimiento por el disfrute general de las personas. Además, el hecho de que algunos disfrutan de las bondades ayuda indirectamente a quienes en lo particular no lo hacen y por lo tanto un inválido que no puede incorporarse agradece que otros sí puedan y por ende le puedan ayudar. Asimismo, el no vidente bendice «que da visión a los ciegos» por aquellos que al ver pueden ayudarle en su camino y en la provisión de sus necesidades. El Ramá sentenció de acuerdo a esta segunda opinión (Oraj Jaím 46:8).

Esta es además la opinión del Aríz»l en cuanto a que todo judío debe recitar todas las bendiciones matinales según el orden prescripto, para agradecer a D´s por el bien general que dispensa al mundo. En cuanto a costumbres de rezo, los sefaradíes acostumbraron a seguir la idea del Aríz»l por lo que también ellos recitan todas las bendiciones matinales según el orden escrito.

05. ¿Hasta qué hora se recitan las bendiciones matinales?

A priori se deben recitar las bendiciones matinales lo más próximo posible al levantarse del sueño ya que según la disposición original se debían pronunciar a continuación de cada movimiento corporal en el proceso de la incorporación. Si bien hoy día acostumbramos a recitarlas juntas después de este, de todas maneras no es correcto postergarlas en demasía.

En el caso de que una mujer no las haya recitado poco después de levantarse, debe procurar hacerlo hasta el final del horario de la plegaria de Shajarit pues hay opiniones según las cuales el horario de ambas es similar. Esto significa que se debe procurar recitar las bendiciones matinales hasta el final de la cuarta hora temporal de la mañana, es decir, hasta el mediodía. De todas maneras, si la mujer en cuestión no pudo recitarlas hasta el mediodía podrá hacerlo durante toda la jornada. La mayoría de los juristas opina que el horario de las bendiciones matinales no es similar al de la plegaria de Shajarit, ya que las primeras son agradecimientos a D´s por el disfrute de bondades que se extienden a lo largo de todo el día, y  por lo tanto, a posteriori, se pueden recitar durante toda la jornada (Peninei Halajá Tefilá 9:3).

En el caso de una mujer que recitó las bendiciones del «Shemá«, luego rezó la Amidá y recién entonces cayó en la cuenta de que aún no recitó las bendiciones matinales, deberá completarlas salvo las de agradecimiento por la Torá y «Elohai Neshamá«. Esto se debe a que la mujer en cuestión, aunque no haya tenido la intención de hacerlo, según la mayoría de los juristas cumplió con el deber de recitar las bendiciones por la Torá con la de  «Ahavat Olam» previa al Shemá y la de «Elohai Neshamá» mediante la segunda de la Amidá «Mejaié Hametim» (que revive los muertos) (Shulján Aruj 47:7, Mishná Berurá 59:9. Ver más adelante 7:5 y en Peninei Halajá Tefilá 9:2).

06. ¿Cuándo debe recitar las bendiciones matinales quien se levanta en la mitad de la noche?

Tal como ya estudiamos, a priori se deben recitar las bendiciones matinales lo más contiguo posible al momento de levantarse no siendo necesario esperar a  que aclare o despunte el alba para hacerlo. Por lo tanto, quien se levanta antes de que despunte el alba para estudiar Torá, trabajar o cualquier otro objetivo, debe recitar las bendiciones matinales inmediatamente después de levantarse. Empero, antes de la medianoche no se han de recitar y por lo tanto quien se levanta antes de ese tiempo ha de esperar hasta pasada esta para poder hacerlo. Siendo así, quien las recitó antes de medianoche, no cumplió con su deber (El horario de la medianoche varía según las estaciones del año y aparece en los almanaques) (Mishná Berurá 47:31, Kaf HaJaím 29, Peninei Halajá Tefilá 9:4, ver arriba 5:4).

Aquella mujer que se levanta pasada la medianoche por unas horas y planea volver a acostarse a dormir hasta la mañana deberá recitar las bendiciones matinales después de su incorporación principal. Si para la mujer en cuestión, la primera vez que se levantó es la principal y lo que duerme posteriormente lo considera como una siesta en la mitad del día, ha de recitar entonces las bendiciones matinales. Empero si considera que es la segunda oportunidad en la que realmente se levanta, habrá de recitar entonces las bendiciones. Lo mismo habrá de hacer respecto de las bendiciones de agradecimiento por la Torá.

07. ¿Qué debe hacer quien estuvo despierta toda la noche?

En términos generales, debe recitar las bendiciones matinales también aquella persona que no durmió durante la noche pues ya aprendimos que (halajá 4) estas bendiciones fueron instituidas como agradecimiento por el beneficio colectivo de las bondades prodigadas por D´s y aunque una persona individualmente no las haya disfrutado debe recitarlas. Sin embargo, existen diferentes tradiciones respecto de ciertas bendiciones.

Respecto del lavado de manos, según la tradición sefaradí no se ha de recitar la bendición (Kaf HaJaím 4:49) mientras que según la tradición ashkenazí, si la mujer está por comenzar a rezar la Amidá, que primero vaya al baño, evacúe y se toque alguna parte del cuerpo que normalmente va cubierta con ropa ya que desde el lavado anterior de manos seguramente transpiró un poco y luego que se las vuelva a lavar recitando la bendición correspondiente (Mishná Berurá 4:30 y se explicó arriba 5:5).

Respecto de las bendiciones de la Torá, si la mujer durmió durante el día anterior aunque sea media hora, por la mañana habrá de recitarlas. En el caso que no haya dormido durante todo el último día los juristas debatieron respecto de si tiene que volver a recitarlas en el nuevo día. Por lo tanto lo más apropiado es que recite la bendición de «Ahavat Olam» y de esa manera recita una de las bendiciones del Shemá que además le sirve como sustituto de las bendiciones de agradecimiento por la Torá. Una vez recitada «Ahavat Olám» la mujer debe leer el Shemá para estudiar algo de Torá tras la bendición.

Respecto de las bendiciones de «Elohai neshamá» y «Hamaavir Sheiná«, hay juristas que opinan que solamente quien durmió puede recitarlas, por lo que lo mejor es oírlas de una amiga que sí haya dormido y poner la intención de cumplir con el deber al escucharlas. Cuando no hay allí una amiga que las recite, según la mayoría de los juristas la mujer debe recitarlas por sí misma, siendo esta la tradición de todos los sefaradíes y algunos ashkenazíes. Otros ashkenazíes que acostumbran a ser más estrictos, las recitan sin pronunciar los Nombres Divinos (shem umaljut) (Peninei Halajá Tefilá 9:6)

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