Pninei Halajá

16 – La alegría y la generosidad como preceptos

1 – Alegría y generosidad

Los preceptos de Purim aparecen mencionados en el Libro de Esther (9:22): «un mes que se convirtió para ellos de pesadumbre a mes de júbilo, y de un tiempo de duelo a día festivo, día de enviarse presentes los unos a los otros y dádivas a los pobres».

El alegrarse en Purim es un precepto muy singular y viene a manifestar los aspectos físicos y materiales de la vida. Así como el edicto de exterminio fue apuntado contra las almas y contras los cuerpos, de la misma manera la alegría festiva debe incluir a ambos ámbitos de la existencia, el cuerpo y el alma. Es así que además de la lectura de la Meguilá, que expresa el aspecto espiritual de la persona, existe el precepto de celebrar un banquete con comida y bebida en abundancia. Se pone especial énfasis en beber vino hasta perder algún grado de conciencia, para así expresar que el Pueblo de Israel es santo y que incluso en estado de inconciencia los judíos se  mantienen conectados y apegados a D´s.

La alegría debe ir acompañada de un incremento del amor y la unidad entre todos los miembros del Pueblo Judío. Esa es en definitiva, la verdadera alegría que expresa el carácter expansivo y amplio del amor al prójimo. Por el contrario, quien come y bebe, solo es una persona limitada, concentrada únicamente en la satisfacción de sus propias pasiones y por lo tanto nunca va a poder conocer la verdadera alegría. Esta es la razón por la cual se nos ordenó el precepto de enviar porciones de comida unos a otros.

No se debe fomentar el amor solamente entre amigos, sino que es menester preocuparse también por los pobres que no tienen con qué alegrarse, y esa es la razón  por la que se nos ordenó dar presentes o dádivas a los pobres, para que así puedan participar de la alegría festiva. Todo aquel que es indiferente al sufrimiento de los pobres, aunque le parezca que está pasando un momento alegre con sus amigos, no se trata sino de un libertino que no tiene la menor conexión con la vida real. Esto se debe a que necesita ignorar el dolor humano como condición para pasar un buen rato, empero la miseria no desaparecerá en virtud de que beba vino y se emborrache, y por lo tanto en su fuero íntimo siente que no merece ese buen momento y esto lo entristece. Por el contrario, quien se ocupa en alegrar a los pobres y a los desventurados, su vida adquiere valor y puede alegrarse verdadera y justificadamente. Por esta razón en Purim se nos ordenó el precepto de dar presentes a los pobres.

2 – La unidad del Pueblo Judío en Purim

Purim es un día propicio para revelar la unidad en el seno del Pueblo de Israel. El decreto del malvado Hamán estaba dirigido contra toda la nación sin diferenciar entre justos y trasgresores, pobres o ricos. A la luz del carácter general del decreto persecutorio, entendemos que la esencia israelita anida en todos y cada uno de los judíos, y por esta razón es que querían exterminarlos a todos. Empero D´s nos salvó a todos, transformando la aflicción en alegría, y por esta razón el regocijo debe abarcar a toda la grey, tal como se nos ordenó, enviar platillos de comida al prójimo y dar presentes o dádivas a los pobres.

Más aún, Hamán pudo llevar adelante parcialmente su proyecto persecutorio en virtud de que en esos días, el Pueblo de Israel estaba dividido, tal como lo insinúa el texto de la Meguilá (3:8-9): «Hay un pueblo esparcido y disperso entre todos los pueblos de todas las provincias de tu reino… si al rey le parece bien, decrétese que sean destruidos». Como contraparte, la anulación del decreto surge de la unión popular tal como le pide Esther a Mordejai (4:16): «Anda y reúne a todos los judíos que están en Shushán y ayunen vosotros por mí, y no comáis ni bebáis durante tres días, de noche y de día». En virtud de la unión el edicto pudo ser anulado.

La unión es la condición previa para la recibir la Torá, tal como leemos (Éxodo 19:2): “y acampó Israel frente al Monte». Nuestros sabios explican que acamparon «como un solo hombre con un solo corazón» (Rashi), «para que se quieran unos a otros y puedan recibir la Torá» (Mejilta). Entonces dijo el Eterno: «Este es el momento de entregar la Torá a mis hijos» (Vaikrá Rabá 9:9). Así como un rollo del Pentateuco al que le falta una letra no es apto para ser leído, de haber faltado uno solo de los seiscientos mil judíos que acamparon en Sinaí, no habríamos podido recibir la Torá. Asimismo en Purim, el edicto de exterminio logró unir a toda la nación, y esta unidad pudo traer la salvación y hasta permitió que en los días de Asuero volvamos a recibir la Torá, pero esta vez por amor (Tratado de Shabat 88(A)). Es así que año tras año, en virtud de la unidad que se manifiesta en Purim, tenemos la oportunidad de volver a recibir la Torá con alegría.

3 – Presentes para los pobres

Es deber de todo judío dar presentes a los pobres en Purim. Se cumple con el precepto dando un mínimo de dos presentes, uno a cada pobre, y quien pueda incrementar el número de presentes, será bendecido. El presente puede consistir en dinero o un comestible pero no de ropa o libros, pues hay quienes opinan que el presente debe poder ser disfrutado en el banquete festivo y por lo tanto los primeros son más útiles. Si bien el presente debe consistir en algo que pueda ser utilizado en el banquete festivo, el pobre tiene la libertad de usarlo o no para esa comida específica (Shulján Aruj 694:1, Ramá 2, Mishná Berurá 2).

El valor de cada presente debe equivaler al costo de la adquisición de alimentos sencillos, que permitan preparar una comida frugal, como por ejemplo, un sándwich o una porción de falafel. Si dio un shekel por cada presente cumplió, pues con esta suma se puede comprar pan en cantidad equivalente al volumen de tres huevos (como unas tres rodajas) y esto puede calmar ajustadamente el apetito. Todo lo que se pueda incrementar en presentes para los pobres es elogiable (ver más adelante inciso 8).

Si dio dinero para presentes a los pobres, no se lo puede considerar parte del diezmo, pues está prohibido cumplir con una obligación mediante el dinero que uno debe dar de tzedaká. Empero está permitido poner el shekel de cada presente del bolsillo propio y el resto agregarlo de dinero del diezmo.

Un indigente es una persona pobre que carece de dinero para proveer los elementos básicos a los miembros de su familia. Todo es relativo al tiempo y al lugar, pues hubo épocas en las cuales quien tenía pan para comer y dos prendas de ropa, no se le consideraba pobre, mientras que hoy día, quien tiene cuatro prendas de ropa y puede comer pan y queso, es  considerado pobre.

Se le puede dar el presente a un niño pobre con la condición que tenga la madurez mínima como para no perder el dinero. Quien da un presente doble a una pareja de pobres cumplió con el precepto, pues dio un presente a la esposa y otro al esposo. Asimismo, quien da un presente doble a una viuda y su hijo pequeño que vive de ella, cumplió con los dos presentes. Sin embargo quien da un presente doble a un mismo pobre, aunque haya entregado los presentes por separado, no cumplió con el precepto, pues se requiere dar a dos pobres distintos.

Quien no conozca a dos indigentes o se avergüence de entregar los presentes, puede confiárselos al encargado de repartir la tzedaká en la sinagoga para que él los entregue. Los encargados del reparto de  la tzedaká, deben procurar entregar los presentes a los pobres, a una hora que les permita disfrutarlos en el banquete festivo.

4 – Envío de porciones o comidas

Es deber de todo judío enviarle al prójimo dos porciones de comida o dos platillos en Purim, para que de esa manera aumente la concordia entre las personas. La proliferación del amor y la concordia entre los judíos es la quintaesencia de Purim, pues en esta festividad se reveló la santidad del Pueblo de Israel que está apegado a D´s y Su Torá y que una chispa de esa santidad anida en el interior de cada judío. Por esta razón es oportuno en Purim expresar ese amor en la práctica (ver arriba inciso 2).

Las porciones deben de ser alimentos, para así incrementar la alegría festiva, pues es sabido que cuando una persona ingiere un platillo sabroso preparado por alguno de sus amigos, la relación entre ambos se fortalece. Además, hay casos en los que el receptor no responde a la definición exacta de pobre o indigente, pudiendo proveerse a sí mismo de alimentos básicos con sus propios ingresos, pero sin embargo no está a su alcance adquirir productos para una comida festiva y mediante el envío de porciones se le puede hacer llegar, de una manera decorosa, alimentos de mejor calidad.

Para cumplir con el precepto es necesario enviarle a una persona dos porciones distintas. Nuestros sabios dispusieron un mínimo de dos porciones, para que el envío exprese amor, ya que con una porción sola podemos ayudar a que un amigo no pase hambre, pero con dos, estamos mostrando interés en que disfrute de la variedad. Cuantas más porciones se puede enviar con el objetivo de incrementar el amor y la armonía entre los judíos, mayor es el elogio para quien las envía.

5 – ¿Qué tipo de comidas permiten cumplir con el precepto?

Las dos comidas deben ser diferentes entre sí, como por ejemplo pan y carne, arroz y carne, pescado y huevos o pasteles (tortas) y manzanas. Asimismo se puede enviar dos comidas diferentes de carne, como por ejemplo una comida de carne asada y otra de carne a la cacerola o dos cortes diferentes de carne, aunque estén hechas de la misma manera, como por ejemplo costillas y pecho asados, pues en ese caso se saborean dos gustos diferentes. También se puede enviar dos tipos de pastel (o torta), a condición de que sean diferentes en su sabor y su aspecto.

Si alguien le envía a su amigo una prenda de vestir o un libro, si bien alegran a quien los recibe y expresan el amor entre las personas, no se cumple con el precepto, pues las porciones deben de ser comestibles. Sin embargo, una vez que la persona ya cumplió con su deber religioso enviando dos platillos, puede, si quiere, agregar otros presentes al envío para incrementar así los sentimientos de cariño y fraternidad.

Si alguien le envía a su prójimo un pollo vivo, no cumple con el precepto, pues no es digno de ser consumido ya que primero hay que degollarlo, luego trozarlo, salarlo y enjuagarlo antes de que se pueda cocinar. Inclusive si se envía carne cruda casherizada y lista para ser cocinada, hay quien opina que no se cumple con el precepto, sino que es necesario enviar comidas listas para su consumición. Se pueden enviar latas de conservas pues es muy sencillo abrirlas y consumir su contenido.

Una botella de bebida alcohólica importante como vino, cerveza o un buen jugo son considerados por la mayoría de los juristas como una comida, y se puede cumplir con el precepto enviando dos de estas bebidas. Hay juristas más estrictos que consideran que una bebida no es una comida y si bien la Halajá va de acuerdo a la mayoría de los juristas, quien quiera cumplir según todas las opiniones, que haga al menos un envío que contenga dos porciones de comida.

Cada porción debe tener un tamaño mínimo, tal que pueda decorosamente ser servida a un invitado (Aruj Hashulján 695:15). Sin embargo una ciruela, no es una cantidad decorosa para servir, por lo tanto si se quiere hacer un envío de ciruelas, se deben incluir unas cuantas como para poder considerarlas una porción.

Hay juristas que opinan que cada comida debe tener una cantidad mínima equivalente al volumen de tres huevos, mientras que otros consideran que las porciones deben ser importantes y acordes al status de quien las envía y quien las recibe. Si se trata de personas acaudaladas, las comidas deben ser importantes, empero si resultan ser insignificantes para estos, no se ha cumplido con el precepto. A priori es importante que cada porción contenga un volumen mínimo de tres huevos y que sean importantes y honorables tanto para quien las envía como para quien las recibe.

6 – ¿Quiénes están preceptuados de enviar comidas al prójimo y dar presentes a los pobres?

Todo judío debe enviar comidas al prójimo y dar presentes a los pobres en Purim. Y si bien las mujeres están exentas para con los preceptos positivos condicionados para su cumplimiento por un tiempo fijo, dado que ellas también participaron del milagro están obligadas a cumplir los preceptos de Purim. Por cuestiones de recato es importante cuidar que el envío de comidas sea entre personas del mismo sexo, empero en lo relativo a presentes a los pobres no aplica este criterio, pues la entrega de tzedaká no genera especial cercanía personal (Ramá 695:4, ahí se expresa la duda de si el envío de porciones puede implicar una consagración matrimonial).

Una mujer casada tiene también que cumplir con el precepto, por lo que un matrimonio tiene que hacer dos envíos de comidas, uno por la mujer y otro por el hombre. En cada uno de los envíos deben incluirse dos comidas. Si bien en el envío de comidas, lo más importante es el acercamiento entre el que envía y el que recibe, no es necesario aclarar en cada envío si es del marido o de la esposa, sino que alcanza que quienes envían dichas comidas, tengan conciencia que cada uno ha de cumplir con su respectivo envío. En este caso no hay problema de posibilidad de acercamiento entre personas de diferente sexo, ya que se trata de un matrimonio y es claro que el envío en cuestión pertenece a ambos, y el acercamiento es hacia la pareja como una unidad.

En cuanto a presentes para los pobres, un matrimonio tiene que entregar el equivalente a cuatro presentes, dos de la mujer y dos del marido. En este caso no es necesario que la mujer misma haga entrega de sus presentes, pudiendo el marido hacerlo en su lugar. Asimismo se pueden entregar los cuatro presentes a dos pobres, de tal manera que cada indigente reciba un presente del marido y uno de la mujer. La costumbre más extendida hoy día, es entregar los presentes mediante el encargado de la tzedaká en la comunidad, quien puede recibir el dinero equivalente a cuatro presentes y repartirlo en nombre de los donantes entre dos pobres.

Niños que llegaron a la edad de cumplir preceptos, si bien son mantenidos por sus padres, por cuanto que han arribado a la edad de mitzvot, deben enviar porciones al prójimo y entregar presentes a los pobres. El envío de porciones que está destinado a generar cercanía  e incrementar el cariño, lo deben efectuar bajo su propio nombre, mientras que los presentes para los pobres los pueden efectivizar sus padres en su nombre.

También en el caso de niños que llegaron a la edad de comenzar a ser instruidos en el cumplimiento de los preceptos (jinuj), hay quienes les hacen ser los emisarios del envío de las porciones, mientras que algunos padres les preparan porciones propias para que las entreguen a sus amigos. En el caso de la entrega de presentes a los pobres, algunos padres acostumbran a darle dinero a sus hijos, para que éstos se lo den a los pobres, mientras que otros entregan ellos mismos el dinero en nombre de sus hijos y al contárselos,  es una forma de educarlos en el precepto.

Un indigente que vive de la tzedaká, debe enviar porciones al prójimo y entregar presentes a los pobres, y en caso de que no tenga más comida que para su propia ingestión, puede intercambiarla con un amigo de manera tal, que ambos cumplen con el precepto. Lo mismo  puede hacer con el precepto de entregar presentes a los pobres (Shulján Aruj 695:4, Mishná Berurá 694:1-2).

7 – Horario de entrega de presentes y comidas y el uso de emisarios para su efectivización

El envío de porciones al prójimo y la entrega de presentes a los pobres, deben de realizarse durante el día de Purim, tal como está escrito (Libro de Esther 9:22): «día de enviarse presentes los unos a los otros y dádivas a los pobres», por lo tanto si la entrega es por la noche no se cumple con el precepto.

En caso de que no se encuentre a pobres para entregarles los presentes en Purim, debe apartar el dinero y cuidarlo hasta que encuentre destinatarios y en el mero acto de la separación cumple con el precepto. Lo mismo aplica para un encargado de la tzedaká que no alcanzó a repartir el dinero recibido para los pobres en el mero día de Purim, puede hacerlo pasada la fiesta (Shulján Aruj 694:4).

Sin embargo, el envío de porciones al prójimo debe realizarse el mero día de Purim, pues ese es el momento en que se debe cumplir con el precepto de incrementar el amor y la alegría entre amigos. Quien se halla solo en Purim, sin amigo al cual enviarle porciones, no puede completar el cumplimiento del precepto pasada la fiesta. Hoy en día que disponemos de teléfonos, se le puede pedir a un amigo que entregue en nuestro lugar las porciones, y de esa manera se cumple con el precepto.

Si alguien teme no encontrar pobres en Purim,  puede entregarle la suma correspondiente al encargado de la tzedaká antes con anterioridad a la fecha festiva, empero debe acordar con éste que el dinero sigue siendo de su propiedad hasta el día de la fiesta, en que le encargado habrá de repartirlo en su nombre. Asimismo quien se encuentre solo en Purim, puede preparar el envío de porciones y entregárselo a un amigo para que éste último sea su enviado y lo entregue en su nombre el día de Purim a otro amigo.

8 – Diferencias entre el envío de porciones y la entrega de presentes

El envío de porciones tiene por finalidad incrementar el amor y la fraternidad entre las personas y por lo tanto quien lo hace en el anonimato no cumplió con el precepto. Sin embargo, la entrega de presentes es considerada como tzedaká, y tiene por finalidad ayudar al bienestar del necesitado de la mejor forma. Por lo tanto, siempre que se pueda, es preferible entregar los presentes a los pobres en el anonimato.

Aquél que invita a su amigo al banquete festivo, puede de esta manera cumplir con el precepto del envío de porciones o con el de entrega de presentes. Si quiere cumplir con el envío de porciones, deberá servirle a su amigo dos platillos diferentes de una sola vez y decirle que ese es su envío de porciones (Kaf HaJaím 695:42).

Si mediante la invitación al banquete festivo, el anfitrión quiere cumplir con el precepto de entrega de presentes, es mejor no decírselo al pobre, para que éste reciba el regalo de una manera más honrosa con alegría y amor. Este es un modo muy notable de cumplir con el precepto. Se le puede entregar anónimamente al pobre, un envío de porciones que contenga alimentos de alta calidad, y de esta manera el pobre no se avergüenza  y pensará que se le entregó el envío con amor y como muestra de aprecio  a su persona, y no en virtud de su situación económica.

Dice el Rambám (Rabi Moshe ben Maimón) (Hiljot Meguilá 2:17): «Es mejor poner énfasis en entregar presentes para los pobres que en enviar porciones al prójimo o en la preparación del banquete festivo, pues no hay alegría grande y excelsa como la de alegrar los corazones de los pobres, los huérfanos, las viudas y los extranjeros, pues quien los alegra se comporta como la Divina Presencia (Shejiná), tal como está escrito (Isaías 57:15): «para vivificar el espíritu de los humildes y vivificar el corazón de los contritos».

Esto significa que desde el punto estrictamente halájico, uno tiene el derecho de decidir en qué precepto prefiere poner especial énfasis, si en el envío de porciones, en su banquete festivo o en entregar presentes a los pobres. Sin embargo a priori, quien quiere cumplir con el precepto de acuerdo con las indicaciones de los sabios, es bueno que abunde especialmente en presentes para los pobres. A esos efectos se puede sacar la cuenta de cuánto dinero le habrán de costar los envíos de porciones y la preparación del banquete, y destinar a los presentes para los pobres una suma mayor. Quien destina mensualmente una décima parte de sus ingresos para ayudar a los pobres o a los estudiosos de la Torá, puede incluir estos dineros en la cuenta antemencionada, de tal manera que si sus presentes a los pobres sumado a su diezmo corriente son mayores que los gastos de los otros dos preceptos, se considera que cumplió con la entrega de presentes a los indigentes de manera excelente y de acuerdo a las directivas de nuestros sabios, haciéndose merecedor de una alegría grande y esplendorosa.

9 – Los preceptos de alegrarse y celebrar un banquete

Es preceptivo que el día de Purim se celebre un banquete y abunde la alegría. Sin bien el precepto de alegrarse recae tanto durante la noche como el día, este llega a su punto más realzado con la celebración del banquete festivo, pues la comida buena y en abundancia sumada a la bebida, son la manera más clara de expresar el regocijo. Por lo tanto, es preceptivo en Purim fijar una comida festiva durante el día. Si realizó el banquete durante la noche, no cumplió con el precepto, ya que está escrito (Libro de Esther 9:22, Tratado de Meguilá 7(2)): «días de banquete y alegría».

Si bien la obligación es preparar una comida festiva durante el día, también durante la noche tenemos el precepto de tener una comida con alimentos y bebidas en abundancia. Hay quienes acostumbran a comer semillas o pepitas, amén de legumbres en la noche de Purim, en recuerdo de lo que comieron Esther, Daniel y sus amigos cuando habitaron en el palacio real, ya que no disponían de comida kasher y no se querían impurificar con alimentos prohibidos.

Es precepto abundar en alegría tanto por la noche como durante el día, y cuanto más se alegra uno, con mayor excelencia cumple. Por lo tanto, es costumbre en el Pueblo de Israel pasar la fiesta cantando, bailando, en compañía de amigos, estudiando Torá, que llena de júbilo al alma, comiendo platillos sabrosos e ingiriendo bebidas que alegran.

Es preceptivo alegrarse durante los dos días de Purim, tal como reza el versículo (ídem): «días de banquete y alegría». Es así que quien vive en Jerusalém, debe incrementar un poco su alegría también el día catorce de Adar, y quienes habitan en el resto de las ciudades, deben de hacerlo el día quince de Adar (Ramá 695:2).

Volviendo al tema de las leyes referentes al banquete, es necesario preparar carne de res, pues para la mayoría de las personas, su ingestión produce alegría. A quien se le dificulte digerir carne de res, que intente ingerir carne de ave, pues su ingestión también alegra. Si tampoco el pollo lo digiere bien, que prepare otros alimentos sabrosos y que los acompañe bebiendo vino.

Es necesario acompañar el banquete con pan, pues según muchos de los grandes juristas sin éste la comida no adquiere el carácter de importante.

Se debe comer el banquete en compañía de otras personas, tanto se trate de familia como de amigos, para que así abunde la alegría, ya que cuando una persona come en soledad no puede alegrarse como corresponde (Shlá, Mishná Berurá 695:9).

10 – El precepto del banquete

El precepto de alegrarse en Purim es muy particular y excede en importancia al precepto de alegrarse en los demás días festivos, pues en el caso de Sucot, Pesaj y Shavuot, la Torá nos ordena (Deuteronomio 16:14): «te alegrarás en tu fiesta» y dado que en la práctica, la mayoría de las personas se alegran al beber vino, es preceptivo en todas las fiestas beberlo, empero en Purim existe el precepto especial de beber en abundancia (Shulján Aruj Oraj Jaím 529:1-3). Más aún, la esencia de los días de Purim es ser «días de banquete y alegría» (Libro de Esther 9:22), por lo que nuestros sabios dijeron (Tratado de Meguilá 7(B)): «Debe una persona embriagarse en Purim hasta no poder diferenciar entre ‘maldito Hamán y bendito Mordejai’».

Empero, respecto del precepto de ingerir bebidas alcohólicas, se formularon diferentes opiniones y se las puede dividir en dos ideas diferenciadas. Hay quienes interpretan las palabras de nuestros sabios en su sentido literal, por lo que una persona debe embriagarse hasta que realmente no logre diferenciar entre Hamán y Mordejai (Rabí Itzjak Alfasi, Rosh), al punto que todo le parezca bueno y para bien, ya que la naturaleza del borracho es la de no poder entrar en detalles y diferencias. El problema con esta visión, es que por efecto del alcohol, un individuo puede llegar a cometer trasgresiones o actos desagradables, por lo que es importante abstenerse de llegar al grado de embriaguez absoluta. Por lo tanto tienen la opción más moderada, de beber hasta que les dé sueño, y al dormirse, en su sueño no diferenciará a Hamán de Mordejai.

Por otra parte, están los que opinan que el precepto es beber más que lo habitual, hasta llegar a la embriaguez pero no a la borrachera, estado que lo exponga a conducirse de manera impropia. Esto se debe al hecho que en la práctica, la  Halajá no acepta la idea de que una persona deba beber «hasta no diferenciar» (Rabí Efraim), o la aceptan pero la interpretan como un grado de embriaguez en el cual la persona ya no pueda ser del todo cuidadosa o detallista en lo que dice, de manera tal que si debe repetir varias veces la fórmula «maldito Hamán y bendito Mordejai», se confundirá algunas de las veces (Tosafot y Ran).

En la práctica cada persona debe escoger la manera que le permita beber y alegrarse en pos del cumplimiento del precepto. Dado que las personas son diferentes entre sí, existen ideas diferentes respecto de cómo cumplir con el banquete y alegrarse.

11 – Continuación de las leyes referentes a la ingestión de bebidas alcohólicas

Se cumple con el deber de beber alcohol en Purim con cualquier bebida, si bien es preferible que sea con vino, pues el milagro original fue con esta bebida. Quien se alegre más con otra bebida que la beba, ya que el deber principal es alegrarse y si el vino lo alegra en algo, que comience con vino, en recuerdo del milagro.

Las mujeres también están preceptuadas de alegrarse con vino, pero deben cuidar de no embriagarse, ya que la borrachera es más desagradable en una mujer que en un hombre y además rompe con las reglas del recato en las que las mujeres se distinguen más que los hombres.

Quien por experiencia ya sabe que al beber se pone melancólico, llora o le duele la cabeza, es mejor que beba solo un poco más de lo que bebe comúnmente y de esa manera cumple, ya que el precepto es alegrarse y si por efecto de la bebida se entristece, está anulando el cumplimiento del precepto. Solo si la persona al llorar lo hace de alegría, como por ejemplo, si le alegra poder llorar por cuestiones trascendentes como el caso de la situación del Pueblo de Israel o las ansias de reconstrucción del Templo, o por no haber podido aún retornar a D´s con total plenitud, puede entonces beber «hasta no diferenciar».

Quien ya sabe por sí mismo, que en estado etílico su conducta puede ser desenfrenada, pudiendo agredir a otras personas o pudiendo acabar vomitado y al borde de la inconsciencia, humillándose así en público, mejor que solamente beba un poco más de lo que acostumbra normalmente y que no se angustie por no poder beber «hasta no diferenciar». Y si bien dijeron nuestros sabios que (Tratado de Eruvín 65(A)): «Al entrar el vino sale el secreto» de modo que, aparentemente se devela un aspecto que anida en el interior del ser que tiende a la violencia o la animalidad, por otra parte aseveraron nuestros sabios que «la recompensa es proporcional al esfuerzo», y dado que en la práctica esta persona ha logrado controlarse desde el punto de vista espiritual, de hecho ha obrado ya una enorme corrección en su ser.

A los efectos de poder cumplir cabalmente con el precepto de alegrarse, es menester saber que el alcohol ejerce su pleno efecto a los veinte minutos después de su ingestión. Algunas personas erradamente beben una copa de vino o un vaso de aguardiente y como a los cinco minutos no sienten efecto alguno, beben más copas para asegurarse de que lograrán llegar al grado de «hasta no diferenciar», y entonces a los veinte minutos comienzan a hacer efecto acumulativo todas las copas bebidas y de repente la persona queda sumida en una profunda embriaguez, que los lleva a conductas bestiales y a vomitar humillándose así ante los presentes. Por esta razón es necesario saber cómo beber y cómo alegrarse, esperar entre copa y copa una media hora y combinar la bebida con la ingestión de alimentos, para así poder alegrarse como lo indica la norma a lo largo del día de Purim.

12 – El significado del precepto de la bebida

Aparentemente cabría preguntarse, si acaso no es cierto que el Tanaj y nuestros sabios (Bamidbar Rabá 10, Vaikrá Rabá 12:1) nos explican que la embriaguez es problemática y puede además llevarnos a inconductas y por lo tanto, cómo es que estamos preceptuados de embriagarnos en Purim. La respuesta es, que todos los milagros que salvaron al Pueblo de Israel en los días de Mordejai y Esther, tuvieron lugar mediante el vino. Vashti fue depuesta y reemplazada por Esther en virtud del banquete del vino. Asimismo el derrumbe de Hamán acaeció durante un banquete en el que se sirvió vino. Es de destacar que en términos generales, la embriaguez es condenable, sin embargo es innegable que tiene aspectos positivos, ya que mediante ésta aflora la alegría simple, aquella que expresa la felicidad material y liberada de preocupación, plena de vigor y vitalidad. Lo que ocurre es que a lo largo del año, la sombra de las desventajas de la embriaguez eclipsa sus virtudes. Empero en Purim, al beber y alegrarse por la salvación Divina y en recuerdo del milagro que ocurrió durante el banquete, se manifiestan los aspectos positivos de la ingesta del alcohol.

Existe otro significado aún más profundo, y es que en Purim se revela la santidad eterna del Pueblo de Israel y se percibe que al final, todo lo que D´s obra con el Pueblo de Israel termina siendo para bien, e inclusive aquello que en principio aparentaba ser negativo, finalmente se revierte positivamente. Mediante la ingestión preceptiva de alcohol, se revela un secreto oculto, y es que, incluso la materialidad del Pueblo de Israel en su interior está santificada. Y si bien el cuerpo y sus sentidos aparentemente estorban a la labor espiritual, en el nivel elevado de Purim es a la inversa, éstos ayudan mucho a la espiritualidad mediante la alegría y la vitalidad que manifiestan.

Yendo aún más en profundidad, sabemos por lo general que la Torá y la conciencia deben de regir los pasos del hombre en la vida, y éste al seguir el camino correcto se regocija; mas esta alegría queda limitada a su capacidad de percepción. Sin embargo mediante el grado espiritual de la fe que alcanzamos en Purim, sabemos que D´s guía el mundo con bien y aunque a veces Su Providencia nos resulta incomprensible, nosotros anulamos nuestro entendimiento y aceptamos sus actos con alegría. Este es el nivel de «hasta no diferenciar», el apego a un grado espiritual que está por encima de cualquier comprensión humana y que está emparentado con la fe en la entrega total. Desde este grado elevado de fe que es la confianza del Pueblo de Israel en la dirección del mundo a manos de D´s, se accede a una alegría ilimitada.

13 – El horario del banquete

La costumbre más extendida es celebrar el banquete de Purim después del mediodía, una vez concluido el servicio de Minjá. Esto se debe a que hasta el mediodía, la gente está ocupada cumpliendo con los preceptos de envío de porciones al prójimo y entrega de presentes a los pobres, amén de abundar en expresiones de amistad y afecto hacia amigos y familiares. Al llegar el mediodía lo correcto es rezar Minjá antes del banquete, ya que de iniciarse éste antes, se teme que por efecto de la embriaguez el servicio no se pueda realizar.

Hay quienes acostumbran a demorar el banquete y lo inician sobre la hora de la puesta del sol, de modo tal que la mayor parte del banquete lo celebran en horas de la noche. Hay juristas que criticaron esta costumbre, arguyendo que el banquete es preceptivo celebrarlo en Purim mientras que una vez que salen las estrellas, ya se considera un nuevo día. A esto hubo quienes respondieron que todo va según la hora del inicio, y por cuanto que el banquete se inició en Purim, la continuación del banquete en horas de la noche se considera también correspondiente a Purim. Lo mismo ocurre en lo referente a las leyes de la bendición después de la ingestión de alimentos, el «birkat ha Mazón«, ya que si se inició la comida durante el día y se concluyó tarde en la noche, se recita igualmente el agregado de «Al Hanisim«. Además, en el caso de las ciudades no amuralladas al concluir en éstas el día, está comenzando Purim en las amuralladas, por lo que corresponde igualmente alegrarse. De todas maneras a priori es mejor comenzar con el banquete en pleno día y en caso de que se prolongue hasta después de la salida de las estrellas no hay problema, ya que la principal parte del banquete la cumplieron de día.

Hay quienes dicen que es mejor apurarse y cumplir con el banquete en horas de la mañana, de modo tal que quien se embriaga tiene tiempo de despabilarse hasta el servicio de Minjá por la tarde, empero la costumbre más extendida es iniciar el banquete pasado el mediodía.

Es bueno dedicarse un rato al estudio de la Torá antes de iniciar el banquete, tal como está escrito en el Libro de Esther (8:16): «Para los judíos hubo luz y gran alegría» lo cual fue interpretado por nuestros sabios que la luz hace referencia a la Torá y en virtud del estudio de la Torá se puede alcanzar la alegría completa (Ramá 695:2).

Quien sepa que de embriagarse ya no podrá recitar el rezo de Minjá o de Arvit, según la opinión mayoritaria de los juristas que no deberá embriagarse (————-). Empero Maran, el Rav Kuk de bendita memoria, escribió que quien bebe en Purim cumple con un precepto y quien está ocupado cumpliendo con un precepto, está exento en ese momento de cumplir con otro (Oraj Mishpat Hashmatot 7).

14 – Leyes referentes al ebrio y al borracho respecto de la recitación de bendiciones y al servicio de Arvit

Definimos como ebrio a quien si bien está afectado por el alcohol, le resulta difícil concentrarse y expresar su pensamiento, pero aun así, está en condiciones de estar en presencia de un rey, mientras que borracho es aquel que bebió tanto que no está en condiciones de presentarse ante un rey.

Ambos pueden recitar las bendiciones del disfrute y si bien a priori es conveniente que el borracho no bendiga, aquellas bendiciones que pasado el momento de pronunciarlas ya no se pueden recitar más tarde, tiene permitido hacerlo, por lo que en definitiva, un borracho podrá pronunciar las bendiciones del disfrute, “birkat hamazón” y la bendición posterior a la evacuación “asher iatzar”.

En cambio, las reglas referentes al rezo son más estrictas, por lo que una persona ebria o borracha no habrá de recitar Arvit hasta que se le pase el estado etílico y lo pueda hacer con sobriedad. En el caso en que haya un “minián” que empieza a rezar y de abstenerse de participar se quedaría sin posibilidad de rezar más tarde con quórum, en el caso del ebrio puede sumarse al servicio si lee del “sidur”, por cuanto que  a posteriori su rezo es válido, pero en el caso del borracho no habrá de sumarse al servicio de ninguna manera, por cuanto tiene terminantemente prohibido rezar y su plegaria es considerada una abominación.

En el caso que  quien bebió siente un profundo cansancio, al punto que si no reza en ese momento más tarde ya no lo podrá hacer, la persona ebria podrá recitar toda la “tefilá”, mientras que en el caso del borracho podrá recitar el “shemá” mas omitirá las bendiciones previas y la posterior y se abstendrá de recitar la “amidá”.

Y aunque el borracho se duerma sin haber rezado, no carga con culpa alguna por cuanto que su estado etílico se debe al cumplimiento de un precepto, y quien cumple con un mandamiento en ese preciso momento está exento de cumplir con otro. A la mañana siguiente habrá de recitar la “amidá” dos veces, la primera será por el servicio de la mañana (shajarit)  y la segunda como compensación por el Arvit que se perdió la noche anterior.

En caso de que una persona esté en la duda de  si su estado es de ebriedad o borrachera, que rece Arvit con todos, ya que en Purim el rey tiende a ser “más condescendiente” con quien bebió, dado que éste es el precepto especial del día.

15 – Horario del banquete festivo cuando Purim cae en víspera de Shabat

Cuando Purim cae viernes, se acostumbra a iniciar el banquete antes del mediodía por respeto al Shabat y quien no haya alcanzado a hacerlo, que lo inicie al menos tres horas antes de la puesta del sol. A posteriori, se puede empezar con el banquete hasta la puesta del sol, empero, si se sentó a comer con proximidad al horario de encendido de velas, que se cuide de comer poco para poder ingerir las comidas sabáticas con apetito.

Existe otra costumbre que es practicada por algunos de los grandes maestros y es la de unir el banquete de Purim con la comida de Shabat, pero algunos juristas dicen que esto debe ser hecho solo a posteriori. En la práctica, la costumbre se aplica de la siguiente manera: se reza Minjá de Purim antes de iniciar el banquete y se comienza a comer cuando todavía es de día. Media hora antes de la puesta del sol se encienden velas sabáticas, se coloca un mantel por sobre el pan y se recita “kidush” de Shabat con vino. Por cuanto que en el banquete de Purim ya se recitó la bendición inicial del vino, ésta se omitirá en el “kidush”. Una vez concluido el “kidush”, se continúa con el banquete y en esta nueva etapa del mismo se debe  ingerir el equivalente a unos 58 gramos de pan y de ninguna manera menos de 29 gramos en honor a la comida de Shabat. Una vez concluido el banquete se recita “birkat hamazón” agregándose “retzé” en la tercera bendición como agregado sabático y “al hanisim” en los agradecimientos que figuran después de la cuarta bendición y que se inician con la fórmula “harajamán”, como adición por Purim. Tras la finalización del banquete se recita el servicio de Arvit.

16 – Los disfraces y la prohibición de la Torá de que un hombre vista ropa de mujer y viceversa

Muchos acostumbran a disfrazarse en Purim, y si bien esta costumbre no tiene bases en el Talmud y no figura como deber festivo entre los sabios de las últimas generaciones, de todas maneras se le han dado diferentes explicaciones. La primera es que el disfrazarse, lleva a que la gente se ría y se incremente la alegría de Purim.  Además, el hecho de que una persona se vista de una manera no habitual, le ayuda a manifestar su amor y su camaradería hacia los demás. Otra explicación sostiene que las diferentes vestimentas que nos cubren a diario, actúan como factor divisivo y separatista entre las personas, mientras que el disfrazarse en Purim contribuye a hacer caer las barreras interpersonales y así generar un sentimiento de unión. Otra idea es que mediante los disfraces, nos damos cuenta hasta qué punto estamos influidos por la exterioridad y ello contribuye a que contemplemos la interioridad que se revela en Purim. Otro de los mensajes que encierra el disfrazarse, es que un judío aunque esté vestido con ropajes gentiles, en su interioridad se mantiene completamente fiel a su origen, tal como aprendemos de la historia de Purim.

El Maharí Mintz en su respuesta número 16, sostiene que en Ashkenaz grandes rabinos y sus familias se disfrazaban, hombres con ropas de mujer y mujeres con ropa de hombre y recalca que no corresponde reprenderles por cuanto que la prohibición de la Torá, de que hombres y mujeres no intercambien atuendos, se aplica cuando la finalidad es licenciosa, empero en Purim la finalidad es cumplir con el precepto de alegrarse. El Ramá (696:8) confirma que tal es la costumbre aceptada.

De todas maneras, la mayoría de los juristas prohíbe que hombre se disfrace de mujer y viceversa (Bait Jadash Ioré Deá 182, Tur Zahav 4). En base a estas sentencias, muchos de los sabios de las últimas generaciones sostienen, que se debe reprobar a quienes se disfracen con ropas del otro sexo y así es correcto proceder. Hay quien dice que si sólo se puso una prenda del sexo opuesto, mientras que los restantes ropajes permiten reconocer su género original, no se le debe prohibir (Prí Megadim).

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