Pninei Halajá

Zmanim (Tiempos)

1 – El precepto de asentarse en la Tierra de Israel.

El día 5 de Iyar del año cinco mil setecientos ocho desde la creación del mundo, cuando se estableció el Estado de Israel, el pueblo judío tuvo el mérito de poder cumplir con el precepto de asentarse en la Tierra de Israel. Si bien con anterioridad cada judío que habitaba la Tierra de Israel cumplía un precepto, tal como está escrito (Talmud Tratado de Ktuvot 110(B)): «Un judío debe siempre vivir en la tierra de Israel aunque esté solo en medio de una ciudad de idólatras y no habrá de vivir fuera de la Tierra de Israel aunque sea en una ciudad de mayoría judía, ya que todo judío que habita en la Tierra de Israel es como si tuviese D´s y todo judío que habita fuera de la Tierra de Israel es como si no tuviese D´s». De todas maneras el precepto se cumple principalmente por intermedio de todo el pueblo de Israel mediante el ejercicio de la soberanía judía sobre la tierra patria, y el precepto individual de cada judío de habitar en ella, se deriva del precepto colectivo que pende sobre toda la nación.

Sobre esto está escrito (Números 33:53): «Y desposeeréis a los habitantes de la tierra y morareis en ella porque Yo os la he dado a vosotros». «Desposeeréis» implica conquistar la tierra y ejercer sobre ella la soberanía, y «morareis» implica, habitarla para que no permanezca desolada. Asimismo está escrito: (Deuteronomio 11:31): «y la poseeréis y viviréis en ella». Najmánides describió el precepto a cumplir de la siguiente manera: «se nos ordenó heredar la tierra que D´s dio a nuestros ancestros Abraham Itzjak y Yaakov y no debemos abandonarla a manos de otra nación o dejarla desolada» (agregados a los preceptos positivos 4).

Este precepto recae sobre el pueblo de Israel en todas las generaciones, aunque por muchos años no pudimos cumplir el precepto pues carecíamos de ejército y armamento para conquistar nuestra tierra y asentarla. Gracias a D´s, en las últimas generaciones, el espíritu nacional se despertó y los judíos se reunieron paulatinamente en la Tierra de Israel, plantaron en ella árboles, desarrollaron su economía, organizaron una fuerza de defensa, lucharon contra un gobierno extraño y así cuando el Mandato Británico sobre la Tierra de Israel llegó a su fin, nuestros representantes pudieron declarar el establecimiento del Estado de Israel. Desde entonces el pueblo judío comenzó colectivamente a cumplir con el precepto de asentarse en la Tierra de Israel y si bien aún, no todo el territorio patrio está en nuestras manos, y todavía dependemos en cierto grado de las naciones del mundo, volvimos al cumplimiento real del precepto de asentarnos en nuestra patria ancestral.

Las leyes referentes al duelo por la destrucción de la Tierra de Israel, tienen una estrecha relación con el grado de soberanía judía que sobre la misma se ejerce. Nuestros sabios dispusieron que todo aquél que ve las ciudades de Judea destruidas ha de recitar: «tus ciudades sagradas se transformaron en desierto», y paso seguido debe rasgar sus vestiduras. Los juristas explican que la definición de destruidas depende del gobierno, ya que cuando la Tierra de Israel está regida por extraños, aunque la mayoría de los habitantes de las localidades sean judíos se les considera destruidas y se rasgan las vestiduras al divisarlas. Por el contrario, cuando la Tierra de Israel está gobernada por judíos, aunque la mayoría de los habitantes sean no judíos no se las considera destruidas y no se rasgan las vestiduras al contemplarlas (Beit Iosef y Bait Jadash Oraj Jaím 561, Maguén Abraham 1, Mishná Berurá 2).

Nuestros sabios elogiaron de sobremanera el precepto de asentarse en la Tierra de Israel al grado de que la hicieron equivalente al cumplimiento de todos los preceptos (Sifrí Reé 53).

2- Inicio de la redención («atjalta de gueula») y Santificación del Nombre de D´s.

Al establecerse el Estado de Israel llegó a su fin el oprobio del exilio. Generaciones tras generaciones deambulamos por el exilio sufriendo humillaciones terribles, despojos y asesinatos. Fuimos la burla de las naciones y se nos consideraba ovejas destinadas al matadero a las que se podía degollar. Los gentiles nos decían que no teníamos ya esperanza alguna, se trataba de una terrible situación de profanación del Nombre Divino, pues por cuanto que Su Nombre está sobre nosotros, al ser humillados también Su nombre se profana entre las naciones (ver Ezequiel 36).

Los profetas de Israel anunciaron en nombre de D´s: «Por cuanto os tomaré de entre las naciones y os recogeré de todos los países y os traeré a vuestra propia tierra» (Ezequiel 36:24). «Y construirán casas y las habitarán y plantarán viñedos y comerán sus frutos» (Isaías 65:21). «Nuevamente plantarán viñedos sobre las montañas de Samaria. Los labradores plantarán y dispondrán de su fruto» (Jeremías 31:4). «Y la tierra asolada será cultivada en los lugares donde era una desolación a los ojos de los que pasaban por allí. Y dirán: Esta tierra que era desolada se convirtió en el jardín del Edén, y las ciudades desiertas y en ruinas están fortificadas y habitadas» (Ezequiel 36:34-5). «Y haré retornar el cautiverio de Mi pueblo Israel y reconstruirán las ciudades asoladas y las habitarán. Y plantarán viñedos y beberán su vino. Cultivarán también huertos y comerán sus frutos. Y yo los plantaré en su propio suelo y no serán más arrancados de la tierra que les di, dice el Eterno su D´s» (Amós 9:14-5).

Sin embargo, al transcurrir tantos años sin que la promesa de D´s se cumpla, se propagó por el mundo la profanación del Nombre Divino y los enemigos del Pueblo de Israel llegaron a la conclusión de que no había ya posibilidades de que los judíos vuelvan a su terruño. Nuestros sabios de benditas memoria, vieron en el retorno de los exiliados un milagro extraordinario, al punto que sostuvieron que «la reunificación de los exiliados es grande como el día en que se crearon los cielos y la tierra» (Tratado de Pesajim 88(A)). Y he aquí que el milagro ocurrió, la palabra de D´s se cumplió y se transformó en una masiva santificación del Nombre Divino, que fue engrandeciéndose con la Guerra de los Seis Días en la que liberamos a Jerusalém y las otras ciudades santas de Judea y Samaria.

Este proceso de reunión de los exiliados y el reverdecimiento de los páramos de la Tierra de Israel que adquirió gran impulso en días del establecimiento del Estado Judío, es el comienzo de la redención. Tal como lo explicó Rabí Aba (Tratado de Sanhedrín 98(A)): «No tienes un final (del exilio) más revelado que cuando se cumple (lo que anunció Ezequiel 36:8): «pero vosotros, oh montañas de Israel, haced brotar vuestros pimpollos y dad vuestro fruto a Mi pueblo Israel porque están cercanos». Rashi explica que «no hay señal más revelada de que llegó a su fin el exilio que cuando la Tierra de Israel vuelva a dar su fruto en abundancia».

Sin embargo, aún tenemos mucho por corregir y lamentablemente todavía no tuvimos el mérito de retornar en teshuvá completa y reunirnos todos en la Tierra de Israel. Empero nuestros sabios de bendita memoria nos enseñan (Tratado de Sanhedrín 98(A)), que hay un tipo de redención que es «inmediata», mediante el completo retorno a D´s y el cumplimiento de sus preceptos y otro tipo es «en su momento», a través de la evolución de procesos naturales. Esto implica que cuando llegue el momento indicado, aunque el pueblo de Israel no retorne a D´s por completo, se iniciarán procesos naturales que estarán acompañados de enormes problemas y terribles sufrimientos que llevarán al pueblo judío a retornar a su tierra ancestral para reconstruirla y de esa manera la completa redención se acercará paso a paso. Los sufrimientos que acompañarán al proceso de redención natural son denominados «dolores de parto del Mashíaj» y cuanto más nos reforcemos en el cumplimiento del precepto de asentamiento en la Tierra de Israel así como en el retorno a D´s y sus preceptos, más atenuados serán los «dolores de parto» y éstos se nos presentarán bajo formas agradables (según Rabí Eliahu de Vilna en su libro «Kol HaTor»). Respecto de este tipo de redención nuestros sabios dijeron «Así es la redención del pueblo de Israel, poco a poco y cada vez aumentando de más en más» (Talmud Jerosolimitano Tratado de Brajot 1:1).

Según la Torá y los distintos profetas el proceso de la redención se desarrolla de la siguiente manera: en un inicio habrá un retorno menor a D´s y sus preceptos y en virtud de este, el pueblo de Israel se reunirá en su tierra y ésta volverá a dar su fruto, y paso seguido D´s nos insuflará de un espíritu superior que nos llevará al completo retorno.

3- La salvación del pueblo de Israel.

En Yom Haatzmaut, el pueblo de Israel se salvó de la esclavitud adquiriendo la libertad, liberándose del sometimiento a los poderes extranjeros para adquirir independencia política. A raíz de esto, la nación judía se salvó de la muerte y obtuvo la vida, pues hasta entonces nos estaba vedado defendernos de nuestros perseguidores y desde entonces con la ayuda de D´s nos defendemos exitosamente. Si bien nuestros enemigos no han cesado aún de procurar nuestro exterminio, desde que se constituyó el Estado de Israel, por gracia Divina, contamos con un ejército, una fuerza de protección que nos permite defendernos y derrotar a nuestros perseguidores. En más de medio siglo de existencia del Estado de Israel, cayeron en combate y atentados terroristas alrededor de veinte mil judíos, empero pocos años antes de la constitución del Estado, en solo cinco años, durante la Shoá, fueron asesinados seis millones de nuestros hermanos. Esto representa un número más de trescientas veces mayor y pauta la diferencia entre tener o no la posibilidad de defendernos

Inclusive para los judíos de la diáspora, la vida se ha tornado más segura, pues hoy tienen un país que siempre está listo a recibirlos y actúa en su favor en el ámbito internacional. Antes del establecimiento del Estado de Israel, las naciones no prestaban prácticamente atención a las denuncias judías de persecución y masacres que tenían lugar en diferentes países. A partir del surgimiento del Estado de Israel, hasta las naciones más sanguinarias tuvieron que tener en cuenta la integridad de los judíos que habitaban en sus territorios, por efecto de las posibles acciones de represalia que podría emprender el Estado Judío. Inclusive el régimen comunista se vio en la necesidad de flexibilizar sus criterios y permitir que judíos puedan traspasar la Cortina de Hierro y salir al mundo libre, cosa que sería impensable antes de 1948.

La salvación del pueblo de Israel en virtud de la independencia política tiene también un aspecto espiritual, ya que el pueblo judío sufrió una gran crisis espiritual durante la Edad Moderna. Las posibilidades de inserción social y nacional que se presentaron ante el judío, generaron una enorme tentación de asimilarse. No es este el sitio en el cual explayarse sobre las causas de la crisis, el Rav Kuk de bendita memoria solía ocuparse extensamente de esta cuestión. En la práctica, en cada país que atravesó el proceso de modernización, se generó un peligroso proceso de abandono de la religión judía y asimilación. Este proceso, hasta el día de hoy amenaza la misma existencia de las comunidades judías en el exilio. El proceso de asimilación tuvo su inicio hace unos doscientos años en Europa Occidental y se expandió paulatinamente a Europa Oriental y a las ciudades capitales de los países árabes que estaban más desarrolladas. En la gran comunidad judía de los Estados Unidos, la mayoría de los judíos se casan con gentiles y aquellos que desposan judíos tienen muy pocos hijos. En este contexto, las comunidades judías de la diáspora tienden a desaparecer, al tiempo que únicamente en el Estado de Israel la población judía crece y el fenómeno asimilatorio es menor. Más aún, el porcentaje de judíos allegados a la Torá es más alto que en cualquier otra comunidad judía del extranjero. Esta salvación espiritual es fruto del establecimiento del Estado de Israel que permitió la reunión de los dispersos y evitó la tentación de la asimilación en el extranjero.

Vemos entonces que Yom Haatzmaut fue coronado con tres santidades, la del cumplimiento del precepto del asentamiento en la Tierra de Israel, la de la santificación del Nombre de D´s a ojos de las naciones que vieron iniciarse la redención y la santidad de la salvación del santo pueblo de Israel.

4 – Los tres juramentos.

Está escrito en el Cantar de los Cantares (2:7): «Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalém, por las gacelas y por las siervas del campo, que no despertéis ni agitéis a mi amada hasta que ella quiera». Nuestros sabios explicaron el versículo (Tratado de Ketuvot 111(A)) diciendo que D´s hizo jurar tres juramentos, dos al pueblo de Israel, en cuanto a que no desafíen a las naciones y no migren a Israel todos juntos «cual muralla», y un juramento hizo jurar a las naciones gentiles, respecto de que no sometan al Pueblo Judío más de la cuenta. Luego el Talmud agregó otros tres juramentos que D´s hizo jurar al pueblo de Israel: «que no revelen el final, que no lo alejen y que no revelen el secreto a las naciones». Rabí Eleazar agregó: «D´s les dijo a los israelitas: si cumplen el juramento mejor para ustedes y si lo quiebran Yo permitiré que vuestras carnes sean devoradas como la de las gacelas en el campo».

Uno de los sabios medievales, Rabí Isaac De León, autor del libro «Meguilat Esther», entendió que el significado de los juramentos es que «no nos rebelemos ante las naciones emprendiendo campañas de conquista violenta de la Tierra de Israel» y esta es la intención de evitar “migrar cual muralla”. De aquí concluyó que no es preceptivo asentarse en la Tierra de Israel hasta el arribo del Mashíaj (comentario sobre las adiciones de Najmánides a los preceptos positivos 4).

Empero, según la mayoría de los grandes sabios tanto medievales como de las últimas generaciones, el precepto de asentarse en la tierra de Israel es permanente y aplica en todas las épocas, tal como lo escribió Najmánides y tal como se sentenció en el Shulján Aruj (Even Haezer 75:3-5), y tal como lo escribió en Pitjei Teshuvá (Even Haezer 75:6). Vemos entonces que no debemos aprender de este texto agádico del Talmud que el precepto de asentarse en la Tierra de Israel no esté vigente en nuestros días.

El significado de los tres juramentos, recibió numerosas interpretaciones. Lo que se desprende de algunas de estas es que no se debe forzar el final y ascender a la Tierra de Israel por la fuerza sin considerar circunstancias prácticas. Esto se debe a que existe siempre el riesgo de que por efecto del sufrimiento del exilio y la milenaria expectativa de llegar finalmente a la Tierra de Israel, los judíos decidan migrar sin poseer la capacidad práctica de construir el país y enfrentarse con la oposición de las naciones del mundo, de modo tal que la migración apresurada conduzca a la destrucción y no a la redención. Respecto de esto, es que D´s nos hizo jurar que no migremos sin tomar en cuenta todas las circunstancias, sino que construyamos el país paulatinamente coordinando nuestros pasos con las naciones del mundo o mediante milagros celestiales manifiestos en el marco de una redención «inmediata».

Es así que finalmente el flujo migratorio a la Tierra de Israel fue paulatino, la comunidad judía se fue asentando paso a paso y paralelamente se llevó a cabo una actividad diplomática por parte de la Organización Sionista Mundial, hasta que finalmente las naciones del mundo reconocieron el derecho del Pueblo Judío de retornar a su tierra ancestral y construir en ésta su hogar nacional. Al ver estos procesos, Rabí Meir Simja de Dvinsk z”l escribió que tras la conferencia de San Remo «se disipó el temor a los juramentos».

5 – El establecimiento de un día festivo para todas las generaciones en el Día de la Independencia (Yom Haatzmaut).

Es preceptivo fijar un día de fiesta y acción de gracias a D´s por la salvación del pueblo de Israel y en virtud de este criterio se fijaron en su momento las celebraciones de Purim y Janucá para todas las generaciones. Si bien existe una prohibición de agregar preceptos a los ya existentes en la Torá, en el caso de las fechas rabínicas de acción de gracias, aprendemos que tienen lugar en el calendario por deducción de lo ocurrido con la salida de Egipto. Al salir de Egipto y pasar de la esclavitud a la libertad, se nos ordenó celebrar la festividad de Pesaj y entonar cantos de alabanza año tras año, por lo que se deduce que en Purim que nos salvamos del exterminio físico, debemos de celebrar también (Tratado de Meguilá 14(A)). Asimismo, en base a esta lógica se fijó también la festividad de Januca (comentario del Ritba allí). El Jatam Sofer explicó (Ioré Deá —- 233 y Oraj Jaím 208) que dado que este precepto se aprende por deducción de la Torá, se le considera como un precepto de la misma Torá. Empero, por cuanto que en el Pentateuco no tenemos una indicación clara de cómo se debe instituir una fiesta y cualquier recordatorio que se haga del milagro acaecido cumple con el precepto de la Torá, los sabios instituyeron en Purim que se lea el Libro de Esther, se celebre un banquete, se envíen porciones de comida y entreguen presentes a los pobres, y en Janucá, que se enciendan velas.

En base a este principio, los judíos de diferentes comunidades acostumbraron a conmemorar con días festivos, los milagros y las salvaciones acaecidos a cada comunidad en particular. En muchos sitios, a estas celebraciones se les dio el nombre de Purim, de manera tal que existieron «Purim de Frankfurt» o «Purim de Tiberias». En otras partes en estos días se acostumbró a celebrar con un banquete, envío de porciones de comida y entrega de presentes a los pobres. El Maharam Elshakar (cap. 49) sostiene que las conmemoraciones de las diferentes comunidades tienen vigencia halájica y los descendientes de quienes se salvaron deben continuar celebrándolas, aunque con el tiempo se hayan mudado a otras ciudades, y esta opinión fue corroborada por los juristas de las últimas generaciones (Maguén Abraham 686:5 y Eliá Rabá allí).

El gran erudito Rabí Meshulam Rata escribió que «no cabe duda que ese día (el 5 de Iyar) que fue establecido por el gobierno, el parlamento (que son electos por el pueblo) y la mayoría de los rabinos para ser conmemorado en todo el país en recuerdo del milagro de nuestra salvación y nuestra liberación, es preceptivo transformarlo en un día festivo, día de alegría y recitación del Halel» (Responsa Kol Mevaser I 21).

6 – Recitado de “Halel”.

Es preceptivo recitar el “Halel” en días especiales para agradecer y alabar a D´s por los milagros que nos ha dispensado. En primer lugar figuran los días festivos de la Torá: Pesaj, Shavuot y Sucot, en los que recordamos las maravillas que D´s obró al sacarnos de Egipto, entregarnos la Torá y conducirnos por el desierto hacia Eretz Israel.

Asimismo los sabios establecieron recitar “Halel” todos los días de Janucá, tal como está escrito en una Mishná exterior o “Baraita” (Meguilat Ta’anit capítulo 9): «¿Qué vieron los sabios en los días de Janucá que fijaron que en ellos se recite Halel? Esto es para que aprendas que por cada salvación que obró D´s con los hijos de Israel, éstos le recitan a D´s “Halel” y alabanzas, tal como está escrito en el libro de Ezra (3:11): ´Y respondieron con alabanzas y agradecimientos al Eterno porque Él es bueno´»

El Talmud explica (Tratado de Pesajim 117:A) que tras el milagro del cruce del Mar Rojo «los profetas entre los judíos instituyeron que por cada salvación a cada desgracia que pueda sobrevenir en un futuro, deberán recitar “Halel», y Rashi explica que en virtud de esta tradición los sabios en días del Segundo Templo dispusieron que se recite “Halel” en Janucá.

Es así que de lo visto se desprende que debemos recitar “Halel” por el milagro que nos prodigó D´s en Yom Haatzmaut, por efecto del cual nos salvamos de la peor de las desgracias, el exilio y el sometimiento a los extranjeros que causó todas las persecuciones y las espantosas masacres a lo largo de dos mil años.

Debemos ser sumamente cuidadosos de no mostrarnos desagradecidos con D´s y ya dijeron nuestros sabios, que todo aquél que agradece por el milagro que le ocurrió es beneficiado con otro milagro aún mayor. Por otra parte, si no agradecemos, podríamos estar alejando la redención (D´s no lo quiera). Se cuenta sobre el Rey Ezequías que era justo y tuvo el mérito de difundir la Torá en el seno del pueblo de Israel. Durante su reinado Senaquerib Rey de los asirios avanzó sobre Jerusalém al frente de un ejército enorme para destruirla y Ezequías en ese momento cayó enfermo de suma gravedad. A pesar de lo grave de la situación, no perdió la confianza en D´s, oró y el Eterno le hizo un gran milagro, por efecto del cual sanó y todo el ejército asirio pereció en una sola noche. En ese momento D´s quiso hacer de Ezequías el Mashíaj y de Senaquerib Gog y Magog y traer la redención al mundo. Empero Ezequías no entonó un cántico de acción de gracias, no recitó el “Halel” por su redención. Entonces, en las esferas celestiales se pronunció la cualidad del Rigor delante de D´s: «Soberano del Universo: si a David, Rey de Israel, que entonó cuantiosas alabanzas delante de ti no le coronaste como Mashíaj, ¿a Ezequías que tras prodigarle tantos milagros no entonó canto alguno de alabanza habrás de coronarlo? Es así que en virtud de esto la coronación quedó sin efecto». Hubo gran pesar en todos los mundos, la tierra quiso entonar alabanzas en su lugar, el ángel encargado del mundo quiso justificar a Ezequías, empero sus apologías no fueron escuchadas y se perdió en ese momento la oportunidad. Dijo entonces el profeta: «Ay de mí, ay de mí, ¿hasta cuándo?» (Tratado de Sanhedrín 94(A)).

Nosotros oramos durante numerosas generaciones «Eleva el estandarte y reúne a nuestros exiliados» y «guíanos prontamente erguidos hacia nuestra tierra», y hete aquí que en el mero momento en que nuestras oraciones son aceptadas ¿no habremos de agradecer? En los Salmos (106:47) leemos: «Sálvanos, oh Eterno, D´s nuestro y reúnenos de entre las naciones, para que alabemos Tu Santo nombre» y ahora que D´s nos reunió finalmente ¿no habremos de agradecer a Su Nombre Santo y no habremos de alabarlo?

7 – “Halel”: ¿con o sin bendición previa?

Hay quienes opinan que si bien es deber agradecer a D´s en Yom Haatzmaut, el “Halel” se debe recitar sin bendición previa, justificando esta idea con cinco argumentos: a) Según el Rabino Jida (Jaim David Azulay N. de T.), de acuerdo con algunos de los sabios medievales, el “Halel” se recita acompañado de su bendición previa sólo cuando el milagro fue para todo el pueblo judío, y en la Tierra de Israel en Yom Haatzmaut, habitaba sólo una minoría de la nación. b) Se agradece únicamente por una salvación completa y nosotros todavía vivimos bajo la amenaza de nuestros vecinos. c) La situación espiritual de parte de la población y algunos de los gobernantes deja aún mucho que desear. d) Se debe actuar conforme con la idea de que el “Halel” se recita ante milagros revelados como el de la vasija de aceite en Janucá, mientras que la fundación del Estado de Israel se trata de un milagro que se presentó envuelto en ropajes naturales. e) No queda claro si el día que corresponde celebrar es el de la declaración de la independencia, el de la finalización de los combates o el día en que las Naciones Unidas votaron la recomendación del establecimiento del Estado de Israel que cae el 16 de Kislev (29 de Noviembre).

En virtud de estas dudas o algunas de ellas, inicialmente el Consejo del Rabinato de Israel ordenó, que en Yom Haatzmaut se recite durante el servicio de Shajarit el “Halel” sin bendición previa. Empero una vez que el Estado completó su año veintiséis de existencia, habiendo tenido ya el mérito de liberar Samaria y Judea, habiendo superado exitosa y victoriosamente la guerra de Yom Kipur a pesar de las difíciles condiciones iniciales, con más de tres millones de judíos viviendo en nuestra tierra ancestral que representan cinco veces más que el número existente el día que se declaró la independencia, nuevamente se reunió el Consejo del Rabinato de Israel. Esta reunión tuvo lugar por iniciativa del Rabino Principal de Israel, el Rabino Shlomo Goren de bendita memoria, el 25 de Nisán del 5734 y su tema central fue el recitado del “Halel” en Yom Haatzmaut. Por mayoría se decidió que corresponde recitar todo el “Halel” con bendición previa y en virtud de esta decisión, mi maestro el Rabino Tzví Iehuda Hacohen Kuk de bendita memoria, decidió recitar el “Halel” con bendición previa en la Yeshivá Merkaz HaRav y así lo hacen todos sus alumnos.

En relación a las dudas respecto de si el milagro abarca a todo el Pueblo Judío, se explicó que la salvación realmente incluye a toda la nación (ver arriba inciso 3), además los habitantes del Estado de Israel son considerados como la generalidad de la nación (Clal Israel) y el día de acción de gracias se fijó en el día de la declaración de la independencia, pues ese fue el inicio del proceso de salvación y redención.

8 – La bendición de «Shehejeianu» y el recitado del “Halel” por la noche.

De acuerdo con el gran erudito Rabí Meshulam Rata, corresponde recitar la bendición de «Shehejeianu» en Yom Haatzmaut al igual que en los demás días festivos incluidos Purim y Janucá, ya que se trata de un día de fiesta (Yom Tov), en el que el Pueblo Judío fue salvado. Él es de la idea de que el deber de recitar «Shehejeianu» depende de la alegría y por lo tanto quien no está especialmente alegre puede recitar la bendición en Yom Haatzmaut pero no está obligado a hacerlo, mientras que quien está feliz por el establecimiento del Estado de Israel debe recitar «Shehejeianu».

Muchos opinan que no corresponde recitar «Shehejeianu» en Yom Haatzmaut, ya que nuestros sabios establecieron que la bendición se recite solo en días festivos que tienen prohibición de realización de labores, tales como las tres fiestas de peregrinación, Rosh Hashaná y Kipur. Según esta idea, en Janucá y en Purim se recita «Shehejeianu» no por el día en sí, ya que no tiene prohibición de labores, sino por un precepto específico de cada fecha, la lectura de libro de Esther en Purim y el encendido de velas en Janucá. Empero por el día en sí que no tiene prohibición de labores, no se recita la bendición.

Quien quiera cumplir con excelencia de acuerdo con todas las opiniones, habrá de vestir una prenda nueva por la que habrá de recitar «Shehejeianu» y que ponga intención de que el recitado incluye también el día. En caso de que la persona que recita «Shehejeianu» es un oficiante de servicios religiosos, que aproveche a bendecir por su nueva prenda antes de comenzar el “Halel” y así también hará cumplir con la obligación al resto de la congregación. Hay quienes opinan que por ser Yom Haatzmaut un día en que tuvo lugar la salvación para el pueblo judío, así como sucedió con la Salida de Egipto, es menester recitar el “Halel” también por la noche. Así acostumbraba a hacerlo el Rabino Goren y así se acostumbra a hacer en numerosas congregaciones. Empero muchos opinan que el recitado del “Halel” en la noche de Pesaj es un caso particular, y no se debe inferir de este para otros días, y como prueba arguyen que en todos los demás días festivos el Halel se recita solo en horas del día. Por esta razón no se debe de recitar “Halel” en la noche de Yom Haatzmaut y la mayoría de los alumnos del Rav Tzví Iehuda Kuk así acostumbran.

9 – En la mayoría de los casos Yom Haatzmaut es pospuesto.

El día cinco de Iyar puede caer en los días lunes, miércoles, viernes o sábado. En los años en que Yom Haatzmaut cae en viernes o sábado, hay lugar al temor de que los festejos de la independencia y sus diferentes actos oficiales, lleven a incurrir en la profanación pública del Shabat y por lo tanto de acuerdo con un pedido especial del Rabinato de Israel, se decidió que cuando el día cinco de Iyar caiga un sábado o un viernes, se celebren los festejos el día jueves (3 o 4 de Iyar). Tiempo después se dieron cuenta que cuando Yom Haatzmaut cae un lunes, los preparativos de Yom Hazikaron (día de recordación de los caídos en las guerras de Israel que se conmemora siempre el día anterior a Yom Haatzmaut N. de T.) que se inicia el sábado por la noche, causan que muchos judíos profanen el Shabat y por lo tanto, en virtud del pedido del Rabinato de Israel, se decidió que en ese caso, se pospongan en un día, de modo tal que Yom Hazikaron caería el 5 de Iyar y Yom Haatzmaut el 6. De lo anterior resulta que en la práctica, en tres de los cuatro días en los que puede caer Yom Haatzmaut se adelanta o retrasa el festejo.

Sabemos que los sabios suspendieron el cumplimiento de los preceptos de Shofar o el Lulav por temor a que se transporten por el dominio público en Shabat cuando Rosh Hashaná o Sucot caen en sábado. Vemos que los sabios suspendieron el cumplimiento de preceptos de la Torá por temor a la profanación del Shabat, empero el mismo día de festejo resulta inamovible por estar fijado por la Torá . Sin embargo días festivos fijados por los sabios, se pueden adelantar o posponer. Por ejemplo, cuando Purim cae en Shabat, el día viernes se lee la Meguilá de Esther y se reparten los presentes a los pobres, en Shabat se lee la porción festiva de la Torá y se agrega «Al Hanisim» y el domingo se realiza el banquete festivo y se envían porciones de comida (Shulján Aruj Oraj Jaím 688:6, Mishná Berurá 18 y más adelante capítulo 17 inciso 5).

Yom Haatzmaut se celebra conforme con el decreto de los representantes del pueblo y del Rabinato de Israel en el día en que se estableció el Estado y en ese día se debe agradecer a D´s por la salvación.

Además, resulta interesante el hecho de que la declaración de la independencia se anticipó en un día para no profanar el Shabat, ya que el Mandato Británico sobre la Tierra de Israel cesaba a la medianoche de Shabat y como los representantes del pueblo no querían declarar el Estado profanando la santidad sabática, se adelantó la ceremonia para el viernes 5 de Iyar al mediodía.

10 – Yom Ierushalaim.

Durante la Guerra de los Seis Días el pueblo de Israel, con ayuda Divina, pudo derrotar contundentemente a sus enemigos. La guerra se desarrolló en tres frentes y durante los seis días que duraron los combates, nuestros enemigos se desplomaron y fueron absolutamente derrotados. En esos días fueron liberados todos los lugares santos de Judea y Samaria y por encima de todos Jerusalém y el sitio del sagrado Templo, amén de la península del Sinaí y las alturas del Golán. Todo aquel que contempló los acontecimientos con una chispa de fe en su corazón, vio claramente la cristalización de lo dicho en la Torá (Deuteronomio23:15): «pues el Eterno tu D´s que anda entre tus campamentos para salvarte y entregar a tus enemigos en tu mano…». Esa victoria fue realmente un milagro manifiesto.

A los efectos de agradecer a D´s y publicitar el milagro, el Rabinato de Israel bajo la dirección de los rabinos Iser Iehuda Unterman e Itzjak Nisim, instituyó el día veintiocho de Iyar, que es cuando fueron liberados la ciudad vieja de Jerusalém y el Monte del Templo, como día de acción de gracias y alegría para todo el pueblo de Israel. Asimismo instituyeron que se recite el “Halel” con bendición previa después del servicio de Shajarit. En la toma de decisión participaron también los rabinos Zavin e Israeli.

11 – Afeitado, corte de cabello, celebración de bodas y recitado de Tajanún.

Una vez establecido Yom Haatzmaut como día de alegría y acción de gracias, surgió el interrogante de si las costumbres luctuosas del conteo del “Omer” recaen o no sobre este día festivo. Se expresaron ideas en uno y otro sentido. En la práctica, existe acuerdo en el sentido de que no se practican costumbres luctuosas que puedan opacar los festejos, por lo que está permitido tocar música y bailar. Sin embargo, no se han de contraer matrimonios, puesto que la no celebración de bodas no se considera una costumbre luctuosa que opaque la alegría de Yom Haatzmaut.

Quienes acostumbran a afeitarse, es bueno que lo hagan en honor a Yom Haatzmaut así como también vestirse con ropas festivas. En lo relativo al corte de cabello nos parece que sólo quien se vea desaliñado en su cabellera puede hacerlo previo Yom Haatzmaut. Pero quien considera que su imagen es adecuada, podrá cortarse el cabello sólo en Yom Haatzmaut, ya que la alegría de esa fecha anula esta costumbre luctuosa.

El Rabinato de Israel bajo la dirección de los rabinos Unterman y Nisim, decidió que en Yom Yerushalaim los ashkenazíes que en esos días acostumbran mantener costumbres luctuosas, las dejasen sin efecto. Esto se debe a que primeramente, en muchas comunidades, las costumbres luctuosas quedan sin efecto desde Lag Ba’Omer (ver arriba capítulo 3 incisos 2-4), y entonces el día veintiocho que fue establecido como día de acción de gracias y alegría por el milagro que prodigó D´s al pueblo de Israel, la celebración de bodas está permitida.

No se recita Tajanún ni en Yom Haatzmaut ni en Yom Yerushalaim ni en los servicios de Minjá de las vísperas (ver Pninei Halajá leyes de Tefilá 21 inciso 7 y ver también allí 21 inciso 2).

12 – Yom Hazikaron: Día de Recordación de los soldados caídos en las guerras de Israel.

Desde el punto de vista de la halajá, no es necesario establecer un día específico para recordar a los caídos en las guerras de Israel, sino que se debe actuar como en el caso de cualquier otro difunto que es recordado en el aniversario de su fallecimiento y en el cual su hijo o sus parientes cercanos recitan kadish, estudian Torá y dan tzedaká para la elevación de su alma. Quienes buscan hacerlo con excelencia, fijan un homenaje recordatorio y realizan sesiones de estudio de Torá para la elevación de su alma.

Durante nuestra larga historia participamos de innumerables guerras y en muchas oportunidades murieron en ellas más soldados que en todas las guerras del moderno Estado de Israel, y nunca vimos que los sabios hayan establecido un día especial de recordación para los caídos. En caso de victoria se celebró y en caso de derrota se mantuvo luto individual. Los sabios establecieron duelo colectivo sólo en virtud de la destrucción del Templo, que implicó un desmoronamiento nacional y espiritual colectivo, fijando los diferentes ayunos conmemorativos. En realidad la destrucción del Templo es el origen de todas las desgracias, persecuciones y masacres que padeció nuestro pueblo a lo largo de los años del exilio. El ayuno de Guedalia no fue establecido porque él haya sido el mayor de los justos, sino porque con su asesinato se extinguió la luz del remanente de los judíos que permanecieron en Judea tras la destrucción del primer Templo.

Más aún, pocos años antes del establecimiento del Estado de Israel, fueron asesinados con suma crueldad más de seis millones de judíos y ellos son nuestros hermanos en no menor medida que los soldados caídos desde 1948 a la fecha, y además son unas trescientas veces más numerosos. Cabe preguntarse ¿cómo se estableció un día de duelo en memoria de los soldados caídos al igual que por los seis millones de víctimas de la Shoá?

Corresponde fijar un día recordatorio especial en la medida que sirva a los efectos de educar sobre la naturaleza y la misión del pueblo de Israel, así como para destacar el valor de la entrega desinteresada de los caídos en pos de la nación. Hay quienes erróneamente piensan que cuanta más gacha pongan su cabeza y con mayor pesar describan su sentir por la pérdida de los soldados, mayor es su respeto por su memoria. La verdad es exactamente a la inversa, la actitud correcta hacia los caídos es destacar su carácter santo, por cuanto que toda su vida fue consagrada y entregada en pos del Pueblo y la Tierra de Israel. Sobre ellos dijeron nuestros sabios de bendita memoria (Tratado de Pesajim 50(A)): «quienes murieron al servicio de la comunidad (haruguei maljut) no hay quien pueda estar en su cercanía en el Jardín del Edén». Quien no tiene fe, cree que los soldados caídos están simplemente muertos, pero un judío creyente sabe que están más vivos que nunca. Murieron jóvenes en este mundo pero se mantienen vivos en el mundo venidero. Ellos están más vivos que nosotros. Ellos son santos, y ya dijeron nuestros sabios (Tratado de Sanhedrín 92(A)): «Lo sagrado perdura por siempre».

Al morir consagrando el Nombre Divino, se elevaron por encima de la realidad particular en la que cada judío está inmerso, para ascender al grado general de la santidad colectiva del Pueblo de Israel. Al entregar toda su existencia en pos del pueblo de Israel, se elevaron al nivel espiritual del colectivo judío, por lo que están más cercanos a D´s fuente de toda vida. Por esta razón decimos que al morir generaron cuantiosa vida, tanto en este mundo como en el venidero y en su mérito nosotros estamos aquí y todo lo que hacemos es gracias a ellos.

Lamentablemente, personas no creyentes que distan de conocer tanto el pasado como la misión última del Pueblo Judío, se apoderaron de los medios oficiales de comunicación así como de la agenda cultural del Estado de Israel. Al principio estas personas tenían algo del judaísmo que recibieron en casa de sus padres, empero con el correr del tiempo, el distanciamiento hizo lo suyo y transformaron Yom Hazikaron en un día de debilidad y derrotismo, un día en el que en lugar de honrar la memoria de los caídos, destacando el significado de la existencia del Pueblo Judío dando así sentido al sacrificio realizado, destacan el dolor, la desesperación y la destrucción, presentando su muerte como carente de sentido. Ellos se ven como si respetasen a los caídos, empero no hay mayor profanación de su memoria que el carácter vano que le adjudicaron a Yom Hazikaron, al ignorar por completo la misión del judaísmo en pos del cual estos soldados entregaron sus vidas.

Si se realiza un día de conmemoración, corresponde que en éste se destaque la entrega de los caídos y su consagración del Nombre Divino. Es menester que en este día se puntualice que el proyecto de la reunión de las diásporas y construcción del pueblo judío en su tierra son tan importantes, que justifican entregar la vida en pos de su materialización, y de esta manera nos reforzamos al continuar andando a la luz de su ejemplo. Los asentamientos que construimos, la Torá que estudiamos, los hijos que criamos, la sociedad judía justa y moral que procuramos establecer aquí según la visión de nuestros profetas, les pertenecen íntegramente a los caídos. En virtud de una recordación de este tipo podremos seguir su camino con renovados bríos, camino de entrega por todo el pueblo judío. De esta manera honramos de verdad a los caídos como santos y puros, luminosos cual prístino resplandor celestial.

Este debe ser el mensaje a transmitir a las familias de los caídos: no os rindáis ante el dolor de la muerte, extraed de la memoria de los caídos fuerzas para continuar viviendo. No agachéis vuestras cabezas, sino más bien erguíos en su honor, contemplad allende el horizonte común y ordinario y divisad la redención y los días mesiánicos. Y aunque vuestros ojos enjuguen aún lágrimas, éstas son lágrimas de grandeza.

13 – La sirena y el minuto de silencio en honor a los soldados caídos.

La Kneset fijó por ley que el día anterior a Yom Haatzmaut sea el «día de recordación del heroísmo de los soldados del Ejército de Defensa de Israel que entregaron sus vidas en pos de asegurar la existencia del Estado de Israel, así como de los combatientes que cayeron en pos del surgimiento de Israel, día de recogimiento, encomio de su memoria y de sus actos de arrojo». «Habrán de realizarse actos conmemorativos populares así como también en bases militares y centros educativos, las banderas en los establecimientos públicos se bajarán a media asta». Asimismo se fijó que «en el día de recordación se haga sonar una sirena en todo el país acompañada por dos minutos de silencio, durante los cuales cesen todas las labores y se detenga todo tráfico vehicular». A los efectos de cumplir con los dos minutos de silencio, suena una sirena en todo el país y el público acostumbra a ponerse de pie en honor a los caídos. En la práctica, a las ocho de la noche de Yom Hazikaron, suena la sirena por un minuto y al día siguiente a las once de la mañana, suena nuevamente por dos minutos. Los actos públicos se llevan a cabo contiguos al sonar de la sirena.

Hay quienes sostienen que por cuanto que la costumbre de ponerse de pie al oír la sirena no tiene origen o fundamento en los sabios de Israel, sino que se trata de un procedimiento copiado a las naciones del mundo, está prohibido tomar parte en su realización, ya que trasgrede el precepto de la Torá que prohíbe conducirse de acuerdo a las costumbres de los gentiles, tal como está escrito (Levítico 18:3): «Y no andéis en sus costumbres». Sin embargo, en la práctica, para la mayoría de los juristas, la prohibición de imitar las costumbres de los gentiles se aplica bajo dos condiciones: la primera si la costumbre gentil está reñida con el recato, el pudor o la modestia; la segunda, si la práctica gentil no reporta ningún beneficio concreto y queda claro que se trata de una simple superstición (Maharik 88, Ribash 158). Asimismo esta es la opinión de Rabí Iosef Karo y el Ramá (Beit Iosef y Ramá Ioré Deá 178:1). Dado que la costumbre de hacer sonar una sirena y mantener un minuto de silencio es una práctica que tiene sentido, por cuanto que por su intermedio se evoca conjuntamente la memoria de los caídos, no entra en la categoría de costumbre gentil.

Hay quienes opinan que quien se dedica a estudiar Torá no debe suspender su estudio durante el sonido de la sirena. Empero nuestro maestro el Rabino Tzví Iehuda HaCohen Kuk de bendita memoria escribió: » ponerse de pie durante el sonido de la sirena en memoria de los caídos del Ejército de Defensa de Israel cumple con el precepto de honrar y consagrar su memoria». Podemos agregar que meditar sobre la memoria de los caídos y sobre el precepto de entregar la vida en pos de la salvación del Pueblo de Israel y la conquista de la Tierra de Israel, es meditar sobre palabras de Torá. También quien no lo entiende así, debe poner ante sus ojos las palabras del anciano Hilel que ordenó (Tratado de Avot 2:4): «No te apartes de la comunidad».

14 – Día de recordación de la Shoá y el heroísmo: Yom Hashoá.

La Kneset fijó por ley que el día veintisiete de Nisán se conmemore el «Día de Recordación de la Shoá y el heroísmo» para «evocar la memoria de la Shoá perpetrada por los nazis y sus colaboradores sobre el Pueblo Judío y recordar los actos de heroísmo y rebelión de aquellos días». «En todo el país se ha de mantener dos minutos de silencio durante los cuales cesarán todas las labores y parará todo tráfico vehicular, se realizarán actos recordatorios, asambleas populares y homenajes en campamentos militares e instituciones educativas, las banderas de los edificios públicos se bajarán a media asta, los programas de transmisión radiales expresarán la singularidad del día». A la hora once de la mañana se realizan dos minutos de silencio que dan punto inicial a la realización de los diferentes actos conmemorativos.

Empero, a diferencia de Yom Hazikaron, que contó con la avenencia del Rabinato de Israel, Yom Hashoá fue fijado el día veintisiete de Nisán sin contar con el asentimiento de los sabios, por cuanto que Nisán es un mes de alegría. La halajá (Shulján Aruj Oraj Jaím 429:2) indica que en este mes no se recita Tajanún ni se fijan ayunos públicos. En un entierro durante el mes de Nisán no se pronuncian sermones fúnebres ni se recuerda las almas de los difuntos (Mishná Berurá 429:8). Muchos acostumbran a no visitar los cementerios durante el mes de Nisán y quien tiene día de aniversario (Yortzait) de un pariente cercano, visita la tumba en vísperas del inicio del mes. Es así que resulta claro que no hay lugar para fijar en el mes de Nisán un día de recordación a las almas de los judíos santos que fueron asesinados durante la Shoá. Los días apropiados para evocar su recuerdo, son los días de ayuno fijados en memoria de la destrucción del Templo, especialmente el del 9 de Av. Efectivamente, el Rabinato de Israel fijó el ayuno del diez de Tevet, como día de recitación de kadish para todas las almas de las víctimas de la Shoá cuyo día de fallecimiento no es conocido.

Se nos ocurre que de todas maneras, la forma correcta de darle al día veintisiete de Nisán un cariz correcto, puede ser fijándolo como un día en el cual nos ocupemos de fomentar el concepto de la «familia judía». Seguramente el último deseo de los seis millones de víctimas torturadas y asesinadas fue que el pueblo judío siga existiendo, crezca y prospere, que el sufrimiento padecido por dos mil años y especialmente durante la Shoá no sea en vano, que cada judío haga lo posible por formar una familia y continúe con la tradición cumpliendo así con el precepto: «cuanto más lo oprimían más se multiplicaban» (Éxodo 1:12). Por lo tanto corresponde que en este día las personalidades públicas piensen cómo promover matrimonios y natalidad judía, que los maestros hablen de la enorme responsabilidad que recae sobre nuestros hombros como sobrevivientes, de continuar la existencia y el crecimiento del pueblo judío.

Otro tanto respecto del tema de la sirena, si mientras esta suena pensamos cómo promover el florecimiento del pueblo de Israel en mérito de la memoria de los asesinados, no estaremos realizando una manifestación de duelo sino pensando en la renovación y el resurgimiento nacional que van de la mano del mes de Nisán. Asimismo esta meditación no implica suspender el estudio de la Torá y de todas maneras quien no comparta esta opinión no ha de separarse de la comunidad.

Si D´s quiere, pronto volveremos a tener jueces como antaño y esta cuestión será sometida a su análisis y ellos nos indicarán cómo y cuándo evocar correctamente la memoria de los mártires.

1 – Lag Ba’Omer.

Es tradición alegrarse en Lag Ba´Omer, y si bien en los días del conteo se mantienen algunas costumbres de luto, en el día treinta y tres no se recita Tajanún ni siquiera en el servicio de Minjá de la víspera, no se ayuna y está permitido cantar y bailar.

La razón de la alegría del día treinta y tres radica en que, según la tradición de los sabios medievales, en Lag Ba’Omer los alumnos de Rabí Akiva cesaron de fallecer (Meiri a Ievamot 62(B), Shulján Aruj 493:2). Hay quienes entienden que los discípulos continuaron falleciendo pasado el día treinta y tres, empero en Lag Ba’Omer Rabí Akiva comenzó a enseñar a sus nuevos alumnos, entre los que figuraba Rabí Shimon Bar Iojai, y estos ya no murieron en aquella epidemia. De estos nuevos discípulos se volvió a propagar la Torá a todo el pueblo de Israel y por esta razón nos alegramos en Lag Ba’Omer (Peraj 493:2). Hay quienes dicen que en Lag Ba’Omer, Rabí Akiva ordenó a sus cinco nuevos discípulos, quienes fueron los continuadores de la tradición de la Torá: Rabí Meir, Rabí Iehudá, Rabí Iosei, Rabí Shimon Bar Iojai y Rabí Eleazar ben Shamúa (Kaf Ha Jaím 493:26 según el libro Shaar Hakavanot). Otra razón por la que nos alegramos en Lag Ba’Omer, es que en ese día, se recuerda el fallecimiento y por ende ascenso a su morada celestial de Rabí Shimon Bar Iojai, el discípulo de Rabí Akiva.

Resumamos pues concisamente las costumbres luctuosas y de alegría que rigen en Lag Ba’Omer: a) Según todas las tradiciones está permitido cantar, bailar y tocar instrumentos musicales desde el inicio hasta el final del día. b) En lo concerniente a la celebración de matrimonios y corte de cabello, la tradición ashkenazi y parte de las comunidades sefaradíes, permiten contraer matrimonio y cortar el cabello en el día de Lag Ba’Omer y hay quienes extienden el permiso a la noche. Según la mayoría de las comunidades sefaradíes está prohibido casarse y cortarse el cabello en Lag Ba’Omer (ver arriba capítulo 3 incisos 3-5). c) Cuando Lag Ba’Omer cae en víspera de Shabat, también los sefaradíes permiten cortarse el cabello en honor al Shabat (Shulján Aruj 493:2). d) Quienes siguen las tradiciones del Arí z”al, no se cortan el cabello en Lag Ba’Omer, pues lo hacen recién en víspera de Shavuot (Kaf Ha Jaím 493:13).

2 – Aniversario del fallecimiento (la Hilulá) de Rabí Shimon Bar Iojai.

En Lag Ba’Omer muchos acostumbran a visitar las tumbas de Rabí Shimon Bar Iojai y su hijo Rabí Eleazar en el Monte Merón, montando en el sitio una gran fiesta, encendiendo fogatas acompañadas de cantos y bailes. Entre quienes mantienen esta tradición se encuentran también los justos y los eruditos de la Torá.

Entre los sabios de Israel hubo quienes pusieron en tela de juicio esta costumbre pues, ¿cómo es posible que se celebre una fiesta en un día que no acaeció un milagro al Pueblo de Israel y no fue fijado por nuestros sabios de bendita memoria como una celebración? Si bien sabemos que en este día no se recita Tajanún ni se ayuna, no encontramos ninguna fuente que indique que el día adquiere carácter festivo (Jatam Sofer Ioré Deá 233). Si se trata de un homenaje al fallecimiento de Rabí Shimon Bar Iojai, el día del aniversario del deceso de un sabio corresponde ayunar, por lo que no se entiende cómo es posible que se celebre (Shoel Umashiv I 39).

Empero muchos acostumbran a celebrar alegrías de mitzvá y entre ellos los justos y eruditos. Y si bien comúnmente el día del deceso de un sabio es un día doloroso, los cabalistas nos transmitieron en nombre de Rabí Shimon Bar Iojai, que su voluntad fue que nos alegremos el día de su fallecimiento. En el Zohar, el día del fallecimiento de Rabí Shimon Bar Iojai es llamado «Hilulá», vocablo empleado para denominar una fiesta nupcial. Esto se debe a que el apego a la Divina Presencia (Shejiná) en este mundo, se asemeja al compromiso entre los novios y el apego a la Divinidad en el mundo venidero es comparado con el matrimonio. La muerte en este mundo se ve diferente desde la perspectiva del mundo venidero. En este mundo, el fallecimiento se percibe como un evento sumamente triste y cuando un justo muere queda un enorme vacío en su entorno inmediato, por lo que el pueblo se enluta. Empero en los mundos superiores se entiende que todo es para bien, más aún, tras su deceso, el justo se ve liberado de las cadenas que lo amarraron a este mundo y accede a la plenitud de la luz de la Torá en el mundo venidero. Esto se refiere especialmente a los justos que se dedican principalmente al esoterismo, cuya ocupación central es la luz interior y oculta del alma, razón por la cual mientras se encuentran limitados por la materialidad de este mundo, no pueden percibirla en su completitud, empero cuando se retiran de este mundo y se elevan por encima de las barreras de la materialidad, se abren ante ellos los portones de la sabiduría y la luminosidad interiores, y entienden en profundidad los secretos de los que se ocuparon en su vida en este mundo material. En el mismo día del fallecimiento, se puede percibir que los tabiques y limitantes de este mundo se debilitan, tal como se relata en el Zohar en la Idara Zuta, en cuanto a que en el día de su fallecimiento, Rabí Shimon Bar Iojai reveló secretos profundos y maravillosos que previamente no tenía permitido revelar, razón por la cual lloraba de alegría.

Por este motivo el día del fallecimiento de un gran justo se asemeja a un casamiento, pues en ese día accede a unirse completamente con la Divina Presencia, su Torá se transforma en una gran luminaria en los mundos superiores y de esa manera sus discípulos y seguidores en este mundo pueden conectarse mejor y más profundamente con sus secretos y enseñanzas. Es así que los discípulos de Rabí Shimon Bar Iojai, por entender estas cuestiones, hicieron del aniversario del fallecimiento de su maestro un día de fiesta, por cuanto que en ese día reveló secretos de la Torá.

Lo particular en el caso de Rabí Shimon Bar Iojai, es que su aniversario también es conmemorado por judíos que no han profundizado en sus enseñanzas. De esta manera Lag Ba’Omer se transformó en un día de festejo de la Torá oculta, del esoterismo judío, en el cual multitudes ascienden al Monte Merón a celebrar el aniversario de Rabí Shimon Bar Iojai. Los iniciados de entre los asistentes se alegran por los secretos revelados en mérito de Rabí Shimon Bar Iojai y sus discípulos, al tiempo que los no iniciados se alegran con el hecho de que la Torá es infinitamente profunda como el mar y algunos justos logran conectarse con sus secretos y por su intermedio este mundo opaco se ve algo más luminoso. Además, reconocer de que hay secretos en la Torá que están más allá de la comprensión del lego, implica una medida muy importante de sabiduría y humildad, y mediante esta actitud hasta las personas más simples logran elevarse.

3 – La personalidad de Rabí Shimon Bar Iojai.

Antes de referirnos a las costumbres y usanzas de la conmemoración del aniversario (hilulá) de Rabí Shimon Bar Iojai, corresponde que nos detengamos brevemente en su personalidad y la de su maestro Rabí Akiva. Normalmente, los sabios del Pueblo de Israel fueron partidarios de una actitud moderada, predicando el «camino intermedio», que busca armonizar las demandas morales de la Torá con las dificultades objetivas que el mundo físico y la vida cotidiana plantean. Empero Rabí Shimon Bar Iojai se apegó a la verdad absoluta sin tomar en cuenta las limitaciones del mundo material, fue agraciado con milagros y tuvo éxito en su accionar.

En lo referente al dominio extranjero, los sabios de Israel ordenaron orar por la paz del reino e intentaron por todos los medios evitar escaramuzas entre el pueblo judío y los imperios dominantes. Solo cuando no quedó alternativa alguna y el gobierno extranjero obligaba a los judíos a abjurar de su fe, los sabios ordenaron rebelarse. Empero mientras no había pendientes decretos de conversión forzosa a otra religión, los sabios buscaban la manera de llegar a algún tipo de arreglo con el poder de turno. El Talmud nos relata (Tratado de Shabat 33(B)), que en una oportunidad algunos sabios intercambiaron opiniones sobre el gobierno romano. Rabí Iehudá Bar Ilai alabó a Roma diciendo: «cuan bellas son las obras de esta nación, construyeron mercados, puentes y baños públicos». Si bien Rabí Iehudá estaba al tanto de los severos decretos que los romanos había impuesto sobre el pueblo de Israel, amén de haber destruido el Segundo Templo y asesinado a cientos de miles de sus hijos durante la Gran Revuelta y la Rebelión de Bar Kojba, a los efectos de no generar mayores antagonismos, prefirió explicar las desgracias que los invasores nos infligieron por distintos factores y enfocarse en el aspecto más positivo de su gobierno. Rabí Iosei prefirió callar, pues aparentemente no estaba de acuerdo con la alabanza y no quería expresar críticas para no generar tensiones innecesarias que no reportarían beneficio alguno. Sin embargo Rabí Shimon Bar Iojai no pudo soportar las alabanzas al gobierno malvado y dijo: «todo lo que construyeron lo hicieron para su propio disfrute, construyeron mercados para llenarlos de prostitutas, baños públicos para embellecer su cuerpo y puentes para poder cobrar peaje». Cuando sus palabras llegaron a oídos de las autoridades, se decretó que Rabí Iehudá por haber alabado a Roma sería promovido, Rabí Iosei por haberse callado sería exiliado y Rabí Shimon Bar Iojai por haber condenado al gobierno, sería ejecutado. Rabí Shimon Bar Iojai se escapó y junto a su hijo se escondió en la casa de estudios y su mujer les proveía de agua y comida. Es de mencionar que en virtud de las reiteradas revueltas que los judíos promovieron contra Roma, en las que tambaleó el imperio y numerosos legionarios murieron, los romanos ya no se exponían a riesgo alguno y perseguían cruelmente cualquier manifestación opositora judía. Por lo visto, numerosos legionarios salieron por todo el país para encontrar a Rabí Shimon Bar Iojai y asesinarlo. La situación se puso tan desesperante, que Rabí Shimon Bar Iojai no pudo ya seguir confiando en su mujer y junto a su hijo se fugó a una cueva, donde se les hizo un milagro y creció un árbol de algarrobos y brotó un manantial y de éstos se alimentaron durante doce años. Un día se enteraron que había muerto el Cesar y la sentencia contra ellos había caducado. Durante el tiempo que permanecieron en la cueva se habían elevado espiritualmente a tal grado, que cuando salieron no podían tolerar ver gente ocupándose de labores mundanas y todo lo que contemplaban lo quemaban. Tuvieron que retornar a la cueva por un año adicional, para profundizar aún más en el estudio de la Torá y entender el valor de este mundo material y recién después salieron (Tratado de Shabat 33(B)).

Otro tanto, respecto de la actitud de Rabí Shimon Bar Iojai hacia el sustento material humano: la opinión mayoritaria entre los sabios de Israel es, que todo hombre debe de preocuparse por su sustento y lo mismo en el caso de los sabios de la Torá, quienes deben trabajar y mantenerse. Rabí Shimon Bar Iojai disentía y fundamentaba: «si una persona ara en tiempo de la labranza, siembra en tiempo de la siembra, siega en tiempo de la cosecha, trilla en tiempo de la trilla, avienta en la temporada ventosa ¡¿Qué va a ser de la Torá?! Empero si el pueblo de Israel cumple con la Voluntad del Eterno su labor es realizada por otros, mas cuando no cumplen con la Voluntad del Eterno, ellos realizan sus propias labores y hasta las labores de otros» (Tratado de Berajot 35(B)).

El camino de Rabí Shimon Bar Iojai no es, tal vez, el más apropiado para el grueso del público y las necesidades materiales nos llevan a tomar en consideración las condicionantes de la vida, pues esa es la voluntad de D´s, que trabajemos por corregir el mundo tomando en consideración las dificultades, sin confiarnos en Su intervención milagrosa. De todas maneras, es sumamente valioso el hecho de que un sabio haya vivido una vida totalmente dedicada a lo espiritual, de acuerdo con valores eternos sin concesiones de ningún tipo, de modo que en su vida se refleje un ejemplo tangible del apego absoluto a la Torá.

Si bien las pautas generales para la conducta del público son dictadas de acuerdo con la opinión mayoritaria de los sabios, que toma en cuenta las limitantes de este mundo físico y sus urgencias, la gran visión de la fe y la redención brilla en mérito de Rabí Shimon Bar Iojai, que entregó su vida en aras de la dignidad judía y la Torá y dejó en claro para todas las generaciones, que el imperio romano que tanto subyugó al pueblo judío, fue un poder malvado. Por esta razón las masas judías veneraron a Rabí Shimon Bar Iojai.

La dedicación de Rabí Shimon Bar Iojai al aspecto secreto de la Torá, está íntimamente ligada a las características de su personalidad. Por medio del estudio místico de la Torá uno puede conectarse en mayor medida con el plano que trasciende la vida ordinaria en este mundo y con la eternidad. Mediante la Torá interior uno puede apegarse en mayor grado a la virtud oculta de Israel y a la confianza en el advenimiento de la redención, por cuanto que este estudio eleva a la persona por encima de la realidad exterior y aparente, permitiéndole el acceso a los conceptos eternos que brillan con luz diáfana.

4 – Rabí Akiva.

La «Hilulá» de Lag Ba’Omer encierra implícitamente un día recordatorio en honor de un formidable tanaíta y gigante de la Torá Oral, Rabí Akiva, uno de cuyos mejores cinco alumnos fue Rabí Shimon Bar Iojai. En el Talmud leemos que éste último alentaba a sus alumnos a repetir sus palabras, pues su doctrina era una síntesis de las enseñanzas de Rabí Akiva (Tratado de Guitín 67(A)). Otro elemento que Rabí Shimon Bar Iojai aprendió de su maestro fue la entrega absoluta por el honor judío, ya que Rabí Akiva fue quien apoyó la rebelión de Bar Kojba contra los romanos. Incluso la alegría de Lag Ba’Omer vinculada al estudio del plano esotérico de la Torá, está relacionada con Rabí Akiva ya que acerca de él relata el Talmud (Tratado de Jaguigá 14(B)), que ingresó al «vergel de la sabiduría», lo cual implica que accedió al conocimiento más profundo de la Torá, pudiendo salir de este en paz y completitud, a diferencia de sus compañeros que accedieron al vergel pero no pudieron asimilar sus insondables secretos.

La razón de la celebración de Lag Ba’Omer que mencionan las fuentes halájicas, está vinculada a la continuación de la transmisión de las enseñanzas de la Torá de Rabí Akiva a sus discípulos, tal como ya lo vimos en el inciso primero, ya que él es el pilar de la Torá Oral. Rabí Tzadok HaCohen de Lublin (Prí Tzadik Lag Ba Omer 1) explica, que no se pudo establecer una «Hilulá» el día del fallecimiento de Rabí Akiva, pues fue asesinado por los romanos y por lo tanto se fijó la conmemoración festiva de su aniversario, en la fecha del fallecimiento de su discípulo Rabí Shimon Bar Iojai. Es así que en la «Hilulá» de Rabí Shimon Bar Iojai está incluida la de su maestro Rabí Akiva, razón por la cual corresponde en este día dedicarse también al estudio de sus enseñanzas y la evocación de su figura.

Casi que no hubo en la historia una persona que se inició en el estudio de la Torá en peores condiciones que Rabí Akiva, y sin embargo, gracias a su gran esfuerzo y enorme fe, pudo llegar al grado espiritual más alto (ver Avot de Rabí Natán cap. 6). En gran medida fue mérito de su esposa Rajel, hija de Calba Savúa, uno de los hombres más ricos en Israel de entonces. Ella percibió la nobleza de las virtudes de quien luego fuera su marido y prometió casarse con él, a condición de que estudie Torá. Su rico padre la privó de su parte en la fortuna familiar, mas ella se mantuvo incólume en su decisión y se casó con Rabí Akiva, transformándose en una de las mujeres más pobres de Israel. No obstante lo difícil de su situación, continuó alentando a su marido para que estudie Torá y una vez que Rabí Akiva se transformó en el mayor maestro de su generación, le dijo a sus discípulos «lo mío y lo vuestro (en cuanto al conocimiento de la Torá N. de. T.) es todo de ella» (Tratado de Ktuvot 63(A)).

«Dijo Rabí Iehudá en nombre de Rav: en el momento en que Moshé ascendió al cielo encontró a D´s trazando coronas sobre las letras de la Torá y le preguntó: Señor del Universo, ¿a pedido de quién te estás demorando (trazando las coronas ya que nadie entiende su significado)? D´s le respondió: en el futuro vivirá un hombre llamado Akiva hijo de Iosef, que interpretará cada trazo, deduciendo de estos numerosas halajot… Le dijo Moshé: Señor del Universo, ¿tienes un hombre así y entregas la Torá por mi intermedio? Cállate, ese es mi plan…» (Tratado de Menajot 29(B)). De aquí inferimos que de todos los futuros sabios de Israel D´s le mostró a Moshé únicamente a Rabí Akiva, por lo que se entiende que fue el más grande en la Torá Oral (ver en el Tratado de Sanhedrín 86(A) que toda Halajá sobre la cual no se menciona la fuente de modo específico proviene de Rabí Akiva).

Su entrega a la fe y a la Torá no tuvo límites, e incluso tras la muerte de veinticuatro mil de sus alumnos, no perdió la esperanza y volvió a iniciar discípulos a partir de quienes se renovó la difusión y transmisión de la Torá en Israel. Un día vio junto a sus compañeros un zorro que salía del área que ocupara el Santo Sanctórum del Templo de Jerusalém, ellos lloraron y el rió, pues entendió que así como se cumplieron las profecías de la destrucción, con toda seguridad se habrían de cumplir las profecías del consuelo (Tratado de Makot 24(B)).

Cuando los romanos decretaron la prohibición del estudio de la Torá arriesgó su vida y la enseñó en público. Cuando lo aprehendieron, lo encerraron en un calabozo y lo condenaron a una muerte cruel y rigurosa. Dicen nuestros sabios (Tratado de Berajot 61(B)) que «cuando llevaron a Rabí Akiva para ser ejecutado, era horario de recitar el Shemá y mientras lo estaban desollando vivo con peines de hierro, aceptó sobre sí el Yugo Celestial (“Ol Maljut Shamáim”) (recitó el Shemá N. de T.). Le dijeron sus alumnos: maestro, ¿incluso en esta situación recitas el «Shemá» pues ellos entendían que en esa situación de sufrimiento extremo estaba exento de hacerlo) Les dijo: toda mi vida me lamenté pensando cuándo podré cumplir con el mandato del «Shemá» de amar a D´s con toda mi vida, o sea, aunque D´s me la quite, y ahora que tengo la oportunidad de hacerlo ¿no habría de aprovecharla? Pronunció extensamente la palabra Ejad (Uno) hasta que su alma partió recitándola. Una voz Celestial proclamó: feliz de ti Rabí Akiva que estás invitado al mundo venidero»

5 – Fogatas y las celebraciones de Lag Ba’Omer.

Hace ya cientos de años, que se acostumbra a encender fogatas en honor a Rabí Shimon Bar Iojai contiguo a su tumba en el Monte Merón. Inclusive en otras partes se encienden fogatas, y es costumbre de algunas sinagogas encender velas en honor a la «Hilulá».

La vela y la luz simbolizan la Torá y los preceptos, tal como está escrito (Proverbios 6:23): «Porque el mandamiento es una lámpara y la enseñanza es luz». El fuego tiene una virtud maravillosa, pues a partir de leños inertes y fríos surge una llamarada que tiene el poder de iluminar, calentar y quemar. Es por esta razón que la Torá y los preceptos fueron comparados con fuego, pues mediante su cumplimiento en este mundo frío y oscuro el hombre accede a la luz eterna.

Los hombres piadosos acostumbraron a encender fogatas en Lag Ba’Omer, que simbolizan la gran luz de los secretos de la Torá, que fueron develados por Rabí Shimon Bar Iojai. El Zohar (III 291:2) nos relata que el día de su deceso, Rabí Shimon Bar Iojai le reveló a sus alumnos grandes secretos que están escritos en la Idara Zuta y por efecto del fuego que rodeaba al maestro, los discípulos no pudieron acercarse.

De todas maneras, es menester mencionar que las costumbres de Lag Ba’Omer son opcionales y ni Maimónides ni el Shulján Aruj establecieron que se deba encender una fogata o que haya que visitar la tumba de Rabí Shimon Bar Iojai, y muchos de los grandes maestros de Israel no acostumbraron a hacerlo.

6 – La costumbre de cortar el cabello a los niños pequeños: el «jálake»

Hay quienes acostumbran a no cortar el cabello de sus niños hasta que estos llegan a la edad de tres años, y entonces lo hacen dejándole al niño las «peot» (los extremos de sus cabelleras en ambas sienes) sin cortar, para así educarlos en el precepto que ordena «no os cortaréis los contornos de vuestros cabellos ni los de la barba» (Levítico 19:27), que implica no cortar el pelo de la cabeza en forma circular eliminando así las patillas.

A esta costumbre se le encontró una insinuación en el precepto de la “orlá”, ya que nuestros sabios de bendita memoria compararon los primeros tres años que un árbol da frutos con los primeros tres años en la vida de un niño que no sabe hablar, razón por la cual no se cumplen preceptos con él. Respecto del fruto del árbol, está escrito que «el cuarto año todos sus frutos serán santos en alabanza al Eterno» (Levítico 19:24), y por alegoría entonces, a partir del cuarto año el padre consagra a su hijo al estudio de la Torá (Tanjuma Kedoshim 14). Es así que los seguidores de esta costumbre, consideran al niño en sus primeros tres años como a un árbol sujeto a la ley de “orlá”, cuyo fruto está aún prohibido para su consumo y no se cosecha, por lo que ellos no cortan el cabello del infante. El cuarto año cuando el niño (el fruto en su origen) ya puede ser consagrado, le cortan el cabello dejándole «peot» en las patillas, siendo éste el primer precepto que se cumple con él. Este precepto tiene un cariz muy especial, pues por su intermedio el niño adquiere un aspecto inequívocamente judío.

Dado que a partir de este corte de cabello se comienza a educar al niño en el cumplimiento de los preceptos, se acostumbró a celebrarlo con gran alegría para inducir al niño a amar los mandamientos y se invita a parientes y amigos a quienes se les sirve comida y bebida.

Muchos de los habitantes de la Galilea, acostumbraron a cortar el cabello de sus hijos al cumplir los tres años en la tumba de Rabí Shimon Bar Iojai en el Monte Merón, para que el inicio de su educación religiosa esté imbuido de apego a la figura del justo. Los habitantes de Jerusalém, a los que el Monte Merón les resultaba distante, acostumbraban a visitar la tumba de Rabí Shimon Hatzadik (Simón el Justo) ubicada al norte de la ciudad vieja de Jerusalém. Otras comunidades acostumbraban a cortar el cabello del niño en la cercanía de la sinagoga y algunos acostumbran a pedir a un erudito de la Torá que corte el primer mechón de cabello.

Algunos acostumbran a cortar durante Lag Ba’Omer en Merón, el cabello de todos los niños cuyo tercer cumpleaños acontece unos meses antes o después de Lag Ba’Omer. Algunos se abstienen de cortar el cabello del niño antes de que complete los tres años de edad, por lo que si cumple después de Lag Ba’Omer, se le corta el mismo día de su cumpleaños, y si cumple un par de semanas antes de Lag Ba’Omer, se espera a ese día para cortar el cabello. Si cumple años varios meses antes de Lag Ba’Omer se le corta el cabello el día de su cumpleaños.

Empero es de destacar, que no hay obligación alguna de seguir estas costumbres. Más aún, la costumbre de cortar el cabello de los niños pequeños, no figura ni en la obra de Maimónides ni en el Shulján Aruj ni en la obra de los principales juristas. Por lo tanto, quien así lo desee, puede cortar el cabello de su hijo antes de la edad de tres años y así acostumbran muchos estudiosos de la Torá.

7 – Arrojar ropa a la fogata y la plegaria en las tumbas de los justos.

Muchos acostumbraron a arrojar ropa costosa a la fogata en el Monte Merón, arguyendo que era en honor de Rabí Shimon Bar Iojai y hay quienes atestiguan que grandes eruditos así lo hacían. Por otra parte, algunos prominentes sabios de la Torá, han puesto en duda la validez de esta práctica, arguyendo que carece de sentido y hasta se trata de una trasgresión al precepto «no destruirás». Si bien se acostumbraba a quemar los ropajes del rey tras su deceso, en ese caso se lo hacía para evitar que alguien luego los vistiera, pues esto atentaría contra la dignidad real, empero ¿qué sentido tiene quemar ropa gratuitamente? (Shoel Umeshiv 45:39, Jikrei Lev Ioré Deá 11). Hay quienes se expresaron positivamente respecto de quienes practicaban la quema de ropas en honor de Rabí Shimon Bar Iojai, pues no se trata de destrucción gratuita sino de un homenaje al difunto (Torá Lishmá 400). De todas maneras, consideramos que es preferible donar a los necesitados el dinero equivalente al valor de las prendas de ropa que quemarlas.

Cuando se visita la tumba de un justo para orar, es importante tener cuidado de no dirigirse al difunto en la plegaria, sino únicamente a D´s, ya que el precepto de orar es al Eterno únicamente y quien le pide al justo, trasgrede la prohibición de la Torá de «consultarle a los espíritus o a los muertos» (Deuteronomio 18:11). Hay quienes permitieron pedirle al justo fallecido que recomiende para bien ante el Eterno a quien ora en su tumba (Prí Megadim 581, Eshel Abraham 16). Por otra parte hay quienes prohibieron esta práctica, pues contiene un elemento de «consulta a los muertos» y cualquier plegaria debe estar dirigida única y exclusivamente a D´s, sin intermediario alguno. En el marco de la oración, está permitido pedirle a D´s que en mérito del justo allí enterrado la plegaria sea aceptada (Maharil 16:581:39), ya que mediante la conexión con las enseñanzas y las buenas acciones del justo, nosotros mejoramos nuestra conducta y en mérito a ello pedimos que nuestra plegaria sea escuchada.

1 – La fijación de los ayunos.

Tras la destrucción del Primer Templo, los profetas establecieron ayunos recordatorios de los trágicos sucesos acaecidos, a los efectos de despertar al pueblo de Israel e inducirlo al arrepentimiento y a enlutarse, para de esa manera retornar a D´s corrigiendo las malas acciones que causaron las desgracias sucedidas desde entonces hasta la actualidad.

El día diez del mes de Tevet los profetas instituyeron un ayuno pues en ese día Nabucodonosor rey de Babilonia puso sitio a la ciudad de Jerusalém. En el mes de Tamuz el ayuno fue decretado pues en él se abrió una brecha en la muralla de Jerusalém. El noveno día del mes de Av se instauró el ayuno pues en ese día fue destruido nuestro Templo. El tercer día del mes de Tishrei establecieron un ayuno en recuerdo del asesinato de Guedalia hijo de Ajikam, líder judío del remanente que quedó en Judea tras la destrucción y cuya muerte representó la extinción final del gobierno judío sobre el país.

Durante los setenta años del exilio babilónico estos ayunos se respetaron. Cuando se tuvo el mérito de construir el Segundo Templo, surgió la pregunta de si se debía continuar con éstos. Así leemos en Zejariáh (8:18): «Así dice HaShem, D´s de los ejércitos: el ayuno del mes cuarto (17 de Tamuz), y el ayuno del mes quinto (9 de Av), el ayuno del séptimo (3 de Tishrei) y el ayuno del décimo (10 de Tevet) serán para la casa de Iehudá alegría y regocijo y como Días Festivos. Por lo tanto amad la verdad y la paz». Es así que durante los días del Segundo Templo estas fechas se transformaron en días de fiesta y celebración.

Cuando el Segundo Templo fue destruido el decreto original volvió a cobrar vigencia y se volvieron a respetar los cuatro ayunos, pero con una diferencia en la fijación de la fecha del que cae en el mes de Tamuz. En días del Primer Templo, la muralla fue derribada un nueve de Tamuz y durante los setenta años del exilio babilónico esa fue la fecha respetada, empero en días del Segundo Templo la muralla fue derribada el diecisiete del mes y esa es la fecha que conmemoramos hasta hoy. Si bien los cuatro ayunos fueron decretados por los profetas por la destrucción del Primer Templo (razón por la cual ayunamos el diez de Tevet que es la fecha del inicio del sitio babilonio a Jerusalém y el tres de Tishrei que recuerda el asesinato de Guedalia en esos días), en lo relativo a la caída de Jerusalém tiene mayor significación la segunda destrucción que la primera pues el dolor nos resulta más cercano en el tiempo y por eso se recuerda el diecisiete y no el nueve de Tamuz.

En el versículo de Zejariáh vimos que el de Tamuz es denominado «el ayuno del mes cuarto», de lo que se desprende que en el decreto de los profetas lo primordial es que se cumpla durante el cuarto mes que es Tamuz. Por lo tanto, pasar el ayuno del nueve al diecisiete no se contradice con el decreto original de ayunar el cuarto mes en recuerdo del derribamiento de la muralla. Respecto del ayuno del nueve del mes de Av no hubo cambios pues ambos Santuarios, el primero y el segundo, fueron destruidos en la misma fecha.

2 – Diez de Tevet.

El día diez de Tevet se estableció un ayuno pues en esa fecha Nabucodonosor rey de Babilonia llegó al mando de sus tropas para conquistar Jerusalém, implantando el sitio a la ciudad, lo que significó la primer fase de lo que sería la destrucción del Primer Templo y la salida al exilio de la Divina Presencia. Si bien en días del Segundo Templo el sitio a Jerusalém se inició en otra fecha, de todas maneras el inicio de la destrucción del Templo y del reino de Israel es el diez de Tevet.

Al ayuno que ya se fijó el día diez de Tevet, se le sumaron otros dos eventos dolorosos que tuvieron lugar en días cercanos a dicha fecha, como el fallecimiento de Ezra el escriba el día nueve y la traducción de la Torá al griego (la septuaquinta) el día ocho. Además, el Rabinato de Israel estableció el diez de Tevet como día del Kadish Universal para las víctimas de la Shoá cuya fecha de fallecimiento se desconoce.

Sobre Ezra el escriba nuestros sabios dijeron que hubiera sido digno que por su intermedio se entregase la Torá, pero fue anticipado por Moshé (Tratado de Sanhedrín 21(B)), por lo tanto es segundo en la jerarquía después del hijo de Amram. Ezra emitió diez decretos básicos (Tratado de Baba Kama 82(A)) y con estos inauguró la tradición legislativa de los sabios de la Torá Oral quienes enunciaron nuevos decretos e hicieron un “cerco” a la Torá. Nuestros sabios de bendita memoria nos relatan que Ezra vino de Babilonia para construir el Segundo Templo y él es el profeta Malají (Tratado de Meguilá 15(A)). Por lo tanto, por una parte Ezra es el último de los profetas y por la otra es el primero de los sabios de la Torá Oral. Vemos que significó un eslabón intermedio entre la Torá Escrita y la Torá Oral y al igual que Moshé Rabenu, se preocupó por todo el Pueblo de Israel, cargó con el duro yugo del liderazgo y fue de los conductores del retorno de los judíos de Babilonia y de los constructores del Segundo Templo.

Años más tarde, en días del dominio helénico, los gobernantes decretaron que los judíos debían traducir la Torá al griego. Este fue para Israel un día penoso como el día en que se construyó el becerro de oro, pues la Torá pertenece al Pueblo de Israel, por lo que al ser traducida se desdibujó su singularidad y se pasó a percibir como un texto que toda persona está en su derecho de manipular. Esto aconteció un ocho de Tevet y el mundo se oscureció por tres días. Por esta razón el día diez de Tevet recordamos también este lamentable evento.

Mi maestro, el Rabino Tzví Iehuda Kuk de bendita memoria, dijo que el diez de Tevet debemos de corregir tres cuestiones: a) Para reparar el inicio del sitio a Jerusalém, debemos fortalecer las murallas de la ciudad y construir el país tanto espiritual como materialmente; b) Para reparar el fallecimiento de Ezra, es preciso incrementar el estudio de Torá y al mismo tiempo ocuparse de reunir a los exiliados en Israel tal como él lo hizo; c) Para corregir la traducción de la Torá al griego, es menester sanar el espíritu y la cultura israelitas originales y extraer de éstos las malas influencias de los siglos de exilio y sometimiento a los gentiles.

3 – Diecisiete de Tamuz.

Dicen nuestros sabios en la Mishná (Tratado de Ta’anit 26): «Cinco eventos funestos acaecieron a nuestros ancestros el diecisiete de Tamuz: fueron quebradas las tablas, fue suspendida la ofrenda diaria permanente en el Templo, los muros de la ciudad fueron derrumbados, Apostomus quemó un rollo de la Torá y colocó un ídolo en el Templo».

Tras la revelación de los diez mandamientos en el Monte Sinaí, Moshé permaneció en el monte por cuarenta días y noches y estudió la Torá de boca del Eterno. Cuando descendió con las Tablas de la Ley en sus manos vio que se estaba plasmando el becerro de oro y que parte del pueblo se dirigía tras este culto extraño, por lo que sintió una inmediata debilidad y quebró las tablas. Esto implica que un diecisiete de Tamuz no solamente fueron quebradas las Tablas, sino que el pecado del becerro de oro tuvo lugar ese mismo día.

El segundo incidente es la suspensión de la ofrenda diaria permanente en el Templo, que era el sacrificio más importante que se llevaba a cabo allí. Su centralidad se debía a que era permanente y constante, pues se ofrendaba todos los días, uno al amanecer y otro hacia el atardecer. En días del sitio romano a Jerusalém, se proveyó al Templo de corderos para el sacrificio diario hasta el día dieciséis de Tamuz, y el diecisiete fue el primer día que se debió suspender el ritual (ver Tratado de Baba Kama 82(A)).

El tercer incidente fue la quema de un rollo de la Torá a manos de Apostomus, que era uno de los dignatarios romanos. El cuarto fue la erección de un ídolo en días del Primer Templo a manos del rey Menashé y hay quienes sostienen que fue en días del Segundo Templo a manos de Apostomus el malvado (Talmud Jerosolimitano Tratado de Ta´anit 4:5).

Sin embargo el evento que a final de cuentas provocó que la fecha se transforme en día de ayuno fue el quinto, el derribamiento de las murallas de la ciudad de Jerusalém. Tres años los romanos mantuvieron el sitio a la ciudad de Jerusalém sin poder doblegarla, hasta que finalmente el odio gratuito y la guerra civil debilitaron a los defensores, y los romanos pudieron superarlos. El día diecisiete de Tamuz lograron perforar los muros de la ciudad e ingresar en su interior. Con la perforación de los muros se decidió de hecho el desenlace final de los combates, decretándose nuestra derrota. Tres semanas más duraron las escaramuzas dentro de la ciudad de Jerusalém, hasta que finalmente el nueve del mes de Av fue conquistado el Monte del Templo y quemado nuestro Segundo Santuario dando inicio a una muy extensa y dolorosa etapa de exilio.

Si observamos detenidamente, notaremos que existe una conexión intrínseca entre los cinco eventos acaecidos el diecisiete de Tamuz. En los cinco presenciamos una crisis que afecta en primera instancia a los fundamentos espirituales, que provoca el resquebrajamiento de la fortaleza de la fe, que de no repararse a tiempo, puede cobrar mayor magnitud y desembocar en la destrucción completa ocurrida el nueve de Av. El pecado del becerro de oro no implicó idolatría absoluta, pues los seguidores del ídolo aún creían en D´s Creador del mundo, empero también creían que el becerro poseía algún tipo de poder. Por cuanto que comenzaron a descarriarse en la idolatría, no tuvieron posteriormente fuerzas para hacerle frente a los espías y su falso testimonio. Fue así que se rebelaron contra D´s y su siervo Moshé, rechazando la finalidad última de la conformación del pueblo de Israel que es, la manifestación de la Divina Presencia en el mundo, en la tierra que está destinada a ello, la Tierra de Israel. En el caso de la suspensión de la ofrenda diaria permanente, el emplazamiento de un ídolo en el santuario y la quema de un rollo de la Torá, no estamos aún ante una destrucción completa, empero estos eventos implican una afectación espiritual a nivel de las raíces que, de no repararse, la brecha habrá de ampliarse y la destrucción final resultará inevitable.

4 – Nueve de Av.

Dijeron nuestros sabios (Tratado de Ta´anit 25(B)): «Cinco eventos funestos acaecieron a nuestros ancestros el nueve de Av: se decretó sobre nuestros ancestros (la ‘Generación del Desierto’) que no habrían de ingresar a la Tierra de Israel, fueron destruidos el Primero y Segundo Templo, cayó la ciudad de Betar y fue arada la ciudad (de Jerusalém)».

El primer evento ocurrió en días de la salida de Egipto. Moshé aceptó la propuesta del pueblo de enviar doce espías para que reconozcan la tierra de Canaán y a su regreso diez de ellos difamaron al país desmoralizando al público, al sostener que no podrían conquistar la tierra en virtud del poderío de sus habitantes. «Entonces levantóse la congregación y alzó sus voces de angustia. La gente lloró esa noche. Y todos los hijos de Israel murmuraron contra Moshé y Aharón y les dijeron: «¡Ojalá hubiésemos muerto en la tierra de Egipto o en este desierto! ¿Para qué nos trajo el Eterno a esta tierra? ¿Para que perezcamos por la espada y nuestras mujeres y nuestros hijos se conviertan en presa? ¿No sería mejor para nosotros volver a la tierra de Egipto?»(Números 14:1-4)

Iehoshúa hijo de Nun y Caleb hijo de Iefuné contradijeron el testimonio mayoritario de los espías sosteniendo que, «El país por el que hemos pasado es muy buena tierra. Si el Eterno se complace en nosotros nos dará la tierra que mana leche y miel, pero no os rebeléis contra el Eterno ni temáis a los pobladores de esa tierra porque son pan (comido) para nosotros ya que el Eterno se ha apartado de ellos para favorecernos. No los temáis» (Números 14:7-9). Empero sus palabras no fueron aceptadas por la muchedumbre enardecida que «trató de apedrearlos» (ídem 10).

En ciertos aspectos el pecado de los espías es más grave que el del becerro de oro, ya que en el segundo el pueblo no renegó de D´s y de Moshé por completo, sino que se equivocaron. El error consistió en que pensaron que Moshé había fallecido y por lo tanto D´s ya no se les revelaría de modo directo, y era entonces necesario encontrar un ídolo que haga de intermediario entre ellos y el Creador. Por esta razón una vez concluido el episodio del pecado del becerro de oro, D´s perdona a la comunidad. Sin embargo en el episodio del pecado de los espías, la grey negó la capacidad de D´s de actuar en el mundo y de ayudarles a conquistar el país. Más aún, fallaron en la misión fundamental que es la causa de la creación del mundo y elección del Pueblo Judío, revelar la Presencia Divina a través de la Tierra de Israel. Por esta razón el pecado de los espías nunca fue perdonado, los participantes en él fueron castigados, negándoseles la posibilidad de ingresar a la Tierra de Israel, mientras que Iehoshúa Bin Nun y Caleb Ben Iefuné por no ser parte de la trasgresión, tuvieron el mérito de poder ingresar.

Esa noche en la que el pueblo lloró y despreciaron a la tierra de Israel era un nueve de Av. En vistas de lo ocurrido D´s dijo: vosotros habéis llorado un llanto vano y yo os establezco un llanto por todas las generaciones (Tratado de Sanhedrín 104(B)). En ese momento se decretó que el Templo de Jerusalém habría de ser destruido (Tanjuma Shelaj).

Por efecto del pecado del becerro de oro se resquebrajó la muralla de la fe, en virtud de esta fisura se abrió posteriormente un boquete en los muros de Jerusalém y al final se derribaron el prestigio de la Torá y el servicio en el Templo. En virtud del pecado de los espías, se destruyó la convicción básica respecto de la misión del pueblo Judío de consagrar el Nombre Divino en el mundo y todas las desgracias que se desencadenaron posteriormente, implican la anulación o la destrucción de nuestra capacidad de revelar Santidad en el mundo material de manera constante. En un inicio, se decretó ese mismo nueve de Av, que la generación del desierto no ingresaría a la Tierra de Israel y como no logramos reparar el pecado de los espías, sus efectos se extendieron en el tiempo causando la destrucción de ambos Santuarios. Posteriormente tampoco logramos reparar el pecado de los espías, por lo que fue destruida la ciudad de Betar que fue el bastión de la rebelión de Bar Kojba y la ciudad de Jerusalém fue arada, esto es, destruida por completo y arrasada hasta los cimientos. Todos estos eventos trágicos impidieron la manifestación de la Divina Presencia en el mundo, siendo esta la causa de nuestro pesar y por la cual ayunamos el nueve de Av.

5 – Ayuno de Guedalia.

El tres de Tishrei fue asesinado Guedalia hijo de Ajikam. Tras la destrucción del Primer Templo y el exilio de la mayoría de la población judía rumbo a Babilonia, el rey invasor designó a Guedalia hijo de Ajikam gobernador del remanente israelita que se quedó en Iehudá. En torno de este remanente se generaron muchas expectativas, en el sentido de que si lograban afianzarse económicamente, podrían, junto a los que retornen de Babilonia tras setenta años de exilio, reconstruir el Templo y hacer resurgir el reino israelita. Efectivamente, por un tiempo pareció que los judíos que se quedaron en Iehudá y se habían pauperizado por efecto de la invasión, se recuperaban paulatinamente de la destrucción y volvían a labrar sus campos y viñedos.

Empero el rey de Amón quiso desbaratar la reorganización del remanente judío, por lo que envió a Ishmael hijo de Natania para que asesine a Guedalia. Ishmael tenía además un móvil personal para el asesinato, ya que provenía de la familia real de Iehudá y consideraba que él era quien merecía recibir el nombramiento de gobernador y no Guedalia. Algunos de los lugartenientes que servían a Guedalia le advirtieron respecto de las intenciones de Ishmael y hasta le ofrecieron eliminarlo como acción preventiva. Guedalia no les creyó y hasta les recriminó que estaban difamando a Ishmael sin fundamento alguno. «Y ocurrió en el mes séptimo que Ishmael hijo de Natania hijo de Elishama de simiente real y uno de los altos dignatarios del rey, y diez hombres con él, vinieron a Guedalia hijo de Ajikam hijo de Shafán con la espada y le mataron a él que había sido designado por el rey de Babilonia gobernador sobre la tierra…a todos los judíos que estaban con él en Mitzpá y a los caldeos que allí se hallaban… (Jeremías 41:1-3). De este modo se extinguió el último tizón de gobierno judío en el país intensificándose así el exilio, razón por la cual los profetas decretaron el ayuno.

Tenemos cierta duda respecto de la fecha exacta del asesinato. El Talmud dice que Guedalia fue asesinado el día tres de Tishrei (Tratado de Rosh Hashaná 18(B), Talmud Jerosolimitano Tratado de Ta´anit 4:5). Sin embargo, algunos de los sabios medievales consideran que el asesinato sucedió un primero de Tishrei, mas como se trataba de un día festivo por Rosh Hashaná (dos días) se pospone el ayuno para el día tres.

Nuestros sabios nos enseñan que del decreto del ayuno de Guedalia se puede aprender, que la muerte de los justos es comparable con la destrucción de nuestro recinto sagrado (Rosh Hashaná 18(B)).

1 – El status de los ayunos en nuestros días.

Tras la destrucción del Primer Templo, los profetas establecieron cuatro ayunos recordatorios que eran similares a Yom Kipur ya que usualmente los sabios al emitir decretos buscaban mantener uniformidad con los preceptos de la Torá. Así como el ayuno de Yom haKipurím se extendía a lo largo de un día entero, de la misma manera los profetas establecieron que los cuatro ayunos menores tuviesen idéntica duración. Así como el ayuno de Yom haKipurím incluye cinco privaciones, a saber: a) comer y beber, b) lavarse o bañarse, c) aplicarse cremas o ungüentos, d) calzar cuero y e) mantener relaciones maritales; de la misma manera los profetas establecieron idénticas restricciones para los cuatro ayunos menores. Esta fue pues la práctica habitual durante los setenta años que duró el exilio babilónico.

Cuando los judíos retornaron de Babilonia para reconstruir el Segundo Templo, los ayunos fueron dejados sin efecto, transformándose en días de alegría y regocijo tal como está escrito (Zejariá 8:19): «Así dice el D´s de los ejércitos: el ayuno del mes cuarto y el ayuno del mes quinto y el ayuno del séptimo y el ayuno del décimo, serán para la casa de Iehudá alegría y regocijo y tiempos festivos. Por lo tanto amad la verdad y la paz».

Al destruirse el Segundo Templo, durante todos los terribles años de las persecuciones romanas inmediatamente posteriores a la destrucción, incluida la rebelión de Bar Kojba, la caída del bastión de Betar y el completo arrasamiento de Iehudá, volvieron a cumplirse los cuatro ayunos en su formato original. De aquí se infiere, que el grado de vigencia de los ayunos depende de la situación nacional, de manera tal que en tiempos de persecuciones y conversiones forzadas, los ayunos se guardan en su formato completo y cuando el Templo está reconstruido se convierten en días festivos.

Cuando la situación se encuentra en un estado intermedio, esto es, por un lado el Templo está destruido pero por otra parte los crueles decretos persecutorios no están en vigencia, como era el caso en los días de Rabí Iehudá HaNasí (200 de la era común aprox.), el cumplimiento de los ayunos depende de la voluntad del Pueblo de Israel por lo que «si quieren ayunan y si no quieren no ayunan». Esa es la regla que se aplica para el diez de Tevet, el diecisiete de Tamuz y el ayuno de Guedalia. Empero en el caso del ayuno del Nueve de Av, dado que en esa fecha se acumularon las desgracias, ya que los dos Templos fueron destruidos en ese día fatídico, aunque nos encontremos en una situación intermedia en cuanto a persecuciones, debemos igualmente ayunar de acuerdo al formato original no dependiendo de la voluntad popular (Tratado de Rosh Hashaná 18(B)).

De hecho el pueblo de Israel acostumbró a ayunar en todos los ayunos también en épocas intermedias y por lo tanto, es deber para todos continuar respetándolos. Esta es la norma hasta que se vuelva a construir el Santuario y nuevamente estos días se transformen en alegres y festivos.

2 – Los ayunos menores.

Ya vimos que esta época es considerada intermedia, por cuanto que las persecuciones contra los judíos no son tan crueles como en los días posteriores a la destrucción del Templo y por lo tanto la vigencia de los ayunos menores depende de la voluntad del Pueblo de Israel. Y así como la vigencia depende de la voluntad popular, también el marco normativo de los ayunos depende de la misma. Cuando los judíos aceptaron ayunar en épocas intermedias, su consentimiento implicaba también que la severidad de los ayunos no sería similar a la de Yom Kipur y esta es la base de la diferencia entre los ayunos menores y el del nueve de Av, puesto que en esta última fecha se acumularon las desgracias y por lo tanto es obligatorio cumplirlo con la máxima severidad también en tiempos intermedios. El ayuno del nueve de Av sigue siendo similar al de Yom haKipurím, por cuanto que dura un día completo e incluye las cinco restricciones: comer y beber, bañarse o lavarse, pasarse cremas o ungüentos, calzar cuero y mantener relaciones maritales.

Empero los demás ayunos instaurados en memoria de la destrucción del Templo son más leves, se ayuna únicamente durante el día y la restricción se limita a la ingestión de comida o bebida, sin incluir abstención de lavado, aplicación de cremas, calzar cuero o relaciones sexuales.

Otra diferencia radica en que el nueve de Av las mujeres embarazadas o que amamantan deben ayunar y solo si están enfermas pueden comer, mientras que en los otros tres ayunos, las embarazadas y las que amamantan sin estar enfermas están exentas de ayunar, ya que al decidir el pueblo de Israel que quería cuidar estos ayunos eximió a priori a las mujeres embarazadas y las que amamantan (Shulján Aruj Oraj Jaím 550:1-2).

Es bueno abstenerse de lavarse con agua caliente durante los ayunos más breves, empero en caso de necesidad, se autoriza a hacerlo con agua tibia. Asimismo es correcto durante los ayunos no cortarse el cabello ni escuchar música alegre ni salir de compras no rutinarias que pueden ser causantes de alegría.

3 – Horario de los ayunos menores.

Los ayunos menores se extienden desde el despuntar del alba hasta la salida de las estrellas. El despunte del alba es cuando la primera luz aclara en el este, mientras que la salida de las estrellas es cuando se divisan tres estrellas medianas en el firmamento. Hay diferentes opiniones respecto del momento exacto del despunte del alba, hay quienes consideran que es cuando se percibe la primera luminosidad en el Este (cuando el Sol se encuentra 17.5 grados por debajo de la línea del horizonte), mientras que otros consideran que el momento es un poco después, cuando se ilumina el este (y el sol se encuentra 16.1 grados por debajo de la línea del horizonte).

Lo mismo ocurre respecto del horario exacto de la salida de las estrellas: a) una opinión sostiene que es cuando los expertos o poseedores de una buena visión divisan tres estrellas (cuando el sol se encuentra 4.8 grados por debajo del horizonte), b) la otra sostiene que es cuando personas comunes pueden divisar tres estrellas (cuando el sol está 6.2 grados por debajo del horizonte).

En esta cuestión existe un error que está muy difundido, y es la creencia que entre el despuntar del alba y el amanecer existe un lapso fijo de tiempo así como entre la puesta del sol y la salida de las estrellas. El lapso de tiempo depende de la estación del año y de la ubicación geográfica, por lo que es necesario emplear calendarios profesionales exactos.

De acuerdo a la base de la ley, por cuanto que estos ayunos son de origen rabínico, la halajá final es de acuerdo a la opinión más moderada, empero es mejor ser más estricto, pues si ya se ayunó todo el día es preferible esperar unos minutos más y cumplir de acuerdo con todas las opiniones.

Cuando el diez de Tevet cae un día viernes, es preciso ayunar hasta después de la salida de las estrellas a pesar de que Shabat ya entró (Shulján Aruj 249:4).

Quien vuela de América a Israel en un día de ayuno, éste le resultará más breve por cuanto que viaja en sentido contrario a la órbita solar y acorta su ayuno en más de media hora por cada hora de vuelo realizada. En caso de que vuele de Israel hacia América el ayuno se prolonga, ya que viaja en el sentido del sol y estira su ayuno en más de media hora por cada hora de vuelo. La regla general es que el ayuno se extiende desde el despuntar del alba hasta la salida de las estrellas de acuerdo con la ubicación geográfica momentánea del ayunante (ver Igrot Moshé Oraj Jaím 3:96).

4 – ¿Puede comer o beber quien se despierta antes de que despunte el alba?

Si bien el ayuno comienza con el despuntar del alba, a veces la prohibición de ingerir alimentos comienza la noche anterior, pues si la persona no tuvo la intención de volver a comer antes del ayuno, es como si hubiese aceptado sobre sí el ayuno desde entonces y por lo tanto no puede comer. En ese caso, quien se despierta antes de que despunte el alba, no puede ingerir alimento alguno pues no lo tenía en mente. Empero si antes de ir a dormir, pensó interiormente que en caso de despertarse antes de que aclare, habrá de comer, en caso que efectivamente se levante a tiempo, podrá hacerlo pues todavía no recibió o aceptó el ayuno.

Todo lo anterior se refiere a la ingestión de alimentos, empero respecto de la ingestión de líquidos, los juristas mantienen divergencias. Según la opinión del Ramá, dado que es común que las personas beban agua inmediatamente después de levantarse, aunque no se lo hayan propuesto explícitamente la noche anterior, se puede considerar como que la persona decidió hacerlo la noche anterior y por lo tanto podrá beber. En opinión del autor del Shulján Aruj no hay diferencias entre comida y bebida y por lo tanto quien no tuvo en mente la noche anterior comer o beber antes de que despunte el alba, en caso de que se despierte previo a que aclare, no podrá ingerir cosa alguna (Shulján Aruj 564:1). En la práctica, quien quiera beber agua antes de que se inicie el ayuno debe proponérselo la noche anterior, empero a posteriori, quien se despierta antes de que despunte el alba y está sediento, puede beber agua aunque no se lo haya propuesto (Mishná Berurá 564:6, Kaf Ha Jaím 10).

5 – Lavado bucal.

A priori no se ha de realizar lavado bucal en día de ayuno menor, pues existe el temor de que durante el mismo la persona pueda tragar algo de agua. Empero quien tenga la certeza de que su boca exhala mal aliento, puede lavarla pues no tiene la intención de beber sino de higienizarla. En ese caso, se deben extremar precauciones de no tragar gotas de agua por error. Asimismo, quien sufre por sentir sabor desagradable en su boca, puede lavársela con pasta dentífrica para así eliminar el mal aliento.

El nueve de Av es un ayuno más severo en el cual hasta lavarse o bañarse están prohibidos y por lo tanto corresponde ser más estrictos. Es así que en el caso de quien no le urge, no habrá de lavarse la boca y solo quien sufre mucho a causa de esta restricción, puede hacerlo cepillando los dientes pero sin pasta dentífrica. En Yom haKipurím, la obligatoriedad del ayuno proviene de la Torá y por lo tanto no hay lugar a flexibilizaciones de ningún tipo.

6 – Quien se olvidó del ayuno.

Quien por olvido comió o bebió en un día de ayuno, debe continuar ayunando, pues estos ayunos fueron fijados en virtud de las desgracias ocurridas en estos días. Por lo tanto, aunque haya ingerido alimentos en la cantidad suficiente como para considerar que el ayuno fue quebrado, por una parte no podrá recitar «Anenu» durante el rezo (tal como se verá en el inciso 10), empero de todas maneras la prohibición de la ingesta de alimentos sigue vigente. Quien cometió una trasgresión no tiene permiso para agregar más transgresiones (Shulján Aruj 568:1). No es necesario ayunar otro día a cambio del ayuno público olvidado, pues los ayunos fueron fijados específicamente en los días estipulados por los sabios. De todas maneras, hubo quienes acostumbraron a aceptar sobre sí un ayuno suplementario para expiar por el olvido, mas esto no es obligatorio (Mishná Berurá 568:8). Es preferible expiar el quiebre del ayuno mediante un incremento en el estudio de Torá y los aportes a Tzedaká.

Quien se olvidó del ayuno y recitó la bendición «shehakol» sobre un vaso de agua y recordó repentinamente de que está prohibido beberlo, este hecho suscita cierta divergencia de opiniones entre los juristas. Algunos sostienen que la prohibición de recitar una bendición en vano tiene su origen en la Torá y la prohibición de beber agua es rabínica, por lo que es preferible que beba el agua y así evite la bendición en vano. Otros opinan que dado que según la mayoría de los sabios medievales la prohibición de recitar una bendición en vano es de origen rabínico, es mejor que no beba aunque ya haya bendecido. Además, aseveran que no es correcto corregir una trasgresión con otra y esta nos parece la práctica más

7 – Los enfermos están exentos del ayuno.

Cuando los profetas y los sabios establecieron los ayunos, lo hicieron pensando en gente sana, por lo que no lo decretaron para personas enfermas. En esto se diferencia Yom haKipurím del resto de los ayunos, pues en Kipur los enfermos están obligados a ayunar y solo están exentos de hacerlo, aquellos a quienes el ayuno les cause peligro inminente para sus vidas, pues el precepto salvaguardar la vida se antepone a todos los preceptos de la Torá. Empero en el resto de los ayunos, cualquier enfermo aunque no corra peligro, está exento de ayunar.

En términos generales se considera enfermo a quien los dolores o cierta debilidad le obligan a permanecer acostado y le impiden continuar con su rutina. Por ejemplo los enfermos de gripe, anginas o quienes padecen fiebre, están exentos de ayunar.

Casi todas las personas durante el ayuno padecen de dolor de cabeza o debilidad y para muchos es más fácil mantener el ayuno recostado en la cama que siguiendo la rutina habitual. Además, en algunos casos, el dolor de cabeza provocado por el ayuno se asemeja o puede ser aún peor a algunos de los síntomas de la gripe. Empero esta es la sensación natural de un día de ayuno y no de enfermedad, y suele ceder unas pocas horas después de concluido el ayuno. Por esta razón, solamente el enfermo que necesita estar acostado a causa de su dolencia está exento de ayunar, mas quien sufre por el ayuno mismo, aunque la sensación de debilidad le lleve a preferir recostarse, no está exento. Empero quien a causa del ayuno se debilita tanto que se enferma, está exento de ayunar.

Toda persona que sabe que si ayuna se ha de enfermar, puede abstenerse de hacerlo. Por ejemplo, en el caso de quien padece de úlcera o fuertes jaquecas, está exento de ayunar, pues no comer puede avivar su afección. Asimismo una persona sumamente débil, que sabe que con gran probabilidad el ayuno puede provocarle una dolencia, está exenta del mismo. Un enfermo de diabetes que necesita recibir insulina, está exento de ayunar y en muchos casos los diabéticos están también exentos de ayunar en Yom haKipurím. Quienes sufren de cálculos en los riñones y necesitan beber mucha agua, están exentos de ayunar. Quienes sufren de alta presión no se le considera enfermos y pueden ayunar, a menos que hayan recibido una indicación médica diferente. En caso que surjan dudas, se debe consultar a un médico temeroso del cielo.

Quien está exento de ayunar por razones de salud, puede desayunar normalmente en la mañana sin limitación alguna, empero lo correcto es que se abstenga de ingerir alimentos suntuarios. A la hora de comer, no debe de ingerir cantidades pequeñas espaciadas en el tiempo, como en el caso de quien necesita ingerir alimentos en Yom haKipurím. Esto se debe a que el ayuno de Kipur tiene su origen en la Torá y por lo tanto también los enfermos están obligados a cumplirlo y solo reciben exención aquellos a quien el ayuno puede hacerles peligrar la vida, empero éstos deben ingerir menos que la cantidad considerada como mínima para no quebrar el ayuno. En los ayunos decretados por los sabios, los enfermos están exentos a priori de ayunar, por lo que a la hora de comer no es necesario que lo hagan en pequeñas cantidades espaciadas en el tiempo.

Es importante remarcar que enfermos que necesitan tomar medicinas de manera fija, como en el caso de quien comenzó a tomar antibióticos o el caso de enfermos crónicos, deben de hacerlo durante el día de ayuno. Es bueno que quien pueda, trague la cápsula sin agua y corresponde señalar que, en la enorme mayoría de los casos, ingerir una medicina en ayunas sin agua no causa daño alguno (incluidos los antibióticos). Quien no pueda tragar la cápsula sin beber agua, que le agregue a esta última sabor amargo hasta que no sea agradable ingerirla y luego tomar la medicina.

8 – Mujeres embarazadas y que amamantan en el nueve de Av y en los ayunos menores.

El nueve de Av deben ayunar también mujeres embarazadas y las que amamantan ya que de este ayuno están exentos únicamente los enfermos, al tiempo que éstas, mientras no sientan una debilidad pronunciada se les considera sanas, empero están exentas de los ayunos menores. Esto se debe a que los profetas decretaron estos ayunos para épocas en las que el pueblo judío está sometido a crueles persecuciones y cuando estas se disipan el ayuno depende de la voluntad popular. El pueblo judío decidió mantener los ayunos hasta que se reconstruya el Templo -prontamente en nuestros días-, mas desde un principio se acostumbró a eximir del ayuno a las mujeres embarazadas y a las que amamantan pues a éstas les resulta más pesado que al común de la población.

En Ashkenaz (nombre dado a la zona que habitaron los judíos de origen europeo en la Europa Central y Oriental N. del T.), muchas mujeres embarazadas y que amamantan acostumbraron a ser más estrictas y también ayunaban en los ayunos menores, empero esto obedecía a las crueles persecuciones a las que los judíos europeos eran sometidos. De todas maneras hoy en día, la costumbre más extendida entre los judíos ashkenazíes, es que las mujeres embarazadas y que amamantan no ayunan en los ayunos menores. Más aún, quien quiera ser más estricta consigo misma, si tiene dificultades en ayunar es mejor que no lo haga. La exención de ayunar aplica desde el momento en que la mujer sabe que está embarazada.

La exención de ayunar a la mujer que amamanta aplica todo el tiempo que ésta amamanta a su hijo, y aunque el bebé ya reciba suplementos alimentarios diferentes, mientras la madre no deja de amamantarlo la exención sigue vigente. Hay quienes opinan que la exención debe aplicar durante los veinticuatro meses posteriores al parto, pues consideran que lo que exime no es el acto del amamantamiento sino el trauma que implica para el cuerpo el haber dado a luz, y al cuerpo le lleva veinticuatro meses recuperarse por completo de un parto. En la práctica, la mayoría de los juristas han emitido una opinión más estricta en el sentido de que una vez que la madre deja de amamantar, consideran que debe cumplir los ayunos menores y esta es la práctica más extendida. Empero la mujer que quiera ingerir alimentos en los ayunos menores tiene una opinión más flexible en la cual apoyarse.

9 – Niños pequeños, novios y soldados.

Niños pequeños que no llegaron aún a la edad de cumplimiento de preceptos, están exentos de los ayunos instituidos por los sabios. Así también, no fue intención de los rabinos, establecer para los infantes, lapsos de ayuno más cortos, como preparación o educación para el futuro cumplimiento. Solamente en el caso del ayuno de Yom haKipurím, cuyo origen es en la Torá, nuestros sabios establecieron que quienes no llegaron aún a la mayoría de edad preceptiva, ayunen parcialmente, como una suerte de preparación para el tiempo cuando abracen las mitzvot. En el caso de los ayunos rabínicos, los sabios no establecieron que se deba educar a los menores en su cumplimiento, empero de todas maneras muchos acostumbran a enseñar a sus hijos a ayunar algunas horas de acuerdo con su capacidad, mas nunca el día completo (Rabí Menajem Azariá de Pano 111, ver Kaf Ha Jaím 554:23). Cuando se le da de comer a menores de la edad preceptiva, se les da alimentos sencillos para que se acostumbren a participar del duelo público (Mishná Berurá 550:5).

También novios y novias deben cumplir con los ayunos menores. Si bien es preceptivo alegrarse y celebrar banquetes los siete días posteriores a la boda, razón por la cual los novios tienen prohibido fijarse ayunos individuales en esos días, deben cumplir con los ayunos públicos, pues el duelo colectivo se antepone a la alegría personal. Además, es preceptivo que los novios recuerden la destrucción del Templo, tal como está escrito en el libro de Salmos (137:6): «Si no he de elevar a Jerusalém por sobre todas mis alegrías» (Ritba, Beur Halajá 549:1, en el caso del ayuno de Esther muchos aplican la opinión más flexible, ver más adelante capítulo 14 inciso 12).

Lo mismo acontece con los involucrados en una circuncisión («baalei haberit»): el padre del niño, el padrino y el circuncidador (mohel), deben ayunar. Quien rescata a su hijo primogénito en un día de ayuno tiene prohibido ingerir alimentos. Normalmente se acostumbra a realizar las circuncisiones o los rescates en el final del día del ayuno, de manera tal que se pueda iniciar la comida celebratoria inmediatamente después de la salida de las estrellas.

Soldados que están ocupados en actividades militares de seguridad a quienes el ayuno pueda afectar su rendimiento, pueden comer y beber normalmente para poder cumplir su misión de la mejor manera. Pero soldados ocupados en su entrenamiento están obligados a ayunar.

10 – La plegaria de «Anenu».

Nuestros sabios establecieron, que en la repetición del rezo de Shajarit y Minjá, el oficiante debe agregar entre la bendición de «Redentor de Israel» (séptima de diecinueve) y la de «Sánanos» (octava de diecinueve) una plegaria especial relativa al ayuno que se llama «Anenu» (respóndenos), y se recita a condición de que entre los que oran se encuentren seis que ayunan, debiendo el oficiante ser uno de éstos (Shulján Aruj 556:5).

Empero en el recitado de la amidá en silencio no se agrega «Anenu» como una bendición en sí misma, sino que se agrega en el marco de la bendición «Escucha nuestras plegarias» (la dieciséis de diecinueve) (Tratado de Ta´anit 13(B)). Hay diferentes tradiciones respecto a cuáles son los servicios en los que se agrega la plegaria de «Anenu». Hay quienes opinan que se debe adicionar en los tres servicios del día de ayuno, y aunque por la noche no se ayune por cuanto que el tiempo del día es llamado ‘día de ayuno’, corresponde agregar “Anenu” desde Arvit. Así acostumbran los judíos yemenitas y algunos sefaradíes. La mayoría de los sefaradíes acostumbra a recitar «Anenu» en el tiempo que ayunan, por lo que en los ayunos menores lo adicionan en Shajarit y en Minjá, mientras que en el nueve de Av lo recitan también en Arvit (de acuerdo con Rabeinu Zerajiá Haleví, Kaf Ha Jaím 565: Tov?….). De acuerdo con la tradición de los judíos ashkenazíes se recita «Anenu» únicamente en Minjá, pues se teme que quien lo recite en Shajarit se debilite a lo largo del día, rompa el ayuno y resulte que mintió cuando dijo a la mañana «en el día de nuestro ayuno». Por esta razón acostumbran a recitar «Anenu» únicamente en el servicio de Minjá, pues si ayunó hasta esa hora es razonable suponer que habrá de cumplir con el ayuno en su totalidad (De acuerdo con los Gueonitas y Rashí, Ramá 565:3). Cada quien que continúe con la tradición de sus ancestros.

Quien comió o bebió durante un ayuno menos que la cantidad mínima estipulada (29 gramos de sólidos y 86 mililitros de líquidos), no se considera que rompió el ayuno y por lo tanto habrá de recitar «Anenu». Si comió o bebió más del mínimo fijado, por cuanto que rompió el ayuno no habrá de recitar «Anenu». (De todas maneras debe seguir ayunando hasta el final del día, ver arriba inciso 6).

11 – La lectura de la Torá en días de ayuno.

En los días de ayuno público se lee en la Torá en Shajarit y en Minjá, el pasaje que relata la expiación del pecado del becerro de oro en el libro de Éxodo, porción de «Ki Tisá» (Tratado de Sofrim 17:7, Shulján Aruj 556:1). Con esto, se ha intentado insinuar, que así como D´s expió el pecado del becerro de oro y nos concedió por segunda vez las Tablas de la Ley, de la misma manera expiará todos nuestros pecados y reconstruirá el Templo prontamente en nuestros días.

La opinión de la mayoría de los juristas es que en Minjá se lee a modo de «Haftará» el pasaje de Isaías capítulo 55, que comienza con las palabras «Buscad al Eterno mientras pueda ser hallado» y ésta es la tradición ashkenazí (Ramá 566:1). Empero según la tradición de la mayoría de los sefaradíes, no se lee «Haftará». De todas maneras si llaman a la Torá en tercer lugar a un sefaradí, esto es como «Maftir» en una sinagoga donde se acostumbra a leer Haftará, deberá leerla y recitar las bendiciones correspondientes (Iaskil Avdí 6:9 y ver Torat Hamoadim 4:2).

Se procede a la lectura de la Torá correspondiente al día de ayuno público solamente si hay entre los asistentes a la sinagoga al menos seis personas en ayunas, y en caso de no haberlas se omite. No puede subir a la lectura de la Torá en un día de ayuno público una persona que no esté ayunando. Si fue invitado a la Torá alguien que no está en ayunas, mas le avergüenza admitirlo, a posteriori puede hacerlo.

Según la costumbre ashkenazí, en un día de ayuno público se recita la plegaria «Avinu Malkenu» tras la «Amidá» en Shajarit y en Minjá y los sefaradíes acostumbran a no recitarlo.

12 – Bendición sacerdotal en Minjá.

Todos los días del año los sacerdotes (Cohanim) no pronuncian la bendición sacerdotal en el servicio de Minjá, pues éste se realiza después de la comida del mediodía y se teme que algún cohen pueda estar ebrio y trasgreda al bendecir en ese estado. En los ayunos en los que se acostumbra a recitar el servicio de «Neilá» como en el caso de Yom haKipurím y en los ayunos especiales por falta de lluvias, se recita la Bendición Sacerdotal en la plegaria de «Neilá» (‘Cierre o Conclusión’), por cuanto que como se está en ayunas no hay temor de que entre los sacerdotes se encuentre alguno ebrio. Empero en esos días de ayuno público en los que se recita «Neilá», los sacerdotes no bendicen a la grey en Minjá para que no se piense que en días de semana también se debe realizar la bendición sacerdotal en ese servicio. En los ayunos públicos que carecen de servicio de «Neilá», si se reza Minjá en el horario de «Neilá», se recita la bendición sacerdotal (Tratado de Ta´anit 26(B), Shulján Aruj Oraj Jaím 129:1) y en caso de que se rece Minjá más temprano, no se recita, y el oficiante no ha de pronunciar el sustituto de la misma («Elokeinu ve Elokei avoteinu») que se pronuncia cuando no hay Cohanim en el público.

Por lo tanto, en un día de ayuno público es bueno fijar el servicio de Minjá en un horario que nos permita recitar la bendición sacerdotal. Lo más adecuado sería rezar Minjá media hora antes de la puesta del sol, que es el momento ideal para el rezo de «Neilá». De todas maneras, si se inicia Minjá después de «Plag Ha Minjá» (hora y cuarto antes de la puesta del sol N. de T.) los cohanim podrán recitar la bendición sacerdotal, mas si se reza Minjá con anterioridad, la bendición en cuestión se omite.

Un cohen que no está en ayunas no pasará a recitar la bendición sacerdotal y esto aunque se trate del único presente en la sinagoga en ese momento (Kaf Ha Jaím 129:5, Torat Hamoadim 3:4). No obstante hay juristas que opinan que si no hay otro cohen en la sinagoga, puede pasar y recitar la bendición (Luaj Eretz Israel, Halijot Shlomó Tefilá 10:13). Si no hay en la sinagoga durante el servicio seis personas en ayunas aunque el cohen sí lo esté, no pasará a recitar la bendición en el servicio de Minjá (Piskei Teshuvot 129:2).

1 – Los días de «Bein Hameitzarim» (“Entre las estrecheces”)

Las tres semanas que se inician en la noche del diecisiete del mes de Tamuz y se continúan hasta el nueve del mes de Av son días de dolor, sobre los cuales está escrito en las Lamentaciones de Jeremías (Meguilat Eijá 1:3) «… (Iehudá) no halló descanso, todos sus perseguidores la alcanzaron entre las estrecheces». Por esta razón los sabios recomendaron conducirse en estos días que tienden a ser difíciles con suma cautela, y a modo de ejemplo, quienes van de paseo o a tomar un baño de mar si bien siempre deben ser cuidadosos, en estos días deben extremar precauciones (Ver Eijá Rabá 1:29)

A los efectos de destacar el carácter de estos días nuestros sabios establecieron la lectura de haftarot especiales durante los tres sábados de este período. Estas haftarot versan sobre profecías que anuncian desgracias sobre el Pueblo de Israel. Asimismo, determinaron que en cada uno de los siete sábados posteriores al 9 de Av se lean haftarot de consuelo a causa de la destrucción del Templo. (Shulján Aruj 428:8 de acuerdo a la Pesikta)

Y si bien nuestros sabios –de bendita memoria- no dispusieron medidas especiales a fin de destacar la tristeza y el duelo en estas tres semanas, el Pueblo de Israel acostumbró en ese tiempo a abstenerse de danzas y bailes así como de recitar la bendición de «Shehejeianu».

Asimismo, en algunas comunidades se acostumbró a conducirse con algunas normas de duelo. Los ashkenazim y algunos sefaradim y entre estos últimos los oriundos de Marruecos y de Djerba acostumbran a no cortarse el cabello durante las “Tres Semanas” mientras que el resto de los sefaradíes se abstienen únicamente a partir del inicio de la semana en que acaece el 9 de Av.

Asimismo, en lo que respecta a la celebración de bodas, los ashkenazim y los yemenitas así como la mayoría de los sefaradíes no contraen enlaces nupciales a lo largo de las “Tres Semanas” mientras que los demás sefaradíes son más flexibles al respecto y no realizan bodas solamente a partir del primer día del mes de Av. (ídem halajá 7)

A continuación especificaremos y ampliaremos las costumbres de las “Tres Semanas” que van del 17 de Tamuz al 9 de Av: las de los primeros nueve días de Av y las de la semana en la que cae el ayuno del 9 de Av.

2 – Bailes, danzas e instrumentos musicales.

Los juristas (Poskím) de los últimos quinientos años (Ajaronim) indicaron que está prohibido hacer fiestas bailables o danzar desde el 17 de Tamuz al 9 de Av (Maguén Avraham, 551:10). Incluyeron en esta regla la prohibición de ejecutar y oír instrumentos musicales en estos días. Por esta razón queda prohibido en las “Tres Semanas” el organizar, así como asistir a grupos de danza, conciertos, recitales o veladas de canto.

Un judío que se gana el sustento tocando música en fiestas de gentiles puede hacerlo hasta el final del mes de Tamuz y si bien ejecuta piezas musicales alegres, él mismo no lo está, por cuanto está ocupado y concentrado en su tarea (de modo que no se alegra en igual medida que los convidados a la fiesta). Empero, desde el comienzo del mes de Av y en adelante deberá cesar en su trabajo hasta pasado el ayuno (Beur Halajá 551:2).

Dado que la prohibición de tocar instrumentos musicales se deriva de la alegría que su ejecución genera, los maestros de música tienen permitido seguir trabajando hasta la semana en que acontece el ayuno, ya que en el aprendizaje de música no hay alegría ni para los maestros ni para los alumnos. Más aún, suspender las clases traería aparejadas pérdidas económicas para los maestros y pedagógicas para los alumnos, quienes deberán luego esforzarse en recuperar el tiempo de estudio perdido. Por lo tanto, es recomendable que durante las “Tres Semanas” estudien melodías tristes (Tzitz Eliezer 15:19). Y en el caso en que maestros y alumnos acostumbran a establecer un receso entre períodos de estudio o semestres, en la medida de lo posible es bueno que lo hagan en el tiempo de las “Tres Semanas”.

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