Pninei Halajá

21. La inclinación sobre el rostro («Nefilat Apáim») y las súplicas («Tajanunim»).

01. La particularidad de la plegaria de «Nefilat Apáim».

Tras la conclusión del rezo de Amidá acostumbramos a inclinarnos sobre nuestro rostro y suplicar ante el Creador, Bendito Sea. De esta manera cumplimos con el rezo en todas sus formas o posturas: las bendiciones del recitado del Shemá sentados, la Amidá de pie y las súplicas posteriores inclinándonos sobre nuestro rostro.

Esto lo aprendemos de Moshé Rabeinu quien rezó ante D´s en estas tres posturas. Cuando tras el pecado del becerro de oro procuró obtener el perdón para el pueblo de Israel lo hizo: sentado, tal como está escrito (Devarim 9:9): «Y me senté en la montaña»; de pie (ídem 10:10): «Y yo me paré en la montaña»; e inclinándose sobre su rostro (ídem 9:25): «pero yo me prosterné delante del Eterno». De la misma manera, durante nuestra plegaria, tras haber rezado sentados y de pie, sintiendo que aún no hemos logrado expresar todo lo que sentimos ni derribar todas las barreras que nos separan de nuestro Creador, nos prosternamos y auto anulamos ante el Soberano del Universo (ver Tur 131).

Esta plegaria tiene una fuerza particularmente intensa y ayuda enormemente en momentos difíciles. Durante el pleito emprendido por Koraj y sus seguidores contra Moshé y Aharón, D´s le dijo a estos últimos «Alejaos de esa gente de modo que los habré de consumir en un momento». Fue entonces que los hermanos entendieron que debían intensificar sus plegarias, para lo cual se inclinaron sobre sus rostros y dijeron: «Oh D´s, Soberano de los espíritus de toda carne, ¿por un hombre que ha pecado castigarás a toda la congregación? (Bamidbar-Números 16:21-22). Por mérito de sus rezos que fueron recitados prosternándose sobre sus rostros, el pueblo de Israel fue perdonado y el decreto Divino fue anulado.

Este rezo es muy poderoso por cuanto que expresa la total anulación de la persona ante su Creador, hasta el límite de la misma entrega de la vida. Esto es como si la persona le dijera al Eterno: todos mis sentidos y órganos se anulan ante Ti, haz conmigo Tu voluntad por cuanto que te pertenezco enteramente. Por esta razón, mediante este rezo se pueden corregir defectos que con otra plegaria resulta imposible hacerlo (ver Zohar Bamidbar 120:2).

La inclinación sobre el rostro expresa, asimismo, la sensación de vergüenza que sentimos quienes acabamos de concluir nuestra plegaria, la cual se centró en la  grandeza de D´s, elevando a Él todos nuestros pedidos. Ahora nos presentamos avergonzados de dar la cara, pues ¡cómo osamos  pararnos ante Él en el rezo! Entonces nos inclinamos sobre nuestro rostro. Además, esta postura expresa nuestro pesar, producto del arrepentimiento por nuestros pecados. Tal es el dolor que no podemos elevar nuestro rostro (ver Rabenu Bejaié Bamidbar 16:22).

02. La costumbre de recitar «Nefilat Apáim».

Si bien la plegaria de «Nefilat Apáim» es de gran importancia, los sabios no la establecieron como obligatoria ni le adjudicaron una redacción fija. Por lo tanto, todo aquel que deseaba se inclinaba sobre su rostro y suplicaba tras el rezo. Sin embargo, justamente en virtud de su gran importancia, por cuanto que expresa la total anulación del orante ante D´s, corresponde que emane del corazón libre y espontáneamente.

En tiempos de los Gaonitas, comenzó a conformarse un formato fijo para Nefilat Apáim y las súplicas o Tajanunim posteriores al rezo. En tiempo de los Rishonim o sabios medievales, este formato se fue estableciendo paulatinamente al punto que todos los judíos asumieron el deber de recitar determinadas súplicas. Aparentemente, fue en virtud de los sufrimientos del exilio que se intensificaron cada vez más, que los corazones se opacaron tanto que se necesitó de un formato fijo para poder recitar súplicas. Dado que esta plegaria se incorporó cuando las diásporas estaban ya dispersas, resaltan las diferencias entre la versión ashkenazí  y la sefaradí.

Dado que Nefilat Apáim es una plegaria que implica un corazón quebrado, la anulación del aspecto físico y nuestra disposición a una entrega total de la vida, no se recita en días de alegría por el cumplimiento de preceptos. Los kabalistas explican que todas las correcciones que se realizan en días comunes mediante Nefilat Apáim, en días de alegría por el cumplimiento de preceptos («simjá shel mitzvá«)  se efectivizan por medio de la santidad del día (Kaf HaJaím 131:54). Asimismo, cuando en la sinagoga están presentes protagonistas de una alegría preceptiva, no se recita Tajanún o súplicas (tal como se explicó en las halajot 7 y 8). Ya vimos que por la base de la ley no es obligatorio recitar Tajanún y por lo tanto en todo caso de duda respecto de si procede a recitarlo, se indica el no hacerlo.

Asimismo, en la casa del doliente se acostumbra a no recitar Tajanún por cuanto que el rigor Divino ya se ha hecho presente en ese sitio y es procedente, por lo tanto,  no incrementar el Atributo del rigor aún más (Mishná Berurá 131:20). Esto significa que al caer sobre su rostro, el orante hace patente para sí el hecho de que su existencia depende de D´s, por lo cual se anula ante Él. En el caso del doliente, este ya comparte esta sensación por lo que no necesita redundar en ella.

03. ¿Qué es Nefilat Apáim («inclinarse sobre el rostro»)?

En los primeros tiempos se acostumbraba a caer sobre el rostro  prosternándose o reverenciándose. Al prosternarse, el orante extiende todo su cuerpo sobre el suelo  con brazos y piernas extendidos. Al reverenciar, el orante se pone de rodillas e inclina su cabeza hasta apoyarla sobre el piso (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 34(B), Rambám Tefilá 5:13-14).

Sin embargo, en virtud de ciertos temores se abolió la costumbre de prosternarse o de reverenciar. Algunos de los temores están vinculados a la prohibición halájica de prosternarse sobre un piso de piedra y a la prohibición de que una persona importante se prosterne sobre su rostro delante del público, sin que se le asegure que su pedido será colmado como le ocurrió en su tiempo a Iehoshúa Bin Nun.

Principalmente, se temía por lo expresado en el Zohar (Bamidbar 121:1) en cuanto a que Nefilat Apáim es una plegaria encumbradísima en la cual el orante debe entregar su vida a D´s y verse a sí mismo como quien deja este mundo y de esa manera sus pecado son expiados. «Esta plegaria debe ser recitada con gran intención o concentración y entonces el Santo Bendito Sea se apiada de la persona y expía sus pecados. Feliz de quien sabe hallar gracia y servir a su Amo con sincera voluntad y dedicación. ¡Ay de quien  quiere hallar gracia ante su Amo con el corazón distante y sin voluntad!. Tal como está escrito (Salmos 78:36-7): «Pero al tiempo que le lisonjeaban con sus bocas, le mentían con sus lenguas. Por cuanto sus corazones no eran firmes con Él» El orante dice «A Ti oh Eterno elevo mi alma» (Salmo 25) mas todas sus palabras son dichas con corazón distante, y esto provoca que esa persona se vaya de este mundo antes de tiempo». Dado que tememos que nuestra intención no sea completa y no seamos dignos, nos abstenemos de prosternarnos o reverenciar.

En la práctica, la usanza entre los ashkenazíes y algunos de los sefaradíes es agacharse y abatir la cabeza sobre el brazo. En esta postura se rescata parcialmente la de Nefilat Apáim con reverencia (kidá) empero no completa y no se teme que derive en una prosternación sobre el piso de piedra  (Beur Halajá 131:1). Empero, a los efectos de no arriesgarse en recrear la conducta descrita en el pasaje del Zohar antes mencionado, los ashkenazíes acostumbraron a no recitar el salmo 25  «A Ti oh Eterno elevo mi alma» cuyo tema central, según el  libro de la Kabalá anteriormente mencionado es la disposición a entregar nuestras vidas. En su lugar, recitan el salmo 6 (Maguén Abraham 131:5). Quienes siguen la tradición del Ben Ish Jai, por temor al pasaje del Zohar arriba citado, no se inclinan sobre su rostro, siendo esta la práctica de muchos de los judíos orientales.

04. Cómo inclinarse sobre el rostro.

Como ya vimos, según la usanza de los ashkenazíes y parte de los sefaradíes, la inclinación sobre el rostro se lleva a cabo abatiendo la cabeza y apoyándola sobre el antebrazo. De acuerdo con el Shulján Aruj siempre nos inclinamos sobre el brazo izquierdo. En opinión del Ramá, por la mañana, al colocar el tefilín en el brazo izquierdo nos inclinamos sobre el derecho, mientras que en Minjá lo hacemos sobre el izquierdo, siendo esta la usanza entre los ashkenazíes (Shulján Aruj y Ramá 131:1, Mishná Berurá 6).

Cuando nos inclinamos sobre el brazo izquierdo, giramos levemente la cabeza hacia la derecha, para que el rostro no apunte directamente hacia el piso. Cuando nos inclinamos sobre el brazo derecho giramos la cabeza levemente hacia la izquierda. Esta práctica es similar a la que se aplicaba en los días en que se acostumbraba a prosternarse sobre el piso, en ese entonces el leve giro de la cabeza tenía por cometido evitar trasgredir la prohibición de hacerlo sobre suelo de piedra (Mishná Berurá 131:40, Beur Halajá 131:1).

Se acostumbra a cubrir el rostro con la ropa no siendo suficiente el hundirlo en el brazo, ya que ambos miembros son parte de un solo cuerpo y este no puede cubrirse a sí mismo (Mishná Berurá 131:3). La razón principal por la que hay que cubrirse al adoptar la posición de quien teme y se avergüenza ante D´s es la de mostrar humildad. En el caso de quien viste manga corta, si tiene un pañuelo que lo extienda sobre el brazo y sobre éste incline su cabeza. Si carece de pañuelo, que incline su cabeza sobre el brazo desnudo, mas no sobre su mano, pues esto no está permitido. Si hay una mesa, que apoye su brazo y su cabeza sobre esta, la cual será considerada como su cobertura principal.

Se acostumbra a inclinarse sobre el rostro únicamente allí donde se encuentra un Rollo de la Torá o incluso libros sagrados impresos. En caso de que en el sitio en cuestión no haya libros sagrados de ningún tipo, se recita el salmo sentado sin inclinarse sobre el brazo.

En las habitaciones contiguas a la sinagoga, en las que no hay libros sagrados pero desde las que se puede divisar el arca sagrada se procede a inclinar sobre el rostro. En caso de que no se divise desde allí el arca, el salmo se recita sentado.

En Jerusalém acostumbraban a inclinarse sobre el rostro también en sitios donde no hay libros sagrados, por cuanto que la santidad de la ciudad los sustituye.

En el caso de un sitio en el cual no hay posibilidad de inclinar el rostro  estando sentados, por falta de sillas o porque exactamente atrás de uno se encuentra una persona rezando que no puede desplazarse, se podrá recitar el Nefilat Apáim de pie (Mishná Berurá 131:10). En un caso así, es mejor apoyarse sobre la pared, tal que de no mediar esta uno se caería y de esa forma se le considera como que está sentado e inclinó su rostro (Kaf HaJaím 38).

05. Los trece atributos de la Misericordia Divina (Midot Derajamim)

Una vez que D´s perdonó el pecado del becerro de oro, e incluso consintió en privilegiar al pueblo de Israel por sobre las demás naciones, en cuanto a su relación especial con el Eterno, Moshé pidió: «Muéstrame ahora Tu gloria». D´s le respondió: «Yo haré pasar toda Mi bondad ante tu vista y pronunciaré Mi nombre ante ti», esto es, revelaré ante ti Mi Nombre sagrado que se manifiesta en el mundo, empero Mi Ser (esencia) no podrá ser aprehendido,  ya que no ha de poder verme el ser humano y permanecer con vida» (Shemot –Éxodo 33:18-20). «Y descendió el Eterno en la nube y Moshé se acercó invocando Su nombre (D´s exclamó sus nombres y se los reveló a Moshé): Oh Eterno oh Eterno, Dios piadoso y clemente. Lento en iras y grande en mercedes y en fidelidad que prodigas favores a miles (de generaciones), perdonas la iniquidad y el pecado, pero no los dejas impunes (ídem 34:5-7). Estos son los trece atributos de la Misericordia Divina.

Dijo Rabí Iojanán: si esto no estuviese escrito no lo podríamos pronunciar, el pasaje nos enseña que el Santo Bendito Sea, se envolvió cual oficiante de rezo público y le mostró a Moshé el orden de la plegaria a recitar. Le dijo: toda vez que el pueblo de Israel peque, que obren de acuerdo a este orden establecido y Yo los perdonaré (Talmud Babilonio, Tratado de Rosh Hashaná 17(B)).

Mediante la confianza en la trascendencia del recitado de los trece atributos, nos conectamos a D´s de una manera tan profunda y excelsa que los pecados se tornan marginales y exteriores y este es el motivo de que resulten expiados.

Por lo tanto, en días en los que se recitan Selijot, en los días de ayunos públicos y en Iom Kipur, se recitan los trece atributos repetidamente. Las costumbres difieren respecto de su recitado en días comunes de semana. Según la usanza ashkenazí y yemenita (Báladi) se recitan únicamente los días lunes y jueves que son propicios para las súplicas. Según la usanza sefaradí (incluida la jasídica Sefarad) se recitan los trece atributos toda vez que hay Nefilat Apáim.

El recitado de estos trece atributos se considera una «cuestión referida a la Santidad», por lo que requiere de Minián. Quien reza solo no puede recitarlos, empero si quiere puede leerlos con la entonación de quien lee la Torá (Shulján Aruj, Oraj Jaím 565:5, Mishná Berurá 12). Quien no alcanzó a concluir el pasaje de «E-l Erej apáim» cuando el público ya comenzó a recitar los atributos, habrá de sumarse a este. Mientras el público no terminó de recitarlos se le podrá sumar, mas si ya terminaron, la persona queda en status de orante individual sin Minián a esos efectos (Ben Ish Jai Ki Tisá 4).

06. El recitado de las súplicas (Tajanunim) y la inclinación sobre el rostro (Nefilat Apáim).

No se debe interrumpir hablando entre la Amidá y las súplicas pues al recitarse ininterrumpidamente son mejor aceptadas (Shulján Aruj 131:1, Mishná Berurá 1).

En el texto de las súplicas hay diferencias entre las diferentes comunidades. Esto se debe a que en tiempos en que la mayoría de los judíos residía en la tierra de Israel o en Babilonia, se acostumbraba a que cada quien suplique con sus propias palabras. Más adelante, en tiempo de los Rishonim (Edad Media) en los que las diásporas ya estaban dispersas, el formato final se fue consolidando. Además, hace unos cuatrocientos años hubo cambios en la versión sefaradí del rezo, en virtud de la introducción de las meditaciones contemplativas del Aríz´´l al mismo (Kavanot HaArí).

Según Kavanot HaArí, en la versión sefaradí se acostumbra a adicionar una confesión y los trece atributos de la misericordia previo al salmo de inclinación sobre el rostro, para que de esa manera la expiación por ellos proporcionada llegue a su punto más álgido en Nefilat Apáim (Kaf HaJaím 131:5). De acuerdo con la usanza ashkenazí, los lunes y los jueves se comienza con la confesión (vidui) y los trece atributos, en los que abundan los pedidos de súplicas, empero en los demás días se inclina sobre el rostro directamente después de concluida la Amidá. Más aún, en lo posible, es importante que Nefilat Apáim sea lo más contigua posible al rezo. De acuerdo con la usanza yemenita (Báladi) la inclinación sobre el rostro siempre es inmediatamente posterior a la finalización de la Amidá.

En Nefilat Apáim los sefaradíes recitan el salmo 25, mientras que los ashkenazíes y los sefarad– jasídicos el salmo número 6.

Los lunes y los jueves se agregan súplicas ya que son días propicios para que las plegarias sean aceptadas. Estas súplicas  se recitan de pie (Shulján Aruj y Ramá 134:1). El pasaje «Vehú Rajum«, según los libros de los Rishonim (Abudraham, Raabán, Hamanhig, Kol Bó 18) fue compuesto por tres ancianos exilados de Jerusalém, razón por la cual no hay grandes diferencias en sus distintas versiones. Empero los sefaradíes le agregaron antes súplicas suplementarias mientras que los ashkenazíes las agregaron después de este pasaje.

Otra diferencia entre las usanzas es que según la versión Sefarad las súplicas suplementarias de lunes y jueves se recitan después de la inclinación sobre el rostro, mientras que según la usanza ashkenazí se recitan antes de ésta.

Quien detenta una usanza pero reza en una sinagoga que sigue otra versión, tiene derecho a actuar como le parezca. Si decide mantener su costumbre, no hará sobresalir su diferencia. Si el oficiante recita los trece atributos de la misericordia, aunque el orante individual, conforme a su usanza, no acostumbre a recitarlas en ese día, habrá de sumarse a la congregación. Quien detenta en su usanza una versión más larga que la que recita el oficiante, al punto que antes de alcanzar a concluirlo el oficiante ya comenzó a recitar el Kadish, que interrumpa sus súplicas y responda al oficiante y continúe con la próxima etapa del servicio. Esto se debe a que una versión específica de súplicas no puede servir de impedimento para cumplir con el deber de recitarlas. Por lo tanto, todo aquel que ya realizó un mínimo de estas súplicas, cumplió con la costumbre. En caso de así desearlo podrá completarlas una vez concluido todo el servicio.

07. Días en los que no se recitan las súplicas (Tajanún).

Dado que Nefilat Apáim es una plegaria que implica dolor y pesar por nuestras debilidades y carencias, al punto que en virtud de estas  no podemos permanecer de pie ante Él sino que nos inclinamos y prosternamos, no corresponde recitarla en días alegres. Dado que en esencia se trata de una plegaria opcional, en los días en los que se duda si se consideran o no días alegres, se acostumbran a omitir las súplicas (el origen de las reglas está en el Shulján Aruj 131:6-7 y en los comentaristas).

Estos son los días en los que no se recita Tajanún: Shabat, «Iom Tov» (días festivos de la Torá n. de t.), «Jol Hamoed» (días semifestivos de Pesaj y Sucot, n. de t.) y «Rashei Jodashim» (novilunios, n. de t.). El resto de los días en que se omiten las súplicas los enumeraremos en orden calendario: Shajarit de víspera de Rosh Hashaná; Shajarit de víspera de Iom Kipur; desde el 11 de Tishrei hasta el final del mes dado que son días contiguos a la fiesta de Sucot; Jánuca; 15 de Shvat; los dos días de Purim y en año embolismal también el 14 y 15 del primer mes de Adar; todo el mes de Nisán por cuanto que en su mayoría está embebido en santidad ya que al principio del mes fue la inauguración del Tabernáculo y luego viene Pesaj; 14 de Yiar que es Pesaj Shení (segundo Pesaj); Lag Baomer; desde el inicio de Siván hasta el 12 del mes que era el último día para ofrendar los sacrificios complementarios de Shavuot; el 9 de Av (tanto por ser duelo como por recibir el nombre de «Moed») y el 15 de Av. Asimismo en los servicios de Minjá de víspera de todos estos días no se recita Tajanún salvo en el caso de los servicios de Minjá de vísperas de Rosh Hashaná y de  Iom Kipur, en los que muchos acostumbran a recitar confesiones mas sin súplicas.

Una vez que D´s hizo surgir nuestra redención no se recita Tajanún ni en Iom Haatzmaut (día de la independencia del Estado de Israel) ni el día 28 de Yiar, día de la Liberación de Jerusalém, ni en los servicios de Minjá de los días de la víspera.

08. El caso del novio, el padre del niño a circuncidar en ese día, su padrino, su circuncidador y otras personas en circunstancias alegres.

No se recita Tajanún en un Minián en el cual participan personas en circunstancias de alegría por cumplimiento de un precepto. Por lo tanto, no se recita Tajanún donde está rezando un novio en los siete días  de su banquete. Empero en Shajarit y Minjá previos a la boda se recita, mas si se lleva a cabo un servicio de Minjá contiguo al  salón de la fiesta no se recita Tajanún.

Asimismo en un Minián en el que reza uno de los involucrados en la alegría de un Brit no se dice Tajanún. Los involucrados son: el padre del bebé, el circuncidador (Mohel) y el padrino (Sandak). La exención del Tajanún se prolonga desde la mañana hasta el final del banquete, esto es, si la circuncisión tiene lugar por la mañana en Shajarit no se recitará Tajanún. Si la circuncisión es posterior al rezo de Minjá se omite el Tajanún tanto en Shajarit como en Minjá (Mishná Berurá 131:22, ver Piskei Teshuvá 19).

No solamente en el Minián de los involucrados en la alegría se omite el Tajanún, sino que también en la sinagoga donde se llevará a cabo la ceremonia. En el caso de un edificio en el cual hay varias salas de oración, el Tajanún se omite sólo en la sala en la que tendrá lugar la ceremonia. Si se trata de una misma comunidad, en todas las salas de oración se omite el Tajanún.

En el caso de un Bar Mitzvá: muchos acostumbran a omitir el Tajanún en un Minián del cual participa el joven que ese día comienza a cumplir los preceptos, mas hay quienes acostumbran recitarlo.

Rescate del primogénito (Pidión Haben): muchos acostumbran a omitir Tajanún en un Minián en el que reza el padre del niño, mas hay quienes acostumbran a recitarlo.

En el caso de un servicio que tiene lugar junto a una fiesta de culminación del estudio de un tratado del Talmud o una fiesta de incorporación de un nuevo rollo de la Torá muchos acostumbran a omitir el Tajanún, mas hay quienes acostumbran a recitarlo.

Ya vimos anteriormente que en caso de duda lo correcto es omitir el Tajanún.

En los aniversarios del fallecimiento de grandes justos o eruditos, la mayoría de los juristas considera que se debe recitar el Tajanún siendo esta la costumbre extendida. Los juristas jasídicos consideran que quienes vivieron a la luz de las enseñanzas de un maestro determinado y estudian su prédica a diario y el día del aniversario de su fallecimiento ofrecen en su honor una comida, omiten el recitado del Tajanún. Empero el resto de los aniversarios de los demás justos deberán recitarlo.

 

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