ארכיון Capítulo 15 - Bendiciones por la visión de situaciones extraordinarias y conmovedoras - Pninei Halajá https://ph.yhb.org.il/es/category/10/10-15/ Rabino Eliezer Melamed Wed, 22 Jan 2020 09:27:06 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=6.6.1 24) Sitios en los cuales acontecieron milagros al pueblo de Israelhttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-24/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-24/#respond Sat, 14 Oct 2000 22:24:04 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4301Quien divisa un sitio en el cual acontecieron milagros a todo o a la mayoría del pueblo de Israel recita: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Sheasá Nisim Laavoteinu Bamakóm Hazé» («…que obró milagros a nuestros ancestros en este lugar»). Los sabios mencionaron diferentes lugares: 1) El sitio donde el pueblo de Israel cruzó el […]

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Quien divisa un sitio en el cual acontecieron milagros a todo o a la mayoría del pueblo de Israel recita: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Sheasá Nisim Laavoteinu Bamakóm Hazé» («…que obró milagros a nuestros ancestros en este lugar»). Los sabios mencionaron diferentes lugares: 1) El sitio donde el pueblo de Israel cruzó el Mar Rojo sobre tierra seca cuando este se abrió ante ellos. 2) El sitio donde el pueblo de Israel cruzó el Río Jordán sobre tierra seca. 3) El sitio de cruce del Rio Arnón. Allí, cuando el pueblo de Israel se acercaba a la tierra prometida y estaban por cruzar un valle, los amoritas les tendieron una emboscada, acaeció un milagro y ambos lados del desfiladero se apegaron el uno al otro aplastando así al enemigo. 4) El camino de ascenso a Beit Jorón donde HaShem arrojó desde el cielo enormes piedras de granizo sobre los cinco reyes que lucharon contra Iehoshúa Bin Nun. 5) Quien contempla una de las piedras que Og rey del Bashán intentó arrojar sobre los hijos de Israel. 6) La piedra sobre la cual se sentó Moshé Rabenu cuando sus brazos estaban elevados hacia el cielo durante la guerra contra Amalek. 7) Las murallas de Jericó que fueron tragadas por la tierra in situ (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 54, Shulján Aruj 218:1).

Todo aquel que no divisó uno de estos sitios durante treinta días, al volver a hacerlo debe recitar la bendición correspondiente (Shulján Aruj 218:3). En la actualidad, aún no sabemos dónde se encuentran exactamente esos sitios y si bien sabemos dónde están situados el Mar Rojo, El Jordán o Jericó, mientras desconozcamos la ubicación exacta del sitio donde acaeció el milagro no es posible bendecir (Kaftor Vaferaj, Beur Halajá ‘כגון’). Sin embargo, es bueno recitar la bendición sin mencionar el Nombre Divino en la cercanía del sitio en el que se especula que acaeció el milagro (Kaf HaJaím 218:4).

Quien ve el sitio donde se encuentra el horno del cual se salvaron Jananiá, Mishael y Azariá o el foso de los leones del que se salvó Daniel, o un sitio en el cual ocurrieron milagros a otros justos por medio de los cuales se santificó públicamente el Nombre de D´s recita: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Sheasá Nes Latzadikim Bamakom Hazé» («…que hizo milagros a los justos en este lugar»). Hemos también olvidado la ubicación de estos sitios.

Quien ve el sitio en el cual salvó su vida un rey de Israel o un líder militar judío recita: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Sheasá Nes Leploni Bamakom Hazé» («…que hizo un milagro a «fulano» en este sitio») (Talmud Jerosolimitano Tratado de Berajot 1:1, Shulján Aruj 218:7, ver Beur Halajá allí).

Quien divisa la estatua de sal de la esposa de Lot recita: 1) «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Dayán Haemet» por su muerte. 2) «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Zojer Tzadikim» («…que recuerda a los justos») por la salvación de Lot (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 54(B), Shulján Aruj 218:8). También desconocemos la ubicación certera de la estatua de sal.

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25) Sitios en los cuales le ocurrieron milagros a una personahttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-25/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-25/#respond Sat, 14 Oct 2000 22:25:25 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4303Una persona que estuvo en peligro de vida y le acaeció un milagro y se salvó, al retornar al lugar de los hechos debe bendecir: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Sheasá Li Nes Bamakom Hazé» («…que hizo para mi un milagro en este lugar»). Esto a condición de no haber pasado por ese sitio […]

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Una persona que estuvo en peligro de vida y le acaeció un milagro y se salvó, al retornar al lugar de los hechos debe bendecir: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Sheasá Li Nes Bamakom Hazé» («…que hizo para mi un milagro en este lugar»). Esto a condición de no haber pasado por ese sitio por treinta días. Sin embargo, surge aquí un interrogante respecto de cuál es la definición de milagro. Hay quienes sostienen que toda aquella persona que se encontró en peligro inminente de muerte, como en el caso de un accidente de tránsito, o si se cayó de una altura elevada, o si fue asaltada por malhechores, en caso de haberse salvado – debe bendecir (Beit Iosef en nombre del Ribash). Otros juristas consideran que sólo se bendice por un milagro contundente. Esto es, si la salvación trascendió los límites de lo natural ya que la mayoría de las personas que se enfrentan a esa situación suelen perecer y entonces la persona experimenta un milagro y se salva (Rabí David Abudarham cita a Rabí Asher de Lunil).

En la práctica, se sentenció que dado que en caso de duda a la hora de recitar o no una bendición se adopta la opinión más flexible («safek berajot lehakel») se bendice pronunciando el Nombre Divino únicamente cuando la salvación fue extraordinaria. En el resto de los casos en que una persona se salva de un peligro de vida inminente se recita: «Baruj Sheasá Li Nes Bamakóm Hazé» sin pronunciar el Nombre Divino (Shulján Aruj Oraj Jaím 218:9).

¿Qué es una salvación fuera de lo común( «shelo kederej haolám» – «como si no perteneciese al orden natural»)? Se trata de un peligro del cual la mayoría de las personas resultan muertas. Por ejemplo, cuando un edificio se desmorona sobre una persona, se excavan los escombros y se logra rescatarlo con vida, o si una persona cayó de una altura muy elevada, o si se le disparó varios balazos que impactaron en su cuerpo, o si sufrió un accidente de tránsito muy grave: en caso de salvarse – deberá bendecir pronunciando el Nombre Divino. Empero, si el peligro es de un tenor tal que no queda claro si la mayoría de las personas que se exponen a él mueren o no – se bendice sin pronunciar el Nombre Divino. Dado que «la persona está cercana a sí misma» (esto es, que se siente identificada consigo misma y por lo tanto adolece de parcialidad n. de t.), no debe decidir por sí misma, en caso de haber vivenciado un peligro tal, que la mayoría de personas muere a causa del mismo, sino que debe consultar a un erudito, el cual habrá de dictar su sentencia en función de las opiniones más expertas en esas cuestiones y habrá de decidir si se debe o no recitar la bendición pronunciando el Nombre Divino.

Una vez que todos coincidan con que el evento fue realmente milagroso, al ver ese sitio donde acaeció el milagro, aunque no hayan pasado aún treinta días desde que este ocurrió – habrá de bendecir. Luego, en caso de divisar el lugar del milagro tras haber pasado treinta días sin verlo – volverá a bendecir. En caso de que le hayan ocurrido varios milagros es bueno que anexe al recitado de la bendición los nombres de los sitios donde estos tuvieron lugar (Shulján Aruj 218:5, Shaar Hatziún 12).

Tal como el sujeto del milagro debe bendecir, de igual forma sus hijos y nietos deben también hacerlo al ver el sitio pasados treinta días (Shulján Aruj 218:4). En caso de que la persona agraciada por el milagro fuese un rabino, sus alumnos dilectos deben asimismo bendecir a la par de este (ídem 6).

Respecto de los bisnietos y sus descendientes, hay un disenso entre los juristas medievales (rishonim). En la práctica, los descendientes que nacieron en virtud del milagro ocurrido, o sea, si su padre nació después del mismo, deberán bendecir hasta el final de todas las generaciones. Aquellos que nacieron antes de que el milagro ocurriese – a partir de los bisnietos del agraciado no habrán ya de bendecir (Eliahu Rabá, Mishná Berurá 218:16).

Los sabios de las últimas generaciones (ajaronim) escribieron que quien se salvó milagrosamente de una situación riesgosa, corresponde que done dinero para tzedaká en beneficio de un lugar de estudio de Torá (colegio o ieshivá) de acuerdo con sus posibilidades y declare: «He aquí que doy esta tzedaká y quiera D´s que sea sustituto de la ofrenda de agradecimiento («Korbán Todá») que debería haber traído en días del Templo de Jerusalém». Corresponde recitar el capítulo de la ofrenda de agradecimiento («Korbán Todá»). Asimismo, es bueno ofrecerse como voluntario en aras de alguna causa de bien público. Cada año que recuerde el día del milagro por medio de mucho estudio de Torá y agradecimiento a D´s (Mishná Berurá 218:32).

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01) Introducción al temahttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-01/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-01/#respond Sat, 14 Oct 2000 23:00:41 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4254Cada día, en las bendiciones matinales, en las bendiciones del recitado del Shemá y en los diferentes rezos, alabamos Y agradecemos a D´s por el mundo maravilloso que creó para nosotros. Empero, además del orden fijo de los rezos y las bendiciones, a veces nos confrontamos con imágenes especiales, emocionantes e inspiradoras, y a fin […]

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Cada día, en las bendiciones matinales, en las bendiciones del recitado del Shemá y en los diferentes rezos, alabamos Y agradecemos a D´s por el mundo maravilloso que creó para nosotros. Empero, además del orden fijo de los rezos y las bendiciones, a veces nos confrontamos con imágenes especiales, emocionantes e inspiradoras, y a fin de expresar su trascendente contenido, nuestros sabios establecieron bendiciones por su contemplación, para de esa forma conectarlas con su origen espiritual. Es así como se establecieron bendiciones al contemplar paisajes especiales, fenómenos naturales, sitios en los cuales sucedieron milagros, la fundación de nuevos poblados en la tierra de Israel, sabios y reyes, personas bellas o de aspecto diferente, así como también visiones que sacuden el alma tales como las de idolatría o de cementerios.

Los sabios establecieron que estas bendiciones sean obligatorias. Sin embargo, en caso de despertarse una duda respecto de una determinada vista, si es parte de la generalidad de las cosas por las que se ordenó bendecir – no se bendice, ya que en caso de duda respecto del recitado de una bendición se aplica la opinión más flexible. Quien desee cumplir con mayor excelencia podrá recitar la bendición en cuestión sin pronunciar el Nombre de Dios («Beló Shem Umaljut»).

A los efectos de recitar estas bendiciones es necesario que se cumplan las siguientes condiciones: primero, que se trate de un paisaje especial que despierta el asombro en la mayoría de las personas. La segunda, que quien lo contempla no lo ha visto en los últimos treinta días, por lo que el verlo implica una nueva realidad (Shulján Aruj 218:3, 224:13). Si bien existen personas especialmente sensibles, que aun tan sólo después de una semana se habrán de emocionar al volver a contemplar una vista especial, y hay otras que son indiferentes y tampoco después de un año se habrán de conmover con lo que ven, nuestros sabios estipularon que se bendiga según lo que es corriente en el seno de la mayoría de gente, en las que pasados treinta días de la última vista, el volver a contemplar despierta en sus mentes la sensación de novedad.

A los efectos de facilitar la contabilidad de los días, digamos que el día treinta y uno, aquél en el cual se vuelve a bendecir cae siempre el tercer día una vez pasadas las cuatro semanas. Si se vio por vez última un domingo, el día treinta y uno será un martes cuatro semanas después. Si se vio un lunes el día treinta y uno llegará un miércoles cuatro semanas después.

La bendición se debe recitar mientras se contempla, o a lo sumo, en el tiempo que lleva decir tres palabras («toj kedei dibur») tras la finalización de la contemplación (ver Shulján Aruj 227:3, Beur Halajá 218:1, ‘במקום’).

Cuando varias personas se encuentran juntas y deben recitar la misma bendición corresponde que cada quien bendiga por sí mismo. En caso de haber personas presentes que no saben bendecir es mejor que uno lo haga por ellos (arriba 12:7).

Quien contempla vistas a través de lentes, se considera como una visión natural, empero quien ve por medio de una foto, película o telescopio no ha de bendecir ya que este tipo de observación no genera asombro en igual intensidad que la vista natural. Esto queda demostrado del hecho que las personas no se conforman con ver fotos o películas, sino que salen de paseo para contemplar los paisajes de forma directa.

¿A partir de qué distancia se puede recitar la bendición?  Aquella desde la cual es posible maravillarse por la contemplación de ese paisaje. Si se trata de una montaña o el mar, se puede bendecir desde una gran distancia, y para bendecir por una colina es necesario acercarse más a los efectos de apreciar su forma particular. Para recitar una bendición ante un sabio o un rey, es necesario acercarse todavía más para poder discernir su silueta, y para bendecir por una creatura bonita es necesario acercarse aún más de modo tal que se pueda apreciar su belleza.

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02) Bendiciones por mares, ríos, desiertos, montañas y colinashttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-02/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-02/#respond Sun, 15 Oct 2000 00:00:29 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4256A partir de la contemplación de paisajes impactantes es posible meditar sobre la grandeza del Creador y recitar ante Él una bendición de alabanza. Por lo tanto, nuestros sabios instituyeron que quien contempla mares, ríos, montañas, colinas y desiertos recite: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolam Osé Ma´asé Bereshit» («…Quien recrea la Obra de la […]

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A partir de la contemplación de paisajes impactantes es posible meditar sobre la grandeza del Creador y recitar ante Él una bendición de alabanza. Por lo tanto, nuestros sabios instituyeron que quien contempla mares, ríos, montañas, colinas y desiertos recite: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolam Osé Ma´asé Bereshit» («…Quien recrea la Obra de la Creación») (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 54(A)). También quienes no se fascinan al contemplarlos, siempre y cuando lo visto sea considerado conmovedor o sea maravilloso en opinión de la mayoría de las personas y hayan pasado treinta días desde la última vez que lo vieron – deberán bendecir.

El mar siempre impresiona, y por ello se bendice por cualquier mar y cualquier lago a condición de que tengan abundante agua durante todo el año, pero no como resultado de la obra del hombre. Por lo tanto, se bendice al contemplar el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo (o Mar de los Juncos), así como también por el Kineret (Mar de Galilea) y el Mar Muerto, pues poseen agua durante todo el año. Empero en el caso de un lago que se forma por efecto de un dique no se bendice, ya que la bendición fue establecida como alabanza a la obra del Creador y no a la de los seres humanos.

Por el «gran mar» («Haiam Hagadol») que es el océano que rodea a los continentes se recita: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolam Sheasá et Haiam Hagadol». Sin embargo, hay eruditos que entienden que el «gran mar» es el Mar Mediterráneo, el cual según ellos recibe esta denominación en virtud de encontrarse en las cercanías de la tierra de Israel, o porque mares de esas dimensiones son considerados «grandes» (Talmidei Rabenu Ioná, Shulján Aruj Oraj Jaím 228:1). Sin embargo, según la opinión de muchos juristas, se bendice «Sheasá et Haiam Hagadol» solamente al contemplar el océano, mientras que al divisar el Mar Mediterráneo se recita «Osé Maasé Bereshit», siendo esta la práctica aceptada (Rosh, Rabí Ovadia de Bartenura, Maguén Abraham, Mishná Berurá 228:2, ver Beur Halajá allí).

Respecto de los ríos, se establecieron dos condiciones: 1) Que fluyan naturalmente sin que medie intervención humana que haya modificado su cauce. 2) Que sean caudalosos por lo menos como el Éufrates, el cual es llamado «grande» por la Torá. A fortiori, se bendice por ríos más caudalosos tales como el Nilo, el Volga, el Rhin, el Amazonas y el Mississippi. Pero en el caso de ríos comunes tales como el Yarkón, el Yardén y similares no se bendice pues no son tan impactantes (Mishná Berurá 228:2).

En el caso de las montañas y las colinas: la condición para bendecir por una montaña es que sea especialmente alta respecto de su entorno, mientras que respecto a las colinas se bendice siempre que su forma genere una especial impresión, por ejemplo: que posea peñascos altos y abruptos como los del Desierto de Judea. Empero por las montañas comunes que se encuentran en la región montañosa de Judea, Samaria y Galilea – no se bendice. Al divisar montes tales como Gamla, Arbel, Masada y Sártaba – se bendice, ya que poseen un aspecto especial. Asimismo, se bendice también al contemplar el Monte Tabor ya que su altura es impactante y posee una forma especial.

El desierto es un sitio seco y deshabitado en el cual caen pocas lluvias. También por el desierto de Judea se bendice, a condición de que contemplarlo resulte impactante, por ejemplo: si se pasea por él y toda el área circundante está deshabitada o si se sube a un punto mirador del cual se contempla una vista de los vastos páramos. Empero, quien ve el desierto mientras realiza un viaje rutinario por la carretera – no bendice.

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03) Bendiciones por diferentes tipos de paisajehttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-03/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-03/#respond Sun, 15 Oct 2000 01:00:22 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4258Ver una gran montaña no afecta el hecho de ver otra, por lo que quien ve el Monte Hermón e inmediatamente después vuela a Europa y divisa los Alpes, volverá a bendecir «Osé Maasé Bereshit». Solamente en caso de ver la misma montaña dentro de los treinta días no se recita nuevamente la bendición. De […]

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Ver una gran montaña no afecta el hecho de ver otra, por lo que quien ve el Monte Hermón e inmediatamente después vuela a Europa y divisa los Alpes, volverá a bendecir «Osé Maasé Bereshit». Solamente en caso de ver la misma montaña dentro de los treinta días no se recita nuevamente la bendición.

De esto resulta que una persona puede tener que recitar la bendición «Osé Maasé Bereshit» varias veces en un mismo día, ya que si en la misma jornada ve el Mar Mediterráneo, luego el Monte Hermón, de ahí pasa al Kineret, posteriormente llega al Mar Muerto y de ahí al Mar Rojo – deberá bendecir por cada uno por separado. Asimismo, quien viaja de Eretz Israel a Norteamérica, al contemplar el Mar Mediterráneo bendecirá «Osé Maasé Bereshit», luego al pasar allende Europa verá el Océano Atlántico y bendecirá «Sheasá Et Haiam Hagadol». En caso de divisar desde el avión montañas especialmente grandes bendecirá «Osé Maasé Bereshit».

Quien avista conjuntamente varios paisajes por los que se debe bendecir – que recite por todos estos una sola bendición. Por ejemplo: quien se encuentra en un sitio desde el cual se divisa el Kineret y el Monte Arbel, recita por ambos una sola bendición.

Quien pasea por una zona que posee varias colinas especiales de un formato  semejante, ya que todas pertenecen a la misma formación geológica o la misma región, aunque las vea una tras otra – con una sola bendición las incluye a todas. Lo mismo ocurre con grandes montañas que se encuentran en una misma región – se recita por todas estas una sola bendición. Por ejemplo: todo el Carmel es considerado una misma región. Judea, Samaria y la Galilea, que son zonas más vastas se dividen en diferentes subregiones de acuerdo con la geomorfología. En este caso se bendice por las montañas y por las colinas separadamente a menos que se contemplen juntas.

Quien pasea por el desierto de Judea, al ingresar a este debe recitar la bendición por el desierto, si luego contempla una montaña particularmente grande – deberá bendecir por esta también. Al arribar a la zona de los imponentes peñascos o acantilados – también habrá de bendecir por estos. Incluso si luego divisa otros peñascos especiales, la bendición que recitó al inicio aplica a todos ya que se encuentran en la misma región y su forma es similar.

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04) Una vista que es a la vez novedosa y suscita admiraciónhttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-04/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-04/#respond Sun, 15 Oct 2000 02:00:22 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4261Quien vive junto al mar o está acostumbrado a andar en sus cercanías, dado que el divisarlo no implica novedad – no habrá de bendecir, pero al divisar otro mar sí habrá de hacerlo. Por lo tanto, toda persona que habita cerca del Mar Mediterráneo o que acostumbra transitar por la autopista costera no recita […]

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Quien vive junto al mar o está acostumbrado a andar en sus cercanías, dado que el divisarlo no implica novedad – no habrá de bendecir, pero al divisar otro mar sí habrá de hacerlo. Por lo tanto, toda persona que habita cerca del Mar Mediterráneo o que acostumbra transitar por la autopista costera no recita bendición al divisarlo, ni siquiera al hacerlo desde otra costa. Y aunque hayan transcurrido treinta días sin contemplarlo – no habrá de recitar la bendición, ya que fácilmente podría haberlo visto y el hacerlo no implicaría novedad. Empero, si abandona su sitio de residencia por treinta días y al regresar desea contemplar el mar, se le considerará como quien «ve» el mar y por lo tanto debe bendecir. Otro tanto ocurre con quienes viven en la cercanía de una alta montaña o una colina especial.

Quien se encuentra lejos de un paisaje especial o si las nubes lo desdibujan, dado que se trata de una vista carente de especial impacto – no habrá de bendecir. Si al día siguiente se aproxima y divisa claramente el paisaje, se la considerará como una nueva vista por lo que deberá recitar la bendición correspondiente.

No se pueden establecer distancias a partir de las cuales se torne obligatorio bendecir, pues todo depende de la magnitud del paisaje y el ángulo de visión. La regla general es que cuando la vista asombra – se bendice.

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05) La bendición por avistar paisajes en la actualidadhttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-05/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-05/#respond Sun, 15 Oct 2000 03:00:26 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4263Actualmente las personas están acostumbradas a viajar diariamente grandes distancias para acudir a sus lugares de trabajo o asistir a encuentros sociales y familiares. Es muy común que en el marco de estos viajes se divisen montañas, colinas y mares, por lo que surge la pregunta de si se debe o no bendecir por este […]

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Actualmente las personas están acostumbradas a viajar diariamente grandes distancias para acudir a sus lugares de trabajo o asistir a encuentros sociales y familiares. Es muy común que en el marco de estos viajes se divisen montañas, colinas y mares, por lo que surge la pregunta de si se debe o no bendecir por este tipo de vistas que se realizan distraída y rutinariamente. La duda se fundamenta en que, en el pasado, cuando se realizaban travesías a pie o montando un burro, rara vez se contemplaba un paisaje especial y al ver el mar las personas se emocionaban, y cuando andaban a lo largo de la orilla del mar y divisaban el Monte Carmel se conmovían. Empero hoy día estamos acostumbrados a viajar de ida y vuelta y la vista se torna rutinaria. Más aún, en el pasado cuando se iba a pie o montando un burro, las personas estaban menos acostumbradas a ver montañas y por ello los montes Tabor y Carmel eran considerados como sumamente conmovedores. Pero en la actualidad las personas acostumbran a pasear en diferentes países y ya tuvieron la oportunidad de contemplar montañas más altas e imponentes, por lo que los montes Carmel y Tabor podrían verse a ojos suyos como medianos y carentes de impacto para quien los contempla.

En la práctica, solo a quien presta atención a los paisajes especiales se le considera que «ve» y por lo tanto debe bendecir. Empero para quien los paisajes desfilaron frente a su vista sin que este les prestase atención – no ha de bendecir. Por ello, es necesario discernir entre dos tipos de visión: cuando se pasea y cuando se realiza un viaje rutinario. Durante un paseo, la tendencia es a contemplar la belleza de la Creación y por lo tanto resulta claro que se debe bendecir por todos los paisajes especiales y entre ellos el mar, los montes Tabor y Carmel, con la única condición de que no los haya visto en los últimos treinta días y que no viva o acostumbre a encontrarse en su cercanía (tal como se explicó en la halajá anterior). También en el caso de quien, por lo general, no se sobrecoge dado que salió de paseo para ver paisajes, se considera que le interesan y por lo tanto deberá bendecir. En caso de estar en la duda si la vista de la montaña o del desierto le impresionan lo suficiente – es mejor que recite la bendición omitiendo el Nombre de Dios («Beló Shem Umaljut»). Si los turistas suelen viajar para contemplar estas vistas, es señal que ellas son impactantes y entonces se habrá de bendecir sin duda alguna.

Durante un viaje de rutina, el recitado de la bendición depende de cuánta emoción o impacto que el paisaje genera en el viajero. Si la vista llama su atención – que bendiga. Si esta no logra captar su interés, aunque la vea – que no bendiga. Por ejemplo: quien viaja de Jerusalém a Haifa vía la autopista de la costa, en caso de prestar atención al mar y emocionarse un poco ante su contemplación – que bendiga. Si no se emociona – que no lo haga. Si presta atención al Monte Carmel y su peculiar aspecto y logra conmoverse algo – que bendiga y en caso contrario que no lo haga. Otro tanto aplica respecto del Monte Tabor, del Kineret y de las montañas que se yerguen en las áreas de Judea y Samaria.

Quien viaja junto al mar una gran montaña y no presta atención al paisaje y es por ello que no bendijo, y dentro de los treinta días hace nuevamente el mismo camino y se sobrecoge ante el paisaje – no habrá de bendecir. Si bien la primera vez que vio el paisaje no se emocionó y no bendijo, de todas maneras se la considera como quien la ha visto previamente, de modo que al ver ese escenario nuevamente dentro de los treinta días, ello no implica novedad. Esto se debe a que no bendijo la primera vez que contempló el paisaje porque no se emocionó y no por no haberlo visto. Empero si la primera vista fue desde lejos o desde otro ángulo que no impacta al observador – deberá bendecir en la segunda oportunidad.

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06) Terremotos, cometas y vientos tempestuososhttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-06/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-06/#respond Sun, 15 Oct 2000 04:00:06 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4265Por lo general nos encontramos con una naturaleza ordenada, el sol sale y se pone según un orden fijo, las estrellas se mueven en sus órbitas y todo sigue un orden armónico. Es por ello que alabamos a HaShem diariamente en la bendición de «Iotzer HaMeorot» y en los «Pesukei DeZimrá» («Cánticos de alabanza»). Sin […]

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Por lo general nos encontramos con una naturaleza ordenada, el sol sale y se pone según un orden fijo, las estrellas se mueven en sus órbitas y todo sigue un orden armónico. Es por ello que alabamos a HaShem diariamente en la bendición de «Iotzer HaMeorot» y en los «Pesukei DeZimrá» («Cánticos de alabanza»). Sin embargo, a veces nos topamos con fenómenos fuera de lo común que nos conmocionan, al punto de parecer que las leyes naturales que impuso el Creador en Su mundo quedaron caducas. Empero, debemos recordar que todo proviene de HaShem y que también los fenómenos excepcionales son parte de Su obra y Su poder, y vienen a corregir y enderezar el mundo, tal como dijeron nuestros sabios (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 59(A)): «Los truenos no fueron creados sino para enderezar la sinuosidad del corazón».

Nuestros sabios mencionaron cinco fenómenos naturales que resultan singularmente impactantes: 1) El terremoto. 2) Divisar un cometa atravesando el firmamento, o una estrella fugaz que es un meteoro que se encuentra con la atmósfera y se quema desprendiendo una luminosidad brillante. 3) Los vientos huracanados. 4) Los rayos. 5) Los truenos (Shulján Aruj 227:1).

¿Qué bendición se debe recitar? Una de dos bendiciones: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Shekojó Uguevurató Malé Olám», o «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Osé Maasé Bereshit». A priori, es preferible bendecir por eventos que generan pavor tales como una temible tormenta, un fuerte terremoto y truenos – «Shekojó Uguevurató» y por aquellos que generan menos temor tales como rayos y estrellas fugaces – «Maasé Bereshit» (ver Mishná Berurá 227:4-5).

Quien siente un terremoto, por suave que sea – debe bendecir. Si inmediatamente después de un temblor se percibe otro – la bendición ya recitada incluye al segundo. Empero, si la persona ya alcanzó a distraerse (es decir, no siguió atento a esa realidad) y vuelve a sentir un temblor de tierra – deberá volver a bendecir (Birjei Iosef 227:3). Si bien respecto de las bendiciones por lo que vemos, aprendimos que se bendice por el mismo panorama solamente si pasaron ya treinta días desde la contemplación anterior, en este caso se trata de otro temblor de tierra por lo que resulta un evento diferente o novedoso.

Quien divisa un cometa y bendice, y a la noche siguiente lo ve nuevamente – no habrá de bendecir, ya que no pasaron treinta días desde que lo observó por primera vez. En caso de divisar a la noche siguiente otro cometa – deberá bendecir. Si en una misma noche divisa dos cometas o un cometa y una estrella fugaz – no bendecirá nuevamente por la segunda, ya que hay quien entiende que una bendición incluye a todas las estrellas que una persona puede ver en una noche (Mishná Berurá 227:1-2).

Vientos tempestuosos: por vientos especialmente fuertes y tormentosos tales como tornados y huracanes, los cuales pueden arrancar árboles y destruir viviendas precarias – se bendice «Shekojó Uguevurató», y si recitó «Maasé Bereshit» – cumplió igualmente con su deber. Por vientos menos tormentosos pero que son capaces de mover o hacer volar objetos pesados – se recita únicamente «Maasé Bereshit» (Maguén Abraham 227:1, según Talmud Jerosolimitano y Tosafot). Siempre que se trate del mismo temporal, no se habrá de bendecir por él dos veces. Empero, si el temporal cesó y tras un lapso comenzó otro – se vuelve a bendecir.

Hay juristas que sostienen que se debe bendecir en virtud de todo tipo de fenómenos naturales tales como erupciones volcánicas, géiseres, cataratas que impresionan y eclipses de sol o de luna; y los fenómenos mencionados por nuestros sabios no son sino ejemplos. Otros juristas ponen esto en duda. En la práctica, corresponde que quien se maravilla antes estos fenómenos – que bendiga.

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07) Rayos y truenoshttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-07/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-07/#respond Sun, 15 Oct 2000 05:00:41 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4267Dado que se debe bendecir tanto por el rayo como por el trueno, y por ambos fenómenos se pueden recitar una de las dos bendiciones, se acostumbra en principio recitar «Osé Maasé Bereshit» al divisar un rayo y luego al escuchar el trueno, cuyo sonido genera mayor estremecimiento – se recita «Shekojó Uguevurató Malé Olám». […]

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Dado que se debe bendecir tanto por el rayo como por el trueno, y por ambos fenómenos se pueden recitar una de las dos bendiciones, se acostumbra en principio recitar «Osé Maasé Bereshit» al divisar un rayo y luego al escuchar el trueno, cuyo sonido genera mayor estremecimiento – se recita «Shekojó Uguevurató Malé Olám».

Quien durante el día ya bendijo una vez por divisar un rayo o escuchar un trueno – no habrá de hacerlo nuevamente. Si bien cada rayo y cada trueno se generan por separado, dado que surgen de un mismo sistema nuboso – una sola bendición incluye a todos los rayos y otra a todos los truenos. Empero, al día siguiente, aunque se trate de la misma tormenta – se vuelve a bendecir. Incluso tratándose del mismo día, si las nubes se disiparon por completo y luego el cielo volvió a nublarse y comenzaron rayos y truenos – dado que se trata de otro sistema nuboso se vuelve a bendecir (Shulján Aruj 227:2, Mishná Berurá 8).

Las bendiciones por los rayos y los truenos se deben recitar próximo al momento de ser divisados o escuchados, esto es, en el tiempo que lleva decir tres palabras («toj kedei dibur»). En caso de demorarse más se perdió la oportunidad de bendecir y puede esperarse a divisar un nuevo rayo y entonces apurarse a recitar la bendición en el tiempo que lleva decir tres palabras. Lo mismo aplica para la escucha de un trueno (Shulján Aruj Oraj Jaím 227:3, Mishná Berurá 12).

Otro tanto ocurre con la bendición por un cometa, un terremoto o un temporal, – se la debe recitar durante el evento o inmediatamente después, y si pasó el tiempo que lleva decir tres palabras desde que este concluyó – se perdió la posibilidad de bendecir.

Quien se encuentra en medio de las bendiciones del recitado del Shemá y vio un rayo o escuchó un trueno, si está en medio de uno de los párrafos del Shemá – no habrá de interrumpir para bendecir. Empero, si se encuentra entre una y otra bendición o entre párrafo y párrafo, dado que se trata de un precepto cuya oportunidad de cumplirlo es pasajera pues quizás no vuelvan a darse estos fenómenos – podrá interrumpir y recitar la bendición correspondiente. Si vio un rayo o se escuchó un trueno en medio de los Pesukei DeZimrá («Cánticos de alabanza»), aunque se esté en medio de un Salmo – se podrá interrumpir y bendecir. Lo mismo ocurre respecto de los temblores de tierra o los cometas y demás (ver Jaié Adam 20:3, Mishná Berurá 66:19).

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08) La bendición por los árboles frutales en el mes de Nisánhttps://ph.yhb.org.il/es/10-15-08/ https://ph.yhb.org.il/es/10-15-08/#respond Sun, 15 Oct 2000 06:00:47 +0000 https://ph.yhb.org.il/es/?p=4269Quien sale al jardín o al campo en el mes de Nisán y ve árboles frutales en flor recita la bendición correspondiente («Birkat Hailanot») a los efectos de agradecer a HaShem por Su generosidad al haber hecho florecer los árboles que se mantuvieron resecos durante el invierno. Se bendice únicamente por árboles frutales, ya que […]

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Quien sale al jardín o al campo en el mes de Nisán y ve árboles frutales en flor recita la bendición correspondiente («Birkat Hailanot») a los efectos de agradecer a HaShem por Su generosidad al haber hecho florecer los árboles que se mantuvieron resecos durante el invierno. Se bendice únicamente por árboles frutales, ya que sus flores conllevan bendición puesto que de estas surgirá una fruta. Nuestros sabios establecieron que bendigamos por árboles frutales y no por vegetales, porque son más hermosos. Además, en los árboles frutales se percibe mejor la generosidad Divina puesto que dan frutas sin esfuerzo alguno para el hombre. Y por si fuera poco, el alimento básico para la subsistencia humana proviene de los cereales, las legumbres y demás vegetales, por lo que HaShem fue generoso con nosotros al agregar las frutas del árbol, para diversificar nuestra dieta con sabores ricos y deleitables. Por ello recitamos la bendición «Sheló Jisar Beolamó Klum» («Que no permitió que faltara nada en Su mundo»), o sea, no faltan ni siquiera elementos prescindibles o superfluos para la existencia.

La bendición reza: «Baruj Atá Ad-onai Eloh-einu Melej Haolám Sheló Jisar Beolamó Klum, Ubará Bo Briot Tovot Veilanot Tovim Lehanot Bahem Bnei Adam» («…que no permitió que faltara nada en Su mundo, y creó creaturas y árboles buenos para el disfrute del ser humano») (Talmud Babilonio Tratado de Berajot 43(B)).

A priori, se debe recitar la bendición al contemplar al menos dos árboles frutales, mas en caso de necesidad se puede bendecir ante uno sólo.

Quien no alcanzó a ver un árbol frutal en flor y lo vio una vez que las frutas comenzaron a crecer – no habrá de bendecir. Sin embargo, si las frutas son aun diminutas y apenas visibles, a posteriori – se puede todavía bendecir (ver Mishná Berurá 226:4, Birkat HaShem IV 4:121).

Si bien nuestros sabios dijeron que el tiempo adecuado para esta bendición es el mes de Nisán pues es cuando los árboles frutales suelen ponerse en flor, desde el estricto punto de vista de la norma, esta bendición se puede recitar tanto antes como después. Los sabios de la Cabalá alabaron de sobremanera esta bendición ya que por su intermedio se llevan a cabo grandes correcciones para con las almas que transmigraron en esos árboles, y estas reparaciones se llevan a cabo justamente en el mes de Nisán. Asimismo, algunos de los eruditos de las últimas generaciones («Ajaronim») indicaron que se debe tener el recaudo de recitar esta bendición justamente en el mes de Nisán. Las personas diligentes se adelantan a bendecir a comienzos de este mes, pero en la práctica quien no alcanzó a recitar la bendición en el mes de Nisán, en opinión de la mayoría de los juristas podrá completarla en el mes de Iyar (ver Iejavé Daat 1:1).

En los países nórdicos en los que el florecimiento de los árboles frutales se demora hasta Iyar – se recita la bendición a priori en este mes. Quien se encuentra en el hemisferio sur donde los árboles frutales florecen en el mes de Tishrei – bendice en este mes (Har Tzví 1:118).

Hay quienes acostumbran no recitar esta bendición en Shabat (Kaf HaJaím 226:4) empero en la práctica, la mayoría de las autoridades halájicas opina que no hay motivo para abstenerse de recitar la bendición en Shabat (Iejavé Daat 1:2). Esta es la práctica habitual en muchos sitios.

No se recita la bendición por árboles sobre los que se sabe con certeza que recibieron injertos prohibidos, pues según la mayoría de los juristas no corresponde alabar a D´s por un árbol sobre el cual se realizó una transgresión (Sefer Halajot Ketanot I 60:265). Asimismo, no se debe recitar la bendición con árboles que están en situación de «orlá» (primeros tres años que dan frutos n. de t.), ya que al estar prohibido deleitarse de sus frutos no corresponde bendecir por ellos (Rabí Akiva Iguer). Sin embargo, mientras no se sepa que el árbol fue injertado o que está en situación de «orlá» – se puede bendecir.

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