En el Tanaj aprendemos que cada vez que alguno de los patriarcas o profetas precisaron de ayuda, se dirig\u00edan a Dios en su plegaria. Abraham Avinu suplic\u00f3 para que Sodoma no sea destruida. Hashem le respondi\u00f3 que de haber en\u00a0 la ciudad diez justos \u00e9sta se habr\u00eda de salvar. Sin embargo, no habitaban la ciudad diez justos y esta fue destruida (G\u00e9nesis 18).<\/p>\n
Nuestro patriarca Itzjak y nuestra matriarca Rivk\u00e1 ansiaban concebir un ni\u00f1o por lo que oraron a HaShem, su pedido fue concedido y tuvieron a los gemelos Yaakov y Esav (G\u00e9nesis 25). Nuestro patriarca Yaakov le rez\u00f3 a HaShem para que lo salve de la mano de su hermano Esav\u00a0 quien ven\u00eda a enfrentarlo al mando de cuatrocientos guerreros, HaShem escuch\u00f3 su pedido salv\u00e1ndole (G\u00e9nesis 32).<\/p>\n
Tras el pecado del becerro de oro, HaShem se enfureci\u00f3 con el pueblo de Israel y Mosh\u00e9 hubo de suplicar insistentemente \u00a0hasta que D\u00b4s reconsider\u00f3 el castigo que iba a aplicar sobre Su pueblo (\u00c9xodo 32). Cuando su hermana Miriam contrajo lepra, Mosh\u00e9 pidi\u00f3 a HaShem por ella implorando: \u00abRu\u00e9gote, oh Dios, le devuelvas la salud\u00bb y se cur\u00f3 (N\u00fameros 12). Ahar\u00f3n rez\u00f3 mediante la quema de incienso y la epidemia se detuvo (N\u00fameros 17). Tras la derrota en la conquista de la ciudad de Ai,<\/em> Iehosh\u00faa se prostern\u00f3 y or\u00f3 y HaShem le respondi\u00f3 instruy\u00e9ndole c\u00f3mo reparar el pecado de Aj\u00e1n, y luego los hijos de Israel salieron victoriosos de la siguiente batalla (Josu\u00e9 7). Cuando los filisteos salieron a la guerra contra Israel, Shmuel le clam\u00f3 a D\u00b4s y \u00c9l le respondi\u00f3 favorablemente. Tal fue as\u00ed que los israelitas derrotaron a los filisteos y los forzaron a rendirse (Samuel I cap.7). El rey David oraba con frecuencia y sus plegarias est\u00e1n recopiladas en el libro de los Salmos. El rey Shlom\u00f3, tras concluir la construcci\u00f3n del sagrado Templo de Jerusal\u00e9m pidi\u00f3 a HaShem que la Divina Presencia (Shejin\u00e1) siempre repose sobre \u00e9ste y que todos los pedidos que desde \u00e9l se formulen sean atendidos, y HaShem acept\u00f3 su plegaria (Reyes I cap. 8-9). Cuando el profeta Eliahu luch\u00f3 contra los profetas del dios cananeo Baal<\/em>, \u00a0rez\u00f3 pidiendo que descienda fuego del cielo y su pedido fue atendido (Reyes I cap. 18). Asimismo cuando el profeta Elish\u00e1 or\u00f3 pidi\u00e9ndole a HaShem que reviva al hijo de la shunamita, \u00e9ste efectivamente revivi\u00f3 (Reyes II cap. 4). De la misma forma el rey Ezequ\u00edas, en su lecho de muerte or\u00f3 a HaShem implorando por su vida y se cur\u00f3 (\u00eddem 20).<\/p>\n Una de las plegarias que marc\u00f3 a todas las generaciones fue la de Jana, quien por largos a\u00f1os fue est\u00e9ril y oraba con frecuencia en el tabern\u00e1culo en Shil\u00f3, siendo la primera en dirigirse a D\u00b4s mediante el calificativo \u00abHaShem Tzva-ot\u00bb (Se\u00f1or de los Ej\u00e9rcitos). Finalmente su ruego fue escuchado y dio a luz un hijo que ser\u00eda de adulto el profeta Shmuel (Samuel I cap. 2).<\/p>\n Respecto del profeta Shmuel se lo ha equiparado a Mosh\u00e9 y Ahar\u00f3n, por medio de quienes se revelaba la Palabra de HaShem en el marco de la realidad sobrenatural del desierto, mientras que a trav\u00e9s de Shmuel se manifest\u00f3 la palabra de HaShem en la realidad concreta del pueblo de Israel en la Tierra de Israel, consolid\u00f3 a \u00e9ste y erigi\u00f3 la dinast\u00eda real de la Casa de David por cuyo intermedio ser\u00eda construido el Templo de Jerusal\u00e9m.<\/p>\n Dado que Shmuel pose\u00eda un alma tan excelsa y elevada, era dif\u00edcil hacerla descender a la tierra, por lo que su\u00a0 madre Jana hubo de abundar en plegarias hasta que consigui\u00f3 darle a luz. Tan potente fue su ruego, que nuestros sabios, de bendita memoria, dedujeron \u00a0del mismo numerosas leyes relativas al rezo (Talmud Babilonio, Tratado de Berajot<\/em> 31 (A)).<\/p>\n","protected":false},"excerpt":{"rendered":" En el Tanaj aprendemos que cada vez que alguno de los patriarcas o profetas precisaron de ayuda, se dirig\u00edan a Dios en su plegaria. Abraham Avinu suplic\u00f3 para que Sodoma no sea destruida. Hashem le respondi\u00f3 que de haber en\u00a0 la ciudad diez justos \u00e9sta se habr\u00eda de salvar. Sin embargo, no habitaban la ciudad […]<\/p>\n","protected":false},"author":1,"featured_media":0,"comment_status":"open","ping_status":"open","sticky":false,"template":"","format":"standard","meta":{"footnotes":""},"categories":[35],"tags":[],"class_list":["post-773","post","type-post","status-publish","format-standard","hentry","category-02-01"],"yoast_head":"\n