12- No menospreciar los restos de comida

Incluso si arrojar sobras de comida no se considera como bal tashjit, es preciso tener el recaudo de no menospreciarlas, estropeándolas directamente con las manos, especialmente en el caso de los restos de pan. Por lo tanto, si al terminar la comida quedaran sobre la mesa migas de pan en un volumen mayor a un ‘kazait’, estará prohibido lavar la mesa con agua y mojarlas, porque al hacerlo se las estaría echando a perder (Shulján Aruj Oraj Jaim 180:3). En vez de ello, las migas deben ser envueltas para ser colocadas en el bote de la basura de un modo respetuoso.

Si tras la ingestión quedasen migas de pan en un volumen inferior a un ‘kazait’ no se prohíbe eliminarlas y tratarlas de un modo no respetuoso. De todas maneras, nuestros sabios dijeron que es correcto no menospreciarlas y recogerlas de un modo digno, porque el que arroja migajas al suelo es como si ‘patease’ o despreciase la benevolencia que el Santo Bendito Él prodigó al mundo, y dado que no se conduce con agradecimiento, desde el Cielo se detendrá el flujo benéfico sobre él hasta que caiga en la pobreza. Además, proceder correctamente con las migas resulta particularmente benéfico (segulá), ya que nuestros sabios dijeron que el ángel regente sobre los alimentos y el sustento se denomina «Nakid», esto es ‘Nekiut’ (en hebreo – pulcritud en la conducta), y el ángel regente sobre la pobreza es llamado «Naval», o sea, ‘Lijluj’ (suciedad). Por ello, allí donde hay restos de comida sobre el suelo reside el ángel de la pobreza, al tiempo que en un lugar limpio reside el de la riqueza (Tratado de Pesajim 111(B), Tratado de Julín 105(B)).

Por lo tanto, corresponde tener el recaudo de no dejar migas esparcidas sobre el suelo, ni tirarlas de la mesa al piso, sino recogerlas y arrojarlas al bote de la basura o al agua. Si bien al ser arrojadas al agua se echan a perder, dado que su volumen no llega a un ‘kazait’, no está prohibido eliminarlas, pero igualmente no corresponde menospreciarlas tirándolas al suelo (Shulján Aruj 180:4, Mishná Berurá 10).

Se puede, y hasta en cierta forma resulta conveniente arrojar los restos de pan al patio para que sirvan de alimento para los pájaros. Esto es así a condición de que se trate de una cantidad reducida, pero cuando quedan muchas migas resulta imposible que los pájaros las ingieran en un breve lapso, por lo que arrojarlas allí implicará su menosprecio, amén de que ello podría resultar en una molestia para los vecinos. Y por supuesto que está prohibido colocar restos de pan en el bote de basura público. Por ello, cuando se trata de una cantidad relativamente grande de sobras de pan, estas deben ser envueltas y colocadas en el tacho de la basura.

Quien viese pan o cualquier alimento menospreciado arrojado sobre una superficie por la que las personas transitan, y dicho alimento se esté degradando, deberá alzarlo y colocarlo sobre una roca o a la vera del camino de modo tal que no sea ni pisado ni despreciado (Tratado de Eruvín 64(B), Beit Baruj 45:31).

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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