13 – Frutas de las que se sospecha

Hay frutas tales como el higo, la guayaba, los dátiles y los damascos o albaricoques en las que a veces se alojan sheratzim, por lo que previo a su ingestión es preciso abrirlas y revisarlas. En el caso de los higos frescos, así como los secos, es preciso observar atentamente pues a veces los sheratzim se asemejan en su forma a la del interior del fruto. Sin embargo, no cabe temer por aquello que la mayoría de las personas no pueden ver. Asimismo, en la fruta de la guayaba se encuentran gusanos y es preciso cortarla en cuartos para revisarla. De igual manera, es preciso analizar cada fruta que tenga algo de podredumbre, no sea que alrededor de esta se encuentren sheratzim.

En diferentes tipos de nueces tales como el cajú, hay a veces sheratzim, y la señal de ello es si tienen telas (suerte de telarañas) blancas o si están picadas. A veces, los sheratzim simplemente se alojan alrededor del fruto, por lo que si se retira la tela en cuestión y la nuez permanece entera y bonita -se la puede comer.

En el caso de fruta seca que viene empaquetada, como en el caso de las pasas de uva, si exhiben telas o si se desprende de ésta una suerte de polvo, será señal que están afectadas por sheratzim y es preciso revisarlas cuidadosamente, y a veces, resulta preferible botarlas puesto que la revisación resulta muy difícil.

Insectos escama o cocoideos: A veces, sobre la cáscara de la naranja o de otros cítricos se perciben puntos negros generados por pequeños insectos que afectan a las plantas (0.2 – 0.6 milímetros), que reptaron sobre la cáscara, establecieron en ella su residencia y secretaron un producto para defenderse. Las autoridades halájicas debatieron respecto de qué hacer con estos.

Hay quienes detentan una actitud estricta y entienden que, dado que la cobertura de los insectos escama es visible para todos, y también es dable distinguir al sheretz mientras repta, quienes preparan el alimento a partir de las cáscaras -tienen el deber de retirarlos. Otro tanto ocurre cuando se pela una naranja, es preciso prestar atención a que durante el pelado no se peguen insectos a los dedos y puedan así pasar a otros alimentos (Rav Shlomó Zalman Auerbach en Shmirat Shabat Kehiljatá 3:117). Hay quienes consideran que no cabe temer por estos insectos, dado que, de no mediar la capa protectora, una persona común no podría verlos a simple vista. Y aunque los viese, pensaría que se trata de una suciedad diminuta. Cuánto más aun cuando en la práctica lo que se ve es un punto negro sobre la cáscara y cabe dudar si se trata de suciedad o de la cobertura de un ‘insecto escama’ (Shevet Haleví 7:122). También cuando sabemos que el punto es una cobertura de un insecto escama, ello no implica necesariamente que el insecto se encuentre allí, ya que a lo largo del tiempo los machos se van por su camino y las hembras se deshacen, al grado de que no pueden ser consideradas una briá o un ser viviente completo. En la práctica, la opinión principal es la de quienes detentan la opinión flexible.

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