Los gusanos que se desarrollaron en la carne del pez, tanto vivo como muerto (pescado) mientras no se separen o salgan de éste, no están prohibidos. En este aspecto el pescado se diferencia de la carne, pues en esta última, solamente los gusanos que se desarrollan en su interior con posterioridad a la faena no están prohibidos (tal como se vio en la halajá anterior), pero en el caso del pez, tampoco se prohíben los gusanos que se desarrollaron en él estando aún con vida, por cuanto que resultan secundarios respecto de su carne que es apta para ser consumida sin necesidad de faena.
No obstante, gusanos que entraron al pez desde el exterior están prohibidos, dado que la prohibición rige desde antes que ingresaran. Por lo tanto, gusanos que se encuentran en las entrañas (intestinos) del pez o alrededor de su cavidad bucal y de las branquias que se encuentran en su cabeza, o pegados a su piel –están prohibidos, por cuanto que llegaron a éste provenientes del agua en la que este vive. Este fenómeno se presenta con cierta frecuencia, por lo que es bueno comprar un pescado que posea una supervisión confiable que testifique que está limpio de gusanos. En caso de no conseguirse un pescado de estas características, o cuando se compra el pez aun vivo, es preciso tirar sus entrañas, pelar su piel, frotar su lado exterior y el interior contiguo a las entrañas, así como también limpiar diligentemente la zona de la boca y de las branquias. Quienes deseen aliviar para sí la tarea, que tiren la cabeza en vez de limpiar todos los sitios contiguos al orificio de la boca y las branquias que es donde los gusanos se alojan.
En el caso del salmón y otros pescados tales como el arenque, surgió una interrogante. Estos peces tragan y acumulan en su interior sheratzim diminutos que previamente tragaron larvas diminutas. Estas larvas diminutas se transforman en gusanos denominados “anisakis” cuya longitud alcanza a los 10 cm. y su color tiende a ser transparente. Mientras el pez está vivo este tipo de gusano no tiene la capacidad de penetrar desde los intestinos al interior del cuerpo, pero una vez muerto, si no se lo congela de inmediato, puede hacerlo. Hay quienes dicen que, dado que la larva diminuta comenzó a desarrollarse fuera del pez, la prohibición ya recae sobre esta, y por ello resulta obligatorio supervisar que en los salmones y símiles no haya gusanos anisakis. Otras autoridades sostienen que dado que al momento de ser tragada la larva era diminuta (una décima de milímetro), al grado de que una persona común, aunque abriese los intestinos del sheretz pequeño que la tragó no lograría distinguirla, la prohibición no recae sobre esta. Por ende, el estatus de los gusanos anisakis se asemeja al de los gusanos que se desarrollaron en la carne del pez, y mientras no hayan salido o no se hayan separado de este -no están prohibidos.
A los efectos de la halajá final, la idea principal es la opinión flexible, ya que antes de que la larva ingrese al intestino del pez era diminuta e imperceptible, por lo que se la considera como si se hubiese desarrollado en el cuerpo del pez. Empero a priori, es bueno adoptar una actitud estricta, ya que además de la opinión de los juristas que detentan una actitud estricta, estos gusanos son grandes y por ende la repulsión que provocan es más notoria (arriba halajá 2) y desde un punto de vista sanitario pueden causar enfermedades. En la práctica, dado que resulta difícil revisar la carne del pescado en busca de los gusanos anisakis, y dado que su color es transparente, es correcto comprar pescados que tengan una supervisión de kashrut que revise esta cuestión.