Desde el punto de vista de la Halajá no resulta necesario poseer utensilios parve, pues cuando se desea cocinar un alimento parve para ingerir una parte de este con carne y la otra con leche, es posible hacerlo en una olla de metal cárnica o láctea limpia (tal como ya se explicó en la halajá 8). Sin embargo, en la práctica, muchos acostumbran a cumplir con excelencia y poseer utensilios parve para preparar con ellos alimentos que se desean ingerir una parte con carne y la otra con leche. Uno de los motivos para esta excelencia en la observancia obedece al temor a que a veces no se lave bien los utensilios y quede en ellos sabor a carne o leche. Esta excelencia en la observancia se ha tornado más frecuente en virtud del abaratamiento de los utensilios.
Por otra parte, hay quienes prefieren a priori no poseer utensilios parve porque a veces, se generan con éstos distintas confusiones, ya que se acostumbra a tener el recaudo de separar entre carne y leche, pero no se acostumbra a ser tan cuidadosos en el caso de los utensilios parve, y quizás por error se cocine un platillo cárnico en una olla parve y luego se mezcle el alimento con leche o viceversa. Además, no se sabe si lavar o no los utensilios parve junto a los cárnicos o a los lácteos.
Quienes acostumbran a utilizar utensilios parve, en caso de que por error hubieren cocinado en estos un alimento cárnico o lácteo, deberán kasherizarlos por medio de su inmersión en agua hirviendo (hag’alá) para devolverlos a su condición neutra. Si se vertiese sobre estos leche hirviendo o salsa cárnica hirviendo, se deberá limpiar la salsa y se verterá sobre el sitio agua hirviendo para mantenerlo parve.
Según la Halajá, se permite lavar un utensilio parve junto a otros lácteos o cárnicos en el mismo lavavajillas, pileta o piletón manteniendo su condición de parve. No obstante, en caso de que se trate de un lavavajillas defectivo en el cual quedan restos de grasa y alimentos -no se deberá lavar utensilios parve junto a cárnicos o lácteos. Otro tanto ocurre con la pileta o piletón de la cocina, si se colocan allí en remojo utensilios con agua muy caliente o sumergidos durante todo un día o más, no se deberán poner en remojo utensilios parve junto a los cárnicos o los lácteos. En efecto, esta es una de las confusiones que pueden causarse a raíz de la posesión de utensilios parve, al desdibujarse la clara diferencia entre los cárnicos y los lácteos, por lo que hay quienes observan con excelencia y lavan siempre los utensilios parve por separado.