Se permite emplear la misma rejilla para carne y para leche ya que, aunque se desborde un poco de salsa cárnica o láctea sobre esta, el fuego que allí predomina habrá de quemarla y estropearla. Lo mismo ocurre con las hornallas eléctricas y cerámicas, sobre las cuales se puede apoyar ollas cárnicas y lácteas sucesivamente, dado que el calor de la hornalla quema cualquier resto que pudiera desbordarse o derramarse sobre estas.
Cuando se cocina simultáneamente sobre las hornallas, en una se coloca una olla cárnica y sobre la otra una láctea es preciso tener el recaudo de que quede entre estas una distancia para que no se derrame de una comida sobre la otra. En caso de que durante la cocción las ollas se hubieren tocado entre sí, mientras no hubiere un líquido o humedad que las uniera en su punto de contacto, tanto las ollas como los alimentos en ellas cocidos serán aptos para su uso y consumo, ya que los sabores no pasan a través de utensilios secos (Ramá 92:8). En caso de que hubiere un líquido o una humedad que una o conecte entre las ollas, por ejemplo, si uno de los alimentos en cocción se desbordase, ambos alimentos serán aptos y las ollas requerirán de inmersión en agua hirviendo (tal como se explica en la halajá 11).
Es preciso adoptar una actitud estricta y no ingerir alimentos que hubieren caído sobre la superficie metálica que se encuentra debajo de la rejilla ya que a veces allí se encuentran restos de alimentos cárnicos y lácteos. En caso de que cayere allí un trozo grande, será posible cortarlo y arrojar un corte de unos 2 cm. de grosor del lado que toco la superficie metálica y arrojarlo y comer el resto. En caso de que se supiera que la superficie en cuestión ha sido aseada y aún está limpia, se permitirá ingerir el alimento que allí cayere ya que todo el temor es por la crasitud que hubiere sobre esta, mas no cabe temer que pudiera haber absorbido un sabor que luego pueda expulsar. Asimismo, si cayere sobre esta un alimento lácteo y se supiere que desde la última limpieza no se ha cocinado alimento cárnico alguno, el alimento lácteo que allí ha caído será apto para su consumo (ver adelante 32:8-9).