09 – El motivo de la prohibición de carne con leche

Los preceptos de la Torá se dividen en dos tipos, ordenanzas y leyes, mishpatim y jukim. Las ordenanzas o mishpatim son preceptos cuyo significado o motivo le son conocidos al ser humano, e incluso de no mediar el mandato Divino, podría cada persona haberlos alcanzado por medio del intelecto que HaShem le otorgó, como es el caso de los preceptos del hombre para con su prójimo o los mandamientos que se refieren a la fe tales como el de rezar o usar filacterias. Por su parte, las leyes o jukim son preceptos cuya explicación o motivo trascienden la comprensión humana, por ejemplo, la prohibición de carne y leche, y los cuales pudimos recibirlos únicamente por medio de la revelación profética (Rambám Hiljot Me’ilá 8:8).

A pesar de ello, los jukim pueden ser también una fuente de inspiración para ideas profundas, las cuales son también parte del precepto del estudio de la Torá. Hay quienes explicaron que esta prohibición está destinada a aplacar el deseo y la crueldad, ya que no corresponde ensañarse con los animales tomando su carne y su leche y cociéndolas juntas, en semejanza con el precepto que prohíbe comer a un animal y a su cría en un mismo día (Rashbam e Ibn Ezra a Shemot-Éxodo 23:19, Rambán a Devarim-Deuteronomio 14:21, el Rav Kuk en su artículo Jazón Hatzimjonut Vehashalom 14).

Además, los comentaristas escribieron también que la prohibición de carne y leche se incluye en las prohibiciones de mezclas o hibridaciones (kilaim) destinadas a preservar la singularidad de cada especie y a no desdibujarla mezclándola con otra (Sefer Hajinuj 92, Rabenu Bejaié y Rabí Shimshon Rafael Hirsch a Shemot-Éxodo 23:19, ver arriba 3:1).

En la prohibición de la carne con la leche aplica una actitud estricta suplementaria, y es la prohibición de obtener beneficio de la mezcla, semejante a la que recae sobre la hibridación de un viñedo (con siembra de trigo) (ver arriba 5:5). En efecto, la diferencia entre carne y leche resulta notable. La carne es un alimento importante cuya kasherización conlleva un proceso difícil y complejo. Debe provenir de un animal de una especie pura que sea faenado conforme a la Halajá, debe ser revisado de que no tenga ningún defecto que la inhabilite o torne no apta (taref), es preciso limpiarla de sangre, sebo y tendones prohibidos. Incluso después de haber sido kasherizada de acuerdo con la Halajá, debe ser preparada para su ingestión por medio de su cocción o asado, y aún después de ello, su masticado y digestión resultan pesados. Por su parte, la leche es un alimento liviano y simple que en las especies puras es naturalmente kasher y beberla resulta sencillo. La carne es un alimento para adultos, al tiempo que la leche lo es para los bebes y los niños.

La carne se genera a través del nacimiento, y por ende expresa una nueva etapa en la vida, al tiempo que la leche se genera para hacer crecer la vida que ya existe. La carne expresa vitalidad al más alto nivel, ya que fue realmente un ser vivo, al tiempo que la leche manifiesta una vitalidad de menor nivel. Por lo tanto, cabe decir que la carne expresa valores y consideraciones existenciales y trascendentes, al tiempo que la leche manifiesta valores y consideraciones menores y más leves. Cada uno de estos elementos es oportuno en su sitio, pero quien los mezcla peca al insertar valores y ponderaciones de diferente envergadura y escala malogrando los órdenes vitales y la conciencia moral. Dado que esta cuestión es tan importante como riesgosa, resulta comprensible el por qué nuestros sabios agregaron numerosos límites alrededor de la prohibición de la cocción de carne con leche (Likutei Halajot de Rabí Natán, Basar Vejalav 5).

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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