Hay quienes sostienen que dado que se hizo evidente que en la actualidad los utensilios de metal no absorben ni expelen sabores, según la opinión de los que permiten utilizar un utensilio de vidrio con carne y con leche hirviendo teniendo solamente el recaudo de lavarlo entre un uso y el otro, será preciso también permitir el uso de ollas y cubiertos de metal para cárnico y lácteo hirviendo por medio de su simple lavado entre un uso y el otro. Asimismo, tras un buen lavado, se permite utilizar una olla en la que se cocinó carne taref. Esto y más, hay quienes sostienen que si bien los sabios medievales adoptaron una actitud estricta con los utensilios de vidrio, si tuvieran la certeza de que estos no absorben ni expelen sabores aceptarían la opinión de los que lo autorizan, ya que todo el fundamento de la prohibición del uso de utensilios obedece únicamente al sabor absorbido por estos, y si en la práctica el sabor no se absorbe, alcanza con lavarlos y no resulta necesario sumergirlos en agua hirviendo.
Por otra parte, casi todos los rabinos consideran que, a los efectos prácticos, se debe kasherizar un utensilio que fue usado con alimentos taref así como también una olla láctea en la que se cocinó carne y viceversa, dado que los hijos de Israel acostumbraron por todas las generaciones a kasherizar los utensilios de metal por medio de su inmersión en agua hirviendo y su exposición al fuego, se debe continuar con la práctica aceptada.
Además de ello, aprendimos que los sabios establecieron numerosos decretos para reforzar la separación entre carne y leche y evitar que las personas incurrieran en errores. Por eso, prohibieron ingerir juntos carne y leche, aunque no estén cocidas, e incluso prohibieron ingerir leche después de carne, o comer carne sobre una mesa en la que hay leche y viceversa, e incluso prohibieron hornear un pan que fuera lácteo o cárnico no sea que la persona luego incurriera en el error de comerlo con el otro alimento (ver arriba 25:3-5, 2:1-2).
Cabe decir que de estos decretos se desprende que no deben usarse los mismos utensilios para carne y para leche, ni utensilios taref con alimentos kasher, y tener el recaudo de aplicar todas las reglas de la kasherización que recaían sobre los utensilios metálicos que expelían sabores sobre aquellos utensilios metálicos que no los expelen. Esto es así ya que, de no cuidarse estas normas, cabe temer que se termine cocinando alimentos kasher en utensilios taref que no estén limpios y de esa manera se termine cocinando leche en utensilios de carne sucios o viceversa y de esa manera se transgreda la prohibición de comer carne con leche.
En resumen, la opinión mayoritaria de los rabinos considera que también después de que se viera que los utensilios modernos de metal no absorben ni expelen sabores, el deber de kasherizarlos se mantiene en pie tanto por la importancia intrínseca que posee el guardar la tradición como así también por el fundamento que aprendimos de todos los decretos rabínicos en cuanto a que es preciso reforzar la separación entre carne y leche y entre taref y kasher para evitar errores.