05 – La explicación de las reglas referentes a las mezclas

Las reglas establecidas por nuestros sabios en las leyes referentes a las mezclas y las absorciones, tales como la “anulación en sesenta” o que el “recipiente de primer grado tiene la capacidad de cocinar”, son limitantes establecidas por nuestros sabios para alejar a las personas de casos en los cuales pudieran ingerir un alimento en el cual se perciba el sabor del componente prohibido. No obstante, todo esto no tiene la intención de establecer que siempre o en la mayoría de los casos el sabor será perceptible tal como lo indican las reglas.

Es decir, a pesar de que muchas veces el sabor prohibido se anula en una cantidad cuarenta veces mayor, dado que, en casos esporádicos, cuando el gusto del componente prohibido es muy intenso se anula solamente en una cantidad sesenta veces mayor, nuestros sabios instituyeron que todas las prohibiciones se anulen en sesenta. Por lo tanto, si un trozo de carne taref se cae dentro de un guiso, si bien en muchos casos su sabor se anulará en una cantidad cuarenta veces mayor, mientras que el volumen del guiso no sea sesenta veces mayor que el trozo en cuestión todo este resultará prohibido.

Esto y más, si el guiso no fuera sesenta veces más voluminoso que el trozo de carne taref que se cayó en su interior, a pesar de que lo hubiesen sacado, el guiso continuará estando prohibido por temor a que la totalidad del sabor de la carne taref pudiera haber ingresado en su interior. Más aun, si ese trozo de carne taref volviera a caer a un segundo guiso que tampoco fuera sesenta veces más voluminoso que ese trozo, se prohibirá también. Esto es, porque se teme que la totalidad del sabor de la carne taref pudiera haber salido tanto al primer guiso como al segundo. Y otro tanto habrá de ocurrir con un tercero (Shulján Aruj y Ramá 98:4).

Más aun, la regla no diferencia entre una situación en la cual el trozo de carne taref permaneció en el guiso durante un minuto y otra en la que permaneció por una hora, porque no hay manera de establecer cuánto sabor se desprende en un minuto y cuánto en una hora. Además, aunque el guiso fuese retirado del fuego y aunque su temperatura efectivamente disminuyese, dado que a veces tendrá la capacidad de seguir cociendo tal como lo hacía mientras estaba sobre la lumbre, nuestros sabios estipularon una regla según la cual un primer recipiente, aunque no esté sobre el fuego -puede seguir cocinando, y por ello, si un trozo de carne taref cayere en su interior y el guiso no fuere sesenta veces más voluminoso, quedará prohibido en su totalidad.

Es decir, las reglas establecen un límite para situaciones dudosas a los efectos de alejar a las personas de la prohibición, pero no establecen cómo es la realidad en la práctica. Por lo tanto, si un gentil confiable ha de probar el guiso y aseverar que no se percibe en él sabor del alimento prohibido, se resolverá la duda y ya no resultará necesario utilizar las reglas de prevención, y la mezcla quedará permitida, aunque el componente permitido no fuera sesenta veces más voluminoso que el prohibido (ver arriba 34:4). Pero cuando no resulta posible consultar a un gentil de confianza, es preciso proceder según las reglas de seguridad. Y dado que algunas veces la respuesta del gentil ha resultado ser inexacta, se acostumbró a no basarse en su opinión salvo en casos de gran pérdida económica (ver arriba 34:5).

Consideramos que es también preciso explicar que todas las discusiones que mantuvieron los rabinos medievales (rishonim) y los de las últimas generaciones (ajaronim) respecto de las leyes de mezclas y absorciones de sabor, así como respecto del vertido proveniente de un recipiente de primer grado, uno de segundo grado o un bloque de alimento, versan sobre hasta dónde es preciso alejar el cerco protector a los efectos de evitar traspiés.

El método central de la Halajá es que las reglas protectoras vienen a prevenir también casos distantes, pero no a incorporar una actitud excesivamente estricta que prevenga los casos más remotos o infrecuentes. Y si en la práctica alguien se va a topar con un caso infrecuente en el cual el componente prohibido fue anulado de acuerdo con las reglas y de todas maneras su sabor resulta perceptible, deberá dejar de comer. Y lo que ya comió no le implicó transgresión alguna por cuanto que procedió según las directivas de los sabios y no tuvo la intención de ingerir un alimento prohibido.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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