Los medicamentos que no poseen un buen sabor no precisan certificación kasher. No obstante, por prescripción rabínica está prohibido ingerir un alimento prohibido que se ha estropeado, porque por el mero hecho de comerlo queda a las claras que el individuo no lo considera malogrado, y por ende, tiene prohibido consumirlo. Sin embargo, cuando el motivo de la ingestión es medicamentoso, no se considera al remedio como un alimento, y por lo mismo, no recae sobre éste ninguna prohibición.
No obstante, en el caso de las medicinas sabrosas, por ejemplo, los caramelos o dulces para disolver en la boca y los jarabes, o en el de las vitaminas que toman las personas sanas para reforzar su salud y son sabrosas, a priori requieren de una certificación de kashrut.
La responsabilidad por ello recae sobre los organismos sanitarios que deben nombrar a un experto que revise las medicinas que se les administra a las personas enfermas, y que los suplementos alimentarios destinados a mejorar la salud de las sanas sean extraídos a partir de componentes kasher. E incluso el consumidor debe preferir los medicamentos y las vitaminas que poseen certificación kasher.
Pero en caso de no hallarlos, se pueden consumir medicinas y vitaminas sabrosos sin certificación kasher, porque en la práctica, el componente central de todos estos productos no está compuesto de ingredientes no kasher y las dudas recaen únicamente respecto de los componentes adicionales.
Dado que se trata de un temor sumamente remoto que al consumidor le resulta prácticamente imposible de revisar, se debe proceder conforme a la opinión de la mayoría y autorizar al medicamento como kasher. Pero en el caso de las vitaminas o los suplementos alimentarios que suelen también consumirse por placer, y por cuya ingesta es necesario recitar la bendición del disfrute (birkat hanehenín), no se pueden ingerir sin certificación kasher.
En el caso de los escarbadientes y los lápices labiales, estos se permiten porque el temor a que se les hubiere mezclado un componente no kasher es sumamente remoto y resulta difícil de aclararlo, por lo que no cabe temer por ellos. Además, quienes los consumen no tienen la intención de degustar el sabor de estos productos. Quienes deseen proceder con excelencia, deberán preferir escarbadientes y lápices labiales sosos (carentes de sabor) o poseedores de certificación kasher.