04 – La kashrut común y la kashrut mehadrín

En los órganos de supervisión de la kashrut se acostumbra a conferir dos niveles de certificación: uno de kashrut común y otro de kashrut mehadrín. Estos certificados se diferencian en dos cuestiones: la primera, es que en la kashrut mehadrín, cuando no se presenta una dificultad especial, se toman en cuenta las opiniones más estrictas aun cuando estas sean minoritarias y aunque el fundamento de su opinión se apoye en prescripciones de origen rabínico. Por su parte, en la kashrut común se procede de acuerdo con las reglas generales de la Halajá, y en caso de necesidad, cuando surge una discusión sobre una norma de origen rabínico, se sentencia conforme a la opinión más flexible.

En las discusiones que giran en torno a normas que tienen su origen en la Torá, en caso de que hubiera una clara mayoría de las eminencias que adopta una actitud flexible, de ser necesario se recurre a su respaldo, y si la controversia (majloket) no alcanza una resolución mayoritaria, se adopta la opinión estricta. Y solamente en lo que tiene que ver con las adherencias del pulmón del animal (sirjot), si bien se trata de una discusión empatada sobre una prohibición de la Torá, se adopta la actitud flexible.

Esto obedece al alto costo económico que se debe asumir en caso de decidir por la actitud estricta, y además, porque la lógica de la postura flexible resulta convincente, y cabe decir, esa era la práctica aceptada en la mayoría de las comunidades judías. Por lo tanto, también en esta ley concreta se procede según las reglas generales de la Halajá y en conformidad con la tradición jurisprudencial (ver arriba 20:8-9).

La segunda cuestión tiene que ver con el grado de supervisión. En la kashrut común se procede de acuerdo con las reglas de la Halajá que son comúnmente aceptadas por la mayoría de los juristas eminentes, y se confía en que el dueño del negocio cumpla con los requisitos de kashrut que le fueron establecidos, y por su parte, el supervisor visita el negocio de tanto en tanto para cerciorarse de que todo funcione en conformidad con lo acordado.

En caso de que se descubriera que hubo un engaño, se anula la certificación kasher, pero mientras que no se presentara ningún problema de envergadura, se continúa confiando en el propietario del comercio. Por su parte, en el caso de la kashrut mehadrín, se confía menos en el propietario del negocio y por lo general se exige que haya en un supervisor adscripto al local que acompañe el proceso de la elaboración del alimento. Sumado a ello, tras una ligera infracción de las instrucciones encomendadas, el organismo certificador mehadrín puede denegar la certificación de kashrut.

En términos generales, el Gran Rabinato de Israel y los rabinatos locales otorgan certificación kasher común, así como también mehadrín, al tiempo que los organismos privados de kashrut por lo general otorgan solamente un solo grado de certificación. Los tribunales rabínicos independientes (badatz) más conocidos en Israel solo otorgan certificación mehadrín.

Por diferentes motivos, el sistema de certificación de kashrut adolece de numerosos problemas, siendo los principales: 1) La falta de procedimientos uniformes para definir qué es una certificación común y qué es una mehadrín. 2) La falta de supervisión por parte de algunos rabinatos tanto oficiales como independientes, los cuales a veces llevan a cabo su labor de manera negligente. 3) En reiteradas ocasiones se presentan conflictos de intereses que pueden causar que supervisores u organismos de supervisión hagan caso omiso de problemas existentes, a los efectos de seguir recibiendo dinero por la certificación. 4) La competencia, la cual a veces se torna salvaje y se acompaña de calumnias que afectan injustamente a la credibilidad de personas confiables.

Por lo tanto, corresponde obrar en aras de la mejora de la totalidad del sistema de certificación de kashrut estableciendo directivas unificadas que definan cuándo la certificación es común y cuándo mehadrín, fijando de esta manera, procedimientos que disminuyan las sospechas  de conflictos de intereses y obligando a los organismos certificadores a que informen con transparencia sobre su nivel de supervisión para que el comprador sepa qué normas tuvieron el recaudo de observar y cuáles no, y que todo ello esté dirigido y supervisado por el Gran Rabinato de una manera confiable.

No obstante, a pesar de todos los problemas que requieren solución, actualmente, en términos generales el sistema de certificación de kashrut en Israel es de un buen nivel. Esto obedece a una serie de motivos: en primer lugar, por el mérito del temor al cielo y la gran consciencia de misión que anida en el seno de la gran mayoría -sino en la totalidad- de las personas involucradas en la labor de la supervisión. En segundo lugar, el hecho de que la mayor parte de los alimentos producidos y comercializados en Israel sean kasher ayuda en gran medida a la observancia de las normas dietéticas. En tercer lugar, la competencia existente entre los organismos certificadores y la exposición mediática de sus posibles falencias, llevan a estos a una autocrítica y a mejorar la calidad de su servicio.

Por lo tanto, a los efectos de la halajá práctica, todos los alimentos que estén supervisados por el Gran Rabinato, por los rabinatos locales o por los organismos certificadores privados -son kasher. Y por lo general, los alimentos que exhiben sellos de supervisión mehadrín del Gran Rabinato o de los tribunales rabínicos independientes son kasher lamehadrín. Y si el rabino o el supervisor actuaren con negligencia y los alimentos que una persona consume no fueren kasher o carecieren del grado de excelencia de la kashrut que esta requería -el pecado recaerá sobre el rabino y sobre el supervisor, al tiempo que el consumidor que tuvo el recaudo de adquirir un producto supervisado estará limpio de toda culpa. Y en caso de que el rabino y el supervisor hubieren cumplido honestamente con su deber y el productor del alimento fuere aquel que engañó al consumidor, el pecado recaerá únicamente sobre este último.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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