Tal como aprendimos (halajá 1) quien se hospeda en lo de una persona que cuida la kashrut criteriosamente, debe confiar en su anfitrión e ingerir sus alimentos, ya que según la Halajá “un testigo solo es suficiente para dar testimonio sobre prohibiciones” (Tratado de Julín 10(B), Rashi en el pasaje que comienza con ‘עד’, Tratado de Yevamot 88(A), Rashi en el pasaje que comienza con ‘ואמר’). Si bien un huésped que acostumbra a proceder con excelencia y a adquirir alimentos con un tipo de certificación kasher de alta gama, al hospedarse donde su compañero o pariente debe confiar en él e ingerir de sus alimentos, porque la kashrut común es de acuerdo con el dictamen de la mayoría de los juristas y según las leyes generales de la Halajá. Y si bien proceder con excelencia es una virtud, más importante aún es promover la concordia entre los judíos y honrar la Halajá.
Sin embargo, en el caso de costumbres claras y contundentes que se observan en congregaciones enteras y los miembros de estas suelen no modificar su conducta ni en un ápice sin que medien situaciones de fuerza mayor o enfermedad, se acostumbra a respetarlas también cuando se hospedan. Tal como en el caso de los judíos de origen ashkenazí que cuando se hospedan en Pesaj no ingieren legumbres (kitniot) y ello no implica ofensa alguna para el anfitrión pues se trata de una práctica conocida.
Asimismo, quienes acostumbran a tener el recaudo de comer solamente carne “jalak”, cuidan este aspecto también al hospedarse. Otro tanto ocurre con quienes acostumbran a comer únicamente verduras de hojas provenientes de cultivos carentes de insectos o a sumergir las verduras en agua con detergente y enjuagarlas cuidadosamente –mantienen su práctica incluso cuando se hospedan. Sin embargo, en el caso de un alimento cocido .no es preciso adoptar una actitud estricta por tratarse de una duda doble (sfek sfeika) (tal como lo explicamos anteriormente 23:21).
En la actualidad hay muchos que tienen el recaudo de ingerir únicamente alimentos que cuentan con una certificación de kashrut excelente, al punto que esta práctica se transformó para ellos en una costumbre absoluta e inamovible de la cual no se apartan salvo en casos de fuerza mayor o enfermedad. Entonces, según su costumbre, ellos no comen en lo de quien no adquiere todos sus alimentos con un nivel igual de calidad en la certificación. Si bien su proceder es contrario a la Halajá, cabe explicar que en virtud de las crisis y las vicisitudes que atravesó el pueblo judío en las últimas generaciones, la tradición de la kashrut se vio afectada en muchas personas, al grado de que resulta más difícil darse cuenta quién conoce las leyes dietéticas como corresponde y quién simplemente las cuida al pie de la letra, y a los efectos de evitarse dudas y momentos desagradables, asumieron para sí observar las leyes estrictas de la categoría mehadrín. Y al hacerlo, elevaron los muros de protección y la separación respecto de otros públicos que son menos detallistas en los preceptos de la kashrut o cuyas posturas les resultan inválidas, pensando que proceder de esa manera sirve a un objetivo virtuoso.
Pero en la práctica, a la hora de hospedarse, solo cabe adoptar una actitud estricta en las costumbres piadosas más conocidas, pero en lo relativo al resto de las prácticas estrictas, mientras que los anfitriones sean conocidos como personas observantes que cuidan las leyes dietéticas según la Halajá, de acuerdo con la instrucción de nuestros sabios no corresponde adoptar con ellos una actitud estricta para no generar discordia ni disputas.