06 – Definiendo la “sensación” en la práctica

De la generalidad del debate sobre el tema y de la mayoría de las opiniones surge que la sensación de la cual hablaron los sabios no es una percepción determinada sino un conjunto de sensaciones que acompañan a la menstruación, que en diferentes mujeres se manifiestan de un modo distinto. No obstante, la regla general es que la mujer sabe claramente, a partir de sus propias percepciones, que le está saliendo el flujo menstrual. Y no es de asombrar que resulte difícil definir la sensación que provoca ya que todas las sensaciones somáticas generales que incluyen numerosos componentes corporales tales como el hambre, el cansancio y el dolor, resultan difíciles de definir. Ello obedece al hecho de que están compuestas de un entretejido de sensaciones diferentes que se articulan en la consciencia de cada persona de un modo singular, aun así, todos saben identificarlas en sí mismos.

De igual manera, la sensación de la salida del flujo menstrual, la cual es consecuencia de un proceso hormonal que afecta a la totalidad del cuerpo de la mujer, se registra bajo la forma de diversas percepciones corporales, tales como dolor de cabeza, dolor de vientre, sensación de pesadez en diferentes órganos, nerviosismo, irascibilidad, decaimiento al punto de tender a llorar, temblores, apertura del útero y el flujo de sangre por la vagina. Hay mujeres que son muy precisas al discernir sus sensaciones, al grado de que a partir de la sumatoria de los diferentes efectos corporales saben discernir la percepción sutil de la apertura del útero, o los escalofríos que se suceden mientras la mucosidad uterina comienza a despegarse y salir bajo la forma de sangrado.

Hay mujeres que tienen una sensación general de que su período menstrual está por llegar, y en virtud de ello, cuando sienten que sale de ellas algo mojado, saben con certeza que se trata del sangrado menstrual. Y hay otras mujeres que están menos atentas a toda esta serie de sensaciones, y solamente en plena menstruación, cuando sale de ellas un gran flujo de sangre, se consolida a nivel consciente la sensación de certidumbre en cuanto a que les está saliendo sangre menstrual.

En el pasado, eran más numerosas las mujeres que percibían el momento del inicio del flujo de sangre menstrual, quizás ello obedezca a que su aparición tenía una gran influencia en su estilo de vida, y la alerta de cara a su advenimiento afinaba sus sentidos y permitía una mayor percepción de su salida. Sin embargo, también entonces había mujeres que no sentían el comienzo del sangrado, y por ello nuestros sabios decretaron que una mujer que hubiere visto sangre deberá temer por aquellos objetos puros que hubiere tocado durante la jornada anterior, pues quizás entonces el sangrado ya había comenzado a fluir. De todas maneras, no se concibió la posibilidad de que mujeres que no hubieren sentido el momento de la aparición de la menstruación no se hubieren impurificado de acuerdo con la Torá, porque resultaba claro que a final de cuentas toda mujer siente el período, cuanto menos, durante su fase más intensa.

Por lo tanto, si bien la sensación exacta de la apertura del útero y el comienzo de la salida de la sangre se ha perdido un poco, la regla de la halajá en su generalidad no cambió, y toda mujer que sabe claramente a partir de su sensación corporal que le está saliendo el flujo menstrual -queda impura según la Torá, y no importa a partir de qué combinación de sensaciones es que lo sabe. Y toda aquella mujer que no sabe que sangra por causa de la menstruación, el estatus de la sangre que ve se asemeja al de una mancha en cuanto a que es impura solamente bajo determinadas circunstancias.

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