02 – Cómo conducirse durante los días en los que el contacto está prohibido

A modo de medida protectora -cerco- ante la prohibición, durante los días de la veda de contacto entre los cónyuges se prohíbe también todo tipo de conversación vinculada a la alegría de la unión y las circunstancias que llevan a ella. A esto se refiere la Torá cuando advierte: “Y a una mujer en la impureza de su menstruación, no te acercarás para descubrir su desnudez”, lo cual quiere decir que no abrace y no bese a su mujer ni hable con ella “de cuestiones inapropiadas (devarim betelim)” (Avot DeRabí Natán 2). O sea, si bien durante los días en que la mujer está pura hablar sobre cuestiones relativas a la alegría del vínculo conyugal es parte del cumplimiento del precepto de oná, en estos días, este tipo de conversación está prohibida y por lo tanto se la considera inadecuada.

Además, durante los días en los que el contacto está prohibido es preciso abstenerse de hablar prolongadamente sobre diferentes asuntos que pudieran despertar el deseo, cada pareja conforme a lo que saben por experiencia que pudiera provocarlos. Según la opinión de muchas autoridades halájicas, a eso se refirieron nuestros sabios cuando advirtieron: “No abundes en conversación con la mujer, esto es, con su mujer (nidá), y por lo tanto mucho menos con la mujer del prójimo” (Mishná Tratado de Avot 1:5, según la explicación del Or Zarúa 1:360, Shas, Rokeaj, Manhig, Melejet Shlomó y otros). Además, en los días de la prohibición es preciso abstenerse de salir a vacaciones de pareja, las cuales, naturalmente, suelen generar una cercanía más intensa.

En este sentido, esto es lo que aprendemos de las palabras de los sabios de Israel (Tratado de Shabat 64(B)) quienes vacilaron respecto de si es correcto o no que durante estos días la mujer se arregle y se maquille. Los primeros ancianos explicaron que en la expresión “y para la menstruosa en su período de alejamiento (nidatá)” (Vaikrá-Levítico 15:33), “su período” – “nidatá”- proviene en hebreo de “nidui verijuk” (apartamiento y alejamiento), y, por lo tanto, durante esos días “que no delinee con azul sus ojos, que no maquille su rostro ni se vista con prendas coloridas. Esto fue así hasta que llegó Rabí Akiva y enseñó: Si de esa forma la vuelves desagradable a los ojos de su marido, al final este terminará divorciándola. Por eso, la Torá dice “para la menstruosa en su período de alejamiento”, que se mantenga alejada (que recaiga sobre ella el deber de la separación) hasta que se sumerja en el agua”, esto es, si la mujer no se va a ver bien se teme que el marido se aleje de ella y no la extrañe, y en casos extremos terminen divorciándose. Por lo tanto, la mujer no debe arreglarse o maquillarse en la medida que considere necesaria.

De esto vemos que durante los días de la prohibición de contacto la pareja debe conducirse por un camino intermedio, por una parte, tener el recaudo de no despertar el deseo, y por la otra cuidar de no exagerar en lo que respecta al distanciamiento. En ese sentido, ya aprendimos anteriormente (1:4) que uno de los motivos de los días de prohibición del contacto conyugal es el renovar los anhelos y el amor. “Dijo la Torá: Que esté impura durante siete días para que sea agradable ante su marido como en el momento en que entró al palio nupcial” (Tratado de Nidá 31(B)). Y si durante los días de la separación la mujer se va a tornar desagradable a ojos de su marido o el marido a ojos de su mujer o van a sentirse excesivamente distantes, cuando vuelvan a estar mutuamente permitidos no gozarán de la renovación de su amor.

Por lo tanto, la mujer tiene permitido ataviarse durante los días en que se mantiene nidá, teniendo el recaudo de no despertar el deseo en la pareja para no terminar incurriendo en una transgresión (Shulján Aruj 195:9, Torat Hashelamim 11). Asimismo, es bueno que durante estos días los cónyuges conversen amistosamente y se halaguen mutuamente para preservar el amor que los une vigoroso, pero no habrán de conversar en exceso sobre cuestiones que pudieran suscitar en su interior el deseo por unirse.

El principio general es comprensible, empero el camino a su implementación es complejo, porque, por una parte, toda expresión de cariño y de amor puede llegar a despertar la pasión. Por otra parte, la abstención de expresiones de cercanía y amor pueden generar dolor y ofuscación. Hay quienes proponen que en estos días la pareja lleve a cabo conjuntamente tareas agotadoras tales como las de limpieza y mantenimiento, o complete labores vinculadas al trabajo o a los estudios, de modo tal que la sed por el contacto se vea reducida. Asimismo, se puede aprovechar este tiempo para visitas familiares tales como pasar el Shabat en casa de los padres.

Cabe señalar que, en el caso de numerosas parejas, los hombres están interesados en abstenerse de expresiones de cercanía, por temor a que su deseo se intensifique y el dolor por la separación se les torne demasiado difícil. Por su parte, las mujeres están interesadas en manifestaciones de amistad para que, aun durante esos días, puedan sentirse amadas. Por lo tanto, sobre cada pareja recae la responsabilidad de determinar un modus operandi propio que les permita transitar por el tipo de camino intermedio que les resulte apropiado, en el marco de las limitaciones dispuestas por la Halajá, tanto en las medidas destinadas a evitar una cercanía excesiva como la precaución por evitar infligir dolor a la pareja.

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