Previo a la entrega de la Torá en el Monte Sinai los hijos de Israel fueron preceptuados: “Estad preparados durante los tres días, no os acerquéis a la mujer” (Shemot-Éxodo 19:15). Nuestros sabios explicaron que durante los tres días posteriores al vínculo sexual la vagina secreta esperma capaz de fecundar, y por ello, su pérdida implica impureza, y para que también las mujeres pudieran recibir la Torá en estado de pureza se ordenó a los maridos que se separaran de sus esposas durante tres días (Tratado de Shabat 86(B)). Asimismo, nuestros sabios ordenaron que cónyuges que hayan mantenido relaciones sexuales, y pasado un tiempo la mujer viere sangre y se impurificare, aunque la sangre dejase de salir, mientras pudiere secretar de su vagina esperma capaz de fecundar, no podrá comenzar a contar los siete días limpios. Esto es así ya que los siete días deben ser también limpios de toda secreción de esperma. Pero pasados tres días (72 horas) desde la relación sexual, el esperma pierde su vitalidad y su secreción no altera el conteo de los siete días limpios. Hay dos métodos principales de cómo proceder en lo que refiere a las reglas y a las limitantes que se derivan de esta halajá, el del Shulján Aruj y el del Ramá:
Según el Shulján Aruj (196:11 y 13) tras tres días desde el último contacto sexual se pueden comenzar a contar los siete días limpios. Pero como en la práctica, las tres jornadas se extienden a lo largo de cuatro días, solamente al final del cuarto día se puede comenzar el conteo de los siete días limpios. O sea, si el contacto sexual tuviere lugar un domingo, tanto sea a su inicio al concluir el Shabat o en su parte final previo a la puesta del sol, los tres días terminarán al concluir el miércoles, y el conteo de los siete días limpios comenzará en la noche del jueves. Y aunque el sangrado se extendiere solamente por una hora, no se podrá comenzar el conteo de los siete días antes de ello, por temor a que pudiera secretar esperma. No obstante, en caso de que la mujer quisiera adelantar el proceso, podrá retirar todo el esperma que quedare dentro suyo por medio de la higienización del interior de la vagina con una tela o a través de un baño de inmersión con agua caliente, y acto seguido podrá realizar la interrupción de la impureza y comenzar a contar los siete días limpios sin esperar a que pasen cuatro días desde el último contacto sexual. Así es la halajá según la opinión mayoritaria de los sabios medievales (rishonim) y así es como se procedió en algunas de las comunidades sefaradíes y orientales.