El precepto de la separación consiste en abstenerse de cohabitar, pero los abrazos y besos afectivos o cariñosos están permitidos ya que nuestros sabios prohibieron únicamente el acto conyugal propiamente dicho, por temor a que durante este comience el flujo menstrual. No obstante, si los cónyuges temen que a raíz de un abrazo pudieran llegar a unirse o que el hombre pudiera incurrir en una polución, deberán también abstenerse de abrazarse.
Hacia el final del lapso (oná) la mujer debe efectuar una revisación interior de la vagina para saber si ha comenzado o no el flujo menstrual. Cuando el lapso es por la noche, la revisación se habrá de llevar a cabo tras levantarse (el modo de efectuar la revisación está explicado arriba 4:3). En caso de que no se hubiere revisado al final del lapso, tras el flujo menstrual fijo u oná media (oná beinonit), los cónyuges no mantendrán relaciones hasta que la mujer se revise y vea que está limpia (Shulján Aruj 189:4).