04 – La purificación de la sangre originada en la ansiedad romántica previa al enlace (dam jimud)

Nuestros sabios establecieron que cuando la novia acepte casarse, cuente siete días limpios y realice una inmersión ritual, porque quizás en virtud de la comprensión del hecho de que está a punto de contraer matrimonio y unirse a su novio de un modo completo, su corazón se estremezca de amor hacia él y a raíz de esa sensación salga un sangrado de su útero (dam jimud) y se impurifique (Tratado de Nidá 66(A)). Y aunque se hubiere revisado y no hubiere encontrado sangrado alguno, es probable que haya salido muy poca sangre y esta se haya mezclado con la humedad natural existente en la vagina.

El momento en el que se teme que pudiera ocurrir este tipo de sangrado es en la aceptación de la propuesta matrimonial, pues es entonces que la novia toma consciencia del hecho de que se va a casar. En caso de que la aceptación tuviere lugar mucho tiempo antes del enlace, el momento propicio para que la novia perciba este tipo de sangrado es al comenzar con los últimos preparativos, unas dos o tres semanas antes de la boda (Tratado de Nidá 66 (A)).

También una mujer que no ve menstruaciones, como por ejemplo una mujer mayor que ya dejó de ver sangre menstrual, dado que recibió propuesta de matrimonio y aceptó, puede ser que se emocione y vea ‘sangre del deseo’, y por ello deberá contar siete días limpios e ir a la inmersión antes de su boda (ídem).

Si bien lo más probable es que la novia no haya visto sangre, dado que nuestros sabios lo establecieron, debe contar siete días limpios y llevar a cabo una inmersión ritual previa a su casamiento (por dam jimud) la cual deberá ir acompañada del recitado de la bendición correspondiente.

En el caso de una novia que puede purificarse de su última menstruación una semana o dos antes de su casamiento, corresponde que posponga los siete días limpios de modo tal que realice su inmersión ritual un día o dos antes de su enlace, y como mucho cuatro días antes. Esto obedece a que hay juristas que entienden que a medida que se acerca la fecha de la boda, se incrementa la probabilidad de que la novia se emocione y tenga un sangrado originado por su ansiedad romántica, y por ello, resulta conveniente que lleve a cabo su inmersión ritual purificadora con proximidad a la fecha de los esponsales. Además, es bueno que tras la inmersión se revise a diario hasta el día del casamiento aplicando el paño exteriormente para asegurarse de que no ha comenzado a ver sangre a causa del ‘deseo’.

En caso de que la novia ya hubiere realizado su inmersión ritual y a raíz de una discusión subida de tono o disputa hubieren cancelado la boda, y posteriormente los novios volvieron a acordar casarse, la novia deberá volver a contar siete días limpios y realizar la inmersión ritual, pues quizás en el momento de volver a fijar la fecha del enlace pudiera experimentar un sangrado producto de la ansiedad romántica (Shulján Aruj 192:3).

Otro tanto ocurre con quien regresa con la mujer de la cual se ha divorciado (hamajzir et grusható), e incluso aunque ella estuviere embarazada de él, deberá contar siete días limpios y efectuar la inmersión ritual correspondiente por si hubiere experimentado un sangrado producto de la ansiedad romántica (Shulján Aruj 192:5, Radbaz 3:423, Torat HaShelamim 9).

De manera similar, cuando se casan dos personas ancianas. La novia precisa contar siete días y purificarse. Pero en caso de que resulte claro que el novio ya carece por completo de vigor viril, y el objetivo del enlace es solamente el hacerse compañía y brindarse ayuda mutua, la mujer no deberá estar atenta a este tipo de sangrado (dam jimud) ni contar siete días limpios.

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