Tal como ya aprendimos (halajá 7) la extracción inhabilita al agua, pero si las aguas se solidificaron transformándose en nieve, granizo o hielo, perderán la inaptitud producto de su extracción (sheuvim), y aunque fueren puestas dentro de un recipiente, dado que puede mantenerse en su forma sin necesidad de este, no se las considera aguas extraídas (sheuvim) y son aptas para su uso en la mikve.
Mas aun, aguas extraídas que ya habían sido inhabilitadas para ser usadas en la mikve, al congelarse y transformarse en hielo pierden la inhabilitación producto de su carácter de ‘agua extraida’ (sheuvim), y tras descongelarse se tornarán en agua apta para la mikve. Por lo tanto, cuando resulta necesario hacer una mikve durante el verano, en vez de esperar a que lleguen las lluvias y llenen el depósito (otzar), se podrá llenarlo con aguas que se descongelaron.
Así es como esto se hace: se congela agua en una cámara de refrigeración y se la transforma en un bloque de hielo, se transporta los bloques hielo sobre superficies de madera que no son un recipiente (kli) y se los coloca junto a la mikve para que se descongelen, de modo que el agua que vaya saliendo fluya a través de la tierra y entre a la mikve. No obstante, hay quienes ponen en duda la validez de este proceder ya que temen a diversas opiniones individuales entre los juristas, y por ello, a priori es preferible hacer una mikve a partir de agua de lluvia. No obstante, en caso de necesidad, es posible preparar una mikve trayendo bloques de hielo (Da’at Cohen 94, 98).