El problema con este tipo de verduras tales como la lechuga, el repollo o col, el perejil, el eneldo, el cilantro, la alcachofa, los espárragos, la espinaca y la menta es que durante su crecimiento atraen a sheratzim diminutos tales como los tisanópteros y los pulgones de hoja. Si bien también hay sheratzim comunes que son dables de encontrar en estas verduras, estos son visibles y salen con un lavado común. Pero los sheratzim diminutos cuyo color es similar al de la hoja es difícil verlos, e incluso el procedimiento de su puesta en remojo con agua y vinagre o jabón y su enjuague que es efectivo con muchos sheratzim no logra retirar la totalidad de los diminutos, tal como surge de las revisaciones en laboratorios. Por lo tanto, según el método estricto, está prohibido ingerir este tipo de verduras sin que una persona temerosa del cielo de buena vista y experta en la cuestión de los sheratzim observe detenidamente cada hoja ya sea al sol o sobre una mesa luminosa y retire a todos los sheratzim diminutos. Dado que semejante revisación es de difícil realización, según el método estricto, en la práctica, hay dos formas de obtener verduras que se puedan considerar libres de sheratzim.
El primer método fue inventado en Gush Katif bajo la dirección de los rabinos del Majón HaTorá VeHaaretz (Instituto de la Torá y la tierra de Israel), según la cual se cultivan verduras libres de sheratzim en invernaderos aislados. Para ello, se esteriliza la tierra de sheratzim y de sus huevos, se sella o cierra el invernadero con mallas que permiten el ingreso del aire y los rayos de sol, pero bloquean el ingreso de sheratzim. Asimismo, de tanto en tanto se fumiga a las verduras con insecticidas, y en el caso de las empresas confiables en el rubro, como por ejemplo “Jasalat”, se tiene el recaudo de no aplicar más fumigación que la permitida por las regulaciones sanitarias. A pesar de todas estas medidas de precaución y el ingente esfuerzo, y en cierta medida también a raíz de las limitaciones en el área de la fumigación, a veces los sheratzim logran ingresar al invernadero y multiplicarse en una cantidad que se califica como mi’ut matzui, y toda la cosecha pierde su condición de libre de sheratzim diminutos según el método de los que detentan la opinión estricta. Por ello, el precio de estas verduras es mucho mayor que el de las comunes.
El segundo método es cultivar las verduras en sitios fríos, de modo tal que a lo largo de todas las etapas de su crecimiento la temperatura ambiente nunca exceda de los 14 grados centígrados. En un clima así, los sheratzim no se reproducen y las verduras son consideradas libres de estos. Este método es cómodo para su uso en el exterior en sitios fríos. Sin embargo, en nuestro país no hay sitios tan fríos y a pesar de ello, por medio de una fumigación controlada es posible cultivar en el invierno en terrenos abiertos con una cantidad mínima de sheratzim diminutos, y por medio del lavado de las verduras es posible llegar a una situación en la cual la probabilidad de que se encuentren sheratzim en las verduras sea baja, al punto de que también según el método de la mayoría de quienes detentan una actitud estricta -las verduras son consideradas libres de sheratzim.