Hay verduras en las que es dable encontrar sheratzim diminutos y no resulta posible sacarlos a todos por medio del lavado o de su revisión. Ese es el caso de la coliflor y el brócoli, una parte importante de los cuales son hojas tupidas (floridas – tifrajat) en el interior de las cuales se encuentran sheratzim diminutos que resulta imposible ver sin desarmar por completo la flor, revisando prolongadamente cada una de sus diminutas partes. Tampoco el remojo en agua con jabón y su posterior enjuague resultan suficientemente útiles ya que el flujo de agua corriente no llega con fuerza suficiente a los sitios en los cuales se esconden los sheratzim, y por ende, no puede retirarlos a todos. Según la opinión de quienes detentan la actitud estricta, la única manera de poder ingerir estas verduras cuando son provenientes de un cultivo común es arrojar las flores o el ‘florete’ que es aproximadamente un 40% del total del vegetal y comer únicamente el tallo tras un buen lavado. En su defecto, se pueden consumir coliflores o brócolis que hayan crecido en condiciones especiales que eviten que se desarrollen sheratzim en su interior.
Sin embargo, tal como hemos aprendido, según las reglas de la Halajá no es necesario revisar en procura de sheratzim diminutos, por lo que alcanza con lavarlos bien, y mientras no se perciba la existencia de sheratzim -los vegetales se pueden comer. Es más correcto ponerlos en remojo durante cuatro minutos en agua con algún tipo de producto que disuelva el pegamento que adhiere a los insectos a la planta y enjuagar bien bajo el flujo del agua.
No obstante, a diferencia del caso de la lechuga y de las demás verduras de hojas, que muchas veces tras su remojo y enjuague ya no poseen más sheratzim diminutos o los poseen en una cantidad inferior a la categoría de mi’ut matzui, en el caso de la coliflor y el brócoli el remojo y el enjuague no alcanzan a llegar resultados igualmente buenos. Pero dado que se comen cocidos, a veces el sheretz se ablanda y se deshace durante la cocción por lo que pierde su estatus de briá, por lo que se puede considerar a este método como el camino del medio.