06 –El queso duro

Entre los grandes rabinos medievales ashkenazíes hubo quienes adoptaron una actitud estricta, y tras haber comido queso duro esperaban lo mismo que de carne para leche, por cuanto que su sabor es fuerte y perdura no menos que el de una comida cocida con carne, y así como se adopta una actitud estricta por efecto de la cual tras la ingestión de una comida cárnica que no tenía carne se espera seis horas, es igualmente preciso esperar el mismo lapso tras la ingestión de un queso duro. Además, pequeños trozos de queso duro pueden quedar entre los dientes tal como ocurre con la carne. Lo que ocurre, es que estos sabios europeos instruyeron esto según su costumbre de esperar una hora entre carne y leche, y por ende, ordenaron esperar una hora entre el queso duro y la carne.

Luego que muchos de los ashkenazíes aceptaron sobre sí la costumbre de esperar seis horas entre carne y leche, muchos de ellos adoptaron también la actitud estricta de esperar seis horas entre queso duro y carne. Sin embargo, su medida estricta recaía sobre los quesos duros cuya elaboración llevaba seis meses o un lapso menor, pero su proceso se veía intensificado por medio de gusanos y moho que generaban una fermentación que acrecentaba considerablemente el sabor del queso. Y hay quienes adoptaron la actitud estricta con todos los tipos de queso duro, aunque su elaboración haya llevado unos pocos días, como es el caso del queso amarillo, por si acaso quedaren restos de este queso atrapados entre los dientes.

En la práctica, la halajá final es conforme a la opinión mayoritaria de los juristas, según la cual por queso duro no es preciso esperar más que por queso común. Y quienes deseen cumplir con excelencia – que esperen una hora entre queso duro y carne.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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