05 – Esperar veinticuatro horas antes de sumergir un utensilio en agua hirviendo

Se acostumbra a no sumergir en agua hirviendo utensilios que fueron usados en el día, o sea, dentro de las veinticuatro horas del momento en que fueron usados con un alimento prohibido, porque a lo largo de la jornada el sabor adherido y absorbido aún es manifiesto, y de no haber en el agua hirviendo sesenta veces el volumen del grosor de las paredes del utensilio, esta puede adquirir el sabor del alimento prohibido y volver a impregnárselo a las paredes del utensilio, por lo que resultará que la inmersión no habrá dado resultado. Sin embargo, pasado un día, el sabor absorbido y adherido en el utensilio se estropea (ta’am pagúm), y por lo tanto, aunque el volumen del agua hirviendo no sea sesenta veces superior al del grosor de las paredes del recipiente, este quedará kasherizado, porque expelerá al agua un sabor ya estropeado. Y aunque volviera a absorberlo, no lo tornará prohibido, puesto que solamente si el sabor inicialmente absorbido fuera notorio el utensilio se mantiene en su estatus de prohibido aun después que este se estropea, pero si cuando el sabor fuera absorbido y adherido este ya estaba estropeado –el utensilio no se tornará prohibido.

Además, cabe temer que, si se coloca en la misma agua hirviendo utensilios cárnicos y lácteos, estos expelerán sabores notorios tanto de carne como de leche, y si el volumen del agua no ha de ser al menos sesenta veces mayor al de uno de estos, los sabores no resultarán anulados en sesenta y se mezclarán entre sí, tornando al agua hirviendo en prohibida, así como también a los utensilios allí sumergidos, porque habrán de absorber sabor a carne y leche conjuntamente.

No obstante, pasado un día, los sabores de la carne y la leche que se expelen en el agua estarán ya estropeados y no tornarán en prohibidos ni al agua hirviendo de la hag’alá ni a los utensilios allí sumergidos, porque cuando un objeto aporta un sabor que está estropeado, este se permite (Shulján Aruj Oraj Jaím 452:2, Mishná Berurá ídem).

En sitios de hag’alá públicos (que suelen organizarse en la proximidad de Pesaj, N. de E.) se acostumbra a no confiar en que quienes traen los objetos esperen a que pasen veinticuatro horas desde su último uso, y para evitar errores o complicaciones, se le agrega detergente al agua, y de ese modo, todo sabor que resulte expelido de los utensilios se estropeará de inmediato y aunque vuelva a absorberse en estos, dado que está estropeado, no los tornará en prohibidos. Otro tanto ocurre cuando se desea sumergir en agua hirviendo utensilios y no se quiere esperar veinticuatro horas. En este caso, se puede agregar detergente al agua hirviendo y sumergir en ella a priori los utensilios dentro de las veinticuatro horas de su uso prohibido.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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