Es posible preguntar respecto de una mancha tanto cuando está húmeda como cuando está seca. Si bien muy esporádicamente ocurre que, tras secarse el paño, el color cambia, pasando de una apariencia prohibida a una permitida y viceversa, dado que se trata de casos infrecuentes, cabe dictaminar sobre la base del aspecto de la revisación cuando aún se encuentra húmeda sin precisar esperar a que se seque, ya que “el juez no tiene sino de aquello que sus ojos ven” (Tratado de Nidá 20(B)). Asimismo, las mujeres acostumbran a dictaminar si la revisación es pura o impura sobre la base de su aspecto cuando aún está húmeda, y en caso de que les surja una duda respecto de lo que ven, no se apresuran a llevarla al rabino mientras aún se encuentra húmeda.
A veces, una revisación (es decir, el aspecto de la mancha) que se veía pura mientras estaba húmeda, al secarse, el color tenue y difuso que tenía se concentra sobre sus bordes hasta que adopta un aspecto de impuro. Sin embargo, según la Halajá es preciso autorizarla, porque si al momento que el paño de la revisación salió del útero su aspecto era puro, y solo a raíz de la concentración de los pigmentos en los bordes estos parecen impuros, pero si volviéramos a mezclarlos tal como se disponen en su estado natural, la revisación resultaría pura (Aruj HaShulján 188:15).