07 – La costumbre de ayunar en el día de la boda

En la mayoría de las comunidades judías se acostumbró que el novio y la novia ayunen en el día de sus esponsales, para que se purifiquen y refinen por medio del retorno en arrepentimiento, y en ese contexto le recen a HaShem pidiéndole que con Su gran benevolencia les conceda el mérito de efectivizar todas sus buenas aspiraciones. Además, se temía que, en virtud de la tensión previa a la boda, hubiese novios que comiesen o bebiesen en exceso, y no llegasen al enlace con la actitud y la seriedad apropiadas, e incluso no pudiesen concentrarse en la ceremonia a raíz de la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas.

Hay comunidades sefaradíes y orientales en las que no se acostumbra a ayunar en el día de la boda y otras en las que los novios ayunan, pero las novias no, y el retorno en arrepentimiento de la novia tiene lugar durante la inmersión ritual previa al enlace. En la práctica, corresponde que cada novio proceda de acuerdo con la tradición de su padre, y toda novia según la de su madre. Y quienes hayan hecho teshuvá –ba’alei teshuvá– y carezcan de una tradición familiar específica, que escojan la usanza que consideren sea la mejor para ellos.

También en familias en las que se acostumbra a ayunar, no lo hacen en aquellos días en los que está prohibido abstenerse de comer, por ejemplo, en Rosh Jodesh, en Janucá y durante el mes de Nisán. Si un novio o una novia temen que el ayuno pudiera debilitarlos o causarles dolor de cabeza, no están obligados a hacerlo. En el pasado muy pocas personas adoptaban una actitud flexible en este asunto, pero en la actualidad que las personas están acostumbradas a vivir en la abundancia y el confort, desde el punto de vista psicológico los ayunos se han tornado más difíciles de efectuar, y por ello, en caso de que provoquen sufrimiento, se adopta la actitud flexible, ya que el objetivo del ayuno es despertar a la persona a retornar en arrepentimiento y no fungir a modo de expiación de sus pecados ni de refinamiento personal por medio de la aceptación de sufrimientos.

En ese contexto, en los demás ayunos vemos que en el pasado muchos solían efectuarlos como forma de expiación de los pecados y refinamiento personal a través del sufrimiento, al tiempo que en nuestros días se instruye a las personas a abundar en actos caritativos, estudio de Torá y retorno en arrepentimiento en lugar de ayunar.

Por lo tanto, quienes teman que el ayuno pudiera afectarles, no tienen el deber de hacerlo, y podrán comer y beber cuanto precisen, se abstendrán de ingerir bebidas alcohólicas y se despertarán para retornar en arrepentimiento por medio del estudio de Torá y los aportes para la tzedaká que realicen en el mero día de su enlace. De ser ello posible, que ayunen hasta el mediodía.

El ayuno se prolonga hasta después de la ceremonia nupcial o hasta que salgan las estrellas, escogiéndose la opción más temprana (Jojmat Adam 129:2, Sdei Jemed Maarejet Jatán Vekalá 4).

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