Una mujer de la cual fluyó sangre de nidá, esto es, sangre del período menstrual, se vuelve impura, y tanto el hombre como la mujer quedan prohibidos el uno para la otra, tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 15:19): “Y una mujer cuando tuviere flujo -sangre será su flujo en su carne- siete días permanecerá en su alejamiento”. La sangre de la nidá que impurifica es aquella que sale del útero, tal como fue dicho (ídem 20:18): “Y el hombre que se acostare con una mujer menstruante (nidá) … si ella descubriere la fuente de su sangre, serán truncados los dos del seno de su pueblo”. O sea, el útero que es el lugar donde se genera la vida es a su vez el sitio del cual sale la sangre impura de la nidá o la zivá (el flujo de sangre durante tres días de los once posteriores al período, N. de T.). Por medio del precepto de oná en los días puros y del alejamiento en los impuros, el hombre y la mujer potencian su vínculo de un modo tal que se incrementan el bien y la vida, y evitan desviar sus energías hacia el lado de la impureza y el mal que son los que llevan a perder y truncar sus vidas.
La sangre posee diferentes colores, hay matices que son puros y otros que resultan impuros, tal como fue dicho (Devarim-Deuteronomio 17:8): “Cuando te quedare oculto a ti un caso para juicio: entre sangre y sangre” – esto es, entre sangre pura e impura (Tratado de Nidá 19(A)). De un análisis pormenorizado y exacto de los versículos, nuestros sabios aprendieron que la Torá tenía la intención de prohibir cuatro matices de sangre, y que el resto de las tonalidades fuesen puras. Estos son los matices impuros:
1) “El rojo semejante al de una herida”, semejante al color de la sangre que sale de un corte inmediatamente después de producido, y no un poco después.
2) “La del color azafrán”, semejante a hojas finas de azafrán cuyo color es rojo-anaranjado.
3) “Como el agua de la tierra”, tonalidad semejante a la de la tierra fértil de los valles de la Galilea que están cubiertos de agua, cuya tonalidad es marrón-rojiza.
4) “Cual vino servido”, semejante a la tonalidad del vino tinto del Sharón mezclado con una doble cantidad de agua (rojo-violáceo).
5) Nuestros sabios agregaron que existe un quinto color, el “negro como la tinta”, que de hecho es como el primer tipo de sangre (“rojo semejante al de una herida”) cuya tonalidad fue alterada y cambió (Tratado de Nidá 19(A) – 20(A)). Según la Torá, el resto de las tonalidades de rojo, negro, rosado, naranja y marrón son puras.