03 – La diferencia entre los colores impuros y los puros

A pesar de que hubo consenso en cuanto a prohibir todas las tonalidades de sangre roja, la labor de dictaminar la halajá sigue requiriendo tanto de estudio como de experiencia, para distinguir entre una imagen poseedora de una tonalidad rojiza proveniente de la sangre y otra cuya tonalidad no tiene tal procedencia. Esto resulta especialmente difícil cuando esta se seca, el rojo se desvanece y su color cambia.

En apariencia, se puede resolver el problema definiendo los colores por medio de sus nombres, siendo los colores prohibidos los siguientes: rojo, rojo-rosado, bordó y negro; y permitidos los siguientes: amarillo, gris y marrón, y así es como se manifestaron por escrito numerosas eminencias halájicas. No obstante, esta definición resulta insatisfactoria, porque existe una infinidad de matices y combinaciones de tonalidades, y muchos de los colores de la sangre pueden ser tonalidades intermedias. Y si intentamos definir lo prohibido y lo permitido según los nombres de los colores, en algunas ocasiones autorizaremos lo prohibido y en otras prohibiremos lo permitido. Incluso la definición aceptada por nosotros del color de la sangre como rojo no resulta exacta, pues por lo general, el color de la sangre en estado líquido tiende al bordó, y al secarse, su tonalidad pasa a ser más violácea o marrón. Asimismo, los colores intermedios cercanos al rojo y al negro, como en el caso del violeta, el marrón, el rosado, el anaranjado y el gris -a veces están prohibidos y otras están permitidos.

La definición más cercana a la Halajá es que si en las tonalidades intermedias se observare una tonalidad rojiza de sangre, esto es, una especie de color bordó o violeta de sangre, la sangre en cuestión generará prohibición, y si careciere de estas tonalidades, estará permitida.

De hecho, por medio de la práctica rutinaria en la observación de la sangre del período menstrual, se aprende a discernir entre una imagen que contiene sangre y otra que no, y en el matiz que adquiere al estar húmeda o seca. Cuando a la mujer le resulte claro que ve el color rojizo de la sangre, se tratará de algo impuro. Cuando le resulte claro que lo que ve no posee del color rojizo de la sangre, será puro. En caso de que dude, que consulte a un sabio. Cabe prestar atención al hecho de que hay mujeres a las que el proceso de corte del sangrado les ocurre de manera gradual, y hacia el final de este, se pueden observar tonalidades marrones-rojas impuras, que paulatinamente se van transformando en marrones puras.

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