Tal como aprendimos, la sensación que acompaña a la salida de la sangre es sumamente significativa para la Halajá, pues si fuere percibida al salir, una sola gota pequeña de esta impurificará. Y en caso de que saliere sin haber mediado sensación alguna, impurificará solo en caso de que generare una mancha de más de dos centímetros de diámetro sobre un trasfondo blanco de un material pasible de adquirir impureza.
Los sabios del Talmud, los gaonitas y las eminencias medievales (rishonim) no explicaron en qué consiste esta sensación, sino que se refirieron a ella como a algo conocido que no resulta necesario explicar. Sin embargo, en las últimas generaciones surgieron dudas respecto de la sensación que perciben las mujeres al salir la sangre, y de la generalidad de los conceptos vertidos surgen tres explicaciones: 1) Hubo quienes puntualizaron expresiones de los sabios medievales y del Talmud y explicaron que la sensación en cuestión es una suerte de apertura del útero o una especie de temblor y escalofrío. El problema es que numerosas mujeres sostienen que no experimentan estas sensaciones al momento de la salida de la sangre. De acuerdo con esto, aparentemente, desde la óptica Torá, estas mujeres no se impurifican durante sus períodos menstruales, más ello es ilógico, pues no resulta razonable que para estas féminas las leyes de la Torá referentes a la nidá o a la zavá queden sin efecto. Tampoco resulta plausible que la naturaleza haya cambiado tanto al grado de que las sensaciones que eran comunes a todas las mujeres hayan desaparecido. 2) Hay quienes dicen que el flujo de sangre de la vagina también se considera “sensación” o “percepción” (hargashá) y esto es algo que numerosas mujeres sienten durante su menstruación. 3) Hay quienes entienden que también sensaciones físicas generales que se perciben previo a la menstruación o durante esta se incluyen entre aquellas que hacen que la sangre impurifique según la Torá.
Aun así, resulta difícil de aceptarlo, porque de las palabras de la Mishná y el Talmud aprendimos que las mujeres sentían el momento de llegada de la menstruación, y hubo quienes lograban identificarla incluso mientras mantenían relaciones sexuales (Tratado de Shevu’ot 14(B)), al tiempo que sentir la salida de sangre de la vagina y las sensaciones físicas generales asociadas no caracterizan el momento de inicio de la menstruación, y tampoco son perceptibles en medio del acto sexual.