Según el método del Ramá, siempre se deben esperar cinco días desde la primera vez que se vio sangre, y solamente después es posible comenzar a contar los siete días limpios. Porque si el contacto sexual tuviere lugar entre la puesta del sol y la salida de las estrellas entre el domingo y el lunes, cabe temer que se equivoquen en pensar que tuvo lugar el domingo, y por ende, se puede interrumpir la impureza al final del miércoles y comenzar el conteo de los siete días limpios al comienzo de la noche del jueves, cuando en realidad el contacto tuvo lugar al inicio de la noche del lunes y los tres días se extienden hasta dentro del jueves, y por ende, solo se puede interrumpir la impureza al finalizar jueves y comenzar el conteo de los siete días limpios en la noche del viernes.
Tampoco quisieron confiar en la higienización de la vagina por temor a que no sea limpiada correctamente, y tampoco quisieron calcular los días desde el último contacto sexual por temor a que los cónyuges se olviden si este tuvo o no lugar y cuándo. Y a los efectos de no crear divisiones en las normativas, ya que estas generan confusión, fijaron que, aunque no hubiere habido contacto sexual en todo el lapso anterior, jamás deberán comenzarse a contar los siete días limpios antes de pasados cinco días desde el comienzo del sangrado, y el día del inicio del sangrado es el primero de los cinco días.
Hubo comunidades en las que se acostumbró a adoptar una actitud más estricta, y en las que se comenzó a contar los siete días limpios seis o siete días después de que se viera el primer sangrado. Y si bien, tal como parece, este proceder carece de basamento en la Halajá, dado que en el caso de muchas mujeres el flujo menstrual se prolonga por más de cinco días, y había mujeres que no efectuaban correctamente la revisación de interrupción de la impureza y comenzaban a contar los siete días limpios antes de que se interrumpiese por completo el sangrado, se estableció una norma restrictiva, que no se comience a contar los siete días limpios hasta pasados seis o siete días del comienzo del flujo menstrual. Empero, dado que se trata de una medida sumamente estricta la mayoría de los sabios de Israel la rechazaron. Por lo tanto, la costumbre de quienes detentan la actitud estricta es proceder según el método del Ramá tal como lo hemos explicado y que fuera adoptado por todas las comunidades ashkenazíes, así como también en muchas de las sefaradíes y de los judíos de los países orientales.
Cabe destacar que por lo general esta costumbre no implica la adopción de una actitud estricta (jumrá), ya que de todas maneras la mayoría de las mujeres no pueden interrumpir la impureza antes de pasados cinco días desde el inicio del sangrado. No obstante, para las mujeres que tienen un período menstrual breve este proceder implica la adopción de una actitud estricta, y en especial se trata de una medida estricta para con aquella mujer que se impurificó a raíz de una mancha o de un sangrado breve que no tuvo lugar en el marco del período menstrual.