A priori, la mujer no debe distraerse del conteo de los siete días limpios, y aunque viere algo que le pareciere impuro y pensare que deberá realizar nuevamente una interrupción de la impureza, que no lo decida, ya que quizás, resulte que un rabino le indique que lo que ve es puro y que continúe así el conteo original.
Asimismo, si su marido saliere a un viaje prolongado, que no interrumpa el conteo de los siete días limpios, por si él cambia de planes y regresa antes de lo previsto. Sin embargo, a posteriori, aunque en medio de los siete días limpios hubiere pensado no continuar contando, y luego quisiere seguir haciéndolo, mientras no haya visto sangre en el interín, podrá retomar el conteo original y realizar la inmersión ritual.
No es preceptivo contar los siete días en voz alta, tal como se hace durante el conteo del Omer, sino que alcanza con que la mujer se acuerde que se encuentra en el período de los siete días limpios.