08 – La supervisora asistente (balanit)

Dado que durante la inmersión la mujer no consigue verse a sí misma, cabe temer que quizás alguno de los cabellos de su cabeza pudiera flotar por sobre el agua y su inmersión resulte invalidada. Por lo tanto, es preciso que una encargada esté parada junto a la mujer que se sumerge y vea que la totalidad de su cuerpo y de su cabello ingresaron debajo del agua (Shulján Aruj 198:40). Dado que es así, hubo quienes acostumbraron a pedirle a la señora que supervisa que las ayude también a asegurarse de que no haya nada que interrumpa el contacto entre su cuerpo y el agua en lugares que ella no alcanza a ver. En virtud de ello, se estableció la costumbre de que en cada mikve haya una asistente supervisora (balanit) que guíe a las mujeres novatas que acuden a realizar su inmersión ritual y ayuden a las más experimentadas a sumergirse como corresponde sin que medie ninguna jatzitzá.

En la práctica, hay mikvaot en las cuales es común y aceptado que antes de la inmersión la supervisora asistente repase junto a las asistentes los detalles de los preparativos necesarios para cerciorarse de que no olvidaron nada, y otras en las cuales la balanit en cuestión ayuda a revisar el cuerpo y las uñas para evitar cualquier tipo de jatzitzá. A su vez, en otras mikvaot, la balanit solo se fija que la totalidad del cabello haya ingresado debajo del agua.

Lo correcto es que en el momento en que la mujer que desea realizar la inmersión ingresa a la mikve, estando aun vestida, la supervisora asistente le pregunte qué tipo de ayuda le interesa recibir y no le imponga una asistencia no deseada, pues hay mujeres que se molestan en gran manera ante una intervención en la que no tienen interés. Además, la balanit debe abstenerse de imponerle a la mujer que hará su tevilá procedimientos estrictos y prácticas piadosas, por ejemplo, quitarse muy bien el maquillaje o un color que no resulta perceptible (sheein bo mamash) (ver adelante halajá 12), cortarse uñas que fueron bien hechas o quitarse la piel endurecida de las plantas de los pies y similares (ver adelante halajá 13).

Una mujer que se encuentra en un sitio en el cual no hay otra señora que pueda acompañarla durante su inmersión, si su cabello es corto, que se sumerja sola. En caso de que este sea largo, que le pida a su marido que se fije si al sumergirse la totalidad de su cabello ingresó debajo del agua (Maharam de Rotenburg, Nodá Biehudá Tneina Yoré Deá 122). Otra posibilidad es que envuelva su cabello con una tela o lo amarre con una cinta, y tenga el recaudo que esté flojo para asegurarse que todo su pelo esté debajo del agua (Shulján Aruj 198:40).

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