En el caso de las uñas largas, no se interponen ya que son parte del cuerpo, pero en caso de que estén adheridas a estas un tipo de suciedad que se tiene el reparo de quitar, aunque sea de pequeña dimensión, se interponen. Por ello las mujeres acostumbraron a cortarse las uñas antes de su inmersión ritual, no sea que hubiere algún tipo de suciedad adherida a estas. No obstante, en el caso de aquellas mujeres que están interesadas en tener uñas largas, no precisan cortárselas y solo precisan cuidar que estén limpias.
En el caso de una verruga que está sobre la superficie cutánea, aunque haya comenzado a desprenderse, no se interpone, por cuanto que aún es parte del cuerpo (Sefer Mitzvot Gadol). Asimismo, las cutículas o la piel que se desprende, por ejemplo, por causa de una excesiva exposición al sol -no se considera que se interpongan. La piel dura y reseca de la planta del pie -no se interpone. En todos estos casos, de ser posible retirarlas sin dificultad alguna, las mujeres que proceden con excelencia acostumbran a priori a hacerlo (ver Ramá 198:22 y Taharat Habait III pág. 78).