24 – Alimentos de origen animal

01 – Huevos puros

Los huevos de las aves puras son aptos para su ingestión, al tiempo que se prohíbe la ingesta de los huevos de las aves impuras, siguiendo el principio según el cual “todo aquello que proviene de los puro -es puro, y lo que proviene de lo impuro -es impuro” (Tratado de Bejorot 5(B)).

Los huevos de gallina que solemos comer pueden ser adquiridos a cualquier persona ya que huevos de aves impuras no se encuentran a nuestra disposición o no son dables de encontrar entre nosotros, y además, todos los huevos que se asemejan a los comunes que solemos ingerir son considerados kasher (Shulján Aruj 86:2).

En caso de que los huevos sean distintos a los comunes, dijeron nuestros sabios (Tratado de Julín 64(A)) que, si los dos extremos del huevo son esféricos como una pelota, o puntiagudos, esto es alargados, o si la yema es exterior a la clara -es sabido que se trata de un huevo de un ave impura y su ingestión se prohíbe. Y aunque el vendedor diga que los huevos provienen de un ave pura -no se le cree. Pero si el huevo tiene un extremo redondeado y el otro más puntiagudo y la yema se encuentra en el interior de la clara cabe pensar que el huevo proviene de un ave pura y por ello si una persona entendida en Halajá lo afirma –se confía en su afirmación y el huevo es apto para su consumo. Pero si la persona fuere considerada confiable mas no entendida en Halajá, solo se creerá en su afirmación si indicare que se trata de un huevo de una especie que es reconocida como pura, y entonces, el huevo será puro (ver Shulján Aruj y Ramá 86:1).

Huevos puestos por un ave que se tornó trefá a raíz de una herida o una enfermedad -estará prohibido consumirlos, pues, así como su carne está prohibida igualmente lo están sus huevos. Asimismo, en el caso de un huevo hallado en las entrañas del cadáver de un ave (nevelá) –su consumo estará prohibido. No se coloca el huevo de una trefá o una nevelá bajo una gallina para que esta los empolle, para evitar que sea ingerido por error. Pero si fue colocado y salió de este un polluelo –este último será kasher (Shulján Aruj 86:7, Pitjei Teshuvá 4).

Huevos que fueron hallados en el interior de un ave tras haber sido faenada según las indicaciones de la Halajá –son kasher. Si ya poseen yema y clara entonces tienen el estatus de los huevos en general y son parve, por lo que pueden ser consumidos con leche. En caso de que carezcan de clara, tienen estatus cárnico y no pueden ser consumidos con leche (Shulján Aruj 87:5).

02 – Sangre en huevos fecundados

Sangre que es hallada en un huevo, si es en el sitio en el cual comienza a formarse el polluelo -recae sobre esta la prohibición del consumo de sangre la cual se extenderá a la totalidad del huevo. Hay juristas que opinan que la prohibición de esta sangre tiene su origen en la Torá, pues así como la sangre del polluelo está prohibida por la Torá, de igual manera lo está aquella a partir de la cual comienza la formación del polluelo (Rashbá y Rosh); al tiempo que otros consideran que la prohibición es por prescripción rabínica, ya que en la práctica no se trata aún de la sangre del nefesh (alma vital) que es aquella que le da vida al ave (Rabí Ytzjak Alfasi, Rabí Aharón Halevi, Sha’arei Dura).

Sin embargo, si la sangre que se encontró en el huevo no se encuentra en el sitio donde comienza a formarse el polluelo –no estará prohibida, no obstante, por una cuestión de apariencia (mar’ít ain), es preciso retirarla y el huevo podrá ser consumido. Esta sangre aparece cuando alguno de los vasos capilares que rodean al huevo se rompe al inicio de su formación.

Los sabios medievales (rishonim) debatieron acerca cuál es el sitio a partir del cual el polluelo comienza a formarse. Hay quienes dicen que es en la parte interior amarilla del huevo que se denomina yema (Rabí Ytzjak Alfasi, Rambám y Shulján Aruj 66:3). Por otra parte, hay quienes opinan que este sitio se halla en la parte exterior blanca denominada clara (Rabí Aharón Halevi, Rabí Shlomó Luria). Y hay quienes consideran que, si la sangre se encuentra en el sitio de conexión de la yema con el costado del huevo, solamente la sangre estará prohibida pero el resto del huevo podrá ser ingerido pues la formación del polluelo no ha comenzado aún. Cuando la sangre se expande desde el sitio de conexión de la clara con el núcleo de la yema ello indica que la formación del polluelo ha comenzado y se prohíbe el consumo de la totalidad del huevo (Rashi y Tosafot). En la práctica, dado que en todo sitio en el cual hay sangre en el huevo cabe temer que según alguna de las corrientes de opinión se trate de aquella vinculada al comienzo de la formación del polluelo que prohíbe la totalidad del huevo -ante cualquier sangre que se hallase se acostumbra a prohibirlo en su totalidad (Ramá 66:4, Bait Jadash, Ben Ysh Jai).

Si bien la sangre correspondiente al inicio de la formación del polluelo está prohibida, quien desee comer un huevo duro o perforar la cáscara para succionar su contenido no precisa revisarlo previo a su ingesta, ya que en la gran mayoría de los huevos no hay sangre, y según la regla general por la que procedemos nos guiamos de acuerdo con la mayoría.  No obstante, si se rompen unos huevos para hacer con ellos una tortilla u omelette o para mezclarlos en un guiso o en un producto horneado, dado que de todas maneras se ve el interior del huevo, es preciso adoptar la actitud estricta y revisarlo por si contiene sangre (Beit Yosef y Shulján Aruj Ramá 66:8). Y dado que, si se encontrare sangre, todo el huevo resultará prohibido, es conveniente revisarlo en un recipiente separado para que en caso de hallársela solo se descarte el huevo en cuestión y no sea necesario desechar a los demás ni el guisado en el cual están mezclados.

Todo lo que aprendimos hasta el momento se refiere a un huevo fecundado, esto es, proveniente de una gallina que fuera fecundada por un gallo cuyos huevos pueden desarrollarse y devenir en polluelos, tal como eran la mayoría de los huevos en el pasado.

03 – Huevos no fecundados

La sangre que se prohíbe en el huevo es aquella a partir de la cual comienza a formarse un polluelo. Por ello, desde el punto de vista principal de la normativa, no se prohíbe la sangre que pudiere hallarse en un huevo no fecundado, ya que resulta imposible que a partir de esta se desarrolle un polluelo. No obstante, por una cuestión de apariencia (mar’it ain), es preciso retirarla (Shulján Aruj 66:7). Por lo tanto, no es preciso revisar huevos no fecundados ya que solamente en caso de verse sangre será preciso retirarla. Este fenómeno de sangre en un huevo no fecundado ocurre en uno de cada varios miles que son vendidos bajo supervisión.

En la actualidad, por motivos sanitarios, en el Estado de Israel está prohibido comercializar huevos fecundados para su ingestión ya que contienen restos de los medicamentos que le son inyectados a las gallinas que los ponen. En la práctica, en el Estado de Israel más del 97% de los huevos comercializados para su ingestión están inspeccionados y certificados como no fecundados y la señal de la supervisión es el sello que tienen impreso sobre la cáscara.

Por lo tanto, según la Halajá no es preciso revisar huevos que traen sellado, y en caso de que por azar se viera sangre al abrir uno -será preciso extraerla por una cuestión de apariencia y el huevo será apto para consumir. Sin embargo, muchos acostumbran a adoptar una actitud estricta y revisan cada huevo que es expendido en las tiendas, porque no saben que no precisan hacerlo o porque desean proceder con un grado superior de excelencia y asegurarse que en los huevos que consumen no haya siquiera aquella sangre que está prohibida únicamente por una cuestión de apariencia.

04 – La miel

La miel es apta para ser ingerida, y en el Tanaj se relata cómo Shimshón y Yehonatán comieron miel. De todas maneras, cabe preguntar cómo es que, si es elaborada por abejas, las cuales no pueden ser comidas por tratarse de un sheretz volador, el producto elaborado por estas sea apto para su consumo, siendo que nos guiamos por la regla que indica que todo aquello que proviene de una especie impura -es impuro, motivo por el cual, por ejemplo, no ingerimos la leche proveniente de animales impuros. En el Talmud se mencionan dos explicaciones para ello (Tratado de Bejorot 7(B)): Según una opinión, la del “taná primero”[1] (tana kama) que se expresa, la miel difiere de la leche, ya que esta última es producida en el interior del cuerpo del animal por lo que si este es impuro también la leche producida en su seno lo será. Pero la miel no se forma en el cuerpo de las abejas, sino que estas recolectan néctar de flores y plantas y lo almacenan en sus cuerpos y luego lo emiten en el panal, y allí, el líquido del néctar se evapora y se forma la miel. Según otra opinión (la de Rabí Ya’akov), del versículo que habla del sheretz volador se extrae un importante aprendizaje, a partir del cual cabe puntualizar que la miel de abeja es kasher.

Los apicultores precisan filtrar la miel, ya que a veces en esta se encuentran abejas muertas, patas o partes de sus cuerpos. Tras el filtrado, la miel será kasher. Y aunque hubiesen permanecido abejas muertas en el interior de la miel durante un largo período, no cabe temer que pudieran haberla saborizado, porque aún en ese caso, se trataría de un sabor estropeado que no prohíbe al producto (Shulján Aruj Yoré De’á 81:8, ver adelante 34:7).


[1]. Tana o tanaíta (tanaím en hebreo) hace referencia a los sabios de la Torá Oral, compilada en la monumental obra de Rabí Yehudá HaNasí, la “Mishná” (año 220 E.C.). “Tana kama” es aquel que expresa la primera opinión en la sentencia o en el tema en cuestión de la Mishná (N. de E.).

05 – La jalea real

La jalea real es un material semilíquido producido por las abejas por medio de unas glándulas que se encuentran en sus cabezas y cuyo sabor es un tanto amargo. Por medio de una ingesta abundante de jalea real, una larva común se desarrolla hasta llegar a ser una reina, y en caso de no ingerirla se transformará en una abeja común. La abeja reina tiene la particularidad de que da origen a la nueva generación, es capaz de poner dos mil huevos por día, su peso es el doble que el de las demás abejas y su expectativa de vida cuarenta veces mayor. Dado que la jalea real es capaz de obrar cambios gigantescos en la abeja, hay curadores que entienden que se trata de un alimento poseedor de importantes propiedades medicinales.

Sin embargo, los juristas han debatido respecto de si es o no kasher. Hay quienes sostienen que está prohibido ingerirla porque todo lo que proviene de un animal impuro –es impuro, y dado que está prohibido comer abejas, la jalea real que estas producen a partir de las glándulas ubicadas en sus cabezas también lo es. Y no entra en la misma categoría que la miel, ya que la miel es néctar que las abejas recogen de flores y plantas y lo almacenan en los buches que se encuentran en sus bocas y en sus estómagos (zefek) y luego lo vierten en la colmena, donde el néctar se evapora un poco y se transforma en miel. Dado que se trata de néctar procesado, la miel es apta para ser consumida. Sin embargo, la jalea real se produce en el interior de los cuerpos de las abejas, por lo que su consumo está prohibido. Y aunque digamos que del versículo podemos aprender que la miel de abejas es kasher, la intención de la Torá fue autorizar solamente la miel de sabor conocido, mas no las otras sustancias secretadas por las abejas.

Otros juristas entienden que su estatus es semejante al de la miel, ya que todo lo que las abejas producen a partir de su cuerpo se basa en el néctar y los diferentes productos vegetales que recolectan. E incluso la propia miel se solidifica por medio del agregado de encimas secretadas por glándulas que se encuentran en el cuerpo de la abeja, y así como la miel de abejas es kasher, también los son todas las sustancias provenientes de su cuerpo. Y aunque digamos que la base del permiso para ingerir miel de abejas tiene su origen en lo que aprendemos del texto del versículo, así como aprendimos que la miel es kasher, de igual manera se puede aprender que todos los materiales producidos por las abejas lo son.

En la práctica, si bien corresponde tomar en cuenta la opinión de los juristas que detentan la actitud estricta, en caso de necesidad médica, cabe adoptar una actitud flexible y permitir la ingestión de jalea real, ya que se acostumbra a mezclarla con miel en una cantidad cuarenta veces mayor, y entonces, dado que su sabor resulta imperceptible, queda sin efecto la prohibición y puede consumirse. Asimismo, si se prepara la jalea real bajo el formato de grageas carentes de sabor, se permite tragarlas. Quien adopta una actitud flexible e ingiere jalea real en estado puro, no hay que realizarle observaciones por ello ya que tiene autoridades halájicas en las cuales respaldarse.

Las abejas producen otro material denominado propóleo, por medio del cual preservan la colmena de infecciones y enfermedades, amén de otro material denominado polen que ayuda a alimentar a las abejas jóvenes, y puede ser consumido al igual que la miel.

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