Carne con leche – 25

01 – La prohibición de cocinar carne con leche

La Torá prohibió cocinar carne con leche, tal como fue dicho: “No cocerás al cabrito en la leche de su madre”. Esta prohibición se menciona en la Torá tres veces (Shemot-Éxodo 23:19, 34:26, Devarim-Deuteronomio 14:21), lo cual nos enseña que la prohibición incluye tres partes: 1) Está prohibido cocinarlos juntos. 2) Si fueron cocinados juntos está prohibido ingerirlos. 3) Si fueron cocinados juntos está también prohibido obtener beneficio de ellos (Tratado de Julín 115(B), Shulján Aruj Yoré Deá 87(A)).

Esta prohibición es singular y diferente del resto de las prohibiciones dietéticas de la Torá ya que todos los alimentos prohibidos lo están siempre, al tiempo que la carne en sí es kasher, otro tanto ocurre con la leche, y si son cocidos juntos están vedados por medio de una prohibición particularmente grave. Señal de ello es que todos los demás alimentos prohibidos, por ejemplo, la carne de los animales o las aves impuras, pueden ser cocinadas por un judío para un gentil al tiempo que en el caso de la carne con leche ello está vedado. E incluso se prohíbe el participar o ayudar en la cocción, por ejemplo, aumentando la intensidad del fuego con el que se están cociendo.

Además, está prohibido obtener cualquier beneficio de carne y leche que fueron cocinados juntos, por lo tanto, está prohibido vendérselo a un gentil e incluso entregárselo gratuitamente a modo de presente, dado que el judío obtiene de ello un beneficio (una suerte de disfrute). Incluso si un judío quema el alimento vedado, tendrá prohibido disfrutar del calor o de las cenizas producidas. Se prohíbe incluso darlo como alimento a animales que carecen de propietario por cuanto que al judío en cuestión ello le da satisfacción. El alimento prohibido debe ser enterrado, y en caso de que ello resulte dificultoso puede ser arrojado al campo o botado a la basura. Y aunque resulte que a raíz de ello distintos animales terminen comiéndolo, ello no está prohibido por cuanto que el judío no tuvo la intención de que ello ocurriera.

De acuerdo con la Torá, lo que está vedado es cocinar carne con leche, y en caso de que no hubiere cocción, no se incurrirá en prohibición alguna. Por lo tanto, se permite mezclar carne con leche sin que medie cocción si es que un gentil lo necesita o en caso de cualquier otra necesidad. Sin embargo, los sabios establecieron un cerco alrededor de los preceptos de la Torá y prohibieron que un judío coma carne con leche, aunque no se los haya cocido juntos (Shulján Aruj Yoré Deá 87:1, 91:8), y lo reforzaron por medio de numerosas prohibiciones, por ejemplo, ingerir uno de estos si el otro se encuentra sobre la mesa (ver adelante halajá 3), hornear un pan cárnico o lácteo, no vaya a ocurrir que por error sea ingerido con un alimento del otro tipo (ver adelante halajá 4). E incluso agregaron la prohibición de no ingerir leche tras haber comido carne a menos de que medie una separación significativa, y la de comer carne tras haber ingerido leche a menos de que medie un enjuague o aseo bucal (tal como se verá en el siguiente capítulo). El motivo de todos estos decretos se explicará más adelante en la halajá 5.

02 – La carne y la leche incluidas en la prohibición

Los sabios de la Mishná (tanaítas) debatieron respecto de cuáles tipos de carne y leche están incluidos en la prohibición de la Torá. Según Rabí Akiva, la carne y la leche que fueron prohibidas son las de alguna de las tres especies de animales domésticos puros: vacas, corderos y cabras.

Por su parte, las siete especies de animales no domésticos (jaiot) puros tales como el ciervo y el antílope -no están incluidas. Y esta norma la aprendemos del hecho que la Torá menciona tres veces la prohibición de “no cocerás al cabrito en la leche de su madre”, para enseñarnos que los tres tipos de animales domésticos puros están incluidos en la prohibición, al tiempo que las especies puras de animales no domésticos, así como las diferentes especies de aves puras y la generalidad de los animales impuros no lo están (Mishná Tratado de Julín 113(A)). La diferencia entre los animales domésticos y los que no lo son (behemot y jaiot) es su domesticación, y dado que los primeros se encuentran a merced del hombre, este puede ordeñar su leche y faenar a sus crías, por lo que la Torá prohibió mezclar la carne de alguno de los animales domésticos con la leche de otro de estos. La Torá trajo a colación el ejemplo del cabrito en la leche de su madre porque la leche de la cabra es abundante y a veces pare dos cabritos, por lo cual son criados un tiempo hasta que uno es faenado para comer su carne, y dado que la madre sigue amamantando al otro, ocurría que el cabrito faenado era cocido en la leche de su madre (Rashbám a Shemot-Éxodo 23:19).

Según la opinión de Rabí Yosei HaGlilí, la prohibición de la Torá aplica también a las siete especies de animales no domésticos puros por cuanto que también poseen carne y leche cuya ingesta está permitida, pero las aves no están incluidas por cuanto que sus hembras carecen de leche. Y hay quienes opinan que la carne de ave está incluida en la prohibición de la Torá dado que la aviar también es un tipo de carne, y prueba de ello resulta que es preciso faenarla ritualmente para poder comerla.

En la práctica, se dictó la halajá conforme la opinión de Rabí Akiva, según la cual la prohibición de la Torá recae únicamente sobre los animales domésticos, y por prescripción rabínica se prohíbe también la ingesta de carne de animales no domésticos y de aves con leche, pero se permite cocinarlas a estas últimas para un gentil y obtener beneficios de ellas (Shulján Aruj Yoré Deá 87:2).

03 – La ingesta sobre una misma mesa

Nuestros sabios reglamentaron que cuando una persona coma un alimento cárnico no haya sobre la mesa otro que sea lácteo, ni viceversa, para que no incurra en el error de ingerirlos juntos. Y esta prohibición no incluye únicamente a la carne de los animales domésticos, sino que también abarca a la de los animales no domésticos y a la de las aves (Tratado de Julín 103(B), 104(B), Shulján Aruj 88:1). No obstante, quien comió carne puede preparar alimentos lácteos antes de pasadas las seis horas de separación, ya que el decreto fue establecido para servir como cerco protector a la ingesta de carne con leche y no para conservar la espera ente la ingesta de carne y la de leche (ver Aruj HaShulján 11 y Darkei Teshuvá 16).

Nuestros sabios establecieron que dos individuos que se conocen no coman el uno carne y el otro leche sobre una misma mesa, no sea que por error uno pruebe de la comida de su compañero y resulte que ingirió carne con leche. Mas esta prohibición no aplica a dos extraños que fortuitamente terminaron comiendo en una misma mesa, ya que en una situación así ninguno de los dos va a probar del platillo de la otra persona (Tratado de Julín 107(B)). Si los dos individuos que se conocen han de colocar en medio de ambos una señal que les recuerde que sus alimentos deben separarse, podrán comer en una misma mesa. A los efectos de separar, cabe colocar un utensilio o un alimento que no se suela poner allí, así como también extenderle a uno de los comensales un mantel individual separado (Shulján Aruj 88:2). En caso de que los comensales estén sentados lejos el uno del otro, al grado de que no resulte posible que uno extienda su mano y alcance el alimento de su compañero, pueden sentarse a comer en una misma mesa sin que medie la necesidad de colocar un objeto de señal o separación (Yam Shel Shomó y Bait Jadash). Quien concluye la ingestión de carne puede sentarse junto a su compañero que come leche e ingerir allí un alimento parve a pesar de que no hayan pasado aun las seis horas de separación.

04 – El horneado de pan lácteo o cárnico

Nuestros sabios decretaron que no se amase la masa del pan con leche no sea que las personas olviden que el pan es lácteo y este sea ingerido con carne. Asimismo, decretaron que no sea amasado con grasa animal, no sea que luego por olvido se termine ingiriendo con leche. En caso de que por error se hubiere amasado el pan con leche o grasa animal, por decreto de nuestros sabios estará prohibido ingerirlo (Tratado de Pesajim 30 (A) y (B)).

La prohibición implica la preparación de un pan que sea ingerido en más de una comida, pero se permite preparar un pan lácteo o cárnico en la cantidad que los miembros del hogar suelan ingerir hasta la próxima comida, pues en un caso así no cabe temer que hasta ella las personas se olviden que este es cárnico o lácteo.

Asimismo, se permite preparar un pan lácteo o cárnico cuando su forma es modificada, de modo tal que los miembros del hogar entiendan que su estatus es diferente y consulten si es cárnico o lácteo. No obstante, esta señal no autoriza a hornear pan lácteo o cárnico para su comercialización, no sea que los compradores pasen por alto la señal. Solamente cuando se efectúa una señalización o un marcado claro y evidente de modo tal que a todos les queda claro que el pan en cuestión es lácteo o cárnico –se permitirá elaborar pan cárnico o lácteo para su venta, como en el caso del pan pita al cual se le adhiere una feta de queso amarillo o una tira de carne (Tratado de Pesajim 36(A), Shulján Aruj 97:1).

La prohibición aplica específicamente al pan, el cual suele ser ingerido tanto con alimentos cárnicos como lácteos. Otro tanto ocurre con las galletas al agua o crackers, las cuales a veces son ingeridas con queso y otras con fiambre o carne frías. Mas en el caso de los pasteles o tortas y demás productos panificados –se permite elaborarlos lácteos o cárnicos, por cuanto que por lo general no suelen ser ingeridos con carne o con leche (Maharit 2, Yoré Deá 18).

05 – La causa de los decretos suplementarios sobre la carne y la leche

Cabe preguntarse: es sabido que los sabios no dictan un decreto sobre otro decreto, al tiempo que en el caso de la prohibición de la ingesta de carne en una mesa sobre la que hay leche, o bien en la prohibición de la elaboración de pan cárnico o lácteo, sí se han expresado de esa manera. Esto es así ya que según la Torá se prohíbe solamente carne y leche que fueron cocidos juntos, y nuestros sabios decretaron que no se coman juntos, aunque hayan sido cocidos por separado, por lo tanto, ¿por qué continuaron decretando una prohibición sobre otra, prohibiendo servir simultáneamente carne y leche sobre una misma mesa a la hora de comer, y vedando además que se elabore pan cárnico o lácteo?

Los comentaristas explicaron que en lo que refiere a la prohibición de carne con leche se temió en gran manera de que se incurriese en un error sustancial, por cuanto que la carne en sí misma está permitida, y otro tanto ocurre con la leche, y ambos se encuentran habitualmente en la cocina por lo que pueden llegar a mezclarse con suma facilidad. En virtud de ello fue necesario decretar prohibiciones rabínicas sobre otras semejantes. Además, si los sabios no hubiesen agregado estas prohibiciones suplementarias, tampoco las primeras se cumplirían, por lo tanto, se las considera a todas estas medidas como una sola que está destinada a fortificar la regla de la separación entre carne y leche.

Esto y más, en todos los decretos prohibitivos se equiparó la carne aviar y la de los animales no domésticos (cuya prohibición se deriva de una prescripción rabínica) a la de los domésticos que está prohibida por la Torá, puesto que, si se aplica un criterio flexible en el caso de las dos primeras, las personas se equivocarán en lo referente a la tercera (la carne de animales domésticos).

06 – La separación entre alimentos cárnicos y lácteos

Quien desee ingerir carne en una mesa sobre la cual se comió leche o viceversa debe limpiarla de los restos de la ingesta anterior, y de no hacerlo, tendrá prohibido comer el otro tipo de alimento. Asimismo, está prohibido comer carne sobre un mantel sobre el cual se comió leche y viceversa sin que esté limpio de los restos del alimento anterior (Shulján Aruj 89:4). Si el mantel es de tela -por lo que absorbe la suciedad- será preciso lavarlo, y en caso de que sea de plástico -que no la absorbe- se lo podrá limpiar con un trapo húmedo. También en caso de que se tenga el recaudo de colocar los alimentos en platos, será preciso limpiar la mesa entre una ingesta de carne y otra de leche.

Un pan que fue servido en una comida cárnica, si cabe tener la duda razonable de que pudiera haber sido tocado con manos que tenían adheridas restos de grasa animal o salsa cárnica, no deberá ser servido en una comida láctea para que los comensales no ingieran restos de carne junto con la leche, y viceversa (Shulján Aruj 89:4). En caso de que se hubiere tenido el recaudo de no tocar el pan con manos que tuviesen adheridas grasa animal o salsa cárnica -se podrá comer en una comida láctea (ver Shulján Aruj 91:3).

En el caso de ensaladas que fueron servidas en una comida cárnica, si existe la duda razonable que los comensales pudieran servirse de estas con cubiertos sobre los cuales había restos de carne, no deberán ser servidas en una comida láctea, y viceversa. En caso de que hubiere cucharas especiales para servirse las ensaladas y no cabe temer que algún comensal se sirviere de estas con cubiertos que tenían adheridos restos de carne, podrán ser servidas en una comida láctea, y viceversa. Y hay quienes a priori adoptan una actitud estricta y no servirán en una comida láctea ningún alimento que fuera previamente servido en una cárnica y viceversa. Quienes cumplen con excelencia procediendo así, en caso de necesidad podrán adoptar una actitud flexible, siempre y cuando que no resulte fundado temer que restos de carne o leche pudieran haberse adherido al pan o a la ensalada.

Tal como lo aprendimos (en la halajá 3), al momento de comer carne se prohíbe que haya leche sobre la mesa, y viceversa, no sea que se coman juntas por error. Pero cuando no se trata de la hora de comer, se los puede colocar sobre una misma mesa (Tratado de Julín 104(B), Shulján Aruj 88:1). Asimismo, se permite colocar trozos de carne y de queso en una mochila o en un cajón de un armario o del refrigerador teniendo el recaudo de que no se toquen entre sí. En caso de que se hubieran tocado, se deberá enjuagar el sitio de contacto y posteriormente podrán ser ingeridos (Tratado de Julín 107(B), Shulján Aruj 91:1-2, ver adelante 35:1).

De igual modo, no se debe colocar bolsas de leche en un sitio desde el cual pudieran gotear sobre alimentos cárnicos, y en caso de que lo hicieran, es preciso enjuagar la carne hasta que no quede rastro del sabor a leche, y entonces se la podrá comer o cocinar.

07 – Separación entre cubiertos y utensilios

En una cocina en la cual se preparan alimentos cárnicos y lácteos es preciso designar utensilios diferentes para carne y para leche, y es bueno que entre estos exista una diferencia notoria para que no se intercambien por equivocación. Asimismo, es preciso designar un juego de platos y cubiertos para carne y otro para leche, y es bueno que entre estos exista una diferencia notoria para que no se intercambien. De igual manera, es bueno adjudicarle a cada tipo de estos utensilios un sitio separado para que no se mezclen. Igualmente, cuando se ingieren alimentos fríos tanto cárnicos como lácteos, es una adecuada costumbre en Israel mantener la separación de utensilios, de modo tal que los alimentos cárnicos sean servidos en platos y con cubiertos cárnicos y los de leche en platos y con cubiertos lácteos para evitar así dificultades y mezclas entre estos.

Muchos acostumbran a designar dos saleros diferentes, uno para las comidas lácteas y el otro para las cárnicas, ya que en ocasiones estos rozan los alimentos y otras veces son tomados con las manos sucias de salsa, y en caso de emplearse un solo salero para ambos tipos de alimento, cabe temer que algo del sabor de uno pudiera mezclarse con el del otro. En caso de que se desee utilizar un solo salero para cárnico y para lácteo, será preciso tener el recaudo de que esté limpio, y en caso de que se ensuciase con algo de alimento, se deberá limpiarlo y secarlo bien.

Quienes emplean botellas que contienen salsas o cátsup para aderezar comidas cárnicas y lácteas deben tener el recaudo de que el pico no llegue a tocar los alimentos para que no se adhiera a este nada de los alimentos lácteos o cárnicos. Asimismo, es preciso tener cuidado de no tocar los envases de las salsas con manos que pudieran tener algo de humedad proveniente de alimentos de carne o leche. En caso de que no se hubiere sido cuidadoso en este respecto, es preciso limpiar el pico de la botella de la salsa para evitar que por su intermedio pudiera llegar algo del sabor de un tipo de alimento al otro.

En el caso de la mesita de las sillas de bebés, dado que por lo general no se apoya sobre esta un alimento que esté a una temperatura que provoque el alejamiento de la mano al tocarlo (yad soledet bo) para no dañar al bebé, no se teme que la mesita absorba sabor a carne o a leche, y todo lo que se precisa es limpiarla bien entre comidas. No obstante, quien a menudo apoye sobre la mesa en cuestión alimentos que se encuentran a una temperatura elevada (que provoca el alejamiento de la mano al tocarlos), deberá decidir si la mesita habrá de ser cárnica o láctea, y en caso de que deseare apoyar sobre ésta alimentos del otro tipo, habrá de limpiarla primero, teniendo el recaudo de que el alimento del segundo tipo no llegue a la temperatura “que lleva a la mano a alejarse al tocarlo” (yad soledet bo).

08 – Los alimentos parve

Un alimento parve es aquel que no es ni cárnico ni lácteo. A priori, es preciso mantener la separación entre los diferentes tipos, tal que cuando se tenga la intención de ingerir alimentos parve con carne –estos deberán ser cocidos en una olla cárnica, y cuando se desee comerlos con leche –deberán ser cocidos en una olla láctea. Esto es así para evitar las confusiones, pues en caso de que las personas se acostumbren a comer alimentos parve cocidos en una olla cárnica con leche, es probable que a veces se incurra en equivocaciones y se piense que un alimento cárnico es parve y se lo termine ingiriendo con leche o viceversa. Asimismo, cabe pensar que a veces no se limpie los utensilios adecuadamente y entonces se tema remotamente que un alimento parve adquiera sabor de la olla y se vuelva cárnico o lácteo y las personas se equivoquen comiéndolo con el otro tipo de alimento.

Sin embargo, en caso de necesidad, está permitido cocinar un alimento parve en una olla cárnica limpia metálica o de vidrio para ingerirlo posteriormente con leche y viceversa. Asimismo, en caso de necesidad se permite cortar alimentos picantes tales como la cebolla o el ajo con un cuchillo metálico cárnico bien limpio para una comida láctea o viceversa. Si bien hay quienes adoptan una actitud estricta en esta cuestión y prohíben comer un alimento parve cocido en una olla cárnica con leche y viceversa, no obstante, dado que resulta claro más allá de cualquier duda que tras haber limpiado un recipiente de vidrio o metal con detergente este ya no emite sabores (adelante 32:6 y 8) la halajá final es de acuerdo con los que detentan la opinión flexible (adelante 32:11-12).

Empero, si se cocinare un alimento parve en una olla cárnica o láctea metálica o de vidrio que no hubiese sido bien lavada con detergente, los juristas debatieron respecto de si se permite o no ingerir el producto parve con el otro tipo de alimento. Asimismo, en caso de que se hubiere cocinado un alimento parve en un recipiente de porcelana o loza cárnico o lácteo, aunque hubiere sido bien lavado con detergente, dado que se trata de un material que absorbe sabores, los juristas debatieron si se puede o no comerlo con el otro tipo de alimento.

Una tabla de picar de madera o plástico absorbe sabores, por lo tanto, es preciso destinar una tabla especial para los alimentos cárnicos y otra para los lácteos. Quien desee picar o cortar productos para los dos tipos de alimentos en la misma tabla, debe destinar una especial para los alimentos parve. A posteriori, si se cortaron verduras sobre una tabla de picar cárnica que previamente fue bien lavada, y estas fueron agregadas a una comida láctea, esta última será kasher.

Mas si las verduras fueren picantes, como por ejemplo en el caso de cebollas, si en el alimento cocido no hubiere sesenta veces el volumen de estas, deberá prohibirse su ingestión no sea que a través de la cebolla ingrese a este sabor a carne. En caso de gran necesidad o premura es preciso adoptar una actitud flexible (adelante 32:12).

09 – La mezcla de utensilios

También cuando se desea preparar un alimento parve frio, es correcto hacerlo con un set de utensilios de un tipo, cárnico o lácteo, para preservar así la separación entre carne y leche. Por ejemplo, cuando se prepara un alimento parve en un bol cárnico, es bueno mezclarlo con una cuchara cárnica. Sin embargo, en caso de necesidad, por ejemplo, cuando se tiene prisa y no se encuentra en el lugar ninguna cuchara cárnica lavada, se podrá mezclar o revolver el alimento parve con una cuchara láctea o viceversa.

En cocinas en las que hay numerosos empleados, por ejemplo, las pertenecientes a instituciones educativas, la experiencia indica que de no fijarse pautas estrictas el temor de que se mezclen alimentos cárnicos con lácteos se incrementa. Cuánto más cuando una parte de los empleados no son observantes de los preceptos, como en el caso de las cocinas del ejército o las de salones de fiesta, hoteles y restaurantes. Por ello, resulta habitual que para las cocinas públicas se fijen pautas de separación más estrictas que lo comúnmente acostumbrado en las cocinas domésticas, y de ello se ocupan los rabinos encargados de otorgar los certificados de kashrut que son quienes establecen las directivas de separación de acuerdo con su experiencia personal y su conocimiento de los trabajadores de la cocina.

10 – Utensilios parve

Desde el punto de vista de la Halajá no resulta necesario poseer utensilios parve, pues cuando se desea cocinar un alimento parve para ingerir una parte de este con carne y la otra con leche, es posible hacerlo en una olla de metal cárnica o láctea limpia (tal como ya se explicó en la halajá 8). Sin embargo, en la práctica, muchos acostumbran a cumplir con excelencia y poseer utensilios parve para preparar con ellos alimentos que se desean ingerir una parte con carne y la otra con leche. Uno de los motivos para esta excelencia en la observancia obedece al temor a que a veces no se lave bien los utensilios y quede en ellos sabor a carne o leche. Esta excelencia en la observancia se ha tornado más frecuente en virtud del abaratamiento de los utensilios.

Por otra parte, hay quienes prefieren a priori no poseer utensilios parve porque a veces, se generan con éstos distintas confusiones, ya que se acostumbra a tener el recaudo de separar entre carne y leche, pero no se acostumbra a ser tan cuidadosos en el caso de los utensilios parve, y quizás por error se cocine un platillo cárnico en una olla parve y luego se mezcle el alimento con leche o viceversa. Además, no se sabe si lavar o no los utensilios parve junto a los cárnicos o a los lácteos.

Quienes acostumbran a utilizar utensilios parve, en caso de que por error hubieren cocinado en estos un alimento cárnico o lácteo, deberán kasherizarlos por medio de su inmersión en agua hirviendo (hag’alá) para devolverlos a su condición neutra. Si se vertiese sobre estos leche hirviendo o salsa cárnica hirviendo, se deberá limpiar la salsa y se verterá sobre el sitio agua hirviendo para mantenerlo parve.

Según la Halajá, se permite lavar un utensilio parve junto a otros lácteos o cárnicos en el mismo lavavajillas, pileta o piletón manteniendo su condición de parve. No obstante, en caso de que se trate de un lavavajillas defectivo en el cual quedan restos de grasa y alimentos -no se deberá lavar utensilios parve junto a cárnicos o lácteos. Otro tanto ocurre con la pileta o piletón de la cocina, si se colocan allí en remojo utensilios con agua muy caliente o sumergidos durante todo un día o más, no se deberán poner en remojo utensilios parve junto a los cárnicos o los lácteos. En efecto, esta es una de las confusiones que pueden causarse a raíz de la posesión de utensilios parve, al desdibujarse la clara diferencia entre los cárnicos y los lácteos, por lo que hay quienes observan con excelencia y lavan siempre los utensilios parve por separado.

11 – Errores y percances

Cuando se cocina un alimento parve en una olla cárnica, no se lo debe mezclar con una cuchara láctea y viceversa. En caso de que por error ello hubiera ocurrido, si la olla y la cuchara son de metal y estaban limpias antes de comenzarse a cocinar, el alimento cocido será kasher y la cuchara no precisará ser kasherizada.

Quien por error hubiere mezclado un alimento cárnico con una cuchara láctea y viceversa, si la cuchara estaba limpia, a posteriori el alimento será kasher ya que una cuchara limpia no libera sabores. Pero la cuchara precisará ser kasherizada por medio de su inmersión en agua hirviendo (hag’alá) porque fue utilizada una vez con leche hirviendo y otra con carne hirviendo.

A veces, se cocina simultáneamente en la misma cocina un alimento cárnico y otro lácteo o parve en una olla metálica láctea, y salpica salsa de la olla cárnica sobre la pared exterior de la olla láctea, o viceversa. Dado que todo se encontraba hirviendo, ambas ollas deberán ser kasherizadas por medio de su inmersión en agua hirviendo. No obstante, el alimento cocinado que se encuentra al interior de la olla será kasher o apto para su consumo ya que el sabor de lo salpicado no atraviesa el metal de la olla.

En caso de que se salpicase salsa cárnica sobre la pared de una olla metálica láctea fría y viceversa, dado que la olla que recibió el salpicón estaba fría, solamente su superficie se vio afectada por lo que no resulta necesario sumergirla completamente alcanzando con verter agua hirviendo de la caldera sobre el sitio del salpicado, según el principio que sostiene que el modo de absorción es el mismo que el de eliminación (kebol’ó ken poltó). Así es como se hace: se limpia la salsa de la olla y se vierte sobre el sitio agua hirviendo. Se acostumbra a verter sobre el sitio abundante agua, una cantidad que sea sesenta veces mayor a la superficie de la olla que recibió el salpicado, y en caso de duda respecto de las proporciones, se vierte agua con detergente (Pninei Halajá Pesaj 10:10, ver adelante 33:4).

En caso de que por error se cortase carne hirviendo con un cuchillo metálico lácteo, si este estaba limpio como debe, la carne será kasher y el cuchillo precisará ser kasherizado por medio de su inmersión en agua hirviendo (ver adelante 32:8). Si la carne estuviere fría, el cuchillo precisará ser bien lavado, pero no kasherizado.

12 – La costumbre de tener dos piletas en la cocina y qué ocurre con el lavavajillas

Se acostumbre a instalar dos piletas en la cocina, una para lavar los cubiertos y utensilios de carne y la otra para los de leche. Asimismo, se acostumbra a establecer que una parte de la mesada de mármol sea para alimentos de carne y la otra para los de leche. Los alimentos parve pueden ser preparados en cualquiera de los dos lados a condición de que el mármol esté limpio. En caso de necesidad, se puede hacer uso de una sola pileta para los dos tipos de alimento, a condición de que entre la preparación de un tipo de alimentos y el otro se tenga el recaudo de lavarla junto con la mesada de mármol de los restos de alimentos.

Se acostumbra a destinar esponjas separadas para carne y para leche. No obstante, desde el punto de vista de la Halajá, cada vez que se le echa agua con detergente a una esponja esta puede ser usada con carne o con leche ya que el jabón estropea el sabor de los alimentos de modo tal que ya no se los considera ni cárnicos ni lácteos.

Lavavajilla: Se permite utilizar el mismo lavavajilla y las mismas bandejas para utensilios y cubiertos cárnicos y para los lácteos, unos tras los otros, teniendo el recaudo de que no se laven juntos, no sea que los sabores de carne y leche se mezclen antes de haber sido estropeados por efecto de la acción del detergente.

Hay quienes acostumbran a cumplir con excelencia y compran dos bandejas diferentes, una para los utensilios cárnicos y la otra para los lácteos, a los efectos de mantener la separación habitual entre ambos tipos de objetos, y hay quienes proceden con mayor excelencia y destinan la máquina lavavajillas a un solo tipo de utensilios, por lo que poseen dos máquinas lavavajillas. Sin embargo, tal como ya dijimos, según la Halajá se permite lavar en la misma máquina y en la misma bandeja, en una tanda los utensilios de carne y en la otra los de leche.

13 – Las hornallas

Se permite emplear la misma rejilla para carne y para leche ya que, aunque se desborde un poco de salsa cárnica o láctea sobre esta, el fuego que allí predomina habrá de quemarla y estropearla. Lo mismo ocurre con las hornallas eléctricas y cerámicas, sobre las cuales se puede apoyar ollas cárnicas y lácteas sucesivamente, dado que el calor de la hornalla quema cualquier resto que pudiera desbordarse o derramarse sobre estas.

Cuando se cocina simultáneamente sobre las hornallas, en una se coloca una olla cárnica y sobre la otra una láctea es preciso tener el recaudo de que quede entre estas una distancia para que no se derrame de una comida sobre la otra. En caso de que durante la cocción las ollas se hubieren tocado entre sí, mientras no hubiere un líquido o humedad que las uniera en su punto de contacto, tanto las ollas como los alimentos en ellas cocidos serán aptos para su uso y consumo, ya que los sabores no pasan a través de utensilios secos (Ramá 92:8). En caso de que hubiere un líquido o una humedad que una o conecte entre las ollas, por ejemplo, si uno de los alimentos en cocción se desbordase, ambos alimentos serán aptos y las ollas requerirán de inmersión en agua hirviendo (tal como se explica en la halajá 11).

Es preciso adoptar una actitud estricta y no ingerir alimentos que hubieren caído sobre la superficie metálica que se encuentra debajo de la rejilla ya que a veces allí se encuentran restos de alimentos cárnicos y lácteos. En caso de que cayere allí un trozo grande, será posible cortarlo y arrojar un corte de unos 2 cm. de grosor del lado que toco la superficie metálica y arrojarlo y comer el resto. En caso de que se supiera que la superficie en cuestión ha sido aseada y aún está limpia, se permitirá ingerir el alimento que allí cayere ya que todo el temor es por la crasitud que hubiere sobre esta, mas no cabe temer que pudiera haber absorbido un sabor que luego pueda expulsar. Asimismo, si cayere sobre esta un alimento lácteo y se supiere que desde la última limpieza no se ha cocinado alimento cárnico alguno, el alimento lácteo que allí ha caído será apto para su consumo (ver adelante 32:8-9).

14 – El horno

Es tradición en el pueblo de Israel mantener una fuerte división entre carne y leche, y según esto, muchos acostumbran a comprar un horno con dos compartimentos, uno para alimentos cárnicos y el otro para alimentos lácteos, o en su defecto, suelen comprar un horno de un solo compartimento y destinarlo solamente a uno de los dos tipos de alimento. Quien desee utilizar este compartimento alternadamente, una vez para carne y otra para leche, podrá hacerlo a condición de que tenga una bandeja especial para cada tipo de alimento y tenga el recaudo de kasherizar el horno al pasar de uno a otro por medio de su encendido a temperatura máxima durante media hora, y antes de ello, se suele también limpiarlo. Incluso aquellos que cumplen con excelencia y no utilizan el mismo compartimento del horno una vez para carne y otra para leche, en caso de necesidad -pueden hacerlo.

Muchos acostumbran a que cuando desean hornear un alimento parve que pueda ser ingerido indistintamente con los dos tipos de alimentos en un horno cárnico o lácteo, calientan previamente el horno a temperatura máxima durante media hora para volverlo parve. Quienes deseen adoptar una actitud más flexible, pueden hornear un alimento parve sin previa kasherización del horno ya que resulta claro que no hay posibilidad alguna que en el alimento parve se perciba sabor a carne o a leche.

Quienes por error hubieren horneado un alimento lácteo en un horno cárnico, a posteriori el alimento lácteo será kasher ya que en la práctica no ingresó sabor real de carne en la leche, y máxime, si hubieren quedado en el horno restos de carne, estos podrían generar vapores que quizás otorguen aroma cárnico al alimento lácteo, y a posteriori, semejante aroma no está prohibido (ver adelante 35:10). En un caso así, el horno precisa ser kasherizado calentándolo a máxima temperatura durante media hora.

15 – El horno microondas

Se puede utilizar el mismo horno microondas para alimento lácteos y cárnicos generando una separación entre estos. A la hora de hacer una separación, es preciso tomar en cuenta dos cuestiones: la primera, que no se coloquen alimentos cárnicos o lácteos directamente sobre el mismo plato. La segunda, que no ingrese demasiado vapor del espacio interior del horno al alimento que se calienta.

Por lo tanto, es preciso tener el recaudo de no colocar los alimentos directamente sobre el plato (fijo o permanente) del microondas sino colocar alimentos lácteos sobre un plato lácteo y cárnicos sobre un plato cárnico y estos platos respectivos colocarlos a su vez sobre el plato permanente del horno microondas. Asimismo, es preciso destinar una cobertura especial para los alimentos cárnicos y otra para los lácteos. Si bien a través de los pequeños orificios de las coberturas o tapas usadas en el horno microondas salen vapores, estos no tienen la capacidad de acumularse en las paredes o en el techo del horno y conferirles sabor, y cuánto menos aún extraer un sabor que pudiera haberse acumulado en las paredes o el techo del horno para impregnar con este al alimento que se ha colocado para calentar.

Asimismo, se puede establecer que el estatus normal del horno microondas sea lácteo y en caso de que se desee calentar un alimento cárnico que se coloque sobre el plato permanente del horno otro suplementario o una superficie diferente y los alimentos cárnicos sean cubiertos con una tapa, una caja, o envueltos en una bolsa. De igual manera deberá procederse a la hora de calentar un alimento parve que se deseará ingerir junto a alimentos cárnicos.

Un horno microondas que fue utilizado para calentar alimentos no aptos (ritualmente, ‘taref’) debe ser kasherizado (ver adelante 33:9). A posteriori, en caso de no disponerse del tiempo para hacerlo o si pertenece a personas que no observan las reglas de la kashrut, se puede calentar alimentos colocándolos sobre un plato suplementario al fijo o permanente e ingresándolos a una bolsa o caja que los envuelva por todos sus costados, aunque este embalaje disponga de un orificio para la salida del vapor.

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