El vino y las bebidas elaboradas por gentiles – 29

01 – La gravedad de la prohibición del consumo de vino elaborado por gentiles

Dado que el vino es una bebida importante y alegra de sobremanera, y dado que tiene una gran influencia en liberar a los individuos de sus sujeciones, así como acercar los corazones y generar alegría, la Torá ordenó que fuera libado junto a los sacrificios para que también nos acerquemos a HaShem por medio de esta fuerza singular. Asimismo, los sabios establecieron que se bendiga sobre una copa de vino en cada alegría preceptiva: el Kidush y la Havdalá de cada Shabat y cada festividad, en los compromisos y en los casamientos, en el Brit Milá (circuncisión) y en el Pidión Habén (rescate del primogénito), para que la alegría de la santidad de estos preceptos se manifieste también en el cuerpo y en sus sensaciones.

Por otra parte, dado que la influencia del vino es manifiesta, el peligro de su mal uso es grave y hay personas que dominadas por sus pasiones se vuelven adictas a su consumo y a raíz de ello cometen todo tipo de aberraciones durante su estado de ebriedad. Los idólatras, solían libar vino a sus deidades con la esperanza de que estas les ayudasen a satisfacer sus bajos deseos. Por lo tanto, los sabios adoptaron una actitud especialmente más estricta en lo referente al vino, y cuando dictaron su decreto prohibitorio sobre el vino, el pan y los alimentos cocinados por gentiles, confirieron a la veda del vino un marco regulatorio especialmente estricto, al considerar al vino elaborado por no judíos para consumo regular (stam ieinam) como uno utilizado para libaciones paganas, del cual está prohibido obtener cualquier beneficio (amén de beberlo, N. de T.). Esto y más, los sabios decretaron también que quedara prohibido obtener cualquier tipo de beneficio de un vino elaborado por un judío que un gentil idólatra hubiera tocado de un modo semejante a como se solía hacerlo en las libaciones paganas.

Resulta entonces que en la prohibición del vino aplican dos medidas ulteriores de mayor rigurosidad respecto de las prohibiciones del pan y el alimento cocinado por gentiles. La primera, dado que el vino podría generar una excesiva proximidad, a los efectos de alejar al pueblo de Israel de la asimilación y la enajenación, prohibieron también aquel vino elaborado por judíos que hubiere estado en contacto (tocado) por un gentil, aunque al hacerlo no hubiera tenido la intención de libarlo a una deidad pagana. La segunda, amén de vedar su consumo, se prohibió la obtención de cualquier beneficio de un vino que fuera tocado por un gentil idólatra, equiparando su estatus al del vino que es libado en un ritual pagano, en cuyo caso la obtención de cualquier beneficio de este está prohibida por la Torá, ya que esta es la forma como los sabios equiparan las prohibiciones, a los efectos de que los hijos de Israel puedan recordar la halajá y observarla sin confundirse entre las distintas leyes.

Un vino del cual está prohibido obtener beneficio alguno, no puede ser vendido a un gentil y ni siquiera puede serle entregado a este a modo de presente, pues al otorgar obsequios se obtiene un determinado rédito.

02 – El caso de un gentil que no es idólatra

Cuando un gentil no es idólatra, no cabe temer que haya libado al vino con fines rituales paganos, pero el temor a la asimilación sí existe, por ello, los sabios prohibieron ingerir su vino, pero permitieron obtener beneficio de este. O sea, por una parte, en virtud de la gran gravedad (jumrá ieterá) que encierra el vino, que es capaz de desdibujar o borrar los límites necesarios para preservar la singularidad del judío, los sabios adoptaron una actitud más estricta y prohibieron un vino que hubiere sido tocado por un gentil. Por otra parte, dado que el gentil en cuestión no es idólatra, prohibieron la ingesta de su vino tanto como aquel que pudiera haber sido tocado, mas no la obtención de un beneficio a partir de este. De esto resulta que la primera medida estricta de la prohibición recae sobre el gentil, por lo que su contacto torna al vino en no apto, y la segunda medida de rigurosidad, según la cual se prohíbe también obtener beneficio del vino, no recae sobre este (Shulján Aruj 124:1 y 6).

Esta es la regla: el estatus del gentil que no adora ídolos es más leve en un grado que el de aquel que sí los adora. Por lo tanto, todo aquello de lo que está prohibido obtener beneficio en el caso de un gentil que es idólatra, estará prohibido beberlo en el caso de un gentil que no es idólatra, y todo aquello que se prohíbe únicamente consumir de un gentil idólatra, se permitirá consumir en el caso de que el gentil no sea idólatra (Shulján Aruj 124:7).

Tal como lo aprenderemos en la halajá siguiente, en la actualidad el estatus del gentil que no adora ídolos es más común, pero de acuerdo con nuestra modalidad de estudio nos dedicaremos principalmente al estatus de quienes sí adoran ídolos, pues de ellos se ocuparon nuestros sabios tanto en la Mishná como en el Talmud, y en virtud de ello se aclarará la norma vinculada al gentil que no rinde culto pagano cuyo estatus es un grado más sencillo.

03 – El caso de los musulmanes, los cristianos y los hinduistas

El musulmán, si bien niega la validez de la Torá, dado que cree en un solo D’s sin la participación de otras deidades, no es considerado un idólatra, y por ello, el vino que elaboró o aquel que tocó no puede ser bebido, pero se permite obtener beneficio de este. Otro tanto ocurre con el gentil secular y con los integrantes de la religión drusa.

En lo que respecta a los cristianos, las autoridades halájicas están divididas. Según los que detentan la opinión estricta, dado que creen que también “aquel hombre” (Jesús) es D’s, comparten su creencia con la idolatría, y por ello no se puede obtener beneficio alguno de un vino tocado por un cristiano (Rambám Hiljot Maajalot Asurim 11:7). Otras eminencias han adoptado una actitud más flexible y entienden que dado que en la práctica no acostumbran a libar vino para la idolatría, el vino que ellos tocan se prohíbe para su consumo, pero se permite obtener beneficio de él (Rashi y Rashbám).

Algunos de los sabios medievales adoptan ante ello una actitud flexible ya que entienden que los cristianos de su tiempo ya no eran considerados como completamente idólatras por cuanto que su religión es más abstracta que las de los paganos comunes (Meiri). En la práctica, a priori, se debe proceder según la opinión estricta, y en caso de gran necesidad o apremio nos podemos apoyar en la actitud flexible. Consideramos que también de acuerdo con la opinión estricta, aquellos cristianos que creen que “aquel hombre” era un enviado de D’s y no D’s en sí, no deben ser considerados como idólatras y según todas las opiniones, es posible obtener beneficio del vino que tocan.

Los hinduistas y los miembros de otras religiones cuyos fieles se prosternan ante estatuas y les presentan ofrendas -son considerados idólatras. No obstante, según la opinión de los que detentan la actitud flexible, dado que no suelen libar vino a sus deidades, su contacto con el vino lo torna prohibido únicamente para su consumo, pero no para la obtención de beneficio. Y en caso de gran necesidad o apremio, se puede confiar en su opinión.

04 – ¿Qué es el vino?

Mientras que el líquido proveniente de las uvas esté mezclado con las semillas y las cáscaras, no se lo considera aun vino, y si entonces un gentil lo toca, no lo torna prohibido. A partir del momento que el líquido comienza a separarse de las cáscaras y de las semillas, esto es, que tiende a quedar sin estos residuos, pasa a ingresar al estatus de vino. Por lo tanto, todos los demás líquidos que se encuentran en el lagar (recipiente donde se pisa la uva y comienza el proceso de elaboración del vino, N. de T.) tienen el estatus de vino, y si un gentil tocare el líquido, las semillas o las cáscaras húmedas del lagar, habrá tornado prohibido a todo lo que se encontrare en este. Esto y más, incluso si se tomare del lagar un vaso de vino filtrado de semillas o cáscaras, a partir de ese preciso momento recae el estatus de vino sobre todo lo que quedare en el lagar (Shulján Aruj 123:17-18).

Un vino que se volvió vinagre no se prohíbe por contacto con un gentil. En caso de duda respecto de si el vino alcanzó o no a transformarse por completo en vinagre, se lo revisa por medio de su vertido sobre la tierra, y en caso de que burbujee al entrar en contacto con un material calcáreo –ello será señal de que se volvió vinagre (Shulján Aruj 123:6).

El vino que se torna prohibido a raíz de su libación o su contacto con un gentil es aquel que se encuentra en su forma natural, pero si se alterare su naturaleza -no quedará prohibido, pues los gentiles no solían libar un vino así. Por lo tanto, un vino mezclado con agua, siempre y cuando su cantidad fuere más que un sexto de la cantidad del agua, será un vino al cual el contacto con un gentil lo inhabilita ya que es común que el vino sea rebajado. No obstante, si el porcentaje de vino fuere inferior a un sexto del agua, dejará de ser considerado como vino (Shulján Aruj 134 .5).

De igual manera, un vino al cual se le mezclare azúcar o miel para endulzarlo, o pimienta para tornarlo picante, si su sabor resultare significativamente modificado respecto del original, no resultará prohibido por el contacto con un gentil, ya que los paganos no libaban algo así a sus dioses. Empero, en el caso de un vino al cual se le mezclare un poco de azúcar o miel u otro sabor, y su gusto resultare solo levemente alterado, si un gentil lo tocare – quedará prohibido (Shulján Aruj 123:4).

En términos generales, los vinos cuyo sabor natural se preserva son los secos, los semisecos y los levemente dulces. Y a pesar de que se les mezclare un poco de azúcar o se les agregare un poco de alcohol, su sabor natural se mantendrá. Pero en el caso de los vinos muy dulces, como los vinos dulces sencillos, se les agrega mucho azúcar y su sabor original se ve alterado por lo que no se tornarán prohibidos al ser tocados por un gentil.

05 – El vino cocido (iain mevushal)

Un vino cocido no se torna prohibido por el contacto de un gentil ya que los adoradores de ídolos no solían libar vino cocido a sus deidades, y un vino que no es digno de ser libado no resulta prohibido por el contacto de un gentil. Sin embargo, si el gentil en cuestión lo tocare antes de que este hubiere sido cocido, dado que ya quedó prohibido, la cocción no lo habrá de liberar de su de su inaptitud (Tratado de Avodá Zará 29(B)).

Las autoridades halájicas debatieron sobre a partir de qué momento se considera que el vino resulta cocido, y se enunciaron diferentes definiciones. En la práctica, hay dos ideas. Según la opinión de los que detentan una actitud estricta, el punto de cocción es a partir de que su sabor se ve claramente modificado, tal como ocurre luego de que el vino hierve y permanece sobre el fuego hasta que sus líquidos se ven claramente disminuidos por efecto de la evaporación. Según la opinión de los que detentan una opinión más flexible, el punto de cocción es a partir del momento en que el vino alcanza una temperatura en la cual su sabor comienza a modificarse, lo cual ocurre a los setenta grados centígrados, que es cuando el alcohol del vino comienza a evaporarse. Dado que la prohibición del vino elaborado por gentiles es de origen rabínico, la halajá final es según la opinión flexible.

Sin embargo, las autoridades halájicas contemporáneas polemizaron en lo que respecta al vino y al jugo de uva pasteurizados, esto es, que fueron calentados a una temperatura de setenta grados u ochenta grados centígrados para esterilizarlo de microorganismos y levaduras, de modo tal que no haya más fermentación y su sabor se mantenga inalterado.

Hay quienes adoptan hacia la pasteurización una actitud estricta, ya que esta no altera el sabor del vino, y si bien el alcohol comienza a evaporarse, dado que la pasteurización se lleva a cabo en recipientes cerrados, el alcohol regresa al vino y por ende el sabor no cambia. Además, es preciso tomar en cuenta la opinión estricta que entiende que solamente si abundante líquido del vino lograre evaporarse y su sabor se viera claramente alterado –el vino quedará libre de la prohibición (Rav Shlomo Zalman Auerbach, Or Letzión, Rav Eliashiv).

Por su parte, están quienes consideran que, dado que en la práctica el vino alcanzó la temperatura en la cual se cocina y el alcohol que contiene comienza a evaporarse, su naturaleza ha cambiado y la prohibición ya no rige sobre él. Y si bien el alcohol que se evapora regresa luego al vino, dado que hubo una etapa en la cual salió de este, el vino ingresa en el estatus de cocido. Agregado a esto, las personas de paladar exquisito perciben que el sabor del vino se ve levemente alterado (Igrot Moshé, Rav Goren, Yabía Omer, Minjat Yehudá). Dado que el fundamento de la prohibición es de origen rabínico, la halajá final es conforme a la opinión flexible. Y quienes desean proceder con excelencia adoptan la postura estricta. Sin embargo, en caso de que pudiera resultar ofendida una persona que no corresponde que lo sea, quien desee proceder con excelencia -habrá de actuar conforme a la opinión flexible.

06 – Tocar el vino

Tal como aprendimos (halajá 1), nuestros sabios decretaron que todo contacto de un gentil idólatra con un vino israelita que sea similar al modo en como los paganos solían libar ante sus deidades, hace que sea prohibido obtener beneficio del vino tocado.

Los paganos solían libar el vino sacudiéndolo por medio de la mano o de una vara. Asimismo, acostumbraban a libarlo tocándolo con la boca al beberlo, y al hacerlo, tenían la intención de moverlo un poco y así libarlo a los ídolos. Incluso cuando resultare claro que al tocar el vino o al beberlo el gentil no tiene intención de libarlo a sus dioses, dado que es idólatra y tocó el vino tal como los paganos lo libaban a sus deidades, quedará prohibido obtener beneficio alguno del vino. Si quien tocare el vino fuere un gentil no idólatra, el vino quedará prohibido para su ingestión más no para obtener beneficio de este (Shulján Aruj 124:11).

En caso de que un gentil tocare el vino involuntariamente, por ejemplo, si por descuido su mano se sumergiera en el vino, o si pensare que se trata de licor y tuviere la intención de tomarlo -el vino quedará prohibido para su ingestión, pero se podrá obtener beneficio de él (Shulján Aruj 124:7). Si el contacto inintencional fue hecho por un gentil no idólatra, el vino estará permitido para beber (ídem).

Cuando existe la duda si el gentil tocó el vino con o sin intención, se adoptará una actitud flexible, ya que se trata de una duda sobre una norma de origen rabínico (Siftei Cohen 124:33). Asimismo, en toda duda en lo que respecta a la norma del vino de gentiles (iain nesej) –se aplica una actitud flexible.

07 – Sacudir el vino por medio del agitado del recipiente

Hay quienes sostienen que los idólatras poseían otra forma más de libación y era agitando el vino que se encuentra en el interior de un recipiente abierto. Esto es, sacudiendo el recipiente fuertemente para remover o agitar el vino que se encontraba en su interior. Nuestros sabios decretaron que, si un gentil que adora ídolos agitare de esa forma el vino mas no con la intención de libarlo a sus ídolos, quedará prohibido obtener beneficio del vino.

En caso de que el gentil no adorare ídolos, se prohibirá únicamente beber del vino que fuera sacudido. Pero si el recipiente en cuyo interior se hallaba el vino que fue agitado estuviera cerrado, aunque esté tapado únicamente con un nylon u otro tipo de tapón temporario, el vino no se prohibirá en absoluto, ya que no se suele libar con un recipiente cerrado (Rambám, Rabí Ytzjak ben Meir, Rambán, Rosh, Shulján Aruj y Ramá 124:17).

En caso de que un gentil adorador de ídolos hubiera alzado un recipiente abierto, caminado con él e incluso hubiere subido con este por las escaleras, por lo que el vino dentro del recipiente se hubiera sacudido fuertemente, dado que el movimiento fue originado por el andar del individuo, el vino estará permitido. Otro tanto ocurre cuando a raíz de su destapado una botella de vino se hubiere sacudido, el vino estará permitido. En su opinión, solamente una agitación del recipiente y el sacudimiento del vino que se encuentra en su interior sin motivo definido prohíben el vino.

Por otra parte, están los que detentan la opinión más flexible, y entienden que no se solía libar sacudiendo el recipiente por lo que agitar el vino que se encuentra en su interior no lo torna prohibido (Raavad, Rashbá, Rabí Yerujam ben Meshulam, Meiri, Rabí Ytzjak bar Sheshet, Rabí Shmuel di Medina, Bait Jadash, Turei Zahav y Kneset Haguedolá).

En la práctica, en lo que respecta a un gentil que adora ídolos, se procede a priori según la opinión estricta, y en caso de gran pérdida económica se flexibiliza en lo que refiere a la obtención de beneficio. En el caso de un gentil que no adora ídolos, no se adopta en absoluto la postura estricta en lo que refiere a agitar el vino.

08 – Cuando un gentil sirve el vino con su propia fuerza

Si un gentil que adora ídolos sirviere vino de una botella en un vaso, quedará prohibido beberlo, pero, se permitirá obtener beneficio de todo el vino que se encontrare tanto en la botella como en el vaso. No se prohibirá obtener beneficio del vino en cuestión porque este no tocó la mano del gentil, además, el no judío no sacudió el recipiente. Se prohíbe beber del vino en cuestión, porque los sabios prohibieron un vino que el gentil vierta con su propia fuerza. Dado que el chorro de vino salió de la botella y llegó ininterrumpidamente al vaso, se genera una conexión “de flujo” ([1]) entre el vino del vaso y el de la botella, y el propio vino que se encuentra en la botella quedará vedado para su ingesta. No obstante, en caso de gran pérdida económica, por ejemplo, si se sirviera el vaso desde un recipiente muy grande, el vino que quedare en este último será apto para beber (Shulján Aruj y Ramá 125:1, 126:1-2).

En caso de que un gentil que no adora ídolos sirviere de la botella a un vaso, según la opinión de muchas autoridades halájicas tanto el vino que se encuentra en el vaso como el que se encuentra en la botella serán aptos para beber (Siftei Cohen 124:11, Dagul MeRevavá, Rabí Akiva Iguer, Erej HaShulján, Ish Matzlíaj, Jazón Ish).

Y hay quienes adoptan una actitud más estricta y prohíben el vino que se encuentra en el vaso, pero autorizan beber del que quedó en la botella (Turei Zahav, Yabía Omer Yoré Deá 1:11). Si bien según las reglas de la Halajá es preciso sentenciar de acuerdo con las eminencias de opinión más flexible, muchos acostumbran a adoptar la actitud estricta. E incluso hay quienes son aún más estrictos y prohíben beber del vino que quedare en la botella.

En la práctica, la opinión principal es la flexible, pero no se debe emplear a gentiles para que sirvan el vino, por cuanto que resultará difícil verificar que no lo toquen. Por ello, la costumbre extendida es que cuando el mesero o el mozo es gentil, aunque no adore ídolos, los comensales son quienes abren la botella y se sirven por sí mismos del vino. Sin embargo, a posteriori, si el mesero abriere la botella y sirviere de esta, el vino será kasher, y cuánto más lo será aquel que quedare en la botella, debido a que mientras que no se hubiere visto al mesero agitar el vino de la botella o tocarlo, se podrá beber de él.


[1]. es un término halájico para una situación en la que los líquidos se tocan entre sí al derramarse (ietziká en hebreo), la conexión se considera sólo temporal y no se puede considerar que la corriente (el flujo líquido) conecte la bebida en el recipiente superior con los líquidos inferiores o viceversa (N. de E.).

09 – El cuidado del vino

Cuando un judío quiere dejar vino suyo donde un gentil que adora ídolos es preciso que lo ponga en un recipiente cerrado con doble sellado. Siempre y cuando el recipiente permanezca cerrado con los dos sellados -será kasher, si los sellos fueran abiertos -el vino quedará prohibido. En caso de que el gentil no adore ídolos, cabe contentarse con un solo sellado. Sellado significa una forma especial de cerrar que resulte difícil de falsificar. Por ejemplo, se puede pegar en la tapa de la botella un papel adhesivo y firmar en el sitio de adhesión de modo tal que si el papel fuese abierto resulte difícil devolver la firma a su forma inicial.

En caso de que se pegare sobre el orificio otro papel más y se firmare también sobre éste, esto se considerará como un doble sellado. Un sellado puede ser también una forma especial de atar una bolsa de nylon de modo que quien la abra le resulte difícil devolverla a su exacta forma inicial. A los efectos de cerrar la botella con doble sellado, en las fábricas se acostumbra a tapar las botellas de vino con un tapón de corcho o metal y sobre estos se pega otra envoltura de plástico.

Si un gentil que adora ídolos quedare a solas con una botella de vino que no está cerrada con doble sellado, quedará prohibido obtener beneficio de éste, aunque la situación se hubiere dado solamente durante un breve lapso, ya que por cuanto que los gentiles acostumbraban a libar vino, los sabios decretaron sobre todo vino que un gentil pudiere libar que esté prohibido como si lo hubiese libado efectivamente. Sin embargo, si el gentil se quedare a solas con el vino y se temiera que pudiera haber bebido del pico de la botella o que tuviera contacto con el vino que se encuentra en el interior de la botella, el vino quedará prohibido para su ingesta y solamente si la botella estuviere cerrada con un sellado -no quedará prohibido. En caso de que no se tema que el gentil pudiera beber del vino o tocarlo –este será kasher aunque la botella carezca de sellado (Shulján Aruj 128:1, Ramá 4, Siftei Cohen 1). Según la opinión de muchas eminencias halájicas; el estatus de un gentil que adora ídolos, pero no acostumbra a libar vino en su honor, se asemeja al de un gentil que no es idólatra.

Si se le hubiera advertido al gentil que no toque en absoluto las botellas de vino, y que en caso de no respetar la advertencia se lo habrá de considerar un ladrón y podrá ser castigado por ello, por ejemplo, perjudicando sus condiciones laborales, aunque se lo hubiere dejado a solas en la casa y la botella de vino no estuviere sellada, siempre y cuando quepa la posibilidad de que judíos entren y lo vean tocando el vino o puedan observarlo a través de la ventana o mediante una cámara en circuito cerrado, el vino estará permitido. No obstante, si hubiere un tiempo durante el cual el gentil supo que no había posibilidad alguna de que fuera observado, dado que pudo haber bebido sin ser considerado un ladrón –el vino quedará prohibido (Shulján Aruj 128:4, 129:1).

Por lo tanto, quien ocupa en su casa a un gentil y durante ciertos momentos del día este se encontrare a solas y pudiera llegar a beber del vino, es preciso tener el recaudo de que las botellas estén selladas como corresponde, o guardadas en un armario cerrado con llave que el gentil no tenga posibilidad de abrir. En caso de que no se hubiere procedido así, el vino quedará prohibido. En caso de que el vino fuera cocido o endulzado no tendrá el carácter de vino que puede ser libado para la idolatría (iain nesej) por lo que no resultará necesario cuidarlo.

10 – Otras reglas

A los efectos de alejar a los hijos de Israel de la prohibición nuestros sabios ordenaron que a priori, si gentiles vendimiaren para judíos, que tengan el recaudo de dejar las uvas en recipientes que posean orificios para que no se aglomeren en la base líquidos procedentes de las uvas. No obstante, a posteriori, si se realizare la vendimia y se acumularen líquidos originados en las uvas en la base del recipiente y gentiles los hubieren tocado, nada quedará prohibido pues el líquido aún no se ha separado efectivamente de los frutos.

De igual manera, a priori, no se debe permitir que un gentil lleve uvas al lagar ni dejar que las arroje en su interior, no sea que toque el vino que allí se encuentra. Empero a posteriori, si el gentil hubiere arrojado las uvas al interior del lagar, este no quedará prohibido (Tratado de Avodá Zará 59(B), Shulján Aruj 125:6). Hay quienes han escrito que incluso en el caso de la vendimia mecanizada, a priori es preciso que un judío active la máquina, dado que a lo largo del proceso se acumulan en su tanque los líquidos que resultaron exprimidos de las uvas. No obstante, a posteriori, según su opinión ello no está prohibido, ya que esos líquidos no fueron separados de las semillas ni de las cáscaras (HaRav Mordejai Eliahu, Bein Israel La’amim 21:3).

Todo lo que nuestros sabios decretaron sobre un vino tocado por un gentil se refiere a una situación en la cual este no tuvo la intención de hacer enojar al judío o echar a perder su vino, pero si lo hizo con la intención de perjudicar y tornar al vino en prohibido, el decreto de los sabios no abarcará este caso y estará permitido beberlo. Más aun, que el judío tenga el recaudo de beber el vino a la vista del gentil para que este sepa que su acción no dio resultado y que el vino no fue anulado (Tosafot al Tratado de Avodá Zará 58(B) en el pasaje que comienza con la palabra ‘כתב’, Beit Yosef 132:1, Ramá 124:27).

11 – Las bebidas alcohólicas

Una vez que los sabios prohibieron el vino, el pan y la comida cocinada de los gentiles, los sabios amoraítas agregaron una cerca protectora suplementaria para prevenir la asimilación e instruyeron que un judío no beba bebidas alcohólicas en casa de un gentil, en su tienda, en su café o en cualquier sitio que sea de su propiedad (Tratado de Avodá Zará 31(B)). Esta prohibición incluye a todas las bebidas alcohólicas como el whisky, el anís, el vodka, el licor, la cerveza y similares. La prohibición rige también cuando un judío bebe a solas sin la compañía de un gentil, ya que la bebida libera al individuo y este puede llegar a derribar ese vallado moral que debe proteger al pueblo de Israel.

En la tierra de Israel, durante los días de los sabios tanaítas no era necesario ordenar esta prohibición ya que mayormente bebían vino y respecto de este establecieron decretos prohibitorios estrictos, en cambio, en Babilonia se solía beber bebidas alcohólicas de distinto tipo, por lo que también resultó necesario prohibirlos (Aruj HaShulján 114:6).

Existe una diferencia entre el decreto prohibitorio que rige sobre el pan y los alimentos cocinados por un gentil y el que prohíbe beber alcohol en presencia de un gentil, y es que el primero rige sobre el pan y la comida cocinada por un gentil, e incluso se prohíbe comerlos en la casa del judío, al tiempo que, en el caso del decreto prohibitorio de las bebidas alcohólicas, la prohibición no rige sobre la bebida en sí sino sobre su ingestión en lo de un gentil. Por lo tanto, si un judío preparó una bebida alcohólica y la trajo por sí mismo a la casa del gentil, no podrá beberla allí, aunque lo haga en soledad. Por otra parte, si no se trata de la casa del gentil, un judío puede beber una bebida alcohólica elaborada por un gentil a partir de ingredientes kasher (Shulján Aruj 114:1). Sobre esta bebida alcohólica no rige la prohibición de alimentos cocinados por gentiles ya que en su mayoría es agua (ver arriba 28:7). O sea, la intención de la prohibición de tomar bebidas alcohólicas en lo de un gentil es la de evitar el acercamiento que pudiera generarse durante la ingesta.

Sin embargo, se puede hacerlo de modo pasajero y en caso de gran necesidad. Por ejemplo, cuando un judío precisa beber un poco de alcohol para recobrar bríos o evitar un dolor de cabeza, podrá entrar al bar de un gentil, comprar un trago, beberlo e irse. Asimismo, si por casualidad se encuentra en casa de un gentil por otra cuestión, le ofrecen un trago y realmente lo necesita, tendrá permitido beber una copa a condición de que no se sienten a beber juntos (Shulján Aruj 114:1). Y si el judío se hubiera visto obligado a beber en dos oportunidades en el bar o en la residencia del gentil, aunque se viera en la necesidad, no lo hará una tercera vez, pues en un caso así no se trataría de una ingesta casual o esporádica sino fija, y cabe temer que ello pudiera llevar a una excesiva cercanía (Kneset Haguedolá, Pri Jadash 4, Kaf HaJaím 6).

Quien se ve en la necesidad de salir de viaje y se aloja en lo de un gentil, tanto sea pagando como gratuitamente, puede traer consigo una bebida alcohólica y beberla allí ya que en ese momento el sitio de alojamiento se considera como si fuera su propia casa. Sin embargo, no habrá de adquirir una bebida alcohólica del anfitrión y beberla en el lugar. En caso de que el anfitrión le ofrezca un trago, podrá aceptar y beber un poco a los efectos de que no se genere hostilidad en la relación (Tosafot al Tratado de Avodá Zará 31(B) en el pasaje que comienza con la palabra ‘ותרווייהו’, Shulján Aruj 114:1, Siftei Cohen 2). Se adoptó una actitud flexible únicamente cuando se trata de una ingestión de alcohol esporádica y a los efectos de evitar una incomodidad o el surgimiento de hostilidad, pero no se permite ingerir pan elaborado por un panadero gentil o un alimento cocinado por un gentil a los efectos de evitar resentimiento u hostilidad (Turei Zahav 152:1).

En lo que respecta a la ingestión de té o café las autoridades halájicas están divididas. Hay quienes dicen que dado que también se trata de bebidas que suelen consumirse en compañía de otros y su ingesta genera cercanía entre las partes -no deben ser consumidas en casa de un gentil (Ridbaz, el Arí, Jojmat Adam 66:14). Y hay quienes dicen que no está prohibido ingerir estas bebidas en lo de un gentil por cuanto que la prohibición rige únicamente sobre las bebidas alcohólicas. Esto es así a condición de que la ingesta común de estas bebidas no devenga en un ambiente poco serio (kalut rosh) (Pri Jadash 114:6, Jatam Sofer al Tratado de Avodá Zará 31(B), Ben Ish Jai Shaná Shniá Jukat 16). En la práctica, si el tenor de la ingesta conjunta de la bebida es amistoso, cabe adoptar la actitud estricta. En caso de que se beba para honrar al anfitrión –cabe adoptar una actitud flexible.

12 – En una fiesta de gentiles

En una reunión de gentiles en la que se realiza un brindis, un judío tiene prohibido beber cualquier cantidad de alcohol por ínfima que esta fuera, incluso si el encuentro tuviera lugar en un salón público que no es de propiedad de un gentil, e incluso si el judío trajera la bebida de su casa. No obstante, no está prohibido comer de los snacks que allí se sirvan a condición de que sean kasher. Si se tratare de una reunión de judíos, aunque hubiere allí gentiles, dado que la mayor parte de los participantes son israelitas –se podrá ingerir una bebida alcohólica (según Rambám Hiljot Maajalot Asurim 17:10).

Si se tratare de la fiesta de un gentil, dado que la comida es más importante, no solo que se prohíbe una bebida alcohólica sino también la ingesta de alimentos kasher. Incluso si el anfitrión hubiere destinado una mesa especial únicamente para judíos en la que se sirviere comida kasher lamehadrín, estará prohibido comer allí. La categoría de ‘fiesta’ incluye casamientos, celebraciones de nacimientos y obviamente una comida en honor a una festividad tal como la navidad, el año nuevo y la fiesta del sacrificio (festividad musulmana). No obstante, en el caso de una comida común que carece de carácter festivo particular, está permitido ser agasajado en la casa de un gentil o comer con un gentil en un restaurante, a condición de que la comida sea kasher y el judío tenga el recaudo de no beber alcohol (Levush, Jojmat Adam 87:12).

Asimismo, la prohibición de comer en una fiesta de gentiles está destinada a servir a modo de cerco protector ante el peligro asimilatorio. Y también aprendimos que la Torá nos advirtió que no participemos de comidas de gentiles para evitar la asimilación, tal como fue dicho (Shemot-Éxodo 34:15-16): “No sea que conciertes pacto con el habitante de la tierra… sacrifiquen para sus dioses, te llame a ti, comas de su sacrificio (su comida) y tomes de entre sus hijas para tus hijos y que se prostituyan sus hijas en pos de sus dioses y que prostituyan a tus hijos en pos de sus dioses”. Y cuando se trata de una fiesta de un gentil que adora ídolos, participar de una comida por él organizada implica un reconocimiento o un apoyo a su credo. Por ello, nuestros sabios dijeron (Tratado de Avodá Zará 8(A)): “Un judío que vive fuera de la tierra de Israel adora ídolos en estado de pureza (o sea, están influenciados por la cultura de los gentiles y por sus creencias). ¿Cómo es ello posible? Un gentil hace un banquete para su hijo e invita a todos los judíos de la ciudad, a pesar de que comen y beben de lo suyo (kasher), y un servidor especial se encuentra destinado a ellos, se considera a los judíos como si hubieren comido de los altares de los muertos” (ofrendas de idolatría). En efecto, nuestros sabios dijeron que el decreto de exterminio en los días de Hamán fue promulgado porque los judíos habían disfrutado del banquete del rey Ajashverosh (ver Tratado de Meguilá 12(A), Yalkut Shim’oní Ester 1056).

No obstante, sobre los alimentos servidos en una fiesta no recae la prohibición, por lo tanto, si un gentil envía de estos a la casa de un judío y resulta claro que son indudablemente kasher, un judío podrá comerlos (Shulján Aruj Yoré Deá 152:1-2).

Cuando cabe temer que abstenerse de participar de un casamiento o una fiesta pudiera generar rencor, las autoridades halájicas deliberaron respecto de si se permite o no participar del evento y probar de los alimentos kasher. Hay quienes entienden que ello está prohibido por cuanto que el principal temor es llegar a estrechar vínculos familiares con los gentiles y asimilarse, y por ende, el temor ante una actitud hostil de parte del gentil no deja al decreto prohibitorio sin efecto, sino que por el contrario, es bueno que se genere el distanciamiento en cuestión (Turei Zahav 152:1). Otros, consideran que ello estará permitido y no cabe temer estar expuestos a la influencia cultural gentil, por cuanto que la participación tiene como único móvil evitar la hostilidad (ver Nekudot HaKesef ad loc.). De hecho, la práctica común es procurar abstenerse de participar por todos los medios, y hacer un bonito regalo acompañado de sentidos deseos en vez de participar de la fiesta. En caso de que ello no resulte posible, se confía en la opinión de las eminencias que detentan una actitud flexible al respecto y se participa de la fiesta lo mínimo indispensable a los efectos de evitar discordias y mantener las buenas relaciones. De todas maneras, en el evento estará prohibido consumir cualquier tipo de bebida alcohólica.

13 – Un judío que no observa el Shabat

La actitud hacia la profanación del Shabat es especialmente dura, al grado que nuestros sabios dijeron que no debe aceptarse un sacrificio en el Templo de un judío que profana el Shabat públicamente, que su faena no es apta y que, si vive en un patio en común, donde viven judíos, deja sin efecto su eruv al igual que lo hace un gentil (Tratado de Julín 5(A), Eruvín 69(B)).

De acuerdo con esto, el Rambám escribió que (Hiljot Shabat 30:15): “El (cuidado del) Shabat y la (abstención de la) idolatría –cada una de estos (preceptos) equivale en importancia a todo el resto de los mandamientos de la Torá. Y el Shabat es la señal del pacto entre el Santo Bendito Él y nosotros por siempre. Por lo tanto, todo aquel que transgrede los demás preceptos se lo considera uno de los malvados del pueblo de Israel, pero quien profana públicamente el Shabat se asemeja al idólatra, y ambos dos son considerados como gentiles en toda cuestión”. De igual manera, algunos de los sabios medievales (rishonim) escribieron que un vino que fue tocado por un judío que profana públicamente el Shabat está prohibido, tal como lo está aquel que fue tocado por un gentil no idólatra, esto es, estará prohibido beberlo, pero estará permitido obtener beneficio de él (Ba’al Halajot Guedolot, Rabenu Yoná, Eshkol, Rabí Ytzjak bar Sheshet y otros).

Si bien muchos sabios medievales no mencionaron esta norma, los sabios de las últimas generaciones estuvieron de acuerdo en que está prohibido beber vino que fue tocado por un judío que profana el Shabat en público. Si bien la prohibición del vino que fue tocado por un gentil tiene como móvil evitar la asimilación, lo cual no aplica en el caso de judíos que profanan el Shabat, dado que en varias normas se equiparó al gentil con el judío que profana el Shabat en público, aplicaron una actitud estricta en esta norma también. Además, prohibieron el vino tocado por judíos que no observan el Shabat como forma de aplicar un castigo social o una multa y como manera de protestar ante quienes incurren en una transgresión tan grave. El Shabat era la expresión más significativa de la identidad judía, y todo aquel que osaba profanarlo en público, desafiaba gravemente a la fe judía y anunciaba ante el mundo entero que no se identificaba con el judaísmo.

Sin embargo, solo si tocaba efectivamente el vino o bebía de él este pasaba a estar prohibido para un judío, pero si únicamente se servía de la botella en un vaso, este seguía estando permitido puesto que esta es la norma según la mayoría de las autoridades halájicas para el caso de un gentil que no adora ídolos. No obstante, hay quienes adoptan una actitud más estricta en lo que respecta al gentil, pero en el caso de un judío no cabe hacerlo (arriba 8). Obviamente, si el judío en cuestión llevó el vaso de un sitio a otro, el vino no quedará prohibido, ya que ni siquiera un gentil que adora ídolos torna el vino no apto por medio de esa acción (arriba 7).

En las últimas generaciones se renovó la pregunta de qué actitud tomar ante los judíos que profanan públicamente el Shabat, dado que muy a nuestro pesar muchos judíos comenzaron a hacerlo, al grado de que se dio la situación de que el Shabat ya no es la expresión característica de la identidad judía. Esto y más, si en el pasado el rechazo o la protesta pública ante los que profanaban el Shabat podía conducir a evitar que estos se saliesen del marco de la norma, en las últimas generaciones, por lo general, el rechazo provocó más alejamiento del que logró evitar. Por lo tanto, muchas de las autoridades halájicas de las últimas generaciones adoptaron una actitud flexible en caso de necesidad e instruyeron que únicamente quien profana el Shabat en forma desafiante y a los efectos de enfurecer (al Cielo) y contradecir la tradición, sea considerado como gentil a los efectos del vino.

Además, un judío que no tuvo educación religiosa se asemeja a una persona que fue forzada a no practicar el judaísmo por cuanto que no comprende la gravedad de la profanación del Shabat. E incluso si la persona en cuestión creció en un hogar religioso, a veces la influencia secular es tan fuerte, que cabe considerar al transgresor como alguien que incumple involuntaria y forzadamente por no poder hacer frente al espíritu de la época, y no hay que considerarlo como un gentil (Binián Tzión Jadashot 23, Melamed Lehoil Oraj Jaí 29, Igrot HaReaiá I carta 138). Además, la adopción de una actitud estricta en lo que respecta a estas formas de alejamiento o reprensión social puede generar ofensas y polémicas en el seno de familias y comunidades (HaRav Yosef Masás).

Si bien hay quienes también en esta generación detentan posturas estrictas con la intención de evitar la influencia de quienes profanan el Shabat sobre los observantes, en la práctica, la mayoría de las autoridades halájicas coinciden en que en caso de necesidad, a los efectos de evitar ofensas o de no atentar contra el sentimiento de hermandad que debe preponderar en el pueblo de Israel, no se debe adoptar la actitud estricta en lo que respecta al vino que fue tocado por un judío que profana el Shabat siempre y cuando no lo haga con intención provocativa. Asimismo, si este judío está de acuerdo, se lo puede sumar al minián (Pninei Halajá Tefilá 2:8).

14 – La prohibición de beber con una actitud ligera (kalut rosh)

No se debe beber alcohol con una actitud ligera (kalut rosh) o en compañía de personas imprudentes (kalei da’at), porque la influencia del alcohol es muy grande (así como negativa, N. de E.), por lo que nuestros sabios instruyeron cuidarse mucho de él. Tal como aprendimos en la Torá que incluso un justo íntegro como Noaj, cuando no se cuidó con el vino fracasó y cayó en los abismos del escarnio y la vergüenza. Otro tanto ocurrió con Lot quien a través de la ingesta de alcohol llegó a incurrir en el incesto con sus hijas (Bereshit Rabá 36:4). Asimismo, Nadav y Avihú, los hijos de Aharón HaCohen que eran hombres justos como su padre y estaban destinados a suplantarlo en el futuro, dado que no fueron cuidadosos con el vino e ingresaron ebrios al Tabernáculo, fueron castigados y murieron (Vaikrá Rabá 12:1). Asimismo, los sabios dijeron (Tratado de Sanedrín 70(A)): “No hay nada que provoque un alarido en el hombre como el vino”. Dijeron además que el vino puede llevar al ser humano a incurrir en pecados y en el adulterio, por lo que quien tema que su instinto pudiera superarlo, que se abstenga de consumirlo (Tratado de Nazir 2:1). Al decir “vino”, se referían a la totalidad de las bebidas alcohólicas, ya que en sus días la principal bebida alcohólica era el vino.

Cuando se bebe alcohol en grupo con música de fondo crece el temor que la persona pueda incurrir en una conducta desaforada, olvide su misión y se vea arrastrada por sus deseos compulsivos. Muchas desgracias, incluido el exilio, sobrevinieron sobre el pueblo judío a causa de este pecado. Tal como fuera dicho (Yshaiahu-Isaías 5:11-15): “¡Ay de los que se levantan por la mañana para seguir la embriaguez; que persiguen fiestas por la noche hasta que el vino los enciende! Que en sus banquetes hay arpas, guitarras, tamboriles, flautas y vino, y no miran la obra de HaShem ni consideran la acción de Sus manos. Por ello, mi pueblo fue llevado cautivo carente de conocimiento; y su gloria pereció por el hambre y su multitud se secó por la sed. Por eso en su interior se ensanchó el Sheol, y su boca se extendió sin medida; y allí descenderá su gloria, su multitud y el ritmo febril con el que se regocijaban. El hombre será humillado y el varón denigrado, y los ojos de los altivos serán bajados” (Tratado de Sotá 48(A)).

Sin embargo, el vino posee también un aspecto positivo y es que permite manifestar una alegría verdadera (arriba 1). Y tal como se dijera en el capítulo de agradecimiento a HaShem, que entre todos los bienes que HaShem otorgó al ser humano le dio también el vino, tal como fue dicho (Tehilim-Salmos 104:1-15): “Bendice alma mía a HaShem… y el vino regocijará el corazón del hombre”. Dijeron nuestros sabios (Tratado de Berajot 35(A)): “No se recita un cantico sino sobre (acompañado de) vino”. Por ello, instituyeron que se recite el kidush en Shabatot y festividades, así como las bendiciones en bodas y circuncisiones con una copa de vino. Tal como se dijera en el Zohar (III 189b): “No hay santidad sino en el vino y no hay bendición sino en el vino”.

Resulta que la división se hace entre la alegría y la ingesta preceptiva de vino (de mitzvá) por un lado, y la alegría y la ingesta de vino en días comunes por el otro, tal como dijeran nuestros sabios (Tratado de Shabat 30(B)) que la alegría digna es la preceptiva, tal como fuera dicho (Kohelet-Eclesiastés 8:15): “Por lo tanto, he alabado la alegría, dándome cuenta de que no hay mejor para el hombre que comer, beber y regocijarse. Esto le permitirá trabajar durante el tiempo que D’s le ha otorgado bajo el sol”.

Pero es preciso tener cuidado respecto de alegría que no es preceptiva, tal como fue dicho (ídem 2:2): “Disfrutar, me dije, es insensatez. Y la alegría, ¿qué logra?”, porque esta alegría es solo disfrute, el cual viene mezclado con llanto y gemidos, y esta alegría finalmente se vuelve desasosiego (Rashí ídem). Y cuando la ingesta de vino en días comunes de la semana se lleva a cabo en grupo, ésta es peor aún y se la considera a la reunión como un sitio de encuentro para personas burlonas (moshav letzim), tal como fuera dicho (Proverbios 20:1): “El vino es burlador (letz), la bebida alcohólica alborota y todo aquel que yerre por él no será sabio”. Rabenu Yoná explicó (Sha’arei Teshuvá 3:177) que “la ingesta de vino causa tres males: a) Transformarse en una persona burlona; b) Ser alborotado y conversador (de más), y ya dijeron nuestros sabios, de bendita memoria, (Avot 1:17) que “todo aquel que habla de más trae pecado”; c) “Todo aquel que yerre por él (el vino) no será sabio”.

Y así es como los sabios instruyeron la halajá de que está prohibido cantar o tocar un instrumento musical mientras se bebe vino, y esto se permite únicamente en aras de alabar y entonar cánticos a HaShem, o durante una comida preceptiva como un banquete nupcial, en la cual está permitido cantar y tocar música (Shulján Aruj Oraj Jaím 560:3).

Por lo tanto, no se debe beber en discotecas o fiestas de amigos que tengan un carácter secular, pues quien se vea arrastrado a beber en esa circunstancia podría alejarse de la Torá y de los preceptos e incurrir en una transgresión. A esto se referían nuestros sabios cuando dijeron: “Aléjate de un mal vecino y no te unas al malvado” (Avot 1:7). Sin embargo, es probable que las mismas personas que beben en los pubs y las discotecas en una atmósfera de liviandad, en otras áreas de la vida se conduzcan como justos, y por ende resulte apropiado establecer con ellas marcos de cooperación y amistad. No obstante, en aquellos lugares en los que suelen beber con ligereza e insensatez, se manifiestan sus aspectos negativos de abandono de la Torá y los preceptos y en ese momento son considerados como malos amigos que pueden alejar a otros del camino de la Torá y los preceptos. Sobre esto dijo el salmista (1:1): “Feliz del hombre que no fue tras el consejo de malvados, ni anduvo por el camino de los pecadores ni se sentó en un sitio de burladores”. Nuestros sabios explicaron (Tratado de Avodá Zará 18(B)) que una persona no diga: ‘he de ir solo una vez al sitio donde se sientan burladores’ pues si lo hace, finalmente habrá de detenerse allí, y si se ha de detener –terminará sentándose y transformándose en un burlón.

A veces, una persona se ve invitada por su lugar de trabajo a un evento secular que se lleva a cabo en una atmósfera de liviandad, y cuando es posible, es preferible abstenerse de participar de este tipo de programas. En caso de que no sea posible evitarlo, cuanto menos que tenga el recaudo de no ingerir allí bebidas alcohólicas.

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Conjunto de libros Peninei Halajá en español /11 volúmenes
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