La kasherización de los utensilios y la cocina – 33

01 – Tal como se absorbe, se expele

Tal como ya aprendimos (ver arriba 32:1), la regla básica en las leyes de kasherización de los utensilios es la siguiente: “tal como se absorbe, se expele”, esto es, del mismo modo como se utiliza el utensilio con alimentos prohibidos, posteriormente se lo kasheriza.

Existen tres tipos de kasherización: 1) Lavado (hadajá). 2) Inmersión en agua hirviendo (hag’alá). 3) Exposición al fuego (libún).

Ampliaremos la explicación: el primer tipo de kasherización es el lavado del utensilio con agua, es el modo más leve de hacerlo y está destinado a aquellos objetos que fueron utilizados con alimentos prohibidos fríos, y para tornarse kasher, deben ser lavados con agua y limpiados de los restos del alimento prohibido que quedaron adheridos a sus paredes. El segundo tipo de kasherización es la inmersión en agua hirviendo y está destinada a aquellos utensilios en los cuales se cocinaron alimentos prohibidos. El vocablo hebreo para este procedimiento es hag’alá que en hebreo tiene la acepción de ‘expelido’ ya que, al ingresar el objeto en cuestión en el agua hirviendo, esta provoca que los sabores absorbidos y adheridos durante la cocción salgan expelidos. El tercer tipo de procedimiento es la exposición a la lumbre y está destinado a aquellos utensilios que fueron usados con fuego, por ejemplo, las brochetas o las parrillas para asar.

La diferencia entre los tipos de kasherización radica en que cuando se emplea un utensilio con un alimento frio, los restos se adhieren a este solo exteriormente, y el lavado con agua los retira, kasherizando así el objeto. Cuando los utensilios fueron empleados para cocinar, la cocción hace que los sabores de los alimentos se adhieran y absorban en estos de un modo más potente, y por ello, un simple lavado no alcanzará para kasherizar, y solamente una inmersión en agua hirviendo que disuelva las grasas y haga expeler los sabores absorbidos servirá a estos efectos.

Cuando los utensilios son utilizados con fuego, tanto sea en el marco del asado o del horneado, los sabores resultan adheridos y absorbidos más intensamente que durante la cocción, ya que esta última se lleva a cabo por medio de líquidos que suavizan la absorción y la adherencia. Además de ello, la cocción se lleva a cabo a una temperatura que por lo general no excede de los 100 grados centígrados, ya que los líquidos moderan el ascenso de la temperatura, al tiempo que, al hornear y asar, procedimientos que no se llevan a cabo por medio del uso de agua, el calor resulta más intenso.

Por ello, la inmersión en agua hirviendo sirve para expeler solo una parte de los sabores adheridos y absorbidos en el utensilio por medio de la lumbre, y para eliminarlos, es preciso exponer el utensilio al fuego para que este queme y erradique los sabores absorbidos en la asadera o la brocheta. De esto resulta que, en términos generales, la inmersión en agua hirviendo expele y quita el sabor adherido y absorbido en el utensilio, al tiempo que la exposición al fuego quema el sabor mientras se encuentra en el interior del objeto.

02 – Los niveles de la inmersión en agua hirviendo

El deber de sumergir los utensilios en agua hirviendo varía de acuerdo con el nivel de uso de los objetos, existiendo cuatro grados: 1) Un primer recipiente o utensilio que se encuentra directamente sobre el fuego (kli rishon al gabei haesh), 2) un primer recipiente o utensilio que no se encuentra sobre el fuego, 3) el vertido proveniente de un primer recipiente (irui – עירוי), 4) un segundo recipiente o utensilio (kli shení).

El primer recipiente, kli rishón, es la olla en la que se cocina sobre el fuego, y la categoría incluye a la cuchara con la cual se mezcla o remueve el alimento que se está cociendo. Si el alimento fuere taref, se deberá kasherizar el utensilio tal como absorbió, con agua hirviendo en un primer recipiente sobre el fuego.

En el caso de un primer recipiente que no se encuentra sobre el fuego, se trata de una olla que se encontraba sobre el fuego, pero fue retirada de este, o el fuego resultó apagado. Dado que el utensilio ya no se está calentando sobre el fuego, su temperatura se ha visto disminuida y ésta ya no puede cocinar ni hacer absorber sabores como mientras se encontraba sobre la lumbre. Por ello, si se ingresa una cuchara dentro del utensilio, esta podrá ser kasherizada en un primer utensilio que no se encuentre sobre el fuego, a condición de que el agua esté aún muy caliente.

En el caso del vertido, irui, si se vierte un guiso taref directamente de un primer utensilio sobre un bowl, dado que el alimento no kasher se desconectó de la olla en la cual se calentó, no puede hacer absorber y adherir sabores en la misma medida que un primer utensilio. Por ello, para kasherizar el bol alcanza con verter en su interior agua muy caliente proveniente de un primer utensilio.

El segundo recipiente, kli shení, es aquel en el cual fue vertida la comida proveniente del primero. Por lo tanto, por ejemplo, si se vertiera agua hirviendo en el segundo recipiente y se colocara en su interior carne taref para que se calentara en el agua en cuestión, el recipiente precisará una kasherización del grado de segundo recipiente. Sin embargo, son muchos los juristas que a este respecto adoptan una actitud flexible y entienden que un segundo recipiente no absorbe y no precisa kasherización, pero dado que hay juristas que adoptan una actitud estricta, es también preciso efectuar hag’alá para un segundo recipiente.

En el caso de guiso que se encuentra en un primer recipiente que se enfrió y su temperatura descendió por debajo de los 45 grados centígrados, ya no puede cocer ni hacer absorber sabores, por ello, si se introdujera en él una cuchara, esta no precisará ser sumergida en agua hirviendo, sino que alcanzará con lavarla (hadajá).

En el caso de los guisos no kasher que se encuentran en un tercer recipiente, aunque estén muy calientes, dado que ya se alejaron de la fuente de calor, no se considera que absorban ni emitan sabores, y por ello, los utensilios con los que hayan tenido contacto no precisan ser kasherizados por medio de su inmersión en agua hirviendo, sino que alcanzará con lavarlos.

Un cuchillo con el cual se haya cortado carne no kasher hirviendo y que se encontraba sobre el fuego, precisará ser kasherizado por medio de su exposición al fuego. En caso de que se haya cortado la carne después de ser retirada del fuego, el cuchillo precisará ser sumergido en agua hirviendo. Asimismo, en el caso de un tenedor que se clavó en una masa no kasher mientras estaba siendo horneada –precisará kasherizarse por medio de su exposición al fuego. Si se clavó el alimento en cuestión después de que fuera retirado del horno, bastara con kasherizar el tenedor por medio de su inmersión en agua hirviendo.

En el caso de una sopa no kasher fría que permaneció en un recipiente durante veinticuatro horas, hay quienes dicen que a los efectos de ser kasherizado, el recipiente precisa ser sumergido en agua hirviendo siguiendo la regla según la cual “un alimento que es curtido es como si fuera cocido” (kavush kemevushal), y así se suele indicar que se proceda a priori. En caso de necesidad se puede adoptar una actitud más flexible y kasherizar los recipientes de metal y de vidrio por medio de su lavado dado que es sabido que estos materiales no absorben (ver adelante 35:9, Pninei Halajá Pesaj 10:13).

Muchos acostumbran a priori a kasherizar todos los recipientes que requieren inmersión en agua hirviendo en un primer recipiente, esto es, en agua hirviendo que se encuentra sobre el fuego, ya que temen que el utensilio en cuestión pudiera haber sido utilizado en primer recipiente y posteriormente se olvidara (ver Ramá Oraj Jaím 451:6, Kaf HaJaím 107). Sin embargo, cuando resulta claro cuál fue el grado de uso prohibido del utensilio, no es necesario kasherizarlo en el nivel más alto nivel.

03 – Un utensilio que fuera utilizado en distintos niveles de uso

Las autoridades halájicas debatieron respecto de cómo kasherizar un utensilio que fuera empleado con alimentos no kasher en distintos grados de uso. Por ejemplo, un tenedor al cual por lo general se lo usaba con alimentos fríos a una temperatura que no provoca que la mano se retire al tocarlos (yad soledet bo) y debería ser kasherizado por medio de su lavado, y a veces se lo empleaba para alimentos muy calientes lo cual implica una kasherización por medio de su inmersión en agua hirviendo, y muy de vez en cuando se lo utilizaba para asar, lo cual implica una kasherización por medio de su exposición al fuego.

Hay quienes entienden que es preciso kasherizarlo de acuerdo con su uso más extremo, y dado que entonces absorbió sabores en el grado más intenso, debe ser kasherizado en ese nivel de intensidad. Otros consideran que es preciso kasherizarlo de acuerdo con su uso más frecuente o mayoritario, y no se debe temer por una absorción intensa, porque en la práctica, pasado un día el sabor absorbido en el utensilio se estropea y no torna a los alimentos en prohibidos. No obstante, de todas maneras, es preciso kasherizar el utensilio usado con alimentos taref, y el grado del deber de la kasherización debe fijarse de acuerdo con el uso prohibido mayoritario que el utensilio haya tenido.

A priori, es preciso adoptar una actitud estricta y kasherizar al utensilio conforme su uso más intenso, y en caso de necesidad, cuando ello resulte difícil, se podrá adoptar una actitud flexible y proceder de acuerdo con su uso prohibido mayoritario. Por ejemplo, un utensilio cuya kasherización acorde a su uso más intenso implica su exposición al fuego, el cual podría dañarlo, podrá ser kasherizado por medio de su inmersión en agua hirviendo de acuerdo con su uso más frecuente.

En lo referente al uso, mayoritario o minoritario, frecuente o infrecuente, este se establece de acuerdo con el uso prohibido. Por ejemplo, un tenedor que suele ser utilizado para comer alimentos taref fríos y una vez se revolvió con este un alimento taref en un primer recipiente, será kasherizado acorde a su uso frecuente por medio de su lavado. Pero si se trata de un tenedor con el cual siempre se ingieren alimentos kasher fríos, y una vez fue usado para mezclar un alimento no kasher que se encontraba en un primer recipiente sobre el fuego, deberá ser kasherizado por medio de su inmersión en agua hirviendo en un primer recipiente, dado que su uso en un primer recipiente era el prohibido y aquel que requería de la kasherización.

04 – La preparación de los utensilios para ser sumergidos en agua hirviendo y la kasherización de las ollas

Es preciso lavar el utensilio previo a su kasherización por medio de la inmersión en agua hirviendo porque esta retira los sabores absorbidos y adheridos al objeto, pero no lo lava de los restos de alimentos pegados. Quien kasheriza un utensilio por medio de la inmersión en agua hirviendo sin haberlo lavado previamente, precisará hacerlo y volverlo a sumergir (Shulján Aruj Oraj Jaím 451:3).

Las asas o mangos de los utensilios deben ser también kasherizados porque en el caso de recipientes metálicos, cuando el cuerpo del objeto se calienta, el calor se expande a las asas o mangos, y en caso de alcanzar una temperatura que provoque que la mano se retire, todo el utensilio, incluidas las asas o el mango, será considerado como que fue usado con un alimento prohibido y precisa ser kasherizado.

Las asas o mangos de madera deben igualmente ser kasherizados, y aunque no se calienten tanto, a veces el guiso desborda o salpica sobre estos, por lo que absorben o se les adhieren sabores (Shulján Aruj Oraj Jaím 451:12, Mishná Berurá 68). Sin embargo, dado que su uso y su absorción no son graves como los de un primer recipiente que se encuentra sobre el fuego, es posible kasherizarlos vertiendo sobre éstos agua desde un primer recipiente (Ramá ídem). Cuando resulta posible desarmar las asas de la olla, hay quienes cumplen con excelencia y lo hacen, lavándolas previo a su inmersión en agua hirviendo. En vez de ello, es posible lavarlas sin desarmarlas usando abundante detergente hasta que resulte claro que los restos de alimentos que quizás pudieran quedar definitivamente resultaron estropeados.

Asimismo, un utensilio que posee ranuras de las cuales resulta difícil extraer los restos de alimentos, es preciso lavarlo con abundante detergente hasta que resulte claro que los restos de alimento que se encontraren en sus ranuras resultaron estropeados de manera definitiva, y posteriormente, se procederá a su inmersión en agua hirviendo.

La inmersión en agua hirviendo (hag’alá) de una olla debe realizarse dentro de un recipiente lo suficientemente grande como para que pueda ser introducida en su totalidad. Una persona no debe contentarse con hervir agua en el interior del recipiente a kasherizar, porque resulta que la mayoría de las veces que fue utilizado con alimentos no aptos, estos salpicaron o desbordaron afectando así a los bordes, por lo que el sabor del alimento prohibido fue absorbido y adherido también en el borde superior del recipiente y este no resulta kasherizado por medio del agua que hierve en su interior.

En caso de que no se posea una olla de mayores dimensiones que aquella que precisa ser sumergida, es preciso llenar la olla que se quiere kasherizar con agua y hacerla hervir, y en paralelo, poner a hervir más agua en un recipiente pequeño, de manera que, cuando la que se encuentra dentro de la olla hierva, se habrá de introducir en su interior el recipiente pequeño, y este causará que abundante agua se desborde y se vuelque sobre las paredes exteriores de la olla, y de esa manera, el borde resultará también kasherizado (ver Tratado de Avodá Zará 76(), ver Shulján Aruj 452:6).

05 – Esperar veinticuatro horas antes de sumergir un utensilio en agua hirviendo

Se acostumbra a no sumergir en agua hirviendo utensilios que fueron usados en el día, o sea, dentro de las veinticuatro horas del momento en que fueron usados con un alimento prohibido, porque a lo largo de la jornada el sabor adherido y absorbido aún es manifiesto, y de no haber en el agua hirviendo sesenta veces el volumen del grosor de las paredes del utensilio, esta puede adquirir el sabor del alimento prohibido y volver a impregnárselo a las paredes del utensilio, por lo que resultará que la inmersión no habrá dado resultado. Sin embargo, pasado un día, el sabor absorbido y adherido en el utensilio se estropea (ta’am pagúm), y por lo tanto, aunque el volumen del agua hirviendo no sea sesenta veces superior al del grosor de las paredes del recipiente, este quedará kasherizado, porque expelerá al agua un sabor ya estropeado. Y aunque volviera a absorberlo, no lo tornará prohibido, puesto que solamente si el sabor inicialmente absorbido fuera notorio el utensilio se mantiene en su estatus de prohibido aun después que este se estropea, pero si cuando el sabor fuera absorbido y adherido este ya estaba estropeado –el utensilio no se tornará prohibido.

Además, cabe temer que, si se coloca en la misma agua hirviendo utensilios cárnicos y lácteos, estos expelerán sabores notorios tanto de carne como de leche, y si el volumen del agua no ha de ser al menos sesenta veces mayor al de uno de estos, los sabores no resultarán anulados en sesenta y se mezclarán entre sí, tornando al agua hirviendo en prohibida, así como también a los utensilios allí sumergidos, porque habrán de absorber sabor a carne y leche conjuntamente.

No obstante, pasado un día, los sabores de la carne y la leche que se expelen en el agua estarán ya estropeados y no tornarán en prohibidos ni al agua hirviendo de la hag’alá ni a los utensilios allí sumergidos, porque cuando un objeto aporta un sabor que está estropeado, este se permite (Shulján Aruj Oraj Jaím 452:2, Mishná Berurá ídem).

En sitios de hag’alá públicos (que suelen organizarse en la proximidad de Pesaj, N. de E.) se acostumbra a no confiar en que quienes traen los objetos esperen a que pasen veinticuatro horas desde su último uso, y para evitar errores o complicaciones, se le agrega detergente al agua, y de ese modo, todo sabor que resulte expelido de los utensilios se estropeará de inmediato y aunque vuelva a absorberse en estos, dado que está estropeado, no los tornará en prohibidos. Otro tanto ocurre cuando se desea sumergir en agua hirviendo utensilios y no se quiere esperar veinticuatro horas. En este caso, se puede agregar detergente al agua hirviendo y sumergir en ella a priori los utensilios dentro de las veinticuatro horas de su uso prohibido.

06 – La inmersión de utensilios en agua hirviendo en la práctica

A los efectos de realizar la inmersión de utensilios en agua hirviendo cabe usar cualquiera de las ollas de la cocina con la única condición de que esté limpia. El agua para efectuar la hag’alá debe estar hirviendo. En caso de necesidad, cuando se mezcla detergente en el agua de la hag’alá, se la puede hervir incluso en una olla taref, y como el sabor del agua está estropeado, el carácter taref del utensilio no torna al agua en prohibida (pero éste en sí no resulta kasherizado, tal como se ha explicado arriba en la halajá 4).

Se deja el utensilio dentro del agua hirviendo durante tres segundos. A priori, tras la hag’alá, se acostumbra a enjuagar el utensilio en agua fría, pero ello no resulta indispensable. Por lo tanto, cuando resulte difícil llevar a cabo este enjuagado – no resulta obligatorio esforzarse en hacerlo (Shulján Aruj Oraj Jaím 452:7, Mishná Berurá 34).

A veces, introducir los utensilios al agua hirviendo hace que esta se enfríe un poco, al grado de que cesa el hervor. Entonces, es preciso dejar el utensilio en el agua hasta que esta vuelva a hervir, y la señal de que ello ocurre es que burbujea.

Cuando un utensilio no puede ser enteramente sumergido en el agua, se puede sumergir primeramente una mitad y luego la otra (Shulján Aruj 451:11).

Cuando se precisa sumergir numerosos utensilios en agua hirviendo, como es el caso de un juego de cubiertos, resulta más cómodo meterlos a todos en el agua dentro de una canasta y sacarla tras una permanencia de tres segundos en el líquido elemento, tras lo cual los utensilios estarán kasherizados. Dado que se teme que los utensilios estén muy juntos unos a los otros y el agua hirviendo no pueda pasar entre ellos, es preciso sacudir un poco la canasta dentro del agua para que pueda hacerlo y así kasherice los utensilios (según Shulján Aruj Oraj Jaím 452:3-4).

Se pueden kasherizar utensilios sin emplear una canasta arrojándolos directamente al agua hirviendo, ya que, al hundirse, esta los rodea y envuelve completamente kasherizándolos. En caso de que resulte necesario sumergir numerosos utensilios en agua hirviendo, como en el caso de un juego de cubiertos, hay que arrojarlos al agua uno tras otro. Y si se desea cumplir con la costumbre de enjuagarlos en agua fría inmediatamente después de su kasherización, se ha de volcar el agua hirviendo y se han de arrojar los utensilios kasherizados dentro de un recipiente que contenga agua fría. No obstante, tal como ya aprendimos, ello no resulta obligatorio y se puede esperar a que el agua hirviendo se enfríe y recién entonces sacar los utensilios ya kasherizados.

En resumen, este es el orden del procedimiento de la hag’alá: se lava el utensilio a kasherizar, se hierve agua en un recipiente grande y limpio, se introduce el utensilio que precisa inmersión en el agua hirviendo, se cerciora que el agua continúe hirviendo, y pasados tres segundos, se retira el objeto kasherizado. Se acostumbra a agregar al agua hirviendo detergente o esperar un día entero entre el uso prohibido del utensilio y la inmersión. A priori, tras la inmersión, se enjuaga el utensilio kasherizado en agua fría.

07 – La exposición al fuego (libún)

Utensilios que se utilizan con el fuego, tales como brochetas y asaderas o moldes para hornear -precisan ser kasherizados por medio de su exposición al fuego (libún). No hace diferencia si el origen del calor es el fuego propiamente dicho o rulos o bobinas eléctricas y similares. Todo utensilio con el cual se asó u horneó un alimento prohibido precisa ser kasherizado por medio de su exposición al fuego.

Dijeron los sabios que este procedimiento implica ingresar el utensilio al fuego hasta que su cáscara se caiga (Talmud Babilonio Tratado de Avodá Zará 76(A)) o salgan de éste chispas (ídem Talmud Jerosolimitano 5:15). Dado que por lo general el hierro mismo no se pela y no genera chispeo al estar expuesto al fuego, parecería que la intención de los sabios es que el procedimiento del libún provoque que la cáscara, capa o costra de los alimentos adheridos al utensilio se caigan o que salgan de ésta chispas. La pregunta que surge es: ¿a qué temperatura un utensilio llega a esa situación?

Muchas autoridades halájicas entienden que el libún debe ser a una temperatura que queme y caliente al metal al grado de que todos los restos de alimentos que se pegaron a los utensilios y fueron absorbidos por estos resulten quemados. Esta temperatura es de unos 350 a 400°C. Y aunque el fuego sobre el cual se asó u horneó el alimento prohibido no alcanzara esa temperatura, según su opinión, solo cuando el utensilio arda en el fuego, todos los sabores prohibidos pegados y absorbidos resultarán incinerados.

Por otra parte, otras autoridades adoptan una actitud más flexible y entienden que la regla según la cual “tal como se absorbe, se expele” recae también sobre la temperatura del fuego, y por ello, a la misma temperatura a la que el sabor prohibido se pegó y absorbió en el utensilio -se podrá kasherizar. Por lo tanto, si se hizo uso del utensilio a una temperatura de 200°C se lo podrá kasherizar a 200°C. En su opinión, es posible kasherizar una bandeja sobre la cual se horneó algo prohibido a la misma temperatura que tenía el horno.

En la práctica, la costumbre extendida es de acuerdo con la opinión de las autoridades que detentan la actitud estricta, y dado que la bandeja de hornear podría dañarse en una exposición a un fuego tan intenso, no se debe kasherizar.

Esto es así ya que la regla indica que ‘todo utensilio que pudiera resultar dañado en su kasherización no habrá de ser kasherizado no sea que las personas realicen la labor con negligencia por temor a estropearlo’ (ver arriba 32:4). Sin embargo, en caso de gran pérdida económica, es posible adoptar la actitud flexible y realizar el libún a la temperatura con la que el utensilio fuera usado con el alimento prohibido.

Por lo tanto, no se deben kasherizar bandejas en las cuales se hornearon alimentos taref, dado que la exposición a un calor muy intenso -el libún jamur– podría estropearlas. En el caso de quien le resulte muy difícil poder comprar bandejas nuevas, o por su alto costo o porque le resulta difícil conseguir otras que sean similares a las impregnadas, podrá kasherizarlas calentándolas en el mismo horno a la máxima temperatura durante media hora. Asimismo, esto es lo que habrá de hacerse con la olla llamada “sir pele[1] o con las sartenes de teflón.


[1] Invención local previa al establecimiento del Estado de Israel. Se trata de un utensilio para hornear sobre un primus p diferentes tipos de hornalla. Estuvo en uso hasta los años 70 del siglo XX (N. de T.).

08 – Situaciones intermedias entre inmersión en agua hirviendo (hag’alá) y exposición al calor (libún)

La diferencia entre las ollas destinadas a la cocción cuya kasherización se realiza por medio de la inmersión en agua hirviendo, y las bandejas de hornear y las brochetas destinadas a asar y hornear que se kasherizan por medio de su exposición al fuego directo radica en que la cocción de las ollas se realiza por medio de líquidos que ablandan el alimento, y por ende, los restos de este se adhieren y absorben a la pared del utensilio levemente.

Por su parte, el objetivo del horneado y del asado es alcanzar la cocción mediante la eliminación de los componentes líquidos del alimento, y por ende, los restos que se adhieren a las paredes y son absorbidos en el utensilio lo hacen en un grado mayor. Y a pesar de que las asaderas de hornear son untadas con aceite, su kasherización es por medio de su exposición al fuego directo (libún), ya que el aceite está destinado a evitar que el alimento se pegue y no a ablandar el producto horneado.

Si se coció en una olla un alimento taref que se secó, aunque al final de la cocción ya no quedaba líquido en el utensilio, se kasherizará igualmente por medio de su inmersión en agua hirviendo, ya que en un inicio la absorción del sabor tuvo lugar por medio de líquidos. Además, se procede de acuerdo con el propósito general del utensilio en cuestión, el cual fue destinado a cocinar y no a hornear (Rosh).

Según esto, la kasherización de una sartén se realiza por medio de su inmersión en agua hirviendo, ya que el aceite que se coloca en su interior está destinado a agregar líquido al alimento. Y esta es la diferencia entre hornear y freír, pues el horneado, seca al alimento, al tiempo que el freído lo torna más jugoso. Así opinan la mayoría de los sabios medievales (Rosh, Rabí Eliezer ben Yoel Haleví, Mordejai y Shaarei Dura).

Y están quienes opinan que la kasherización de una sartén se debe llevar a cabo por medio de su exposición al fuego directo (libún), ya que se suele freír en la sartén con algo de aceite, y a menudo ocurre que este se acaba y la absorción tiene lugar en seco, sobre el fuego. Además, a veces al comienzo, hay lugares en la sartén que carecen de aceite y la absorción es por el fuego por lo que la sartén debe ser kasherizada por medio del libún (Rashbá y Rabenu Yoel).

En la práctica, es preciso kasherizar la sartén por medio de su exposición a un fuego moderado (libún kal), esto es, calentarla sobre el fuego de la hornalla al grado de que, si se ha de colocar sobre esta un trozo de papel, este habrá de chamuscarse, o si se ha de extender sobre su borde un hilo fino, este se chamuscará y romperá por causa del calor. Esto es así ya que la kasherización del utensilio se lleva a cabo del mismo modo como se procedió a emplearlo. Además, así es más cómodo kasherizarla, ya que se trata de calentar la sartén mientras está vacía sobre el mismo fuego sobre el cual se suele freír con ella.

09 – Bandejas cárnicas y lácteas que se cambiaron

Si se usó una asadera cárnica limpia para hornear un alimento lácteo o viceversa, dado que en la práctica no se mezclaron sabores de carne y de leche, se puede kasherizar la asadera por medio de su inmersión en agua hirviendo, de acuerdo con la norma que se aplica cuando se absorbe un alimento permitido (hetera balá). Cuánto más aun que se puede kasherizar la asadera por medio de una exposición moderada al fuego (libún kal), calentándola en el horno a máxima temperatura durante media hora, ya que según la opinión de algunas de las autoridades halájicas, este tipo de kasherización se considera como libún completo que sirve también para el caso de que se haya absorbido un alimento prohibido (tal como se explica en la halajá 7).

Asimismo, cuando se desea transformar una asadera cárnica en láctea o viceversa, alcanza con kasherizarla por medio de su inmersión en agua hirviendo o calentándola en el horno a su máxima temperatura.

Sin embargo, muchos en Ashkenaz acostumbraron a no convertir utensilios cárnicos en lácteos y viceversa por medio de su inmersión en agua hirviendo para que las personas no se confundan y olviden qué era cárnico y qué lácteo, pero en caso de necesidad, acostumbraron a adoptar la actitud flexible. En el resto de las congregaciones se instruyó que se puede realizar la hag’alá a los efectos de usar un utensilio con el otro tipo de alimento para cualquier menester, pero no se acostumbró a hacerlo de manera continua para no generar confusión en la cocina entre lo cárnico y lo lácteo.

10 – Guía para la kasherización de la cocina taref

Pileta (o fregadero) y mesada de mármol: Es preciso limpiarlas bien prestando atención a las ranuras, para que no queden en éstas restos de alimentos. Luego, es necesario verter agua hirviendo sobre la pileta y sus paredes y sobre toda la superficie de la mesada de mármol. Antes de verter el agua hirviendo, es preciso cerciorarse de que tanto la pileta o fregadero como la mesada de mármol estén secas, para que el agua se vuelque sobre estas directamente y no se enfríe al tomar contacto con el agua que se encontraba previamente sobre ellas.

En la cocina familiar se suele kasherizar la pileta y la mesada de mármol por medio de agua que es calentada en la caldera, y dado que esta no alcanza para completar la kasherización de la pileta y toda la mesada de una sola vez, el procedimiento se realiza en etapas, y en cada una de estas el agua que hirvió en la caldera se vierte en otra parte, y si el agua fluyera hacia un lado que aún no fuera kasherizado, será preciso retirarla antes de que se vierta agua hirviendo sobre ese lugar. Por lo tanto, quien desee ahorrar tiempo en el proceso de la kasherización, que vierta primeramente agua hirviendo sobre el fondo de la pileta, luego sobre sus cuatro paredes, y posteriormente que comience a kasherizar los sitios contiguos a la pileta, y desde allí, continuar paulatinamente con los sitios más alejados. Limpiar con un aparato vaporizador de alta calidad equivale a verter agua hirviendo.

En el caso de un mármol delicado que pudiera llegar a dañarse al verter sobre éste agua hirviendo podrá ser kasherizado por medio de un lavado y una buena limpieza (Pninei Halajá Pesaj 11:1-2).

Cocina o estufa: A priori, es preciso limpiarla y exponer a su rejilla a un fuego moderado (libún kal). Cuando ello resulte difícil, alcanzará con limpiarla y sumergirla en agua hirviendo, y si esta es más larga que lo que la olla tiene de profunda, será preciso sumergir primeramente una parte y luego la otra. El resto de los hierros de la rejilla que no tienen contacto con las ollas, así como la superficie de metal esmaltado que está por debajo de ella y las hornallas, deberán ser diligentemente limpiados de los restos de alimentos, y dado que estas partes no tienen contacto directo con las ollas, no será preciso sumergirlas en agua hirviendo o efectuarles libún. A priori, es bueno encender el fuego en todas las hornallas durante quince minutos (ver Pninei Halajá 11:2:2).

Cocina eléctrica: Debe limpiarse bien, y ser calentada a su temperatura máxima durante quince minutos, y así como absorbió, de igual manera expelerá. De igual manera se ha de proceder con las cocinas cerámicas que lucen como una superficie hermética de vidrio, y las ollas se colocan directamente sobre ellas.

Cocina por inducción: Se limpia bien la superficie, se vierte sobre esta agua hirviendo y se calientan sobre ella las ollas durante quince minutos, para que calienten la superficie que se encuentra debajo suyo del mismo modo como se procede para cocinar.

Cubiertos y ollas: Primeramente, se limpian bien, se llena una olla grande con agua, esta se hierve y se le mezcla detergente líquido para estropear su sabor. Mientras el agua está hirviendo, se introducen en esta los cubiertos, uno por uno, y de esa manera son kasherizados. Asimismo, se introducen las ollas pequeñas que caben en la grande y así resultan kasherizadas. El modo de kasherizar la olla grande y aquellas que no entran en esta ya fue explicado en la halajá 4.

Horno: Se limpia el horno de los restos de alimentos, se lo activa a la máxima temperatura durante media hora, y así el horno propiamente dicho quedará kasherizado. Las asaderas no se kasherizan, ya que según la opinión de la mayoría de las autoridades halájicas es preciso hacerlo por medio de su exposición a un fuego intenso (libún jamur) el cual podría dañarlas. En caso de una pérdida económica de importancia, por ejemplo, si resulta imposible conseguir asaderas nuevas o si su precio es muy elevado, es posible kasherizarlas calentándolas en el horno a la máxima temperatura durante media hora (ver arriba halajá 7).

Horno microondas: Es preciso kasherizarlo en tres etapas: 1) Se lo limpia de restos de alimentos que pudieran haber quedado en virtud de derrames o salpicado, 2) se sumerge el plato giratorio en agua hirviendo, 3) se coloca en su interior un platillo con agua y detergente y se lo calienta durante diez minutos a la máxima temperatura y de esa manera se lo kasheriza de los vapores y las gotas que pudieron haberse pegado y absorbido durante su uso con alimentos taref.

Lavaplatos: Se limpia el filtro de los restos de alimentos que pudiera contener, se activa el lavaplatos a máxima temperatura, y de ese modo, se kasheriza tanto el artefacto como las bandejas.

Mesa: Si es una mesa fina y no se apoyan sobre ésta ollas hirviendo, alcanzará con limpiarla bien con agua y detergente. En caso de que no sea una mesa fina, y a veces se apoyan sobre ésta ollas hirviendo, será preciso limpiarla y posteriormente verter sobre ella agua hirviendo.

Heladera y armarios: Se kasherizan limpiándolos bien con agua y detergente para retirar todo resto de salsa que pudiera haberse pegado a estos.

Licuadora y picadora: Si fueron utilizadas con alimentos fríos, se kasherizarán lavándolas con agua y detergente. Si fueron utilizadas con alimentos hirviendo, se kasherizarán por medio de hag’alá.

11) El uso de una cocina y de una parrilla taref

Tal como aprendimos (32:3), está prohibido usar utensilios que requieren ser kasherizados para alimentos calientes, pues dado que se cocinó con ellos alimentos prohibidos, la Torá ordenó kasherizarlos. Ahora hemos de agregar que a priori, tampoco deben ser utilizados con alimentos fríos, ni siquiera temporariamente, ni se debe usar cubiertos cárnicos con alimentos lácteos fríos o viceversa.

Sin embargo, en caso de gran necesidad o apremio (sheat hadjak), por ejemplo, quien hubiera llegado a una cabaña rentada para alojarse y carece de utensilios aptos y no tiene la posibilidad de kasherizar los cubiertos taref, podrá usar temporariamente cubiertos de carne limpios con alimentos lácteos fríos y viceversa. Asimismo, en caso de gran necesidad, se permitirá usar utensilios taref limpios para alimentos fríos, tanto secos como líquidos, por ejemplo, platos para ensalada y vasos para bebida fría, cucharitas para ingerir yogurt y queso, o un bowl de sopa para comer leche con cereales. Esto es así ya que mientras los utensilios estén limpios y se coma en ellos alimentos fríos, no hacen absorber sabores en los alimentos.

Cuando se desea usar una parrilla, dado que el alimento toca directamente los fierros sobre los que es asado, será preciso kasherizarla. Dado que la parrilla se usa con fuego, se la kasheriza con fuego y será preciso tener el recaudo de que este llegue a todos los lugares de la red, tal como podía hacerlo al ser usada con los alimentos taref. No es preciso limpiar la parrilla dado que es kasherizada por medio de su exposición a un fuego intenso (libún jamur), por lo que todos los alimentos pegados se incineran y quedan totalmente inaptos de ser comestibles.

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