La industria alimentaria – 37

01 – Introducción a la industria alimentaria

En la industria alimentaria moderna se utilizan numerosos “aditivos alimentarios” tales como productos emulsionantes, estabilizantes, preservantes de la humedad, anti aglutinantes, saborizantes y colorantes.

Ampliaremos nuestra explicación: cuando se desea unir dos componentes que naturalmente suelen mantenerse separados, como en el caso del agua con el aceite que son mezclados para elaborar margarina o helados, se utilizan productos emulsionantes que amalgaman a ambos. Dado que a veces incluso después del uso de un producto emulsionante los componentes en cuestión tienden a separarse, se suele emplear un material estabilizador (meiatzev) para que se mantengan juntos. A los efectos de preservar la humedad de los ingredientes que tienden a resecarse, se recurre al uso de productos humectantes. Cuando se desea evitar que el alimento se aglomere o solidifique para que se mantenga en buen estado, esto es, blando y flexible, se utilizan productos anti aglutinantes. Cuando se desea tornar un componente líquido en un producto más espeso, por ejemplo, un manjar lácteo (postrecitos o yogures), en el caso de los postres de crema que se elaboran a partir de la leche que naturalmente se encuentra en estado líquido, se recurre al uso de productos espesantes tales como la gelatina. Cuando se desea que un producto alimenticio se mantenga comestible por un período extenso se recurre al uso de conservantes y antioxidantes. De igual manera, se utilizan aditivos saborizantes destinados a realzar determinados sabores y disipar la presencia de otros.

Casi todos estos productos básicos industriales son elaborados en el extranjero, y por ello, cuando tienen su origen en el mundo vegetal, por lo general no despiertan interrogantes halájicos de tipo alguno. Pero cuando están elaborados a partir de productos provenientes del mundo animal, generalmente están prohibidos, porque los seres vivos que los originan suelen ser impuros, como en el caso de los cerdos y los insectos, o en su defecto, se originan en animales puros que no fueron faenados según la Halajá.

Cuando se mezcla en un alimento vino o vinagre producido por no judíos, surge el problema del vino elaborado por gentiles con el único propósito de beberlo (stam ieinam), y si la mezcla no es sesenta veces más voluminosa -el alimento queda prohibido (ver arriba 34:9, Shulján Aruj 134:2-3). Cuando se mezclan en el alimento componentes lácteos, es preciso revisar si están o no vedados en virtud de la prohibición de consumir leche ordeñada por gentiles (jalav nojrí) y si el producto en su totalidad continúa siendo parve o neutro.

A los efectos de la Halajá, dado que el consumidor no puede conocer por sí mismo la totalidad de los aditivos alimentarios ni su estatus halájico, es preciso que haya una supervisión responsable de la totalidad de los alimentos de origen industrial, y en caso de no contarse con ella, no se deberá consumir alimentos provenientes de la industria alimentaria.

Tras el estudio de la regla halájica general que rige sobre el consumidor, explicaremos los detalles de las leyes que aplican a los aditivos alimentarios.

02 – Preguntas halájicas referidas a los aditivos alimentarios

En lo que refiere a la norma que rige a los aditivos alimentarios, hay tres cuestiones centrales que resultan relevantes: la primera, ¿qué ocurre cuando durante el proceso de producción, el alimento prohibido queda descalificado para su consumo? ¿Acaso expira la prohibición y se lo considera como “nuevo” (panim jadashot) o acaso, dado que está destinado a la industria alimentaria, su prohibición se mantiene vigente?

La segunda, cuando el componente prohibido se anula en sesenta, ¿cuándo pasa a tener una influencia significativa sobre el alimento y por ende deja de anularse, como en el caso del cuajo (davar hama’amid)[1] (arriba 34:6) y cuándo su influencia resulta nimia, y por ende, se anula?

La tercera, incluso cuando el aditivo alimentario prohibido carece del estatus de ma’amid, los hijos de Israel tienen igualmente prohibido mezclarlo en el alimento a priori (arriba 34:13), y la pregunta que surge es ¿qué se hace cuando quien lo mezcla en el alimento es un gentil y lo hace para otros gentiles y también para judíos?


[1]. Recordamos que el producto ma’amid es aquel que, como el cuajo, cambia para mejor la forma o la esencia del alimento en el cual se mezcla. En el caso del cuajo, un trozo de estómago de animal transforma a la simple leche en un sabroso queso (N. de T.).

03 – La gelatina

La gelatina (E441) se produce a partir de una proteína colágena que se encuentra en los huesos y las pieles de los animales. Su función es la de estabilizar y solidificar a los dulces, los helados, los postres lácteos y similares. Las grandes fábricas la producen a partir de animales impuros o de otros que son puros pero que no fueron faenados según la Halajá. En el proceso de elaboración se sumergen los huesos y las pieles de los animales en cal para extraerles los líquidos y los componentes innecesarios, y lo que sobra es molido y transformado en polvo, se lo mezcla con agua y se calienta hasta que las moléculas de colágeno cambian su composición y se vuelven gelatina.

Hay quienes permiten la gelatina ya que en su proceso de elaboración los huesos y las pieles cambian su naturaleza y pierden por completo su sabor al grado de que se vuelven no aptos de ser consumidos ni siquiera por un perro, por lo que se tornan algo nuevo (panim jadashot bau lejan) que no está prohibido. Si fue producida a partir de la parte dura de los huesos, hay un argumento adicional para autorizarla, ya que hay quienes dicen que esta parte nunca es considerada como alimento, y a priori, no recae sobre ella prohibición alguna (Ajiezer 3:33, Har Tzví Yoré Deá 83, Yabía Omer VIII Yoré Deá 11).

Y hay quienes la prohíben, porque la producción de la gelatina no se considera “hacer algo nuevo”, sino simplemente la separación del colágeno del resto de los componentes, y por ende la prohibición de la Torá que recae sobre los huesos y las pieles de los animales impuros y los no faenados según la Halajá (nevelot) perdura sobre la gelatina que se separó de estos, y no se anula en sesenta ya que entra en la categoría de un ingrediente que como el cuajo, cambia la forma o la esencia del alimento para mejor (ma’amid), por lo  tanto, no se anula en sesenta (Igrot Moshé Yoré Deá 2:23, 27, Minjat Yehudá 5:5).

En la práctica, quienes deseen adoptar una actitud más flexible podrán hacerlo, ya que se trata de una controversia de origen rabínico, pues, de hecho, la gelatina carece de sabor y solamente funge como espesante o estabilizante, y la norma según la cual por actuar como ma’amid (que mejora la forma o la esencia del alimento) no se anula ni siquiera en mil partes, tiene su origen en el dictamen de los sabios (arriba 34:6). Además, es posible también que parte de aquellos que adoptaban en el pasado una actitud estricta reconocerían que en el presente el colágeno pasa por un proceso químico tal que se puede considerar a la gelatina como algo nuevo (panim jadashot).

No obstante, por otra parte, dado que en la actualidad es fácil conseguir gelatina elaborada a partir de animales puros que fueron faenados según la Halajá o proveniente de pieles de peces puros, a priori corresponde no utilizar gelatina que fue producida sobre la base de alimentos prohibidos.

04 – La glicerina

La glicerina (Glicerol E422) es uno de los componentes de la grasa corporal animal y tiene por finalidad conservar la energía para los momentos de hambruna y crear una capa de aislamiento para el cuerpo. En la industria alimentaria se la utiliza para humectar, espesar, endulzar, conservar etc., y a veces, basta con utilizar una ínfima cantidad de este producto para lograr el resultado deseado. En las grandes manufacturas a lo largo del mundo se extrae este componente a partir de animales impuros tales como los cerdos, o de puros que no fueron faenados según la Halajá. En la actualidad hay sustitutos vegetales y sintéticos para la glicerina producida a partir de animales.

Hay quienes sostienen que, dado que a lo largo del proceso de producción de la glicerina de origen animal hay una etapa en la cual la materia prima deja de ser comestible para los perros tornándose maloliente, la prohibición que pende sobre este componente queda sin efecto, y a pesar de tornarse nuevamente comestible ya se lo considera como “algo nuevo” (panim jadashot) y no se lo prohíbe.

Además, muchas veces la cantidad de glicerina empleada es inferior a un sesentavo, y por ende, resulta anulada. Y no cabe argumentar que es un producto que como el cuajo mejora la forma o la esencia del alimento (ma’amid), porque por lo general su influencia en el producto alimentario no es perceptible, como sí lo es en el caso de un cuajo común, y a menudo ejerce su efecto junto a otros componentes que sí son kasher, por lo que nos encontramos ante un caso de “esto y aquello son el causante” (arriba 34:6) por lo que no recae sobre la glicerina prohibición alguna y por ende el alimento resulta permitido.

Por otra parte, hay quienes entienden que a la glicerina no se la considera “algo nuevo”, dado que solamente fue separada del ácido graso al que estaba conectada o unida. Y el hecho de que se vuelva fétida no la torna en no apta para ser ingerida, porque se elabora así dentro de un proceso deliberado que tiende a prepararlo para el consumo. Por ello, cuando actúa como el único ingrediente, que, aunque minoritario, modifica para mejor la forma o la esencia del alimento (ma’amid), es preciso prohibir todo el alimento. Y también, cuando no es el único ma’amid, queda prohibido mezclarlo intencionalmente, y en caso de que lo haya sido, a priori, el alimento en el cual está mezclado no debe ser ingerido. Así es como se acostumbra a instruir que se proceda. Por lo tanto, es preciso tener el recaudo de que la glicerina sea producida a partir de animales puros que fueron faenados según la Halajá, o a partir de un aceite de origen vegetal o sintético.

05 – Los colorantes

Los colorantes están destinados a conferirle a los alimentos un aspecto fresco y atractivo, y a veces, también a disimular defectos. En un comienzo, los fabricantes de alimentos acostumbraban a emplear elementos naturales extraídos de las frutas, las verduras y los insectos. Con el desarrollo de la industria moderna, se desarrollaron colorantes sintéticos a partir de elementos tales como el petróleo o el carbón, cuyo costo es sumamente bajo, su color es más intenso y durable, y todos ellos son kasher pues no hay preguntas relativas a la aptitud de este tipo de productos.

En años recientes se ha descubierto que estos aditivos pueden resultar dañinos para la salud, especialmente la de los niños en su período de crecimiento y desarrollo. A raíz de ello en la actualidad tiene lugar un proceso por el cual más y más industriales vuelven a utilizar colorantes naturales.

La mayoría de los colorantes naturales se producen en el exterior a partir de vegetales, y por ello no implican problema alguno de kashrut, salvo en el caso del colorante E163 cuya tonalidad fluctúa entre el rojo y el azul y a veces es elaborado a partir de restos de uvas que fueron utilizadas para producir vino, por lo que recae sobre estas la prohibición de «vino producido por gentiles con la exclusiva intención de beber –“stam ieinam” (ver arriba 29:2).

Los colorantes de los alimentos que se producen a partir de animales están prohibidos. Los más comunes son el ácido carmínico (E120), el cual genera un color rojo y es extraído de la cochinilla, así como también el color E161g que a veces es extraído de los camarones y otros tipos de seres vivos impuros.

06 – Schlack (goma laca)

En numerosas partes del mundo, se acostumbra a untar a las frutas y a los dulces con schlack para que se vean brillantes y bonitos. El schlack es un tipo de resina que se produce a partir de la secreción de un insecto llamado laca que se encuentra en las inmediaciones de Tailandia y la India, secreción que se vuelve espesa y pegajosa, y para poder untarla en los dulces y las frutas suele ser disuelta con alcohol (su signo es E904 en la serie de los materiales que son considerados como agentes de acristalamiento o pulido).

Hay quienes prohíben las frutas y los dulces que fueron recubiertos con schlack (goma laca) ya que la sustancia secretada por el insecto es la que fija (ma’amid) la goma laca confiriéndole cuerpo, y hace que se pegue a los frutos y los dulces, y esta sustancia está prohibida ya que proviene de un insecto impuro (Rabí Mordejai Eliahu, Emek HaTeshuvá 66 en nombre de Reisha y otros).

Y hay quienes las autorizan, porque el material secretado por los insectos es duro como la madera y su sabor es amargo, y por ende, se anula en el schlack en su carácter de producto que aporta un sabor desagradable y estropeado (notén ta’am lifgam) que al ser agregado no torna a la mezcla en prohibida. El hecho de que fije el color no lo hace ingresar en la categoría de ma’amid en lo que respecta a las ingestas prohibidas (ver Igrot Moshé II Yoré Deá 24, Tola’at Shaní I 6:42).

En la práctica, se acostumbra a no otorgar el carácter de kasher a los alimentos que fueron recubiertos con schlack, además, no hay gran necesidad de ello, ya que se puede también recubrirlos con materiales permitidos. Quien comprare frutas y temiere que pudieran estar recubiertas con schlack, que las lave bien para quitarles la cobertura. No se debe temer a no poder retirar la totalidad de la cobertura dado que se trata de un caso de duda doble (sfek sfeika) respecto de una norma rabínica: se duda si la fruta fue o no efectivamente recubierta con schlack, y se duda si quedó sobre ésta algo del producto tras haberla lavado. Y se trata de una controversia sobre una norma rabínica porque el producto en cuestión no saboriza al alimento.

07 – Productos que crecieron sobre una plataforma prohibida

Un alimento que fue declarado incomible para un perro pierde su estatus de prohibido. Sin embargo, cuando el elemento que perdió el estatus de alimento para un perro le sirve al hombre para mejorar otro tipo de productos, por ejemplo, una masa fermentada que es incorporada a la masa (Tosefta Beitzá 1:5), o bien las levaduras que hacen fermentar al vino y a la cerveza o la leche agria que acelera el cuajado de la leche y su transformación en queso, mantiene su importancia y su carácter prohibido, vedando al alimento al cual mejoró.

En el último tiempo ya no se utiliza leche agria para transformar a la leche en queso blando, ni se usa el estómago o el cuajo para elaborar queso duro, ni se emplea a la masa fermentada para hacer crecer la masa. En vez de ello se toman microbios u hongos de levadura (microorganismos) y se los cultiva en un medio de crecimiento que contiene materiales de los cuales se nutren. A consecuencia de ello, se multiplican y se replican rápidamente hasta que pasados unos días se obtienen millones de hongos o de microbios de los cuales se pueden producir enzimas. Una vez que alcanzan la cantidad apropiada, se los aísla de la plataforma de crecimiento y se los congela para comercializarlos a las fábricas. Por medio de estas enzimas se elaboran los quesos duros, a través de los hongos de levadura se infla a la masa y se hace fermentar al vino y a la cerveza, y por medio de los microbios se preparan quesos blandos.

A los efectos de la halajá, aunque el medio donde se cultivan estos microorganismos contenga productos prohibidos, los seres que crecen sobre ella son considerados kasher. En primer lugar, porque la plataforma de crecimiento siempre está compuesta de productos kasher, sin los cuales los microorganismos perecerían, por lo que se considera que se desarrollan en la modalidad “esto y aquello son el causante” (ze vezé gorem) y que están permitidos a posteriori (ver arriba 34:6).

Además, los microrganismos que se nutren de los componentes de la plataforma no se crían a partir de esta, sino por causa de los nutrientes que el medio les aporta, y se asemejan a un animal que ingiere productos prohibidos, pero cuya carne, según la opinión mayoritaria de las autoridades halájicas, puede ser ingerida. Quienes adoptan una actitud estricta reconocen también que, si el animal se alimenta también de otras cosas, está permitido.

Sin embargo, hay una opinión que disiente y que considera que el alimento prohibido pasa por un proceso entero de digestión en el cuerpo del animal, y por ello, su carácter prohibido queda sin efecto antes de que participe en la construcción de las células de la bestia, al tiempo que los microrganismos se alimentan de manera directa del producto prohibido.

Asimismo, la idea de que “esto y aquello son el causante” permite autorizar algo solamente a posteriori, y en la actualidad es posible encontrar sustitutos kasher a los productos prohibidos que conforman la plataforma o medio de crecimiento. Por lo tanto, los organismos de supervisión de la kashrut exigen que la plataforma esté compuesta de elementos kasher. Y solo cuando ello resulta imposible o sumamente difícil de ejecutar, se confía en el razonamiento que conduce a la autorización.

08 – Los medicamentos ¿precisan certificado de kashrut?

Los medicamentos que no poseen un buen sabor no precisan certificación kasher. No obstante, por prescripción rabínica está prohibido ingerir un alimento prohibido que se ha estropeado, porque por el mero hecho de comerlo queda a las claras que el individuo no lo considera malogrado, y por ende, tiene prohibido consumirlo. Sin embargo, cuando el motivo de la ingestión es medicamentoso, no se considera al remedio como un alimento, y por lo mismo, no recae sobre éste ninguna prohibición.

No obstante, en el caso de las medicinas sabrosas, por ejemplo, los caramelos o dulces para disolver en la boca y los jarabes, o en el de las vitaminas que toman las personas sanas para reforzar su salud y son sabrosas, a priori requieren de una certificación de kashrut.

La responsabilidad por ello recae sobre los organismos sanitarios que deben nombrar a un experto que revise las medicinas que se les administra a las personas enfermas, y que los suplementos alimentarios destinados a mejorar la salud de las sanas sean extraídos a partir de componentes kasher. E incluso el consumidor debe preferir los medicamentos y las vitaminas que poseen certificación kasher.

Pero en caso de no hallarlos, se pueden consumir medicinas y vitaminas sabrosos sin certificación kasher, porque en la práctica, el componente central de todos estos productos no está compuesto de ingredientes no kasher y las dudas recaen únicamente respecto de los componentes adicionales.

Dado que se trata de un temor sumamente remoto que al consumidor le resulta prácticamente imposible de revisar, se debe proceder conforme a la opinión de la mayoría y autorizar al medicamento como kasher. Pero en el caso de las vitaminas o los suplementos alimentarios que suelen también consumirse por placer, y por cuya ingesta es necesario recitar la bendición del disfrute (birkat hanehenín), no se pueden ingerir sin certificación kasher.

En el caso de los escarbadientes y los lápices labiales, estos se permiten porque el temor a que se les hubiere mezclado un componente no kasher es sumamente remoto y resulta difícil de aclararlo, por lo que no cabe temer por ellos. Además, quienes los consumen no tienen la intención de degustar el sabor de estos productos. Quienes deseen proceder con excelencia, deberán preferir escarbadientes y lápices labiales sosos (carentes de sabor) o poseedores de certificación kasher.

09 – El alcohol y las bebidas espirituosas

Se puede extraer alcohol a partir de alimentos que contienen azúcar, transformándolos en líquidos (como en el caso del jugo de uva) y fermentándolos por medio de levaduras (hongos especiales) que transforman el azúcar en alcohol (etanol). A través del calentamiento de estos líquidos y la evaporación del alcohol, se puede destilar el etanol y aislarlo del fluido en el que previamente estaba mezclado.

En la práctica, si bien su sabor y su aroma difieren completamente de los del líquido del cual fue destilado, a los efectos de la halajá está consensuado que el estatus del alcohol se asemeja al del producto a partir del cual fue producido. Por lo tanto, un alcohol destilado a partir de un vino elaborado por gentiles y del cual se produjo una bebida tal como el brandy -está prohibido consumirlo (Responsa Rav Ytzjak bar Sheshet 255). Y un alcohol producido a partir de cereales fermentados como el whisky o la cerveza, es considerado jametz según la Torá.

Las bebidas espirituosas y el whisky

Así como todos los alimentos y las bebidas precisan certificación kasher, otro tanto ocurre con toda la gama de las bebidas alcohólicas. Sin embargo, en lo que respecta al whisky, dado que su procedimiento de elaboración a partir de cereales es muy conocido, muchas autoridades halájicas permitieron consumirlo sin certificación y así es como proceden muchas personas. Y si bien hay productores de esta bebida que acostumbran a añejarla en barriles de madera que fueron previamente usados con vino y por ende absorbieron sabor a vino elaborado por gentiles, por lo que el whisky podría impregnarse de ese sabor, dado que la cantidad del vino que sale de las paredes del barril no alcanza una proporción que pudiera influir en el gusto del whisky (notén ta’am), está permitido consumirlo. No obstante, esta autorización fue dada para el whisky auténtico y de alta calidad cuyas reglas de elaboración son bien conocidas y su omisión se considera un atentado contra el consumidor. Pero en el caso del whisky de baja calidad o al cual se le incorporaron sabores suplementarios u otras bebidas alcohólicas, no debe ser ingerido de no mediar certificación kasher por temor a que se le pudieran haber mezclado ingredientes prohibidos.

De igual manera, en diferentes lugares del mundo en los que se sabe que la cerveza u otras bebidas alcohólicas están producidas con ingredientes kasher, y acostumbran a cuidar y preservar la tradición de su elaboración y no mezclar en éstas ningún otro componente, los rabinos locales permiten beberlas sin que medie la certificación kasher.

Sin embargo, cuando no se tiene un conocimiento preciso en estas cuestiones, se debe regresar a la regla básica de no comer ningún alimento o ingerir bebida alguna que no tenga certificación kasher.

10 – La comercialización de alimentos prohibidos

Un judío tiene prohibido comercializar alimentos cuya ingestión está prohibida por la Torá como es el caso de las nevelot y las trefot, así como también carne de animales domésticos y salvajes que sean impuros, al igual que pescados impuros o sheratzim (animales rastreros de tierra o agua). No obstante, se permite comercializar alimentos cuya ingesta esté prohibida por prescripción rabínica, como es el caso de leche ordeñada por gentiles (jalav nojrí) y el de los alimentos que fueron cocinados por gentiles (bishulei goím). La excepción a esta regla es el sebo (jelev) de un animal puro, pues a pesar de que su consumo está prohibido por la Torá, está permitido comercializarlo, tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 7:24): “Empero, sebo de cadáver y sebo de animal devorado podrá ser usado para todo trabajo, pero no lo comeréis”. De esto resulta que la prohibición recae únicamente sobre la ingesta, pero se permite efectuar labores con este producto, y por ende, también se permite comercializarlo (Tratado de Pesajim 23(A), Rambám Hiljot Maajalot Asurim 8:16-18, Shulján Aruj 117:1).

Así como se prohíbe comercializar alimentos cuya ingestión está prohibida por la Torá, de igual manera se prohíbe criar animales impuros para alimentar a gentiles (Bait Jadash, Siftei Cohen 117:14). Asimismo, está prohibido tomarlos como prenda por un préstamo (Ramá ídem).

Sin embargo, si se faena un animal puro para comerlo y sucede que a la postre se obtiene una trefá o una nevelá, estará permitido venderlo, tal como fue dicho (Devarim-Deuteronomio 14:21): “No podréis comer ningún cadáver (de animal, referencia a ‘nevelá); al forastero que está en tus ciudades lo podrás dar y que lo coma, o venderlo al extranjero”. Asimismo, si a una persona le llegaren por casualidad animales impuros, por ejemplo, si extendiere su red de caza y entraren a ella animales impuros, estos podrán ser vendidos a un gentil con la mayor premura posible (Mishná Sheviít 7:3-4). Por su parte, el judío tendrá prohibido demorar la venta para esperar a que su precio suba (Ramá 117:1).

De igual forma, si un gentil le debiere dinero a un judío y le devolviere la deuda con alimentos prohibidos, en caso de que cupiera temer que de no aceptarlos la deuda no podrá ser cobrada, estará permitido recibirlos para salvar el capital y el judío deberá apresurarse a vendérselos a un gentil (Shulján Aruj y Ramá 117:1).

Se permite comercializar animales impuros que no están destinados a ser comidos, por ejemplo, caballos para montar, burros para llevar carga, perros para vigilar o para esparcimiento y peces impuros (de diferentes colores) con fines decorativos (Siftei Cohen 117:1).

11 – La carne artificial

En años recientes los científicos han conseguido desarrollar carne de manera artificial por medio de la duplicación de las células madre (células que no terminaron de clasificarse) que fueron extraídas del cuerpo de un animal. Si este desarrollo fuera exitoso y pudiera ser comercializado a gran escala, podrá generar una revolución en el mercado de la carne en el marco de la cual se dejarán de criar miles de millones de vacas y gallinas y cesará su faena, el precio de la carne descenderá y la contaminación producida por la cría de animales llegará a su fin.

Hay eminencias que sostienen que una carne de este tipo tiene el mismo estatus que la célula madre a partir de la cual se desarrolló, y, por lo tanto, si fuera extraída de un cerdo –la carne desarrollada tendrá el estatus halájico de ese animal. Si la célula fuera extraída de un animal doméstico o de un ave faenada según las indicaciones de la Torá, su estatus halájico será similar al de la carne kasher y estará permitido ingerirla, pero se prohibirá mezclarla con leche.

Por su parte, otras eminencias entienden que, dado que la primera célula es pequeñísima y carente de importancia, se anula en los miles de millones de células que se desarrollaron a partir de esta y a las que se las considera absolutamente como “algo nuevo” (panim jadashot), y por ende, aunque la primera célula fuera de cerdo, el producto final será kasher, y aunque fuera originada en un ternero, el alimento final tendrá estatus de «parve». Nos parece mejor la primera opinión, esto es, que la esencia del alimento la fija la primera célula que es aquella que le dio existencia.

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