01 – El efecto purificador de la inmersión ritual
La purificación tiene lugar por medio de la inmersión ritual en la mikve, y el precepto de la inmersión requiere que todo el cuerpo se sumerja en el agua, tal como fue dicho (Vaikrá-Levítico 15:16): “…habrá de lavar en el agua todo su cuerpo (verajatz bamaim et kol besaró)”. De la palabra “et” nuestros sabios aprendieron que es preciso sumergir la totalidad del cuerpo, incluido el cabello que está unido a este (Talmud Babilonio Tratado de Eruvín 4(B)). Si la mujer se sumergiere, pero dejare fuera del agua tan solo un dedo o tan solo un cabello, la inmersión no tendrá validez. De nada servirá que posteriormente sumerja el dedo o el cabello en cuestión, sino que deberá volver a realizar inmersión de la totalidad de su cuerpo incluida la parte que previamente quedare afuera.
Aunque hayan pasado ya muchos años desde que la mujer adquiriera la impureza, y desde entonces se ha lavado y bañado a diario en la ducha o en el baño de inmersión, mientras que no se sumerja en la mikve purificadora permanecerá en su estado de impureza y toda cercanía entre ella y su marido estará prohibida por la Torá (Rambám Hiljot Isurei Biá 4:3, Shulján Aruj Yoré Deá 197:1).
Tal como aprendimos (ver arriba 1:12) HaShem vivifica a todas Sus creaturas por medio de las aguas, por ello estas aluden a la benevolencia superior, y cuando las aguas se reúnen en una mikve expresan la idea de la unidad que se revela en la Congregación de Israel (Kneset Israel).
Resulta entonces que aquella mujer que se sumerge en el agua se incorpora ella misma a la benevolencia superior (jesed elión) y de esa forma queda incluida en la santidad de la Congregación de Israel, y en virtud de ello, al ascender del agua, es como si volviese a nacer y se torna purificada. Por lo tanto, resulta claro que solamente cuando la totalidad del cuerpo, incluido el cabello, se sumerge en el agua, el cuerpo absorbe y se incluye en su fuente vital y se renueva. La diferencia entre sumergir la totalidad del cuerpo y los cabellos en el agua y hacerlo cuando un dedo o un cabello quedan fuera del líquido elemento se asemeja a la diferencia entre un número finito y el infinito, por más elevado que sea el primero, la diferencia entre este y el infinito es abismal.
Además de que la totalidad del cuerpo y cabellos deben estar dentro del agua, es preciso que entre estos y el líquido elemento no haya nada que se interponga, por ejemplo, un pegamento o una masa que impidan que el agua entre en contacto directo con el cuerpo o el cabello. Cabe decir, que de esta halajá se puede inferir una idea espiritual y es la de que no alcanza con que la mujer se una de forma general con la fuente de su vida, sino que la conexión debe incluir la totalidad de sus cualidades, talentos y deseos sin que medie interposición alguna, de tal modo que todos estos elementos se conecten con la benevolencia superior (jesed elión) y se renueven. Por eso, la mujer debe sumergirse sin vestimentas y sin nada que se interponga entre ella y el agua, tal como se explicará a continuación.